domingo, 15 de junio de 2025

Viejas remembranzas


El Sanatorio Antituberculoso de Maracaibo, estuvo dedicado exclusivamente al aislamiento y tratamiento de pacientes tuberculosos. Años más tarde, después de hacer de aquello una joya médica y de labor terapia para los pacientes tuberculosos, con la aparición de nuevos tratamientos para la enfermedad el doctor Iturbe, iniciaría paulatinamente la transformación del Sanatorio en Hospital General. En 1964 crearía una Urbanización Sanatorio para los empleados del hospital, en 1965 la Unidad de Nefrología y en 1968 se instalaría un microscopio electrónico como una dependencia del Servicio de Anatomía Patológica de esa institución. El año 1975 se abrió la sala de hospitalización pediátrica, en 1976 el jardín de infancia y en 1978, un gran auditorio para eventos científicos y culturales, hasta que, en 1988, en homenaje a la inmensa labor del creador de la institución, se le dio su nombre. Hospital General del Sur Dr. Pedro Iturbe.


 

El funcionamiento de un Laboratorio de Microscopía Electrónica (ME) en el hospital Sanatorio Antituberculoso de Maracaibo, se haría efectivo en 1969. El doctor Iturbe lograría un ME con una donación y con el asesoramiento del doctor Humberto Fernández Morán instalaríamos el equipo. Los estudios iniciales sobre la patología comenzarían con gran actividad en eventos científicos del país y del extranjero y con sus publicaciones. En marzo de 1971 se realizó en Maracaibo el Primer Simposio Venezolano sobre Patología Ultraestructural con invitados de Colombia, Argentina, México, Estados Unidos y patólogos de Caracas y virólogos del IVIC, ese año 1971 se realizó también el VIII Congreso Latinoamericano de Patología en Maracaibo, un evento donde se presentaron numerosos trabajos sobre la patología ya examinada con el ME. Todos estos años están resumidos en numerosas publicaciones en revistas médicas indexadas.

Los trabajos de investigación del Laboratorio de ME estuvieron encaminados a examinar los virus (rabia y EEV) y en el epitelio del cuello uterino investigamos sobre el carcinoma epidermoide, que era la primera causa de muerte por cáncer en las mujeres venezolanas. La identificación de partículas virales en el exudado vaginal de pacientes y el estudio colposcópico, histopatológico y ultraestructural de lesiones en cérvix y vagina, demostradas por JT Núñez Montiel y con el ME del Sanatorio, fueron presentados como trabajos libres en el IX Congreso Latinoamericano de Patología, Mérida Yucatán México, en octubre, 1973, y serían publicados como resúmenes del evento en la Revista de la Sociedad Latinoamericana de Patología, trabajos estos que tras la muerte de Núñez Montiel, fueron publicados en Acta Médica Venezolana. Ahora, de todo el mundo es sabido como el VPH o virus del papiloma humano es el responsable del cáncer del cuello uterino y de otros cánceres de la piel y mucosas.

Aprendí de largas reuniones para preparar la tesis de Saudy, como fue el psicoterapeuta Louis Corman quien inició la técnica del dibujo de la familia, un procedimiento que consiste en sentar al niño ante una mesa con papel y un lápiz, o creyón y pedirle que dibujase su familia. Sin darle más detalles, él debe dibujar en un tiempo prudencial a su familia.  “El dibujo de la familia en el niño”, usado por Saudy para su tesis de grado como psicopedagoga, no representa un test de capacidad mental ni debe usarse para reemplazar el conocido “test de Goodenough” que implica el dibujo de la figura humana. Cuando se le pide a un niño que se dibuje él y su familia, el resultado estará influido por sus sentimientos y el producto de ese dibujo conllevará siempre una respuesta predominantemente emocional. Sobre estas cosas hablaría en este mi Blog (lapesteloca) en septiembre de 2017.

La Casa MacGregor y la esquina famosa en el centro de Maracaibo, era el sitio por excelencia de los fanáticos del béisbol y de las carreras de caballos. La amplia acera permitía el funcionamiento de los fotógrafos de camaritas de cajón, teniendo de fondo en la pared un mural de tela con un paisaje como decoración de la fotografía. Alrededor de los kioscos de periódicos se vendían revistas y cigarrillos y los vendedores ambulantes ofrecían toda clase de guarapos. Uno de esos kioscos pertenecía al Sr. Fernández, precursor de la Librería Europa. En la casa MacGregor siempre encontrarían lo que buscaban, y sin duda alguna, al mejor precio. Allí, detrás de un escritorio se encontraba don Jesús, mi padre, durante muchos años hasta 1975, siempre dispuesto para ayudar a la gente a resolver sus problemas y era conocido y respetado por todos en el centro de la ciudad.

