sábado, 2 de abril de 2022

Política colaboracionista


 Política colaboracionista

En el mes de agosto, el año pasado (2021) en este blog hablé de algo que denominaría “Para nunca olvidar(https://bit.ly/3B7Nsg3) y diría igualmente una frase que ha sido muy utilizada como leitmotiv romántico: Recordar es vivir. Sabemos bien que la historia vuelve a repetirse, y que así lo dice el tango de Cadícamo, escuchado muchas veces en la voz plañidera de nuestro Felipe Pirela cantándole a su “muñequita dulce y rubia, el mismo amor, la misma lluvia, el mismo mismo loco afán”…

 

En mi ya citado artículo, repasaría las fechas que paulatinamente llevaron a nuestro país a desbarrancarse en la tragedia denominada “Socialismo del siglo XXI” que tan destructiva ha sido para la que otrora fue una nación envidiada por sus recursos naturales que se mostraba como ejemplo para otros países de Latinoamérica con 40 años de quehacer democrático. Después de más de 20 años de esta catástrofe sin parangón en la historia de la civilización occidental, no pretendo llover sobre mojado, pero en estas semanas casualmente se viene analizando un triste comportamiento conocido como “colaboracionismo”.

 

En estos días cuando la brutal invasión de Putin a Ucrania aparece como un evidente genocidio, nadie en el mundo entero piensa en colaboracionismos; por el contrario, se destaca la lucha del pueblo ucraniano por defender su patria y sus tradiciones culturales. El colaboracionismo, siempre se ha recordado ejemplificando tristes tragedias como la invasión de la Alemania nacionalsocialista al norte a Francia y la toma de París en 1940, que llevaría a la posterior conformación temporal del “Estado Francés” de Vichy.  

 

El diccionario de la Real Academia define la palabra «colaboraciónista», como “persona que presta su colaboración a un régimen político que la mayoría de los ciudadanos considera antipatriótico”. El “colaboracionismo” se ha querido interpretar por ciertos personajes de la política como algo que puede que sea necesario asumir frente al adversario, a conveniencia... A pesar de considerar que sean ilegales, injustas o perversas las causales de una tragedia, cuando se decide aceptar que el mal ya existe pero que se tiene que “colaborar” para procurar la sobrevivencia política, es entonces cuando se adopta una postura detestablemente cobarde frente al adversario. Este tipo de acciones son las que nos obligan a recordar al Mariscal Philippe Petain cuando ya anciano, el héroe de la Primera Guerra Mundial tristemente, llegaría a concretar un armisticio con el triunfante ejército alemán en junio de 1940. Ahora, el mundo prefiere admirar a la digna postura del pueblo ucraniano.

 

Es que se debe denunciar el “colaboracionismo” y más allá de verlo como una forma cobarde de “apaciguamiento”, resulta ser una táctica de aprovechamiento para buscar ganancias a mediano y/o a largo plazo. Siempre el factor crematístico estará listo para falsear y justificar hasta las más tradicionales razones morales. Es algo como lo que hemos visto recientemente al asociarse el Reino de España con el dictador de Marruecos, sin importarle ni el pueblo saharaui, ni la historia de su país, un ejemplo particular de “colaboracionismo” con un dictador cruel, para buscar resolver asuntos económicos…

 

Venezuela es un deplorable ejemplo de la llamada “actitud colaboracionista” que ha venido siendo asumida desde hace más de 20 años por una considerable troupe de actores políticos. Desde siempre existirán los ambiciosos politiqueros que llegan hasta a ofrecerse como candidatos presidenciales deseando esperar por futuras elecciones, a sabiendas que las condiciones impuestas por el narcorégimen con sus ergástulas llenas de militares torturados y presos políticos bajo las directrices del castrocomunismo siguiendo los patrones de Cuba, de Nicaragua, o de Rusia y de sus aliados islámicos.  


 

Al fracasar las incontables “mesas de negociaciones” en la República Dominicana entre 2017 y 2018 y las de México con la facilitación de Noruega, que se cerraron en noviembre del 2021 al recular el narcorégimen por la extradición de Alex Saab, de Cabo Verde a Estados Unidos, pero nunca será tarde para continuar en 2022; entretanto seguimos viendo a Ramos Allup y Bernabé queriendo oxigenar el triste partido del pueblo, o a coaliciones AP-MAS-COPEI, y Plataformas Unitarias como las propuestas por Falcón, y todo rodeado de una parafernalia de colaboracionistas. Hay camarillas que han llegado a diferentes acuerdos con el PSUV, intentando sostener y darle legitimidad y legalidad a un régimen criminal que fue desconocido por más de cincuenta naciones del mundo y que sigue siendo rechazado por la inmensa mayoría de los venezolanos.

 

Se hace necesario y urgente, ponerle atención a quienes colaboran con el régimen, pues está visto que al seguirlos en la calle o en las redes, se fomenta su existencia como la principal fuente de legitimidad y de poder. Al hacer ejercicio de la libertad de expresión por todos los medios que se pueden tener al alcance dándole apoyo al trabajo que hace la prensa libre, la falsa realidad de bienestar transitorio que dicen algunos presenciar creada por “los colaboracionistas”, esperemos que no termine ablandando la conciencia de la gente que sobrevive en el país o llevándolas al desespero en medio de la decepción.

Maracaibo, sábado 2 de abril, del año 2022

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