Los didelfimorfos (Didelphimorphia), zarigüeyas, tacuacines, raposas, calatrupas, carachupas, tlacuaches, chuchas, faras, zorras
pelonas, zorras rabipeladas, chichicoalastos, o zarzaparrillas son un orden de mamíferos marsupiales que agrupa a la
mayor parte de los que pueblan en la actualidad el continente americano, que incluye 92 especies vivas, todas en la familia Didelphidae.
1-En la Argentina: les dicen “comadrejas” (un término
equívoco, ya que las comadrejas son otros mamíferos placentarios)
y también les dicen “mykurẽ” en el guaraní hablado en zonas del nordeste argentino. 2-En Bolivia: son las “carachupas”,
equivocadamente igual les dicen “comadrejas”.3- En Colombia: se
llaman zarigüeyas, faras, faros, runchos, raposas,
chuchas o zorrochuchos. 4-En Costa Rica, Panamá, Nicaragua y
algunas partes de México (como Yucatán): son
zorros
o zorras.
5- En Chile: llacas, kunguumas, comadrejitas.
6- En Ecuador: raposas, o huanchacas.
7- En El Salvador: tacuazines o guasalos.
8- En España y Guinea Ecuatorial: zarigüeyas.
9-En Guatemala: tacuacines. 10-En
Honduras: tacuazines o guasalos.
11- En México: tlacuaches o tacuaches.
12- En Nicaragua:
zorros de
cola pelada. 13- En Paraguay: mykurẽ (en
guaraní).14- En Panamá:
zorras.15- En Perú: carachupas, muecas, huanchacos,
o calatrupas.
16-En Uruguay, comadrejas overas. 17-En Venezuela: rabipelaos, churros, quengues, faros o «zorros».
Los didelfimorfos son de los
marsupiales más antiguos que han llegado hasta nuestros días, sin sufrir
grandes variaciones anatómicas,
por lo que pueden considerarse como fósiles
vivientes. Aunque no hay datos de la existencia de
estos animales en Australia y
la Antártida, se supone que debieron habitarlas,
pues ambos continentes estaban unidos a Sudamérica. El orden y la familia
está clasificado desde hace años asi: Orden Didelphimorphia (Gill, 1872), Familia Didelphidae (Gray,
1821). Los didelfimorfos
colonizaban
prácticamente todos los ecosistemas,
y entre ellos había especies con diferentes tipos de hábitos alimenticios.
A pesar de su capacidad
de adaptación, estos animales prefieren los ambientes húmedos de la selva y el bosque templado,
si bien son capaces de sobrevivir en diversos ecosistemas, incluyendo
espacios relativamente áridos o bastante fríos. Es importante luego de mostrar
su presencia y el continente centro y suramericano, hay que destacar que son
los únicos marsupiales que aún pueblan la región del sur del subcontinente norteamericano.
La zarigüeya de Virginia (Didelphis virginiana), cuyas
poblaciones se extienden por numerosos hábitats de la mitad sur de Estados Unidos hasta Costa Rica. El resto de las
especies del género se distribuyen únicamente por la región neotropical.
Los rabipelados son animales de mediano tamaño con dimorfismo
sexual acentuado, pudiendo los machos alcanzar el
doble de peso que las hembras. Su cuerpo está cubierto por una capa de pelo largo áspero de
color variable bajo la cual existe otra de pelo blanco más corto y denso.
La cabeza
muestra un hocico acuminado
con largas fimbrias
extremadamente sensibles al tacto. La cara es pálida, y
está surcada por una línea media negruzca sobre la frente. Otras bandas de tono similar cruzan
los ojos,
negros y redondos, que reflejan tonos rojizos cuando les da la luz
directamente. Las orejas son estrechas y completamente negras en los
adultos. Las extremidades son negras. La cola, con capacidad
prensil es larga, de mayor longitud que el cuerpo. Las hembras poseen un marsupio bien
desarrollado en cuyo interior se disponen un número variable de pezones (hasta
trece) formando un círculo, además de otro pezón en el centro del mismo. Todas
las especies son omnívoras, aprovechando prácticamente cualquier tipo de material
comestible que encuentran en su constante deambular nocturno.
Se alimentan de frutos, granos, insectos y
otros artrópodos, de pequeños vertebrados o de carroña como parte habitual de su dieta.
A pesar de
la agresividad y el aspecto
feroz que caracteriza a las especies de este género, con una boca capaz
de abrirse más de 80º y bien armada de afilados dientes,
cuando se sienten amenazados, al igual que otros didélfidos, en ocasiones
fingen estar muertos en un estado catatónico tendiéndose
lateralmente y dejando completamente flácida la musculatura.
Con un electroencefalograma
se puede evidenciar el estado de extrema alerta en
el que realmente se encuentran. La hembra suele transportar a sus crías sobre
el dorso, manteniendo el contacto
con la cola, aunque se trata de un mito,
la creencia generalizada de que cuelgan de ella como si fuesen racimos cuando la madre la coloca sobre el
tronco, paralela al mismo.
Las hembras de estas especies son poliéstricas,
o sea que tienen varios estros al año. Usualmente tienen dos partos anuales.
Algunas hembras, pueden tener una tercera camada en el último trimestre del
año. El periodo de gestación es de 12-13 días, tras los cuales pueden nacer
hasta 20 crías, por lo que pueden ser más de las que se pueden acomodar en su
bolsa o marsupio,
que tienen un promedio menor de pezones (nueve
las hembras de D. marsupialis y trece las de D. virginiana),
siempre dispuestos en círculo.
El grado de desarrollo de las crías al nacer es ínfimo, pesando
alrededor de 0’15 g de media. Sin embargo las uñas de
las manos adquieren un gran desarrollo, ayudándose de ellas para aferrarse a
la piel del vientre de
la madre hasta
alcanzar el marsupio. Aquellas crías que logran pegarse a los pezones, pueden
mantenerse ahí, por al menos 60 días. Los jóvenes son destetados cerca de los
100 días de edad. Las hembras pueden alcanzar la madurez
sexual entre los 6 y 8 meses de edad, por lo que la mayor parte
de ellas podrán parir antes del primer año de vida. Parece ser que solo
son activas sexualmente durante los dos primeros años de vida.
Algunas de las
especies del género, como ocurre con D.marsupialis son
portadoras de Trypanosoma
cruzi, agente causal de la enfermedad de Chagas,
asociándose también a estos marsupiales la chinche Triatoma dimidiata que
es un insecto heteróptero de
la familia Reduviidae, hematófago y considerado uno
de los vectores más importantes en
la propagación de la enfermedad de Chagas.
Como un dato adicional, la carne de zarigüeya se ha
convertido en un novedoso mercado al menos en Australia. Por su textura y sabor
resultan agradables, poseen un bajo contenido de grasas, que la convierte en una
carne magra y limpia. Su porcentaje proteínico está entre 14 % y
16 %, La carne de zarigüeya puede optimizarse a través de la adición de
extensores y proteínas vegetales, así como de algunas especias y condimentos
naturales.
Finalmente,
para preservar la existencia de este marsupial, que se encuentra en peligro de
extinción, la Universidad Nacional de Colombia ha
impulsado un proyecto destinado a la incorporación de la chucha en el Pacífico
Colombiano, con el objetivo de brindar nuevas estrategias alimenticias para la
región.
Maracaibo, viernes 5 de mayo del año
2023.
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