martes, 5 de abril de 2022

Algo más sobre don Alonso de Ojeda

Algo más sobre don Alonso de Ojeda

En este blog hemos hablado antes sobre Alonso de Ojeda (https://bit.ly/3tZ0yvm) el conquistador español designado al mando de una de las naves de Cristóbal Colón en su segundo viaje el año 1493 y quien ya en “El Nuevo Mundo”, como Capitán fue el primer soldado que hizo frente (https://bit.ly/3j2XA2o) a los encuentros hostiles con los nativos. Gracias a su valentía y pericia militar, Ojeda supo llevar la paz para la fundación en el Mar Caribe de la colombina La Española, hoy la isla de República Dominicana y Haití.

 



Alonso de Ojeda estaba casado con una indí­gena llamada Guaricha, a la que puso el nombre de Isabel, con la que tuvo tres hijos. Tras el fracaso del viaje a Nueva Andalucía, Ojeda no volvió a dirigir ninguna otra expedición, renunció a su cargo de gobernador y  sería allí en Santo Domingo, donde pasó los últimos cinco años de su vida, triste y deprimido en el Monasterio de San Francisco, en donde murió poco después en 1515. Su última voluntad fue que lo sepultaran bajo la puerta mayor del monasterio, para que su tumba fuese pisada por todos los que llegaban a entrar a la iglesia, como pena por los errores que cometió en su vida. En Maracaibo (https://bit.ly/38p38Cz) existe un monumento inaugurado en agosto de 1949 donde se puede ver a su esposa la india Guaricha(Isabel) en bronce sobre una lápida que simula ser la tumba con los restos del conquistador, tal y como fue encontrado el cuerpo sin vida de quien se dice había muerto de tristeza e inanición. La verdadera tumba de Alonso De Ojeda desapareció del monasterio sin dejar rastro, debido a la guerra civil que sufrió la ciudad de Santo Domingo en 1965.

 

Los restos de Alonso de Ojeda, eran considerados un patrimonio histórico de República Dominicana, pero desaparecieron misteriosamente de las Ruinas de San Francisco tras la Guerra de abril de 1965, y se ha dicho, que reposan en un museo en Ciudad Alonso, estado de Zulia, de Venezuela, todo esto según noticias de, el diario El Nacional en Caracas el 13 de febrero del año 2017. En aquella noticia reseñarían el hecho de que ninguna autoridad dominicana de las responsables del patrimonio nacional, en el espacio de 51 años que databan desde la desaparición de la urna, se había pronunciado al respecto, tampoco ningún oficial cultural se ha preocupado por hacer una reclamación.

La noticia (que parece haber pasado sin trascendencia alguna) añadía que ni siquiera el doctor Joaquín Balaguer, quien asumió los destinos de la República Dominicana el 16 de julio de 1966 y quien era un reconocido hispanista y amante de la historia, se preocupó por aclarar el destino de los restos. La evanescencia de las cenizas del conquistador español ocurrió como arte de magia, sin que mediara un protocolo de entrega por parte del Gobierno dominicano a su homólogo venezolano. Cuando los restos “se esfumaron” gobernaba de manera provisional Héctor García Godoy, en un tiempo de circunstancias difíciles en que el gobierno se había instaurado luego de una revuelta armada.

En la Cancillería ni en el Patrimonio Cultural, hoy adscripto al Ministerio de Cultura, no existe un acto que avale una posible donación o transferencia de los restos de Ojeda al Gobierno venezolano como se estila y se establece siempre en un protocolo. Tal parece que esa desaparición fue una acción de cazadores de objetos históricos que aprovecharon el momento de crisis política de entonces para llevarse ese patrimonio dominicano. Y como por un acto de magia la urna con los restos de Alonso de Ojeda apareció en Ciudad Ojeda (datos textuales de El Nacional 2017) …

Venezuela siempre demostró interés por los restos de Ojeda, dado que al conquistador español se le atribuye la paternidad del nombre de Venezuela y por ende el gentilicio originario de este país sudamericano. Ojeda acompañado del navegante italiano Américo Vespucio y el cartógrafo Juan de la Casa zarpó en su primera expedición del puerto de Santa María, de la provincia española de Cádiz, pasó por la isla de Margarita, por Cumaná, y siguió hasta la península de Paraguaná, situada en lo que es hoy el estado Falcón de Venezuela hasta llegar al lago Maracaibo, entre el 9 y el 24 de agosto de 1499.

