Un Gulag contiguo al Paraíso
“El
totalitarismo no es únicamente el infierno sino también el sueño del paraíso,
el sueño milenario de un mundo en el que todos los hombres vivan en armonía
unidos por una voluntad común y una fe sin secretos entre ellos”. Estas palabras
fueron expresadas por Milan Kundera en una entrevista que le hiciera el
escritor Philip Roth en 1980, y ha sido citada recientemente por Otto Jansen
Maneiro en la revista literaria “Carcava” (No 7: abril-mayo, 2022). Kundera
insistiría en que “Si el totalitarismo no
explotara estos arquetipos -que pueden hallarse en lo más recóndito de todos
nosotros y que están profundamente arraigados en las religiones-, no podría
atraer a tanta gente, sobre todo durante las fases tempranas de su existencia”.
Una
vez que el sueño del paraíso empieza a convertirse en realidad, aparece por
doquier gente que tratan de interferir en ese camino y por esa razón los
soberanos del paraíso se ven obligados a construir un pequeño gulag a un lado
del Edén. De esta manera, con el correr de los años, “el gulag va haciéndose mayor y
más perfecto mientras que el paraíso contiguo pasa a ser cada vez más pobre y pequeño”.
Milan Kundera (1929)
es un novelista, escritor de cuentos cortos, dramaturgo, ensayista y
poeta checo quien nació en Moravia en
1929; era hijo del musicólogo pianista Ludvík Kundera (1891-1971),
quien sería director de la Academia de Música de Brno hasta 1961. El joven
Kundera estudió musicología y composición musical siendo numerosas las
influencias y las referencias a la música a lo largo de su obra literaria.
Al
concluir sus estudios secundarios, comenzó a estudiar literatura y estética en
la Universidad Carolina de Praga, pero
después de dos semestres se cambió a la Facultad de Cine de la Academia de
Praga, donde finalizó sus estudios en 1952. Enseñó historia del
cine en la Academia de Música y Arte Dramático desde 1959 a
1969, y posteriormente en el Instituto de Estudios Cinematográficos de Praga. Al
término de la segunda guerra mundial, Milan Kundera se
había afiliado al Partido Comunista, pero
luego sería expulsado del mismo en 1950, junto a su amigo Jan Trefulka, por presuntas
actividades contra el partido.
En 1967 Kundera se
casó con Vera Hrabankova y un año más tarde, a consecuencia de la invasión
soviética a su país, perdió su puesto de profesor
en el Instituto Cinematográfico de Praga, sus obras fueron prohibidas en
Checoslovaquia y quedó desempleado. Tuvo que ganarse la vida con diversas
ocupaciones, particularmente como pianista de jazz. Readmitido en el Partido
Comunista en 1956, fue definitivamente expulsado en 1970, al haberse
relacionado -junto a otros escritores checoslovacos, como Pavel Kohout-
con los acontecimientos de la Primavera de Praga. En 1975, Kundera emigró a
Francia y, entre ese año y 1980, enseñó literatura comparada en la Universidad de Rennes y, más tarde,
en la École des Hautes Études de
París. Desde 1993 ha escrito sus obras en francés.
Desde 1975 Kundera,
el autor de “La insoportable levedad del
ser” y “La broma” vive desde
hace muchos años en la rive gauche parisiense con su inseparable Vera.
El primero en ser atacado por Kundera fue el mito del amor, que
zahiere en su libro de relatos El libro de los amores ridículos, aparecido en tres entregas (1963, 1965 y 1968). La primera novela publicada por
Milan Kundera, La broma,
es una sátira del comunismo estalinista,
ha sido traducida a veintiún idiomas y obtuvo en 1968 el Premio de la Unión de
Escritores Checoslovacos. La vida
está en otra parte (1969) galardonada con el Premio
Médicis a la mejor novela extranjera publicada en Francia en
1973, es una narración “polifónica” donde el devenir del protagonista se
entrecruza con episodios paradigmáticos de la vida de poetas como Rimbaud o Lérmontov.
Su siguiente novela, La despedida (1973), obtuvo
el Premio Mondello al mejor libro editado en Italia. En 1981, la publicación
de El libro de la risa y el olvido le
valió la revocación de su ciudadanía checoslovaca por oponerse al régimen
comunista definiendo por primera vez el concepto de lítost, palabra
de origen checo que se traduce al castellano como “autoconmiseración”.
En 1982,
Kundera recibió el Premio Europa de Literatura
y publicó en 1984 La insoportable levedad del ser considerada
su obra maestra. El libro narra la fragilidad del destino de una persona, y
resalta como la vida de un solo individuo carece de importancia dentro del
concepto del eterno retorno de Nietzsche; en un
universo infinito, todo se repite una y otra vez. La obra fue llevada al cine
por el director estadounidense Philip
Kaufman en 1988. En 1985 Kundera obtuvo el Premio Jerusalén. Su última novela en lengua
checa, La
inmortalidad (1990), posee un contenido más filosófico
y menos político, y marcará el tono de posteriores novelas, La lentitud (1994), La identidad (1998)
y La ignorancia (2000).
Su última obra, La fiesta de la insignificancia (2014),
es una novela, que también ha sido considerada como un ensayo, de introspección
y teología. En ella, el autor asocia el humor con la insignificancia, y con una
mirada lúcida que invita al mundo a reconciliarse con su imperfección.
Se
considera que las novelas de Kundera escapan a la clasificación ideológica y él
prefiere ser catalogado simplemente como novelista, con un estilo narrativo
inspirado en las novelas de Robert Musil y
en la filosofía de Nietzsche, aunque también es patente la
influencia de autores como Laurence
Sterne, Denis Diderot, Franz Kafka, Martin
Heidegger y especialmente de Miguel de Cervantes.
Las
primeras novelas de Kundera abordan los aspectos trágicos y cómicos del totalitarismo.
El humor negro presente
en sus textos sugiere una fuerte influencia de Kafka. No obstante, Kundera
nunca ha considerado sus trabajos como comentarios políticos; según palabras
del propio autor: «La condena del totalitarismo no merece una novela». De
hecho, se considera a sí mismo un escritor sin un mensaje. En toda la obra de
Kundera resultan más importantes las palabras que conforman o modelan sus
personajes que el aspecto físico de los mismos. En su ensayo El arte de la novela (1986),
él comenta cómo la imaginación del lector completa de forma automática la
visión del escritor.
Toda su producción ulterior no ha sido otra cosa más que una
sistemática desmitificación de los mitos de su generación y de la izquierda checa
y europea en general, valiéndose de las más refinadas técnicas de la novela
(polifonía, alternancia de narradores, cruce de crónica y disertación
filosófica), insertadas en un discurso musical con variaciones sobre el tema,
recurrencia de un mismo motivo, contrapuntos de motivos distintos, en un
continuo fluctuar entre la realidad física de los hechos y la realidad ficticia
de los personajes, entre historia y novela.
Maracaibo, jueves 21 de
abril del año 2022
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