CORRESPONDENCIA
Revisando
algunos correos de años pasados, hallé los comentarios de mi amigo el poeta
Víctor Vielma Molina sobre mis dos novelas del 2011, “Ratones desnudos” y “El año
de la lepra”, (http://bit.ly/2uxL6GC) publicadas en 2013 y me atreví a volver a publicar su
trabajo porque precisamente es Víctor Vielma el poeta que ha ofrecido el
discurso de orden y está presentado uno de sus libros de poesía en el Festival
de Poesía este año que tuvo lugar esta semana en Maracaibo. En esta oportunidad
quisiera atreverme a airear el análisis que el Lic. Roberto Simancas hiciera de
uno de mis relatos “Las Ordalías”
( http://bit.ly/1GuvbVJ ) aparecido en “Doce relatos siniestros”, un librito
poco divulgado que recientemente revisara mi amigo Moisés Flores en el Museo
Luis Chacón de Maracaibo. Aquí va el interesante análisis del Lic Simancas y
luego parte de mi respuesta a su correspondencia.
Las ORDALÌAS de JORGE GARCÌA
TAMAYO
Cuento difícil. Busco el significado de Ordalía y se
refiere a los juicios de consciencia y cosas parecidas, que la iglesia de
varios países efectuaba a los creyentes como para eximir la fe. Llama la
atención que haya sido la
Europa Oriental, donde por último esta práctica se deja.
Pluma marabina en la mano del médico y científico de la salud. Jorge García
Tamayo.
La ubicación espacial del cuento se hace cuesta
arriba. Al comienzo creemos estar en la España clerical con sus curas rechonchos y
lujuriosos, atizando con la fe; mientras la negrada bambolea su figura. De
pronto al mismo comienzo y al final, todo se confunde, me imagino que ex
profeso; pues aquí el animal marino, de tamaño descomunal: la Orca, aparece y reaparece,
como cerrando final. El deleite con el lenguaje literario aflora en imágenes
como piedras porosas del campanario. Nos adentramos a una Europa, América o
África tomada por el mito cristiano. El poder clerical azotando con sus
demonios, muy bien digerido por el obeso prior; quien representa más que el
bien, el mal hecho poder en medio de unos borregos e indiferentes. El
escenario, al menos a mí, me remite a esas asadas de vikingos o la pandilla
Robin Hood, después de los combates; petrificados de miedo, que comienza a
apoderarse de los presentes. Más que un mundo de inquisición, el monasterio lo
habita el miedo en la figura alienante y alienada del prior; más el miedo a
perder el poder.
Se nota un manejo de calidad de esos tiempos,
reconozco que tuve que apelar por el diccionario en palabras como prebendarlos,
refectorio, escanciar, muaré, entre otros; que le dan vida a la descripción
sicológica y espacial de personajes y ambiente. El deleite con el lenguaje
literario aflora en imágenes como piedras porosas del campanario. Buen adjetivo
para calificar el pompi de las negras, buscando referencia en calipedia: Nalgas
calipígicas. La expresión de viejo bergante es de calidad. En un primer momento
nos remite a barco negrero, comandado por el esclavista vía a Europa o la América; para luego
precisar el significado como el viejo pícaro, precisamente el truhán, el sin
escrúpulo, que debe ser todo traficante de humanos. Celebro la imagen encrespando
el incienso de los aquelarres. La traslación del significado de esculcar
está bien lograda. Imaginar los glotones curas espiando el interior de los
cabritos, atiborrados de aceitunas y demás especies, queda como muy buena
imagen. Aplaudo la imagen de ojos basilisco, que busca retratar la mirada de
diablo y de muerte de los negros en la mente del prior.
El poder político, en este caso fusión con lo
clerical, no puede con el deseo. Existe un poder cotidiano que trastoca esa
metafísica que aún persiste, que quiere hacernos creer que ante el poder nada
se puede; en el personaje, ejemplo de aberración de una creencia, se desnuda el
hombre que languidece por los pompis y tetas de negras y mulatas; más
sigue conjurándose, azotándolas. Bien
trabajada la idea del azor, pues, evidentemente el esclavo en su mente
imaginamos que quería ser un ave, un ser volante por los cielos; para no caer
en manos del esclavista, el negrero. Pero si mal no entiendo cuando se habla de
altanares, estos me remiten a los halcones, símbolo del poder imperial que son
confiscados; es decir, el negro queriéndose convertir en un azor, finaliza
atrapado por un halcón, el mismo que se le confisca.