Según se relató en El Nacional en 2017, el Gobierno dominicano había negado una solicitud de Venezuela de repatriar los restos de Ojeda. En 1899 el Gobierno de Venezuela solicitó al presidente Ulises Heureaux los restos de Ojeda para erigirle en Maracaibo un panteón a su primer explorador. A esta petición se opuso el Congreso Nacional y varias personalidades, entre ellas el historiador Emiliano Tejera. También Venezuela hizo similar solicitud en el 1942 y en 1949, las cuales también fueron rechazadas. El 13 de enero de 1937 el presidente venezolano Eleazar López Contreras fundó la ciudad Ojeda, en el estado de Zulia y tenía el propósito que las cenizas del navegante español fueran llevadas allá.

El Presidente Eleazar López Contreras cuyo gobierno impulsó políticas de ayuda a los inmigrantes de la Europa en guerra, decretó la fundación de Ciudad Ojeda como un núcleo para albergar en tierra firme a los habitantes de la población de Lagunillas de Agua. La construcción de la ciudad se iniciaría en el mes de julio de 1937 y participaron en la tarea el Gobierno venezolano y las compañías petroleras, creándose una gran colonia de italianos y en menor medida de españoles, árabes, portugueses, chinos y polacos quienes se asentaron en el estado Zulia en una zona eminentemente petrolera.

La crónica noticiosa del El Nacional (2017) se completaba haciendo la pregunta: ¿Quién fue Ojeda? Y respondería entonces: Ojeda fue un explorador y navegante español que vino en el segundo viaje de Cristóbal Colón a la Española, en septiembre de 1493 y en enero de 1494 Colón le encargó buscar unos tripulantes españoles que habían desaparecido en el territorio de la isla; Ojeda con 15 hombres recorrió la región del Cibao, dominada por el cacique Caonabo y a su regreso a La Isabela, Ojeda le informó a Colón que esa zona era rica en oro y de inmediato éste dispuso que se fundara la fortaleza de Santo Tomás y designó alcaide a Ojeda. El Nacional se extendería así:

El cacique Caonabo y sus indios atacaron a Ojeda, pero el conquistador los venció y la leyenda dice que logró apresar personalmente a Caonabo engañándolo. El cronista Fray Bartolomé de las Casas comunicó que Ojeda también participó en la batalla de la Vega Real o batalla de Jáquimo, el 27 de marzo de 1495 en la que, bajo su mando, los españoles derrotaron a los indígenas. De las Casas afirma que en esta batalla participaron 10 mil indígenas frente a 400 españoles, aunque algunos historiadores consideran que la cifra de indios fue exagerada.

El 10 de noviembre de 1509 Ojeda zarpó de Santo Domingo para fundar una colonia en Nueva Andalucía, pero fracasó en ese intento por no recibir la ayuda necesaria y regresaría a Santo Domingo en el bergantín de un pirata español llamado Bernardino de Talavera, que había huido de La Española y pasaba por el lugar. Dicen que luego de ese fracaso del viaje a Nueva Andalucía, Ojeda no volvió a dirigir ninguna otra expedición y renunció a su cargo de gobernador. Triste y deprimido los últimos cinco años de su vida los pasó en Santo Domingo. Ante ese estado anímico Ojeda se retiró al Monasterio de San Francisco, donde como ya hemos relatado murió en 1515. 

Ante tanta historia y leyenda, el escritor español Vicente Blasco Ibáñez escribió una novela El caballero de la Virgen (1929), donde “el caballero de la Virgen” es el sobrenombre dado a Alonso de Ojeda. Se dice que su creador, Vicente Blasco Ibáñez, investigó la historia de los acontecimientos que se desarrollaron en los primeros años siglo XVI para escribirla con la mayor exactitud y similitud posible. Otro escritor español y canario, Alberto Vázquez-Figueroa en su novela Centauros (2007), también relata la vida del conquistador Ojeda, y lo muestra como pendenciero y donjuán quien se entusiasmaría para embarcarse con Cristóbal Colón en su segundo viaje al Nuevo Mundo. Tras una penosa travesía, Ojeda en la aventura de ser un conquistador en territorios inexplorados tendrá que vérselas con nativos hostiles, y serán sus habilidades y su astucia las que lograrán derrotarlos. Sufrirá los reveses de la fortuna. Servirá como explorador de la reina Isabel de Castilla, y se embarcará con algunos cartógrafos para determinar en su recorrido por las costas del norte de Suramérica, si las tierras descubiertas son en realidad un nuevo continente.

Maracaibo, martes 5 de abril del año 2022

No hay comentarios: