A propósito de El Correo del Zar, una de las muchas novelas que en mis años mozos, pude leer, del escritor Julio Verne, (https://bit.ly/3i2eGRr), recordé algo que podría relatar y que supongo mantenía en el back-stop de las que denomino, “mis neuronas del recuerdo”. Suena raro, pero un relato verdadero, de manera que no tuve más que apelar a ellas y un pelin a lapesteloca porque ya una variante de este asunto del correo del zar (https://bit.ly/3GxBNg4) parcialmente lo había escrito antes en 2017, y lo repito, primariamente porque eran cosas reales, de cuando yo era niño y solo existía la radio, o el cine como variables para imaginar cosas más allá de las que aprendíamos por la lectura.
“Once upon a time” como dicen los cuentos en inglés, y no puedo recordar si ya era adolescente, no lo creo, pero me tocó escuchar a Miguel Strogoff por la radio. Suena algo medio loco, pero les juro que fue real y verdadero. Me es imposible precisar si fue por “Ondas del Lago, y no creo que fuese por “La voz de la fe”, pero como ya había leído el libro de Julio Verne, no me costó mucho trabajo imaginar a los tártaros en las riberas del lago Baikal y el terrible incendio y las complicaciones que tuvieron que sortear Miguel y Nadia para poder llegar a Inkurst y vencer al temible Ivan Ogareff…
Me he enterado que la Radio en Venezuela comenzó en 1926 en Caracas y la primera emisora de radio venezolana, AYRE, tenía el respaldo de José Vicente Gómez, hijo del presidente Juan Vicente Gómez, pero la emisora fue clausurada en 1928 como consecuencia de la protesta estudiantil ocurrida en Caracas. El 11 de diciembre de 1930. William H. Phelps fundó la emisora YVIBC como 1 Broadcasting Caracas (1BC) que en 1935 se transformara en Radio Caracas Radio. A partir del 6 de junio de 1934 La Voz de Carabobo, Ondas Populares, y Emisoras Unidas en febrero de 1935 y La Voz del Táchira en noviembre de 1935. La masificación de la radio ya era un hecho, y surgirán los programas de El Galerón Premiado y La Familia Buchipluma con buenos niveles de aceptación. Amador Bendayan conducia el Álbum estelar de "La voz de la Philco" hasta 1949, cuando con el actor cubano Abel Barrios montó el programa "El Bachiller y Bartolo". El béisbol y el boxeo se comenzaron a transmitir por radio y aparecieron las radionovelas cubanas.
Sin saber mucho a nada de estas cosas, cuando niño, “la Radio” me condujo directamente a recordar a “Raffles el ladrón de las manos de seda”, y a “Tamakn el vengador errante”, para decirles que también los había conocido, como a Frijolito y Robustiana: todo esto, por la radio. En ocasiones pienso y creo ver a las cocineras y/o lavanderas, mujeres jóvenes que ayudaban a mi madre en las tareas domésticas ya que eran ellas las fanáticas radioescuchas que me permitieron conocer –radioescucha de rebote- a todos estos personajes. Es que, en aquellos tiempos remotos, cuando no existía la maravillosa nube de Internet, ni había TV, solo cine y mucha, pero mucha lectura… Quisiera aprovechar este momento para reafirmar el indiscutible valor comunicacional de la radio, su importancia y su gigantesca capacidad de divulgación… Tamakún y sus aventuras las disfrutaba con los comentarios de las fanáticas radioescuchas de mi casa quienes, pegadas a la radio, me tramitarían sus emociones en cada esperado capítulo.
Todo esto había surgido en la década de los cuarenta cuando en la radio cubana, Armando Couto, quien también fue responsable de otra serie radiofónica conocida como “Los Tres Villalobos”. Todas estas aventuras fueron reproducidas rápidamente en tiras cómicas hechas en México y su éxito se extendió a otros países de Hispanoamérica. A Venezuela, arribaron al final de la década de los cuarenta, y eran trasmitidas por “Radio Continente”. Las obras de Couto fueron un éxito en México, Venezuela, Colombia, Puerto Rico, entre otros países de lengua española y según relataria en 2013, Santiago de Las Vegas (“recordando el pasado para construir el futuro: santiagodelasvegas.org”), en estos países sus obras fueron “pirateadas” y nunca en Miami, recibió derechos de autor; a pesar de que las postalitas se publicaron en varios países. En México se llevaron a la pantalla dos películas sobre Los tres Villalobos. Muchos se beneficiaron económicamente con el ingenio de Armando Couto, mientras él siguió viviendo, con escasos recursos hasta su fallecimiento en una modesta casita del Miami “southwest”.
