Voy a comenzar este breve asunto, con el conocido tango de Enrique Cadícamo, titulado “Por la
vuelta”:
¡Afuera es noche y
llueve tanto!...Ven a mi lado, me dijiste, hoy tu palabra es como un manto... un
manto grato de amistad... /// Tu copa es ésta, y la llenaste. Bebamos juntos,
viejo amigo, dijiste mientras levantabas tu fina copa de champán.../// La historia vuelve a repetirse, mi
muñequita dulce y rubia, el mismo amor... la misma lluvia... el mismo, el mismo
loco afán... /// ¿Te acuerdas? Hace justo un año nos separamos sin un
llanto... Ninguna escena, ningún daño... Simplemente fue un "Adiós" inteligente
de los dos.../// Tu copa es ésta, y nuevamente los dos brindamos "por la vuelta". Tu boca roja
y oferente bebió en el fino bacarát…/// Después, quizá mordiendo un llanto, quedate
siempre, me dijiste... Afuera es noche y llueve tanto,... y comenzaste a
llorar...///La historia vuelve a repetirse, mi muñequita dulce y rubia, el
mismo amor... la misma lluvia...el mismo mismo loco afán…
Pero hay otra canción que suena en mi memoria y no es un tango, es la de
Agustín Lara que dice “Cuando vuelvas…”, que a mí, me suena
siempre en la voz de Felipe Pirela, aunque más adelante ardan los pebeteros y
caiga una lluvia de luceros la que obligadamente llega a mi mente, como si
fuera un verdadero “cambio de velocidad”
beisbolero, surgiendo la música del Mosaico de la Billo´s, así: con tu
cara e parampanpin, pim pun pam” y ya sé que, yo te he visto con María guracheando
en el solar”…
Una de las muchas cosas que musicalmente ignoraba, es como se iniciaba
la canción del músico jarocho, en su “Cuando vuelvas” que en realidad comienza diciendo: “
Te me vas, te me vas de la vida/ como van las arenas al mar… Te me vas, sabe
Dios si otra vez volverás… Entonces si es de veras que arranca Felipe
con la Billo´s cantando melodiosamente… “Cuando vuelvas nuestro
huerto tendrá rosas,/ estará en la primavera floreciendo para ti./ Cuando
vuelvas hallarás todas tus cosas/ en el sitio en que quedaron cuando quisiste
partir./ Cuando vuelvas, virgencita del recuerdo,/ pedacito de mi vida, reina
de mi soledad./ Cuando vuelvas arderán mis pebeteros y una lluvia de luceros a
tus pies se tenderá.
Francamente hablando, estoy consciente de estar repitiéndome, pues
recuerdo que estas cosas ya las comenté estando en Mississauga, Ontario, hace ya
unos cuantos años en el mes de junio del 2019 y luego tres años después, que sería como re-repetir en abril del 2022 comenté
sobre el asunto al hablar de la escritora mexicana Ángeles Mastretta pero en realidad hoy quería hablar sobre Enrique
Domingo Cadícamo (1900-1999), un poeta, compositor y escritor argentino,
autor de más de 800 temas entre tangos, valses, milongas,
foxtrots, polkas, candombes y otros ritmos quien marcó la historia del tango ya que fue una
figura clave de la cultura popular argentina del siglo XX.
Fue el
décimo hijo de su familia. A los diez años se trasladó con su familia al barrio porteño de Flores y a los 18 años, trabajó en el
Consejo Nacional de Educación de Argentina junto con el poeta, periodista y
político Leopoldo Lugones y Enrique
Banchs. A los 26, publicó su primer libro de versos, titulado Canciones
grises, con influencia del modernismo y del tango, seguido de otros
dos poemarios de idéntica tendencia literaria: La luna del bajo fondo (1940)
y Viento que lleva y trae (1945). También publicó, entre
otros libros, la novela Café de camareras (1969),
sus Memorias y un libro dedicado a uno de sus amigos, El
desconocido Juan Carlos Cobián (1972).
