miércoles, 4 de enero de 2023

Eduardo II y Eduardo III


Eduardo II o Eduardo de Carnarvon fue rey de Inglaterra desde 1307 hasta su deposición en enero de 1327. Fue el último hijo varón y el último en nacimiento de Eduardo I, y se convirtió en heredero del trono inglés después de la muerte de su hermano mayor Alfonso. A partir de 1300, acompañó a su padre en campañas para pacificar Escocia y, en 1306, fue nombrado caballero en la abadía de Westminster. Sucedió a su padre en el trono en 1307, y en 1308, a los 14 años se casó con Isabel de Francia, hija del poderoso rey Felipe IV, como parte de un esfuerzo de gran alcance para resolver las tensiones entre las Coronas inglesa y francesa.
Tuvo una relación cercana y controvertida con Piers Gaveston, quien se había unido a su casa en 1300. La naturaleza precisa de la relación de Eduardo y Gaveston se considera “incierta” ya que pudieron haber sido amigos, amantes o hermanos juramentados. Evidentemente, la arrogancia y el poder de Gaveston, como favorito de Eduardo provocaron el descontento entre los barones y la familia real francesa; tanto que el rey inglés se vio forzado a exiliarlo.

Tras el regreso de Gaveston, los barones presionaron a Eduardo para que aceptara amplias reformas llamadas Ordenanzas de 1311. Los nuevos barones empoderados desterraron a Gaveston, medida a la que el rey inglés respondió revocando las reformas y trayendo de vuelta a su favorito. Liderados por el primo de Eduardo, el conde de Lancaster, un grupo de barones capturó y ejecutó a Gaveston en 1312, lo que provocó varios años de confrontación armada. Las tropas inglesas retrocedieron en Escocia, donde Eduardo fue derrotado decisivamente por Roberto I Bruce en la batalla de Bannockburn en 1314. A estas situaciones le siguió una hambruna generalizada y crecieron las críticas al reinado de Eduardo II.


Miembros de la familia Despenser, en particular Hugh “el Joven”, se hicieron amigos íntimos y consejeros de Eduardo, pero en 1321 Lancaster y muchos de los barones se apoderaron de las tierras de los Despenser y obligaron al rey inglés a exiliarlos. En respuesta, Eduardo dirigió una corta campaña militar, en la que capturó y ejecutó a Lancaster. - Eduardo, nuevo duque de York, tras la muerte de su padre Ricardo en la batalla de Wawefield, se enfrentaría con el ejército de Pembroke que venía llegando de Gales. Lo sucedido en la historia de Inglaterra está dentro de la Guerra de las Dos Rosas. Se dio un parahelio en la Batalla del Cruce de Mortimer en Herefordshire. Eduardo II inspiró a sus soldados con la supuesta visión de tres soles al atardecer quien les dijo antes del combate a sus guerreros, que los soles representaban a los tres sobrevivientes de la Casa de York: él y sus hermanos, Jorge duque de Clarence y Ricardo duque de Gloucester. La resultante victoria seguramente influenciada por esta visión provocaría la adopción del sol en su esplendor como su emblema personal.
Eduardo y los Despenser fortalecieron su control sobre el poder y revocaron formalmente las reformas de 1311, ejecutaron a sus enemigos y confiscaron propiedades. Incapaz de progresar en Escocia, Eduardo finalmente firmó una tregua con Roberto I.

Roger Mortimer (1287-1330) Como muchos hijos de nobles de su tiempo, Roger prometido en matrimonio a una temprana edad, se casó con Juana de Joinville (1286-1356). Fue nombrado Lugarteniente de Irlanda y en 1316 obligó a Eduardo Bruce, autoproclamado Rey de Irlanda, a retirarse. El año 1318 participó en la revuelta en contra de los Despenser, concretamente contra Hugo Despenser “el Joven” quien era el amante del Rey Eduardo II y quien manejaba por completo al soberano…


La oposición al régimen creció; cuando Isabel, la reina fue enviada a Francia, para negociar un tratado de paz en 1325, y ella se volvió contra Eduardo ya que rehusó regresar. Isabel se alió con el exiliado Roger Mortimer e invadió Inglaterra con un pequeño ejército en 1326. Hugo Despenser el Viejo fue ejecutado, se hizo prisionero al rey Eduardo y a Hugo Despenser el Joven, quien fue declarado culpable de traición y robo, y ejecutado de manera pública. El Parlamento se reunió en Westminster el 7 de enero de 1327, solicitando la abdicación del Rey, siendo acusado, entre otros cargos, de injuria a la Iglesia, perder soberanía sobre Escocia e Irlanda y Gascuña. El 21 de enero Eduardo II abdicó en favor de su hijo de 14 años, quien asumió como Eduardo III de Inglaterra. Durante la minoría de edad del nuevo soberano la regencia la ejercerían Roger Mortimer y la Reina Isabel. Eduardo II fue derrotado y huyó a Gales, donde fue capturado en noviembre. Fue forzado a abdicar en enero de 1327 en favor de Eduardo III su hijo de catorce años y murió en el castillo de Berkeley el 21 de septiembre, probablemente asesinado por orden del nuevo régimen.