El sabath, entendido como el séptimo día coincide con
las siete bestias que asoman en el mar, premio ansiado por el prior. Observo
una recurrencia por lo mágico-esotérico, juego con lo mítico para deleite o
bien manera de perdernos en lo arcaico humano; día que contrasta con los
nombres africanos de los negros implorando en el sufrimiento por sus tierras y
dioses, sólo llevado a cuesta en el cumbè, de donde después con el tiempo
saldría la cumbiamba, el baile cadencioso y lento de la negrada, que puebla
ciudades como Barranquilla y Cartagena. Como antiguo creyente
y después observador de la farsa estructura eclesiástica, veo que la
descripción de los personajes que pueblan el convento es muy cercana a la
realidad, el caso de los monaguillos asemejándose con sus cachetes cual sapos y
los sacristanes, amigos hasta el cansancio de manuela; coincide con el adjetivo
de pajizos, por sus anemias endémicas al calor del vicio… solitario.
Existe toda una literatura, que ya forma parte del
subconsciente colectivo mundial, de asociar la negritud con el diablo y cosas
parecidas. El mismo Cumboto de Díaz Sánchez se recrea en lo mismo; cuando
sabemos que esa negritud era, por ejemplo, la que en el viejo catre le
practicaba la fellatio al señor amo; que su esposa, anclada en la asepsia lo
descodificaba como pecado sumo; o bien la niña de la hacienda suspirando por el
músculo del negro fornido ante el romanticismo decadente de su novio venido de
Europa; en sí, mucho de mito, al punto que se asocia por esas generalizaciones,
la mayoría de las veces falsas, que los negros tienen un falo descomunal y las
negras un trasero de batea; que son sexualmente inconmensurables y cosas por el
estilo; en tanto que la realidad nos dice que son otro humano cualquiera, con
la desventaja que en el proceso histórico fueron en la mayoría los negros los
esclavos; pues, también hubo esclavos blancos y no decir de indio, los sin
dioses.
Vientos de galerna me sirve para ubicar
definitivamente el cuento, refiere a los vientos de mar cantábrico; entonces
estamos en la
Cantabria Española, donde es famoso el Monasterio de
Santillana y donde nació por allá en el siglo VIII d.c. el beato Lièbano, autor
de Comentario al Apocalipsis. He allí la figura trasmutada del prior de la
abadía. No por casualidad en un ambiente de esclavitud y fanatismo ideológico
con suma alineación de la fe, se ubica la acción. La actual Cantábrica Española
sufrió los embates de la esclavitud romana, luego vikinga, más adelante
musulmana; fue punto para la reconquista por los cristianos; y en ese mismo
hilo, hijos de su tierras fueron Juan de la Cosa, quien elabora el primer mapamundi y el
arquitecto Camargo, arquitecto diseñador del monasterio del Escorial en Madrid;
para rematar allí se encuentra la cueva de Altamira. Encuentro otro asidero
para decir que el cuento tomó como referencia España, pues, lebrel es un tipo
de perro catalán.
Muy buena descripción del despertar del deseo en los
superiores de la orden, quienes creen ver el demonio convertido en mujer,
orgasmando con ellos en sus mentes; deseo hecho baba seminal,
que traspasa la vestimenta de los clérigos, y nos acerca a comprender
quién es verdaderamente el ruidoso tam tam: ni más ni menos que el deseo
solapado, queriendo esconderle entre sermones y cruces; pero que en el arrebato
de las emociones humanas, en la entrega amorosa de los negros en cayapa,
finalizaba por devorar a los glotones hombres de fe…
Pienso que es un cuento muy muy bueno aunque difícil.
El ambiente y los personajes no lo hacen digerible para el común lector;
incluso para quienes tenemos cierto coqueteo con la literatura. Observo como
novedoso ese tratamiento diferente que el galeno le da a la negritud; sin ese
adocenamiento que caracteriza a muchos escritores que asumen la negritud para
deleitarse en sus miedos y demás resabidos de racismo. La trama está bien
estructurada, creo no equivocarme que García Tamayo tomó la Cantabria Española
para recrearse, como ya le apunté en supra comentarios. Veo también novedoso el
uso del castellano antiguo, que bien está trabajado para darle una ambientación
más real al cuento. En conclusión un buen cuento que se adentra en el comienzo
en lo mágico, nos recrea en el trayecto por lo bien concreto de la esclavitud
de los negros, el poder de la sotana, la liberación por el encanto de la
ternura y los cuerpos desinhibidos de negros y mulatas; que demuestra cómo el
poder coercitivo jamás cede en sus pretensiones de perpetuarse, caso del prior,
quien en vez de lanzarse al aquelarre amoroso de los negros, sigue maldiciendo
con sus gritos solitarios, de quien le huyo al deleite de los sentidos y la
carne.
