DEFENDER AL REBELDE |
Carlos
Queiroz llegó al Real Madrid para ser su DT en 2003, después de pasar
varios años aprendiendo de Alex Ferguson, y con la incómoda misión de
reemplazar a Vicente Del Bosque, quien había enamorado al madridismo con
sus formas respetuosas y sus títulos. Tuvo un solo pedido para la
directiva que nunca le cumplieron: Fernando Hierro
Pablo A. García Escorihuela
Aquella
noche del 23 de junio de 2003 siempre será recordada por Fernando
Hierro. Aquel día se rompió una relación de años, un amor que parecía
eterno, y que sintió desmoronarse tras los sucesos de esa noche.
Real
Madrid venía de levantar una liga increíble. Después de sufrir en los
primeros tramos del campeonato, el equipo de Vicente Del Bosque remontó
una dura cuesta y terminó alzando el trofeo como campeón en la jornada
final, en un desenlace infartante. El equipo de los galácticos, que ya
tenía a Figo, Zidane y Ronaldo, veía a Raúl y Hierro como sus
principales referencias.
Pero
la decepción de Florentino Pérez, presidente del conjunto merengue, era
enorme. Para él, ganar La Liga no era suficiente, y más habiéndose
gastado casi 60 millones de euros en contratar al goleador del Mundial
2002, Ronaldo, y teniendo enfrente el desembolso de otros 55 millones
para sacarle al Manchester United a la máquina de mercadotécnica más
perfecta del fútbol en aquel tiempo: David Beckham. Era la Champions o
nada.
Alguien
debía pagar los platos rotos. Aquella noche, en la cena de celebración
del equipo en el Mesón Txistu de Madrid, no sólo se comió carne y se
tomó vino. Esa noche, Jorge Valdano, quien fungía como director
deportivo del club, tuvo la incomoda y poco sutil tarea de hablar con
Del Bosque para decirle que no seguiría, que en su lugar llegaría el
portugués Carlos Queiroz, asistente de Alex Ferguson en el Manchester
United, representado por Jorge Mendes, quien ya desde aquellos días
hacía suculentos negocios con los blancos.
El
argumento para decirle a Del Bosque y a la opinión pública de la
decisión del club, era tan simple como futil: “Necesitamos un entrenador
ajustado a los tiempos modernos”. Fernando Hierro vio ofendido todo el
movimiento, y no aguantó mucho más. Lo conversó con Raúl, a quien
convenció de quedarse en el Santiago Bernabéu, pero el malagueño, no
deseaba lo mismo para él.
Fue
a la mesa de Valdano, y encendió la mecha de una relación que se rompió
por muchos años: “Si Del Bosque se va, yo me voy también. Me retiro del
fútbol”, dijo. Fue a dar a Qatar, antes de rubricar su despedida, dos
años más tarde, en el Bolton Wanderers de Inglaterra.
Sin
embargo, Valdano le pidió calma, que se lo pensara bien. Que no
decidiera en caliente. Hierro era un hervidero en aquel momento, no
podía respetar las formas de Florentino, y esto, contrastaba con los
planes que ya tenía para él su nuevo técnico.
“Yo
lo defendí”, dijo Carlos Queiroz hace poco al diario Marca. “Yo quería
que Hierro se quedara en el vestuario, porque sabía de lo importante que
era para el club, para el plantel, y valoraba muchísimo sus capacidades
como jugador. Creo que tenía mucho para darnos. Y en algún momento se
lo llegue a decir, ya varios años más tarde”, explicó el portugués, hoy
técnico de la selección de Irán.
Hierro
sólo volvió al Madrid 12 años después, nuevamente con Pérez como
presidente, para vivir algo similar con la salida de Carlo Ancelotti.
Era, junto a Zinedine Zidane, parte del grupo de asistentes técnicos del
italiano, al que Pérez, en sus curiosas formas regidas desde el ego,
echó después de que no pudo ganar nada en 2015, cuando en el 14 había
logrado la primera Champions League para el Real Madrid, desde aquella
de 2002 con Del Bosque (quien, por cierto, tuvo una revancha sublime al
titularse en 2010 como campeón del Mundo con España).
De
ahí fue a dar a la Real Federación Española de Fútbol, y por esas cosas
de los manejos de Florentino y sus devaneos con los técnicos, Hierro es
hoy el técnico de España.
“Será
un gusto enfrentarle. La decisión que tomó habla mucho de lo que él es.
Un caballero. Y creo, que no hay mejor técnico en este momento,
moralmente hablando, que él, para reunificar a una España fracturada”,
dijo Queiroz, quien en su momento defendió al rebelde a capa y espada.
Hoy lo tendrá en el banquillo de enfrente, y con España necesitando
ganar para seguir viva dentro del Mundial.
Maracibo 21 de junio de 2018
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