Manuel Vicente Romero García, fue un escritor
venezolano quien desde muy joven se integró a las actividades políticas de su
época, y quien en 1890 publicó la novela Peonía que
cristalizaría el “criollismo” en la literatura venezolana. Romerogarcía recorrería el país enfrentándose a la realidad
cultural y política nuestra y estas evidencias le llevarían a acuñar una
frase: “Venezuela es el país de las nulidades engreídas y las
reputaciones consagradas” la cual fue publicada en el año 1896 en la
Revista El Cojo Ilustrado de Caracas.
Hablando de “reputaciones consagradas que no
son otra cosa más que nulidades engreídas” este médico especializado en
neuropsiquiatría en Cambridge, Oxford y en Marsella, quien, además, había sido
rector de la Universidad Central de Venezuela y fundador del Colegio de Psicólogos… ¡Había sido terapeuta personal de tres
expresidentes! (Jaime Lusinchi(1984-1989), Rafael Caldera(1969-1974 y
1994-1999) y también lo fue de Hugo Chávez Frías (1999-2013).
Aquel tipo, resultaba ser un ejemplo paradigmático
de lo que conocemos como una reputación consagrada, pero terminó
evidenciándose más que nulo y engreído, como un enfermo mental y un perturbado
asesino (Ver; Sangre en el diván: en el
libro de I. Pacheco, representado en el teatro por H.Manrique). La sociedad
fue engañada por su reputación, una triste realidad para nunca olvidar.
Felipe Bruno, era mejor conocido por su nombre religioso, Giordano Bruno (1548-1600) un filósofo,
que durante siglos quedó relegado al olvido, cosa que, como filósofo, al fin uy
al cabo, no debería extrañarnos... A los catorce años fue enviado a Nápoles a
estudiar, y en 1565 ingresó como novicio en el convento de Santo Domingo;
ordenado sacerdote en 1572. Tres años más tarde, en 1575 se doctoró en teología
y se interesó en problemas de exégesis bíblica, y en la posibilidad de
concordar la teología cristiana con el emanatismo neoplatónico. Él consideró a
las tres "personas" de la Trinidad como “poder, sabiduría y amor” del único Dios que es la misma alma
universal.
Como ocurre con estos personajes, se entablaría un proceso de herejía
contra él, en Roma fue acusado de un asesinato sin culpabilidad alguna. Huyendo
de Nápoles, llegó a Liguria, luego a Turín, y a Venecia y, así sucesivamente,
llegaría a Bérgamo, a Saboya y a Ginebra donde fue acogido por un napolitano
adepto del calvinismo e inscrito en la universidad. Más pronto que tarde, Bruno
se rebeló contra sus maestros y se dirigió a Francia, donde permanecería en
Toulouse dos años, y de allí se trasladó a París, donde le ofreció al rey Enrique III
de Francia uno de los textos de mnemotécnica que
había hecho imprimir.
Era Profesor en París, cuando se fue tras el embajador de Francia a la
corte de Isabel I de
Inglaterra, y pasó dos años y medio entre Oxford y
Londres donde publicó; los Diálogos
italianos, y El Candelero, La Cena del Miércoles de
Ceniza, De la causa, principio y uno (que es la
obra más leída de Giordano Bruno), Del
infinito universo y mundos donde critica la física y la cosmología
aristotélicas, la cual él sustituye por una idea del universo infinito en su
extensión y el número de mundos (los astros) que lo integran.
Al regresar a Francia, Giordano Bruno criticaría las obras de Aristóteles
y en Alemania, publicaría el segundo grupo de sus textos Del mínimo donde propone el concepto del
mínimo físico, el átomo, y de mínimo
matemático, el punto, entendido como
la esfera más pequeña posible. De
la mónada, similar a los escritos mágicos darían lugar a la tríada, la
tétrada, hasta la década. De lo
inmenso y de los innumerables reanuda el tema Del infinito con una nueva
conciencia de los progresos contemporáneos de la astronomía.
En De lo inmenso y de los innumerables, Bruno reanuda el tema que se hallaba ya en Del infinito ofreciendo
una nueva conciencia de los progresos contemporáneos de la astronomía, campo en
el cual destacaba Tycho Brahe
(https://surl.li/gwmsyf). Giordano
Bruno fue invitado por Juan Mocenigo, y marchó a Venecia; pero Mocenigo, no
satisfecho con sus enseñanzas y molesto por los discursos heréticos de su
huésped, le denunció al Santo Oficio, y conseguida por la Inquisición romana la
extradición, Giordano Bruno fue encarcelado, interrogado por los inquisidores
y, finalmente, condenado a una muerte cruel.
Los debates acerca de Giordano
Bruno se hallan muy lejos de tocar a su fin; de todas formas, nadie
puede discutir el valor del entusiasmo mental con que Giordano Bruno cantó como
divina la infinita fecundidad de formas de la naturaleza. Estando en
Missiissauga, Canada, recuerdo que, en noviembre del año 2018, ya habíamos
hablado de la reputación de Bruno en lapesteloca,
en cuyo caso conviene recordar que nunca fue una nulidad engreída.
Maracaibo, jueves 11 de septiembre del año 2025
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