sábado, 16 de junio de 2018

La bala de plata




Publicado el 16 junio, 2018 por  Pablo A. García Escorihuela
Lionel Messi jugará su cuarto Mundial, y tal vez, el reto más complicado que le ha tocado alguna vez con Argentina. Pero, a diferencia de otras veces, al rosarino no se le ve el rostro amarrado en medio de la tensión permanente que supone la comparación constante con Maradona, Cristiano Ronaldo, y la expectativa perenne sobre sus habilidades con la camiseta celeste y blanca.

A Lionel Messi no le quedan muchas más balas en la recamara. Esta, y una más, quizás. Pero algo en él ha cambiado. Y no sólo físicamente. Esta vez, con Barcelona, se cuidó al extremo. Aprovechó que el club catalán caminó La Liga para ganarla anticipadamente, y comenzó a administrarse pensando en un objetivo: Rendir al máximo en Rusia.                                                                                                                                                                                 No le fue nada sencillo llegar hasta aquí. Una eliminatoria brava, en la que tuvo que arrear de la selección albiceleste en Quito para lograr el boleto en la última fecha del torneo, sin contar las dos derrotas en las finales de América consecutivas… Cuatro años muy intensos, que hicieron crecer al rosarino.                                                                                                     Ymucho.                                                                                                                                            Se nota en la forma en la que se está tomando el Mundial. Al menos, al llegar a Moscú, antes del primer partido de Argentina, era el único que estaba sonriente, que se atrevió a acercase a su afición. Es posible que haya aprendido a manejar mejor tanta presión. Su vida no ha sido normal. Los ojos de todos están sobre él desde que tiene 17 años. Cosas de prodigios. Cuando se es un aventajado, se pierden unas cosas, y se ganan otras.
“En ese momento, bajarás del autobús y los verás a ellos. Si, son rostros, los mismos que se confunden día a día cuando estás en el medio de la alfombra verde esa por la que te matabas para jugar desde chico. Recordarás que había días en los que no los querías ni ver… ¿Cómo se les ocurrió llamarte pecho frío? ¿Será que no se fijan que a nadie le dolió tanto como a vos, tirar ese penalti por arriba en Nueva York? ¿O que te fallaran las piernas en el Maracaná? ¿O aquella noche de Santiago? Algo has aprendido… Míralos… Ninguno de tus compañeros se les va a acercar. Y vos debés ir ahí, y dar el ejemplo. Sí, es cierto, hay días en los que no provoca nada. Qué no, qué no eres extraterrestre como dicen. Que tu reino no es reino, que sólo te divertís con la pelotita en Barcelona cómo lo hacías cuando eras un pibito, pero cuando vas con tus colores, la cosa cambia. Te aprieta todo. Te da ansiedad. ¿Te acordás cuando vomitaste en 2010? ¿Cómo olvidar las mariposas en la panza antes de saltar a la cancha contra Serbia en 2006? Pero eran otros tiempos. Ahora, más tranquilo con tu cabeza, habrás entendido que esto también tiene que divertirte. ¿De verdad quisiste dejarlo en 2016? Provocaba, ¿no? Mandarlo todo a la mierda… Pero… ¿Y cómo perderse esta fiesta? Míralos, Lio… Te gritan, te piden una foto, un autógrafo, vamos, acerquémonos; ¿Total? Ya ninguno viene detrás en el bus”. 

Como pocas veces, el rosarino tuvo un año particularmente suave. No en la exigencia, porque con el Barsa volvió a destacarse en un nivel superlativo, aunque, considerando la ventaja que sacaron en la liga, pudo administrarse mejor físicamente. Para nadie es un secreto. Messi siente una obligación consigo mismo, pero esta vez, no se estresa, no le preocupa. Hasta cierto punto, es una presión que parece divertirle. También es de genios saber convivir con la exigencia de todo un país, que le reclama todavía lo que él tampoco le ha podido dar.  Y más aún, cuando en esa competencia entre animales competitivos, bestias del deporte de alto rendimiento, Cristiano Ronaldo ya mostró sus cartas.

Kun pasó de largo, Masche también. Has cambiado, Lio. Antes, te habría matado la timidez. ¿Acercarte para tomarte una foto con un extraño, que dice que te ama? ¡Eso es de locos! ¡Ni en pedo! Ahora, sabés que como capitán te toca meterle el pecho, y te digo, a vos empieza a divertirte un poco esto. El cariño de la gente. Este pelado que te dice dos pavadas te saca una sonrisa, pero ya, no mucho más, hay que volver a la concentración. Además, queremos ver a España… Y a Portugal… Si… Y a Ronaldo también. Vamos, a vos siempre te divirtió su competencia, y su competitividad extrema, casi enfermiza. Pero sabés que te cargan, y te van a seguir cargando, porque él ya ganó con su selección. Y vos, nada. A no, eso no, que no te cambie la cara. Lo verás a Mascherano al volver al lobby del hotel en Moscú, le dirás dos cosas, y seguirás de largo. Verás a Ronaldo anotar tres veces. Hijo de p… Qué pedazo de gol se mandó en el último suspiro del partido. Ni la estirada de Sergi (Busquets) en la barrera sirvió para desviar el remate. Te está retando. Lo sabés. Así como también sabés qué si le dejás a la competencia que te coma la cabeza, todo se vuelve nada. Te tenés que divertir”. 

Para Messi es ahora o nunca, pero pareciera tomarse la vida con calma. Finalmente. El dolor que le produjeron los últimos cuatro años vestido de celeste y blanco, con tres finales perdidas y tantos reclamos, parecieran haberle dado algo más de esa “confianza” que se necesita para reclamar su espacio en el Olimpo.

“Que los islandeses son vikingos y grandotes, pues vos usas barba como ellos y sos más rápido y los pasás a todos. ¿Que se cerrarán y no te dejarán espacios, y que a Di María le tocará partirse el lomo para poder ayudarte? Sí. Es verdad. Como también que al chico Maxi (Meza), le tocará lo mismo. Ojalá todo camine bien con Tagliafico por la izquierda como contra Haití ¡La concha de la lora! No podés comparar a Haití con Islandia. Son islas, pero hasta ahí. Si, reíte, tomálo a joda. Que esto es un juego. Y que eso era lo que no entendíamos hace cuatro años, o hace tres, o hace dos, cuando la presión nos volvía trizas los nervios, cuando atacaba la ansiedad, cuando te llamaban perro, por no querer ni mirar a la gente… Pero es que algo ha cambiado en ti, Lio. Sabés que no tenés muchas más balas en la recamara. Que te queda esta, y tal vez la de Qatar, ¿Llegaré a Qatar con 34? Sí, es posible… O quizás se termina esta y ya, no más, te quedás con Anto y los pibitos en la casa en Barcelona… No creo. No lo sabemos. Sólo sabés que te llegó la hora, Lio… Es la bala de plata en la recamara de tu zurda, para exorcizar a los demonios derrotistas de siempre”.

https://paseencorto.wordpress.com/2018/06/16/la-bala-de-plata/@PabloAGarciaE (en tweeter)
Maracaibo 17 de junio 2018

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