García Tamayo un desconocido en su tierra zuliana.
Hombre con una trayectoria y méritos en su profesión de galeno y científico en
el área de la anatomía patológica. Ganador de premios nacionales de literatura,
como José David Curiel y José Ramón Pocaterra, sigue escribiendo en solitario,
no haciendo alarde de su superioridad ante tanto mediocre premiada sobre todo
en ámbito regional zuliano. Adentrémonos en sus libros: Escribir en La Habana,
Entropía Tropical, La
Anatomía y el País y Para Subir al Cielo, entre otras y por venir
y de seguro llegaremos a la conclusión que el Zulia al fin tiene un novelista
con mayúscula.
RESPUESTA A
MI AMIGO
Al Lic
Roberto Simancas
Me parece interesante tu análisis, con algunos acertados comentarios
sobre ciertos detalles puntuales, otros que se sienten indagadores de la
psiquis y hasta del subconsciente del escritor, y me parecen francamente erráticos,
y esto se debe, se produce, creo, porque tal vez es posible hacer estos
análisis si quien escribió el relato o el cuento analizado, lo hizo con un fin
determinado, para inducir ideas, o guiar pensamientos, para señalar caminos… Afortunadamente,
casi nunca es así, no debe ser así, y en el caso que nos ocupa, pues,
sencillamente no es así. Tal vez si conoces la historia personal del escritor, puedas
atreverte a discurrir haciendo análisis como los que haces con “Las Ordalías”…
Como ejercicio lúdico, el análisis así conducido está bien, pero al hacerlo de
otro modo, te puedes equivocar de medio a medio, sobre todo si quien escribió
el relato lo hizo tan solo por el placer de escribir, no para sufrir, ni para
introducir meta mensajes en el texto… Quizá es por esa idea descifradora que te
puedes inventar laberintos e ideas equivocadas donde solo hay palabras
utilizando nuestro muy rico idioma sin querer caer en una erudición exagerada (ya
te decía en “Taller de Narrativa” sin querer ser “erudito en exceso” cual
Fernando Del Paso en Palinuro ni como nuestro Denzyl), sencillamente adecuando
el lenguaje al momento, a la situación, para mi, frente al mar Caribe,
tal vez en un sitio como Cartagena de Indias… Voy a remitirte a Germán
Espinoza, un escritor colombiano de quien hace muchos años leí una novela “Los
cortejos del Diablo” sobre la inquisición en Cartagena “El personaje histórico debe conservar las
líneas de su carácter, pero, cuando se escribe novela histórica, lo que se
persigue no es la verdad del historiador (fundada en documentos oficiales
acomodados). El novelista puede explayarse en su fantasía. Y creo que muchas
veces está más cerca de la verdad o de lo que debió ser, que el historiador. La
función de la novela histórica es buscar una verdad más profunda y puede,
explicar mejor muchas cosas. El novelista es soberano. En 'Los cortejos del
diablo' El inquisidor Juan de Mañozga, personaje histórico, es un hombre lleno
de soberbia, que aspiraba a ser Papa. En 'Los cortejos del diablo', Mañozga se
niega a aceptar su decadencia."Para este personaje me basé en un español
que conocía, muy anciano, abatido pero con arrestos para demostrar juventud y
poder. Así como se expresa Mañozga, hablaba él. Por otra parte, tomé como
modelo a un hombre con una soberbia enorme como el maestro León de Greiff.
Cuando pensé en hacer una novela sobre La Inquisición en
Cartagena, di con el Inquisidor de la época y dije este es el personaje para
darle esa personalidad”.
A pesar de
que hacía muchos años que la leí y no he vuelto a leerla, recuerdo que aquella
novela destacaba en medio del horror descrito por la musicalidad de un relato
fundamentalmente barroco. De ella dijo el autor…"Se me imponía por eso. Muchos comentaristas me han dicho que
es una novela muy oscura. Y la verdad es que fue escrita de noche, oyendo
música de Beethoven, Mozart y Brahms".
