Henry Maximilian “Max” Beerbohm (1872-1956) fue un escritor y caricaturista británico y Enoch Soames es el nombre del personaje principal de un cuento con el mismo nombre, del mencionado escritor Max Beerbohm. El cuento fue publicado originalmente en mayo de 1916 en la edición de The Century Magazine, y más tarde fue incluido en la antología de Beerbohm, Seven Men (1919). El cuento titulado Enoch Soames está incorporado en la Antología de la Literatura Fantástica, compilada por Jorge Luis Borges, Adolfo Bioy Casares y Silvina Ocampo.
El escritor, Max Beerbohm, crearía una compleja combinación de hechos y de ficción donde el señor Soames, un personaje de ficción, y Beerbohm el escritor, se incluye a sí mismo en una historia, que narrará sobre una serie de reminiscencias y de acontecimientos de los que como fiel testigo, supuestamente participó en su juventud. Todo este cuento está relacionado con un retrato escrito de un artista real William Rothenstein (1872-1945) pintor de origen alemán, quien en Londres de 1894 más que pintor de paisajes fue litógrafo y dibujante de retratos y dirigió el Royal College of Art de Londres hasta 1935. Rothenstein viajaría por Europa y América particularmente por España donde conocería a sus pintores. Sería Rothenstein quien dibujaría realmente el "retrato" del señor Enoch Soames mencionado en el texto del cuento de Max Beerbohm quien también realizó un dibujo animado de Soames.
Beerbohm se nos presenta durante la década de 1890, como un inglés, ensayista y escritor; un narrador que describe acontecimientos de su propio pasado, y cuenta la trágica historia de su supuesto amigo y colega Enoch Soames quien sería su contemporáneo. Soames aparenta ser más joven que el escritor, un camarada de ingresos seguros pero moderados, que vive de una anualidad heredada, y que es desdichado pues es un ser aspirante a poeta, pero desconocido. A lo largo de la historia, conoceremos que Soames es el autor y editor de una sucesión de libros de poemas sin éxito considerándolo como un ser "débil", que no genera gran impresión, a excepción de su hábito persistente de “llevar siempre una capa gris impermeable muy particular y un sombrero negro suave”…
En la tarde del 3 de junio de 1897, Soames y Beerbohm estaban ambos almorzado en el Soho, y Soames andaba profundamente deprimido y consumido, aunque estaba convencido de que el era un gran autor, pero no era reconocido ni en la literatura ni en la poesía. Soames padece infeliz con su actual oscuridad y fracaso; no obstante, él siente gran curiosidad acerca de su "seguro destino” de fama póstuma… Luce desesperado por conocer el eventual futuro reconocimiento de sus obras y su talento, cuando el diablo se presenta surgiendo desde una mesa vecina para ofrecerle algo a cambio de la posesión futura de su alma.
En el acuerdo propuesto, Soames habría de ser transportado exactamente cada 100 años adelante en el tiempo, para pasar una tarde (de las 2:10 a 7:00pm) en la Sala de Lectura del Museo Británico, para de esta manera descubrir como la posteridad lo tratará a sí mismo y a sus obras. Después de que el tiempo asignado haya expirado, Soames será devuelto a su actual fecha y lugar, pero a las 7:00 pm y el diablo entonces cobrará su pago. Después de que llegan a hacer este acuerdo, Soames desaparece y luego, reaparece en el café a la hora designada, donde Max Beerbohm quien aparece aquí en una foto de 1908 (ver) ha vuelto a su encuentro…
El cuento relata como el señor Holbrook Jackson al escribir sobre la literatura del siglo XIX minuciosamente escrita estaba igualmente la historia de cómo Soames había fracasado en su intención de dejar una huella suya en la literatura y vendría a ser casi por lástima que Max Beerbohm escribiría su historia. Así sabremos, como en el verano de 1893 estaría en Oxford, con Will Rothenstein un pintor extranjero, dinámico y menudo de 21 años supuestamente viniendo de Paris, quien decía conocer a todo el mundo en la ciudad luz. Beerbohm con Rothenstein visitarían en Cambridge a un joven dibujante Aubrey Beardsley con quien comenzarían a visitar los salones de dominó del Café Royal.
Con una apariencia extraña un individuo encorvado y pálido de cabellos castaños como si fuese un joven escritor de antaño se acercó este al pintor Rothenstein para decirle que seguramente él no lo recordaba, a lo que respondió que sí y lo nombró: Edwin o Enoch Soames y le recordó su encuentro en el café Groche. “Entiendo que ahora vive usted en Chelsea” le dijo y él aceptó la invitación tomando asiento y pidió una absenta…
La primera obra literaria de Max Beerbohm se iniciaría con The Works of Max Beerbohm de 1896, y su primera colección de caricaturas fue Caricatures of Twenty-five Gentlemen del año 1896. Después escribió la fábula The Happy Hypocrite en 1897 (traducida en 2012 en español como El farsante feliz -editorial Acantilado). La única novela de Max Beerbohm seria Zuleika Dobson publicada en 1911. El anecdotario Seven Men del año 1919, es considerado su obra maestra y es precisamente en ese libro donde aparece el cuento de Enoch Soames.
Thomas Wolfe, fue un escritor (ver) quien, a diferencia de Soames, y a pesar de haber fallecido muy joven, si logró ser famoso (https://tinyurl.com/mtua7s3w). Sinclair Lewis citó a Thomas Wolfe en 1930, en su discurso al recibir el premio Nobel de Literatura y William Faulkner, dijo de Wolfe, que era el mejor escritor de su generación (Faulkner se puso segundo). Sus relatos, en gran parte fueron capítulos excluidos de sus novelas los cuales se fueron publicando en revistas hasta 1938, cuando se editó su segunda gran novela, Del tiempo y el río, que lo consagró definitivamente como uno de los más importantes novelistas del siglo XX en los Estados Unidos.
En julio de 1938 Wolfe enfermó de neumonía en Seattle y le diagnosticaron una tuberculosis miliar. Fue enviado al Hospital Johns Hopkins en Baltimore y sin recobrar la conciencia, Wolfe falleció 18 días antes de cumplir sus 38 años. Traigo a Wolfe a este relato por una curiosa coincidencia: el 14 de mayo de 1930 en una carta a unos amigos, Wolfe escribió sobre Soames, y allí diría… “Vive silencioso en Rapallo, uno de los lugares más bellos del mundo. Ve a poca gente, se queda sentado en la terraza y pinta un poco, lee un poco, pasea un poco y de vez en cuando escribe un poco. Es vago y se esfuerza en no hacer nada. A pesar de ello ha realizado hermosas cosas y además en gran cantidad”.
Verdaderos o inventados, los escritores pueden ser personajes cuya trayectoria los consagre a la fama o al olvido, sin que sean necesarios curiosos pactos satánicos…
Maracaibo, viernes 18 de agosto del año 2023
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