Tamakún, el vengador errante fue un personaje creado por el escritor, compositor y empresario Jose Obelleiro Carvajal; un personaje surgido de la radionovela cubana en diciembre del año 1941, en la emisora R.H.C Cadena Azul y la radionovela pronto se extendería a otros países hispanoamericanos, México Venezuela, Colombia, Chile y Perú. En Venezuela fue transmitida por Radio Continente desde 1951 hasta 1956. La transmisión se hacía a las 7.00 pm de lunes a viernes. En esta historieta radial, Tamakún era un príncipe hindú que debía luchar contra su malvado tío Sakiri el Negro, el cual había asesinado a los padres de Tamakún para apoderarse del Reino de Sarakardi. Tras recuperar el Reino, éste decidiría luchar contra el crimen y fue solicitado por gente de diferentes partes del mundo. Así, fue como junto con sus amigos Ali Yabor y Zorka, recorrerían un mundo de aventuras y peligros.
En 1975 aparecieron las aventuras de Tamakun en historietas, con guion de Armando Couto y dibujos de Miguel F. Callejas, publicaciones estas que gozaron de popularidad en varios países de América Latina, Cuba y Venezuela y también en el Perú, México, Chile y Colombia. Tamakún y otros célebres personajes de la época como Kalimán, se convirtieron “en una especie de héroes de la libertad de América Latina”.
A finales de los años 60, y comienzos de los 70, todos los días, a la una de la tarde, transmitía Radio Rumbos, a “Martín Valiente” con el actor Arquímedes Rivero. Rosita Vásquez hacía la voz de Rosalinda, la novia de Martín Valiente quien era un médico que corría aventuras por todo el mundo luchando contra el malvado doctor Belcebú con la ayuda de su caballo Relámpago y de su compañero Frijolito. El creador de Martín Valiente fue también el mencionado escritor cubano Armando Couto.
Una que recuerdo especialmente fue la radionovela de “Raffles, el ladrón de las manos de seda” era una radio-serie cubana que se transmitió en los años 50 y había sido escrita por el poeta cubano José Ángel Buesa, que también era novelista y escritor de novelas radiofónicas en las estaciones RHC-Cadena Azul y CMQ. Debe llegar a la memoria de todos uno de sus poemas, el del “Renunciamiento” que decía: “Pasarás por mi vida sin saber que pasaste. Pasarás en silencio por mi amor, y al pasar, fingiré una sonrisa, como un dulce contraste del dolor de quererte... y jamás lo sabrás”. El singular personaje de Raffles fue creado por el maestro José Ángel Buesa el siglo pasado en 1938, y no tenía nada que envidiar al Arsenio Lupìn de Maurice Le Blank. En su momento Raffles fue la primera serie radiada en Cuba, saliendo al aire por la emisora CMK.
Desde sus inicios el programa arrasó; la gente no se perdía un capítulo y la serie se transmitió sucesivamente en distintas cadenas radiales a lo largo de las décadas del 50 e inicios de los 60. La fuerte competencia comercial llevó a Raffles con la CMQ radio. En una historia que se desarrolla en la neblinosa Londres y no en la soleada Habana. El poeta Buesa decidió que el personaje atracara a ilustres nobles británicos y no a fabricantes cubanos de bombillos y embutidos. La serie también triunfó en CMQ televisión, que reclutó a José Ángel para que hiciera los libretos. En su época televisada Raffles llegó a tener el rating en pantalla más alto obtenido en el medio del país nada menos que el 33.17 de cuota en el aire.
Con estos detalles, termino mi “locución radial”, de la época que antecedió a Arturo Celestino Álvarez, el Premier y el béisbol que comenzaba con Néstor López presentando las “informaciones deportivas” que precedían la transmisión de los partidos de Gavilanes, Pastora, Centauros y demás equipos que se disputaban con furia nuestro deporte nacional favorito en los tiempos que brillaba Luis Aparicio, “El Grande”.
Maracaibo, jueves 12 de enero, del año 2023
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