jueves, 21 de abril de 2022

Un Gulag contiguo al Paraíso

 Un Gulag contiguo al Paraíso

El totalitarismo no es únicamente el infierno sino también el sueño del paraíso, el sueño milenario de un mundo en el que todos los hombres vivan en armonía unidos por una voluntad común y una fe sin secretos entre ellos”. Estas palabras fueron expresadas por Milan Kundera en una entrevista que le hiciera el escritor Philip Roth en 1980, y ha sido citada recientemente por Otto Jansen Maneiro en la revista literaria “Carcava” (No 7: abril-mayo, 2022). Kundera insistiría en que “Si el totalitarismo no explotara estos arquetipos -que pueden hallarse en lo más recóndito de todos nosotros y que están profundamente arraigados en las religiones-, no podría atraer a tanta gente, sobre todo durante las fases tempranas de su existencia”.

Una vez que el sueño del paraíso empieza a convertirse en realidad, aparece por doquier gente que tratan de interferir en ese camino y por esa razón los soberanos del paraíso se ven obligados a construir un pequeño gulag a un lado del Edén. De esta manera, con el correr de los años, “el gulag va haciéndose mayor y más perfecto mientras que el paraíso contiguo pasa a ser cada vez más pobre y pequeño”.



Milan Kundera (1929) es un novelista, escritor de cuentos cortos, dramaturgo, ensayista y poeta checo quien nació en Moravia en 1929; era hijo del musicólogo pianista Ludvík Kundera (1891-1971), quien sería director de la Academia de Música de Brno hasta 1961. El joven Kundera estudió musicología y composición musical siendo numerosas las influencias y las referencias a la música a lo largo de su obra literaria.

Al concluir sus estudios secundarios, comenzó a estudiar literatura y estética en la Universidad Carolina de Praga, pero después de dos semestres se cambió a la Facultad de Cine de la Academia de Praga, donde finalizó sus estudios en 1952. Enseñó historia del cine en la Academia de Música y Arte Dramático desde 1959 a 1969, y posteriormente en el Instituto de Estudios Cinematográficos de Praga. Al término de la segunda guerra mundial, Milan Kundera se había afiliado al Partido Comunista, pero luego sería expulsado del mismo en 1950, junto a su amigo Jan Trefulka, por presuntas actividades contra el partido.

En 1967 Kundera se casó con Vera Hrabankova y un año más tarde, a consecuencia de la invasión soviética a su país, perdió su puesto de profesor en el Instituto Cinematográfico de Praga, sus obras fueron prohibidas en Checoslovaquia y quedó desempleado. Tuvo que ganarse la vida con diversas ocupaciones, particularmente como pianista de jazz. Readmitido en el Partido Comunista en 1956, fue definitivamente expulsado en 1970, al haberse relacionado -junto a otros escritores checoslovacos, como Pavel Kohout- con los acontecimientos de la Primavera de Praga.​ En 1975, Kundera emigró a Francia y, entre ese año y 1980, enseñó literatura comparada en la Universidad de Rennes y, más tarde, en la École des Hautes Études de París. Desde 1993 ha escrito sus obras en francés. Desde 1975 Kundera, el autor de “La insoportable levedad del ser” y “La broma” vive desde hace muchos años en la rive gauche parisiense con su inseparable Vera.

El primero en ser atacado por Kundera fue el mito del amor, que zahiere en su libro de relatos El libro de los amores ridículos, aparecido en tres entregas (1963, 1965 y 1968). La primera novela publicada por Milan Kundera, La broma, es una sátira del comunismo estalinista, ha sido traducida a veintiún idiomas y obtuvo en 1968 el Premio de la Unión de Escritores Checoslovacos. La vida está en otra parte (1969) galardonada con el Premio Médicis a la mejor novela extranjera publicada en Francia en 1973, es una narración “polifónica” donde el devenir del protagonista se entrecruza con episodios paradigmáticos de la vida de poetas como Rimbaud o Lérmontov. Su siguiente novela, La despedida (1973), obtuvo el Premio Mondello al mejor libro editado en Italia. En 1981, la publicación de El libro de la risa y el olvido le valió la revocación de su ciudadanía checoslovaca por oponerse al régimen comunista definiendo por primera vez el concepto de lítost, palabra de origen checo que se traduce al castellano como “autoconmiseración”.

En 1982, Kundera recibió el Premio Europa de Literatura y publicó en 1984 La insoportable levedad del ser considerada su obra maestra. El libro narra la fragilidad del destino de una persona, y resalta como la vida de un solo individuo carece de importancia dentro del concepto del eterno retorno de Nietzsche; en un universo infinito, todo se repite una y otra vez. La obra fue llevada al cine por el director estadounidense Philip Kaufman en 1988. En 1985 Kundera obtuvo el Premio Jerusalén. Su última novela en lengua checa, La inmortalidad (1990), posee un contenido más filosófico y menos político, y marcará el tono de posteriores novelas, La lentitud (1994), La identidad (1998) y La ignorancia (2000). Su última obra, La fiesta de la insignificancia (2014), es una novela, que también ha sido considerada como un ensayo, de introspección y teología. En ella, el autor asocia el humor con la insignificancia, y con una mirada lúcida que invita al mundo a reconciliarse con su imperfección.

Se considera que las novelas de Kundera escapan a la clasificación ideológica y él prefiere ser catalogado simplemente como novelista, con un estilo narrativo inspirado en las novelas de Robert Musil y en la filosofía de Nietzsche, aunque también es patente la influencia de autores como Laurence SterneDenis Diderot, Franz KafkaMartin Heidegger y especialmente de Miguel de Cervantes.

Las primeras novelas de Kundera abordan los aspectos trágicos y cómicos del totalitarismo. El humor negro presente en sus textos sugiere una fuerte influencia de Kafka. No obstante, Kundera nunca ha considerado sus trabajos como comentarios políticos; según palabras del propio autor: «La condena del totalitarismo no merece una novela». De hecho, se considera a sí mismo un escritor sin un mensaje. En toda la obra de Kundera resultan más importantes las palabras que conforman o modelan sus personajes que el aspecto físico de los mismos. En su ensayo El arte de la novela (1986), él comenta cómo la imaginación del lector completa de forma automática la visión del escritor.

Toda su producción ulterior no ha sido otra cosa más que una sistemática desmitificación de los mitos de su generación y de la izquierda checa y europea en general, valiéndose de las más refinadas técnicas de la novela (polifonía, alternancia de narradores, cruce de crónica y disertación filosófica), insertadas en un discurso musical con variaciones sobre el tema, recurrencia de un mismo motivo, contrapuntos de motivos distintos, en un continuo fluctuar entre la realidad física de los hechos y la realidad ficticia de los personajes, entre historia y novela.

Maracaibo, jueves 21 de abril del año 2022

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