miércoles, 13 de abril de 2022

Para ascender al Empíreo…

 Para ascender al Empíreo…

"Para subir al cielo..." fue el título de mi novela, ganadora de la Bienal de Literatura Elías David Curiel de la Dirección de Cultura del Estado Falcón el año 1987 y no sería divulgada a pesar de haberla editado en ArsGráfica de Maracaibo el año1989. Al año siguiente, el 10 de marzo de 1990 la novela fue presentada por el escritor Eduardo Liendo en la Librería Monte Ávila del Complejo Cultural Teresa Carreño en Caracas, 1990. Desde entonces la novela nunca estuvo de venta al público.

 

El texto de "Para subir al cielo..." fue cuidadosamente revisado y en los Talleres Gráficos de AstroData, en Maracaibo (https://bit.ly/38Z5H9Q) se imprimió una 2da edición que fue presentada en Maracaibo el día jueves 27 de octubre del 2016 por el poeta, profesor Carlos Ildemar Pérez, en el mismo acto, cuando el sociólogo Miguel Ángel Campos hizo la presentación de otra de mis novelas: “Vesalio el anatomista”.

 

En febrero del 2020 (https://bit.ly/38Z5H9Q), recordé como la novela “Para subir al cielo…” que relata la vida del pintor medieval El Bosco


(https://bit.ly/2lG8sJt) Hyeronimus Bosch y sus pinturas, mientras paralelamente cuenta lo que sucedió un domingo en la Caracas de los años 90. Un año después, en julio del 2021 hablamos en el blog sobre unos piratas que asaltaron a Veracruz en 1683 y de cómo (https://bit.ly/3hw8oGw) surgió aquello de que “Para subir al cielo, se necesita una escalera grande y otra chiquita”

Pero… ¿Qué pasa con la mente cuando el cerebro muere? Un neurocientífico que dice ya haber pasado por el famoso “efecto túnel” y ha narrado el 03/04/2022 en ABC ciencia su experiencia y sus reflexiones sobre el final de la consciencia. A su experiencia se le suma las de algunos de sus lectores… Alex Gómez-Marín decía algo como: les invito a que piensen en el agua. Visualícenla por un momento… La mayoría piensa en agua líquida, omitiendo que también puede ser sólida como hielo o gaseosa.

Algo parecido pasa con la mente humana dice Gómez Marín. “El haz de luz de la consciencia, al incidir sobre prisma que es nuestro cerebro, puede refractarse en una gama de colores que va más allá del enjuto binario encendido/apagado”. Nos explica entonces lo que él llama “los estados alterados de consciencia”; serían los sueños lúcidos, hipnosis, trance, estados meditativos, psicodelia, y entre ellos encontramos también las llamadas “experiencias cercanas a la muerte”.

Tal y como lo que pintó El Bosco (Hyeronimus Bosch) hace más de medio milenio en “La Ascensión al Empíreo”, el doctor Gómez Marín dice haber estado en el famoso túnel con su luz al final y con tres figuras que le esperaban amorosamente. Sin sentir miedo, dice él, que pudo comprender que, si seguía adelante, ya no habría vuelta atrás, por lo que relató cómo decidiría posponer el viaje para allá y regresar, para acá... Como colofón remata explicando que una cirujana y su equipo hicieron el resto, junto con los rezos de sus seres queridos.

Según Gómez Marín “una de cada cinco personas resucitadas tras un paro cardíaco declara haber vivido la sensación de abandono del cuerpo, ese, ver pasar toda la vida por delante, o interaccionar con parientes fallecidos. Quizás sea todo, una alucinación causada simplemente por la falta de oxígeno en el cerebro... Si se trata de una cuestión estrictamente fisiológica, la pregunta que surge es… ¿Por qué el resto de los pacientes no tuvieron una experiencia similar…? Y, en aquellos que sí, ¿cómo pudo una vivencia de tal intensidad suceder durante el periodo de muerte clínica, con un encefalograma plano?

Pero al parecer no hay que estar técnicamente muerto para vivir una experiencia cercana a la muerte. En la literatura médica abundan fenómenos similares unas en casos de shock postparto, en accidentes de tráfico, o en asfixias, entre otros. Estas experiencias, se dice transforman el resto de la vida de quienes las viven y su realidad es innegable y su impacto, es indeleble.