Creo que esos
recuerdos influyeron en mí cuando escribí “Las Ordalías”, como algunas veces se
me atraviesan escenas de películas en mis relatos, o en las novelas (vg. En
“Escribir en La Habana”,
puedes leer el prólogo de Ildemaro Torres donde señala mi amor por el cine),
siempre fui muy cinéfilo y por darte un ejemplo, “El séptimo sello” de Bergman
está en muchas cosas de las que he narrado…
A propósito de algunas de las palabras que me preguntas, como kukurbata, la use para
referirme a la curbata, que es
un tambor pequeño que se coloca parado sobre sus "patas"; es de la
etnia africana dahomeyana y se percute con dos palos, así mientras “la curbata” va marcando los tiempos
en forma acentuada, la “mina” va
improvisando frases rítmicas entre golpe y golpe. El mina es un tambor africano
que se toca en las fiestas de San Juan del mes de Junio en Venezuela. El mina
es un tambor largo hecho de un tronco de árbol cilíndrico que se coloca
inclinado sobre dos palos cruzados y amarrados que sirven como soporte. “Barlovento”
de Eduardo Serrano fue compuesta en 1936 y dice inolvidablemente “que se van de fiesta, su cintura prieta
y al son de la curbeta y el taqui-taqui de la mina”.
Por último conviene recordar que La Ordalía fue como dices,
una “prueba
que se usó mucho en Europa con las personas acusadas de brujería, pero en todas
las civilizaciones, las ordalías tuvieron un origen mágico y estaban encargadas
a los sacerdotes, como comunicadores escogidos entre el hombre y la divinidad.
Cuando la Iglesia
asumió junto a su poder espiritual parcelas del poder temporal, tuvo que pechar
con la responsabilidad de una costumbre que era difícil de hacer desaparecer
rápidamente, y no pudiendo prohibirla bruscamente se esforzó en modificar su
uso para hacerle perder el aspecto mágico que la Iglesia consideraba
demasiado vecino a la brujería. El denominado Santo Oficio de la Inquisición fue creado
por el Papa Gregorio IX en el año de 1233, extendiendo su acción a toda la
cristiandad Europea. Hacia el año 1480, los Reyes Católicos de España
establecieron la
Inquisición en todo el reino, para utilizarla como uno de los
instrumentos en su estrategia para la unificación religiosa y política de la
nación. El tribunal de la
Inquisición de Cartagena fue establecido en 1610.
Finalmente debo decirte que precisamente fue por mi
consubstanciación con lo africano, y con el sincretismo religioso que se puede
percibir en “Escribir en La
Habana”, con la defensa de la negritud y de esos verdaderos
hijos sufridos de la revolución cubana, los mismos habitantes de las cumbes en
la novela primigenia de Carpentier “Ecue Yambao”, una de las razones por las
que como escritor recibiera en 1994 el premio José Rafael Pocaterra mención Narrativa,
pero además me ha tocado vivir fuera de Maracaibo, en el centro y el oriente
del país y desde compenetrarme con Acosta Sainges hasta disfrutar de los
tambores de San Juan en Barlovento o en otros pueblos venezolanos, conozco algo
sobre nuestra negritud. Esto lo digo a título personal. Te aclaro estas ideas
por que posiblemente no tienes una clara idea de lo que realmente pienso ni
siento sobre ciertos temas, porque sencillamente no hemos tenido la oportunidad
de conversarlos… Te sugiero leer de “Escribir en La Habana” la páginas final de
la 31 y 32 y parte de la 33, las ideas están fáciles, accesibles, y puede
que me comprendas e inerpretes como alguien diferente…
Para finalizar creo que sobre la afirmación que haces: “La literatura es cuento, la ficción una
evasión”, otro día podemos conversar sobre esto, pues, no me parece
acertada la visión que tienes. En particular pienso que sin la ficción, la
literatura puede ser historia, o sucesos, o llegar a ser como decía Lavoe, un
periódico de ayer, y entonces, ¿para qué leer? La imaginación del escritor es
la que hace la diferencia.
Un saludo, mañana martes es 22 y si vamos a tener una
reunión, espero saber la hora y me imagino que el sitio será la Librería del Sur… Espero
confirmación, pues había entendido que nos reuniríamos los miércoles o los
jueves…
Avísame.
Jorge García Tamayo
…………………………..
Maracaibo 14 de
julio 2018
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