Algo más sobre don Alonso de Ojeda
En este blog
hemos hablado antes sobre Alonso de Ojeda (https://bit.ly/3tZ0yvm) el conquistador español designado al mando de una de las naves de Cristóbal Colón en su segundo viaje
el año 1493 y quien ya en “El Nuevo Mundo”, como Capitán fue el
primer soldado que hizo frente (https://bit.ly/3j2XA2o) a los encuentros hostiles con los nativos. Gracias a su valentía y
pericia militar, Ojeda supo llevar la paz para la fundación en el Mar Caribe de
la colombina La Española, hoy la isla de República Dominicana y Haití.
Alonso de Ojeda estaba casado con una indígena llamada Guaricha, a la
que puso el nombre de Isabel, con la que tuvo tres hijos. Tras el fracaso del
viaje a Nueva Andalucía, Ojeda no volvió a dirigir ninguna otra expedición, renunció
a su cargo de gobernador y sería allí en Santo
Domingo, donde pasó los últimos cinco años de su vida, triste y deprimido en el
Monasterio de San Francisco, en donde murió poco después en 1515. Su última
voluntad fue que lo sepultaran bajo la puerta mayor del monasterio, para que su
tumba fuese pisada por todos los que llegaban a entrar a la iglesia, como pena
por los errores que cometió en su vida. En Maracaibo (https://bit.ly/38p38Cz) existe un monumento inaugurado en agosto de 1949 donde se puede ver a su
esposa la india Guaricha(Isabel) en bronce sobre una lápida que simula ser la
tumba con los restos del conquistador, tal y como fue encontrado el cuerpo sin
vida de quien se dice había muerto de tristeza e inanición. La verdadera tumba de Alonso De
Ojeda desapareció del monasterio sin dejar rastro, debido a la guerra civil que
sufrió la ciudad de Santo Domingo en 1965.
Los restos de Alonso de Ojeda, eran considerados un patrimonio histórico
de República Dominicana, pero desaparecieron misteriosamente de las Ruinas de
San Francisco tras la Guerra de abril de 1965, y se ha dicho, que reposan en un
museo en Ciudad Alonso, estado de Zulia, de Venezuela, todo esto según noticias de, el diariofebrero del año 2017. En aquella noticia reseñarían el hecho de que ninguna autoridad dominicana de las
responsables del patrimonio nacional, en el espacio de 51 años que databan desde
la desaparición de la urna, se había pronunciado al respecto, tampoco ningún
oficial cultural se ha preocupado por hacer una reclamación.
La noticia (que parece haber pasado sin trascendencia alguna) añadía que
ni siquiera el doctor Joaquín Balaguer, quien asumió los destinos de la
República Dominicana el 16 de julio de 1966 y quien era un reconocido
hispanista y amante de la historia, se preocupó por aclarar el destino de los
restos. La evanescencia de las cenizas del conquistador español ocurrió como
arte de magia, sin que mediara un protocolo de entrega por parte del Gobierno
dominicano a su homólogo venezolano. Cuando los restos “se esfumaron” gobernaba
de manera provisional Héctor García Godoy, en un tiempo de circunstancias
difíciles en que el gobierno se había instaurado luego de una revuelta armada.
En la Cancillería ni en el Patrimonio Cultural, hoy adscripto al
Ministerio de Cultura, no existe un acto que avale una posible donación o transferencia
de los restos de Ojeda al Gobierno venezolano como se estila y se establece
siempre en un protocolo. Tal parece que esa desaparición fue una acción de
cazadores de objetos históricos que aprovecharon el momento de crisis política
de entonces para llevarse ese patrimonio dominicano. Y como por un acto de
magia la urna con los restos de Alonso de Ojeda apareció en Ciudad Ojeda (datos textuales de El Nacional 2017) …
Venezuela siempre demostró interés por los restos de Ojeda, dado que al conquistador
español se le atribuye la paternidad del nombre de Venezuela y por ende el
gentilicio originario de este país sudamericano. Ojeda acompañado del navegante
italiano Américo Vespucio y el cartógrafo Juan de la Casa zarpó en su primera
expedición del puerto de Santa María, de la provincia española de Cádiz, pasó
por la isla de Margarita, por Cumaná, y siguió hasta la península de Paraguaná,
situada en lo que es hoy el estado Falcón de Venezuela hasta llegar al lago
Maracaibo, entre el 9 y el 24 de agosto de 1499.