No se trata de meras anécdotas. Son miles los relatos en personas de diferentes culturas que consistentemente apuntan en la misma dirección, y que muchos profesionales de la salud también corroboran y tradiciones como la budista ofrecen minuciosas descripciones de lo que sucede no sólo cerca de la muerte, sino durante, e incluso después. El “bardo”, estado intermedio entre muerte y reencarnación; el “tukdam”, estado meditativo en el que el cadáver no respira, pero tampoco se descompone durante semanas. En el Libro Tibetano de los Muertos existe una exquisita investigación que de la mente se puede hacer con la propia mente.

Hoy día vemos cómo la ciencia y la religión se confunden en la neuro-soteriología. Promesas de salvación tecnocrática proponen subir nuestro 'yo' a 'la nube'. Especie de sueño del transhumanismo barato que, elevándonos a semidioses, niega nuestra humanidad. Su profecía: inmortalizar tu consciencia como algoritmo quizás en chips de silicio…  La soteriología es una rama de la teología de diferentes religiones que se centra en la teorización y estudio de la salvación del alma. La palabra viene del griego σωτηρία ("sotería", salvación) y λόγος ("lógos", palabra, tratado). En el cristianismo la doctrina de la salvación se centra en la persona y obra de Jesucristo. En el protestantismo; la predestinación y la salvación es solo por la fe en Cristo. En el catolicismo; la doctrina de la salvación se centra no solamente en Jesucristo sino también en el cumplimiento de los sacramentos ordenados por la iglesia católica, en la fe en sus dogmas, doctrinas y en la buenas obras y el proceder de cada persona.

La pregunta sigue siendo… ¿Qué pasa con la mente cuando el cerebro se muere? Nada, dirá el dogmático materialista; según su doctrina más filosófica que científica la mente no puede ser nada más que actividad cerebral. El verdadero escéptico, confesará que no sabemos la respuesta. Dudar no es negar y su obligación es investigar aquello que no se entiende, aunque desafíe sus creencias más arraigadas. Grandes tabús pueden convertirse en fértil campo de investigación.

¿Sobrevive algún aspecto de nuestra consciencia después de la muerte permanente del cuerpo físico? Gómez Marín opina que “la posibilidad de “vida después de la vida” no debería distraernos de la cuestión existencial sobre el significado de la muerte”. Nuestra sociedad es tanatofóbica y se hace cada vez más necesario mirar la muerte a los ojos, y amar lo que no va a durar para siempre. La vida sigue siendo un milagro y la muerte un misterio.

Para regresar desde “el Empireum” a mi novela “Para subir al cielo…” concluyo con palabras de Eduardo Liendo, dichas en el bautizo de la obra el año 1999: “En esta novela “Para subir al cielo…” … aparece como personaje El Bosco, Hyeronimus Bosch… La erudición se desborda en las aproximaciones a un pintor del siglo XV ó XVI, al mismo tiempo con la jerga de los malandros de nuestra ciudad y de otros personajes, lo que nos dice del universo lingüístico tan amplio de García Tamayo… Seguramente en el futuro, alguien lo rescatará. Es realmente un escritor notable, que hasta el momento ha pasado, relativamente desapercibido”…  Él en su amplísima capacidad para analizar los puntos de vista del narrador, sobre todo en el manejo del “tú”, esa manera casi confidencial de dirigirse al lector; en eso, es verdaderamente un maestro Jorge García Tamayo, y aprecio en él, varias características que me parecen sumamente importantes en un escritor, en primer lugar, una cultura que es muy vasta, una cultura científica pero a través de lecturas humanísticas, y en segundo lugar su disciplina, su perseverancia, su persistencia en escribir. Las novelas de él, permaneces inéditas”…

Aprovecho la oportunidad de usar las amables palabras de Eduardo Liendo dichas hace unos treinta y tres años y al reiterar mi agradecimiento ante las expresiones de mi estimado maestro el gran escritor venezolano, les invito a leer o releer la novela que en Maracaibo se puede hallar en la Librería Europa de Costa Verde en BellaVista.

Maracaibo, miércoles 13 de abril del año 2022

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