Su obra estuvo marcada por colaboraciones memorables con Enrique
Cobián y Aníbal Troilo, para alumbrar tangos que permanecen en la memoria
colectiva de argentinos de varias generaciones, como “Anclao en París”, “Nieblas del Riachuelo”, “Garua” y “Los mareados”.
Domingo Cadícamo fue un artista integral quien dirigió
filmes, ideó guiones cinematográficos y escribió libros. En sus relatos, se
perciben los paisajes y la idiosincrasia de la ciudad de su vida: Buenos Aires.
Cadícamo, descolló como una figura representativa no solo por la cantidad, sino
por la calidad de su producción, testimonio del devenir y la transformación de
la Buenos Aires del siglo pasado.
Cadícamo tuvo una estrecha relación con Carlos Gardel y ella marcó un hito en la historia del tango. El propio Cadícamo lo recordaba y la influencia de
sus obras permanece vigente en el repertorio tanguero. “Lo
único que recuerdo es que yo lo miraba como si fuera un ser de otro planeta. Me
palmeó la espalda y desde ese día fuimos amigos”. El primer tango que
Cadícamo escribió, “Pompas de jabón”,
fue también el primero que Gardel grabó de su autoría, el 27 de diciembre de
1925 en España, acompañado por José
Ricardo y utilizando el sistema eléctrico, tecnología que aún no
había llegado a Buenos Aires. A partir de entonces, Gardel grabó al menos 20
tangos de Cadícamo, entre ellos “Muñeca
brava”, “Cruz de palo”, “Madamme Ivonne” y “Anclao en París”.
La visión de Cadícamo sobre el tango moderno quedó plasmada en
entrevistas y en el suplemento Testigos del siglo: el tango nacional
y popular. Según el autor, “Lo que hoy se escucha como tango
nada tiene que ver con las melodías y el espíritu que tenía hace cuatro o cinco
décadas. El tango es un
sentimiento que no tiene nada que ver con las fantasías de un
arreglador que hace o deshace una composición según su gusto o los pedidos de
los directores de una discográfica. Me da mucha pena escuchar temas que compuse
hace un tiempo y que transmitían el clima de esa época, convertidos en una obra
de corte vanguardista, con un sentido musical muy distinto. Si se quiere el
tango de verdad, hay que dejarlo tal cual, se lo concibió en su momento”.
Y añadía: “Con esto no quiero decir que no estoy de
acuerdo con las nuevas edades de la música, pero siento que hoy perdió su
personalidad y se la desvirtuó. Además ya no están nuestras fuentes de
inspiración: ¿a dónde fue el barrio, la vida nocturna, la calle Corrientes? Si
ese paisaje de Buenos Aires hoy es tan lejano, no podemos esperar que, a pesar
de los buenos y jóvenes talentos, surjan esas canciones inolvidables que
nacieron desde el alma”. Para
Cadícamo, “Hoy
puede haber compositores y autores de música, pero no de tangos. El tango sería
entonces otra cosa, otra manifestación actual. Sería canción de Buenos Aires, u otro título
que le dieran”. Él sentenciaba: “¿Cuándo termina la época de ese tango?
Con los tangos conocidos, tradicionales y de antología. Ahí terminó la época”.
La obra de Cadícamo también se extendió al cine y al teatro. Escribió y
dirigió películas como Virgencita de Pompeya, Noches
cariocas y Nace un campeón. Fue guionista
de Galería de esperanzas (Chingolo) (1934) e intérprete
en Al corazón (1995), Gardel, el alma que
canta (1985) y El canto cuenta su historia (1976).
En teatro, creó piezas como Así
nos paga la vida, La
Baba del Diablo, El
Romance de dos Vagos, El
cantor de Buenos Aires y La epopeya del tango.
El poeta e historiador León Benarós describió a Cadícamo en
la revista Tanguera como un “muchacho eterno” que parecía desafiar el paso del tiempo, con su
cabellera rubia y su estilo juvenil. Murió el 3 de diciembre de 1999 a
los 99 años.
Maracaibo, el
sábado 13 de septiembre del año 2025
1 comentario:
Muy interesante..!!
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