Según se relató en El Nacional en 2017, el Gobierno dominicano había
negado una solicitud de Venezuela de repatriar los restos de Ojeda. En 1899 el
Gobierno de Venezuela solicitó al presidente Ulises Heureaux los restos de
Ojeda para erigirle en Maracaibo un panteón a su primer explorador. A esta
petición se opuso el Congreso Nacional y varias personalidades, entre ellas el
historiador Emiliano Tejera. También Venezuela hizo similar solicitud en el
1942 y en 1949, las cuales también fueron rechazadas. El 13 de enero de 1937 el
presidente venezolano Eleazar López Contreras fundó la ciudad Ojeda, en el
estado de Zulia y tenía el propósito que las cenizas del navegante español
fueran llevadas allá.
El Presidente Eleazar López Contreras cuyo
gobierno impulsó políticas de ayuda a los inmigrantes de la Europa en guerra,
decretó la fundación de Ciudad Ojeda como un núcleo para albergar en tierra
firme a los habitantes de la población de Lagunillas de Agua. La construcción
de la ciudad se iniciaría en el mes de julio de 1937 y participaron en la tarea
el Gobierno venezolano y las compañías petroleras, creándose una gran colonia
de italianos y en menor medida de españoles, árabes, portugueses, chinos y
polacos quienes se asentaron en el estado Zulia en una zona eminentemente
petrolera.
La crónica noticiosa del El Nacional (2017) se completaba haciendo la
pregunta: ¿Quién fue Ojeda? Y respondería entonces: Ojeda fue un explorador y navegante español que vino en el segundo
viaje de Cristóbal Colón a la Española, en septiembre de 1493 y en enero de
1494 Colón le encargó buscar unos tripulantes españoles que habían desaparecido
en el territorio de la isla; Ojeda con 15 hombres recorrió la región del Cibao,
dominada por el cacique Caonabo y a su regreso a La Isabela, Ojeda le informó a
Colón que esa zona era rica en oro y de inmediato éste dispuso que se fundara
la fortaleza de Santo Tomás y designó alcaide a Ojeda. El Nacional se
extendería así:
El cacique Caonabo y sus
indios atacaron a Ojeda, pero el conquistador los venció y la leyenda dice que
logró apresar personalmente a Caonabo engañándolo. El cronista Fray Bartolomé
de las Casas comunicó que Ojeda también participó en la batalla de la Vega Real
o batalla de Jáquimo, el 27 de marzo de 1495 en la que, bajo su mando, los
españoles derrotaron a los indígenas. De las Casas afirma que en esta batalla
participaron 10 mil indígenas frente a 400 españoles, aunque algunos
historiadores consideran que la cifra de indios fue exagerada.
El 10 de noviembre de 1509
Ojeda zarpó de Santo Domingo para fundar una colonia en Nueva Andalucía, pero
fracasó en ese intento por no recibir la ayuda necesaria y regresaría a Santo
Domingo en el bergantín de un pirata español llamado Bernardino de Talavera,
que había huido de La Española y pasaba por el lugar. Dicen que luego de ese
fracaso del viaje a Nueva Andalucía, Ojeda no volvió a dirigir ninguna otra
expedición y renunció a su cargo de gobernador. Triste y deprimido los últimos
cinco años de su vida los pasó en Santo Domingo. Ante ese estado anímico Ojeda se retiró al Monasterio de San Francisco,
donde como ya hemos relatado murió en 1515.
Ante tanta
historia y leyenda, el escritor español Vicente Blasco Ibáñez escribió una
novela El caballero de la Virgen (1929),
donde “el caballero de la Virgen” es el sobrenombre dado a Alonso de Ojeda. Se dice que su
creador, Vicente Blasco Ibáñez,
investigó la historia de los acontecimientos que se desarrollaron en los primeros años siglo XVI para escribirla
con la mayor exactitud y similitud posible. Otro escritor
español y canario, Alberto Vázquez-Figueroa en su novela Centauros (2007), también
relata la vida del conquistador Ojeda, y lo muestra como pendenciero y donjuán quien se entusiasmaría para embarcarse
con Cristóbal Colón en su segundo viaje al Nuevo Mundo. Tras una penosa
travesía, Ojeda en la aventura de ser un conquistador en territorios
inexplorados tendrá que vérselas con nativos hostiles, y serán sus habilidades
y su astucia las que lograrán derrotarlos. Sufrirá los reveses de la fortuna. Servirá
como explorador de la reina Isabel de Castilla, y se embarcará con algunos
cartógrafos para determinar en su recorrido por las costas del norte de
Suramérica, si las tierras descubiertas son en realidad un nuevo continente.
Maracaibo,
martes 5 de abril del año 2022
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