La relación de Eduardo con Gaveston inspiró la pieza teatral de 1592 de Christopher Marlowe (https://bit.ly/3v6yLZA), “Eduardo II”. Existen otras obras de teatro, películas, y novelas, etc, que se han centrado en la posible relación entre ambos hombres. Si bien sus contemporáneos criticaron su actuación como rey y señalaron sus fracasos en Escocia y el régimen opresivo de sus últimos años, académicos del siglo xix argumentaron el crecimiento de las instituciones parlamentarias durante su reinado, un acontecimiento positivo para Inglaterra, pero el debate ha continuado en el siglo XXI en cuanto a si él era un rey incompetente o simplemente un gobernante renuente y finalmente fracasado.

Eduardo III de Inglaterra (1312-1377) fue rey desde el 1 de febrero de 1327 hasta su muerte. Restauró la autoridad real tras el desastroso reinado de su padre Eduardo II y convirtió el Reino de Inglaterra en una de las más importantes potencias militares de Europa. Eduardo fue coronado a los catorce años, tras el derrocamiento de su padre. A los diecisiete encabezó un golpe de Estado contra el regente y consorte de su madre, Roger Mortimer y comenzó a reinar por sí mismo. Durante su reinado se emprendieron importantes reformas legislativas y gubernamentales -destaca el desarrollo del parlamentarismo-. Una vez en el trono, luchó con éxito en Escocia en cuyo trono impuso a Eduardo de Balliol (1332-1336).

La rama principal de la dinastía capeta en Francia (1328) -a la que pertenecía Eduardo III- se había extinguido, por lo que el rey de Inglaterra afirmó tener derecho al trono francés a través de su madre Isabel, hermana de los últimos reyes de la dinastía, Luis X, Felipe V, y Carlos IV. Como la ley sálica excluía a las mujeres de la sucesión, la corona francesa había recaído en Felipe VI de Valois, miembro de una rama colateral de la familia. El rey inglés afirmó que por la fragilitas sexus, las mujeres estaban, excluidas del trono, pero que podían transmitir sus derechos sucesorios a sus hijos. No obstante, Eduardo aceptó el hecho consumado y prestó homenaje al nuevo rey francés por su ducado de Guyena, para asegurar con ello la paz con Francia y evitar la intervención de esta en los asuntos de Escocia, que el rey trataba de someter; pero las campañas escocesas resultaron infructuosas y Francia mantuvo su apoyo a Escocia…

Debido a la importancia económica y militar del ducado de Guyena, el rey francés decidió poner en apuros a Eduardo III al mantener su injerencia en los asuntos del ducado y apoyar la rebelión en Escocia, diplomáticamente primero, y luego, con el envío de tropas para mantener su independencia.

El rey Eduardo III buscaba dominar el condado de Flandes, vasallo de Francia, de cuya industria pañera dependía de la lana inglesa. Primero trató mediante el casamiento de su hijo Edmundo con Margarita, condesa de Flandes y viuda de Felipe de Rouvres, duque de Borgoña, pero el papa Urbano VI se negó a dar la dispensa para el matrimonio por el parentesco de ambos. Luego, alentó la sublevación de Jacobo van Artevelde, que pactó con él, asegurándose el suministro de lana y enviando al exilio en Francia a Luis, conde de Flandes y nombró gobernador del territorio al barón Simón de Mirabello (van Halen), cuñado de Luis y consuegro de Van Artevelde.

El rey francés consideró hostil este acto y, ante el Parlamento, procedió a confiscar el ducado de Guyena. Eduardo en respuesta, renegó del vasallaje prestado al rey, reclamó sus derechos al trono francés y envió a París un desafío en el que escribió una frase que sería famosa: «para Felipe, el que se llama a sí mismo rey de Francia» (1337). Comenzaba así, la guerra de los Cien Años

Maracaibo, miércoles 4 de enero del año 2023

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