Uno
de los rasgos fundamentales en la biología, es el número de cromosomas que
define a una especie, y para la mayoría de las especies, (los humanos, por ejemplo, tenemos 23 pares)
este número se mantiene estable.
Un
hallazgo reciente ha demostrado que existe un pequeño lepidóptero el cual es
capaz de albergar una cifra cromosómica que redefine por completo lo que se
creía posible para el reino animal, para demostrarnos que, en el enigmático
mundo de los insectos, las reglas a veces se rompen de manera espectacular. El hallazgo mencionado podríamos
decir que redefine los límites de la biología…
Aunque
sabemos que el número de cromosomas que tiene un ser vivo es un indicador de la
complejidad de su genoma, no necesariamente lo es de su nivel evolutivo o de su
tamaño. En este caso, el hallazgo de un número tan elevado en una especie tan
pequeña como la mariposa “niña del
Atlas” plantea nuevas preguntas sobre la biología y la genética, sugiriendo
que la investigación en este campo podría ayudar a comprender mejor cómo la
evolución ha dado forma a la biodiversidad, desafiando las concepciones previas
sobre el ADN y su organización.
Investigadores
confirman en esta especie Polyommatus atlántica que es una
mariposa de las montañas marroquíes a el animal con más cromosomas, un fenómeno
de biología extrema que lo ha conseguido fragmentado su genoma durante tres
millones de años, un mecanismo, que podría verse como “monstruoso” para otros
organismos, que pudo haberla ayudado a adaptarse a su entorno y podría arrojar
luz sobre el desarrollo de algunos cánceres.
Una especie de lepidóptero ditrisio de la familia Saturniidae, es el representante de mayor tamaño de la familia y la polilla más grande del mundo teniendo en cuenta el área total de sus alas (más de 160 cm²). La envergadura de sus alas también está dentro de las más grandes, de 25 a 30 cm. Los especímenes femeninos son más grandes y más fuertes que los masculinos. El lepidóptero de mayor envergadura es el diablo blanco (Thysania agrippina)(ver)
La
mariposa isabelina (Graellsia isabellae) fue descubierta
por el naturalista español Mariano de la Paz Graells en Peguerinos en
1848. La bautizó con la denominación Saturnia isabellae como
dedicatoria a la reina Isabel II de España. Posteriormente la especie
fue rebautizada como Graellsia isabellae en honor a su
descubridor. Es una especie de lepidóptero ditrisio de
la familia Saturniidae,
una de las más vistosas de la fauna europea,
con una envergadura que va desde 45 mm hasta 10 cm. Con anterioridad se
denominaba Actias isabellae. Es la única especie del género Graellsia , además
del único satúrnido europeo con colas en sus alas
posteriores.
Maracaibo, domingo 21 de septiembre del año
2025
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