lunes, 28 de agosto de 2023

El ornitorrinco


Hay un mamífero semiacuático del orden de los monotremas, que es insectívoro, tiene su cabeza pequeña, el hocico afilado con una lengua muy larga y extensible; tiene el cuello, la cola y sus patas muy cortas con dedos provistos de uñas fuertes para cavar y el cuerpo está cubierto de pelos entre los que salen púas en el dorso y los costados semejantes a los de un erizo.

Cuando los naturalistas europeos encontraron por primera vez a este curioso animal, -“un mamífero ponedor de huevos, venenoso, con hocico en forma de pico de pato, cola de castor y patas de nutria”- llegaría incluso a ser considerado por algunos como una falsificación (fake animal dijeron). Hasta principios del siglo XX se cazaba por su piel, pero actualmente está protegido en todo su ámbito de distribución. Hoy día, este animal es reconocible e icónico de Australia; ha aparecido como mascota en acontecimientos nacionales y aparece al dorso de la moneda australiana de 20 céntimos. Es el emblema animal del estado de Nueva Gales del Sur.

Este equidna de hocico corto (equidna autraliano) es el Tachyglossus aculeatus, una de las cuatro especies vivas de equidna (Tachyglossidae) y la única del género Tachyglossus. Es una especie que con su corto hocico se alimenta de termitas y de hormigas; vive en Australia, donde es el mamífero nativo más extendido, y en regiones costeras y tierras altas del suroeste de Nueva Guinea, donde se le conoce como mungwe en las lenguas dadibi y chimbu. Es uno de los pocos mamíferos venenosos ya que los machos tienen un espolón en las patas posteriores que libera un veneno capaz de producir un dolor intenso a los humanos.
Es una de las cinco especies -junto con las cuatro de equidna- que perviven en el grupo que reúne a los únicos mamíferos actuales que ponen huevos en lugar de dar a luz crías vivas. No está amenazado de extinción, pero actividades humanas como la caza, la destrucción de su hábitat y la introducción de especies depredadoras, parasitas extranjeras han reducido la distribución del equidna de hocico corto en Australia. Es el único representante vivo de la familia Ornithorhynchidae y del género Ornithorhynchus, mejor conocida como el Ornitorrinco (Ornithorhynchus anatinus).

En 1800 fue descrito de manera independiente por Johann Blumenbach, como Ornithorhynchus paradoxus y posteriormente se le reconoció oficialmente como Ornithorhynchus anatinus, nombre científico que se forma con Ornithorhynchus, derivado de la palabra griega ornithorhynkhos (pájaro y pico); y anatinus, que en latín significa “semejante a un pato”. El nombre común en español proviene también del griego ornithorhynkhos. ​

En 1943 David Fleay, en Victoria, consiguió el primer nacimiento con éxito de un ornitorrinco en cautividad. En el parque faunístico Healesville se volvió a tener éxito en 1998 y de nuevo en 1999 con un tanque con un riachuelo similar al montado en los años 1940. El zoo de Taronga de Sídney consiguió el nacimiento de gemelos en 2003, y hubo un nuevo nacimiento con éxito en 2006.

Científicos de la Universidad Deakin en Australia, creen que los ornitorrincos pueden ser útiles para la medicina humana debido a que su leche contiene una proteína antibacteriana que podría desarrollar antibióticos resistentes a las superbacterias. Además, su veneno puede ayudar a combatir la diabetes tipo 2. Los ornitorrincos padecen generalmente de pocas enfermedades en estado salvaje; en Tasmania existe una enfermedad causada por el hongo Mucor amphibiorum. La “mucormicosis” solo afecta a los ornitorrincos de Tasmania, y afortunadamente no ha sido observada en el resto del continente australiano.

Aunque tanto los machos como las hembras nacen con espolones en el tobillo, solo los del macho liberan un veneno, compuesto por proteínas similares a defensinas (DLP), tres de ellas son únicas en el ornitorrinco. Las defensinas son producidas por su sistema inmunitario y el veneno es potente y capaz de matar animales pequeños. El veneno se produce en las glándulas crurales del macho, unas glándulas en forma de riñón conectadas al espolón calcáneo de ambas patas posteriores a través de un conducto de paredes delgadas (ver). El veneno no es letal para los humanos, aunque tras una picadura pronto aparece un edema alrededor de la herida que se extiende gradualmente por el miembro afectado y causa un dolor tan intenso que ni siquiera puede ser calmado con morfina.

A diferencia del pico de las aves, en el que las partes superior e inferior se separan para revelar la boca, el hocico del ornitorrinco es un órgano sensorial con la boca en la parte inferior. Los orificios nasales están situados en la superficie dorsal del hocico, mientras que los ojos y las orejas se encuentran en un surco situado justo detrás del hocico; este surco se cierra cuando el animal nada.

Los ornitorrincos tienen aproximadamente la mitad de receptores olfativos que la mayoría de los mamíferos, sin embargo cuentan con la habilidad de oler bajo el agua, adaptación valiosa durante su búsqueda subacuática de alimento. Los investigadores piensan que esta habilidad puede haberse ganado cuando el linaje de los ornitorrincos experimentó una expansión en los genes que codifican para cierto receptor de olor que en la morfología de los vertebrados, se conoce como receptor vomeronasal. Son neuronas que recibe los compuestos químicos ("olores") y se estimulan acorde a ellos a través del órgano vomeronasal, también llamado órgano de Jacobson.

La mayoría de animales con órgano vomeronasal lo utilizan para la detección de feromonas a pesar de que algunas feromonas son detectadas por el órgano del olfato. Las serpientes lo usan para oler presas, sacando la lengua y atrayendo partículas a la abertura del órgano en el paladar. Algunos animales, incluyendo cetáceos, algunos murciélagos y simios poseen órgano vomeronasal y hay científicos quienes consideran que en los humanos adultos no existe conexión entre el órgano y el cerebro. Sin embargo, existen evidencias de que el órgano vomeronasal no se atrofia y permanece funcional durante toda la vida de una persona.

Las hembras tienen un par de ovarios, pero solo el izquierdo es funcional. Ponen entre uno y tres (generalmente dos) huevos pequeños y coriáceos (parecidos a los de los reptiles), que miden unos 11 mm de diámetro y son un poco más redondeados que los de las aves. a diferencia de los huevos de gallina, que pasan un día en el tracto y tres semanas en el exterior). Los huevos se desarrollan en el útero durante unos 28 días, con solo unos 10 días de incubación externa; tras la puesta de estos huevos pegajosos y de cáscara fina, la hembra se acurruca a su alrededor sosteniéndolos contra su vientre con la cola.
El período de incubación se divide en tres partes. En la primera el embrión carece de órganos funcionales y se mantiene gracias al saco de vitelo. El vitelo lo absorbe la cría en desarrollo; durante la segunda se desarrollan los dedos, y en la última aparece el “diente de huevo”. Los recién nacidos, vulnerables, ciegos y sin pelo, son alimentados con la leche de la madre que posee glándulas mamarias, pero carece de pezones y la leche se libera a través de los poros de la piel. La hembra tiene unos surcos en el abdomen que forman balsas de leche que permiten a las crías lamerla y las crías son “amamantadas” durante tres o cuatro meses. Con todos estos detalles sobre estas famosas criaturas, doy por finalizada esta aventura australiana!

Maracaibo, lunes 28 de agosto del año 2023

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