 

Vos lo sabías. A vos te constaba, que detrás de la pared estaban los orates, docenas, cientos de ellos, un mollejero de locos. Algunos eran ya viejos locos, presos allí desde la época cuando vos eras estudiante de Medicina, cuando los llegaste a conocer bien... Entonces tú tenías dieciocho primaveras, yo veinte y el tesoro preciado de cantar”… Años de años, habían transcurrido. Más tiempo que el siruyo, pero las tapias estaban allí todavía, infranqueables por lo altas, las mismas paredes biliosas, para separar los dementes de adentro de los cuerdos de afuera. ¿Será a la visconversa? Así te lo preguntabas vos.  Encerrados ellos… ¿Y los demás? ¿Serán todos los que están? O fueron los que estuvieron. ¿Cuantos habrán fenecido? Antes, te constaba que no estaban allí todos los que eran. Sin duda alguna no son todos los que están, eso decías, y entre los de afuera unos cuantos se quedarán libres, no están todos los que son, y es que eran ¡tantos! O viceversa te dijiste vos mismo, quizás para sentirte esclarecedor...  

Allí estaban las mismas tapias amarillas, ya existía el manicomio con sus calles de arena y el viento cálido que soplaba nubes de polvo, y todo aquello en las inmediaciones del matadero municipal, pues era debajo de una zamurada donde se levantaba el edificio siniestro de los locos y en la vecindad estaba el matadero sangriento, rodeado de zamuros que se elevaban desde sus techos y parecían atisbar la matanza para esperar olisqueando el vaho de la sangre o la carroña. Iban sobrevolando el vecindario, y se les veía formando hileras sobre el borde de la cerca del manicomio. ¿Quizás los efluvios mortales de alguien de allá adentro? Ahora, ante el incandescente resplandor de las tapias, desde “el bar La Loca”, vos sentías estar sentado ante una botella de cerveza helada y escuchar en la rockola al Morocho que susurraba, quise abrigarla y más pudo la muerte, como me duele y se ahonda la herida” …

Tras mi traslado a Caracas, en la UCV los costos de los estudios para el diagnóstico de los tumores con el ME en más de 20 años de trabajo se habían hecho muy elevados, y la inmunohistoquímica había venido a resolver casi todos los problemas de diagnóstico para los cuales antes dependíamos solo del ME. En 1997 me tocó en lo personal tener que sepárame de mi trabajo en la Sección de microscopía electrónica del Instituto Anatomopatólogico de la Facultad de Medicina en la Universidad Central de Venezuela. Me hubiese gustado que las numerosas personas que trabajaron en tantas lides y se involucraron en muchos estudios ultraestructurales de nuestra patología pudiesen ser coautoras de todos mis trabajos publicados, no puede ser posible, pero estarán presentes a veces en las referencias bibliográficas y guardaré siempre un recuerdo muy especial para “mis discípulos”(algunos que aún me llaman “maestro”) y para el personal técnico y los entusiastas médicos residentes que en mi memoria y durante sus años de preparación para hacerse patólogos intervinieron en tantos casos, aprendiendo y enseñándonos a todos.

 

Ahora cuando ya estoy viejo, y sobrevivo intentando sostenerme con el exiguo salario de mi jubilación con gran tristeza y preocupación se me hace evidente que en la Venezuela del siglo XXI, la calidad de vida de “el venezolano de a pie” es deplorable, y no la del politiquero ni del enchufado, ni de los camaleones que medran a veces miserias de un poder omnivodo que pareciera ser omnívoro, pues va digiriendo a los ahora si están gravemente escuálidos habitantes de este país venido a menos, y ya casi que no vale la pena ni las lamentaciones y será preferible tal vez, soñar con aquello, lo último que se pierde, la esperanza, de mejorar hacia el futuro, que se hace es cada día más irreal…

 

Que vea quien tenga ojos, como diría mi primo Ernesto…


En Maracaibo el domingo 15 de Junio del año 2025

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