domingo, 27 de agosto de 2023

Lluvia de estrellas


El 25 de agosto del año 2018 en este blog (lapesteloca) conversamos sobre el fenómeno de la “lluvia de estrellas” (https://tinyurl.com/5ycd435a) también conocido como “las lágrimas de San Lorenzo”. El cielo estrellado una de estas noche de agosto quizás nos permita disfrutar de alguno de los espectáculos astronómicos que se repiten cada poco tiempo y gracias a esa repetición, esos fenómenos sirven para enseñar cómo es el universo y de dónde venimos.

Este domingo 27 de agosto, sucederá uno de los grandes eventos astronómico que es la oposición de Saturno, un fenómeno que ocurrirá cuando quedan alineados casi en una recta Saturno, la Tierra y el Sol; y además, nuestro planeta quedará entre los dos astros en esa recta, con el Sol mirando hacia un lado y Saturno hacia el lado opuesto. Es uno de los mejores momentos para observar al más bonito de los planetas, porque su distancia a la Tierra alcanza un mínimo; aunque esta distancia mínima no siempre es la misma, pues depende del año, y ya sabemos que para poder observar bien los anillos de Saturno se necesita un telescopio.

Pero antes se ha venido dando un evento astronómico que se observa mejor sin prismáticos ni telescopio, conocido como la lluvia de estrellas fugaces, las Perseidas. Desde hace ya unos días, la Tierra ha empezado a transitar en su periplo anual, por la estela de material que deja en su propio viaje un cometa llamado 109P/Swift-Tuttle donde lo más denso de esa nube de escombros que deja el cometa se produjo alrededor del 12 de agosto, pero estaremos atravesándola hasta hace unos días, el 24 de agosto.

Como información de servicio, la luna nueva fue el 16 de agosto, así que este año 2023 fue propicio para ver una gran lluvia de estrellas veraniega. Había que mirar al cielo hacia la constelación de Perseo, y mirando la verán salir antes que la Luna a eso de la medianoche, y será visible toda la noche, quedando por encima de la galaxia de Andrómeda, que sí vale la pena observar con unos prismáticos.

La información astrofísica sobre el 109P/Swift-Tuttle nos dice que fue descubierto en julio de 1862 por Lewis Swift y Horace Parnell Turtle, de ahí su nombre prosaico -109P/Swift-Tuttle- para un cometa que solo ha pasado dos veces cerca de nosotros desde su identificación como cometa; la segunda y última hasta ahora, en 1992. La tercera será en el año 2125 y quizás lo pueda disfrutar alguien que ya ha nacido...
Este cometa tiene su punto de acercamiento máximo al Sol muy cerca de nuestra órbita, para luego alejarse más allá de Plutón (que está 50 veces más lejos del Sol que la Tierra). Parece que los chinos ya observaron este objeto celeste hace 23 siglos, y hay un documento de un jesuita en China, datado en 1737 que habla de un cometa que podría ser este mismo. Es curioso que, a pesar del período bastante largo del 109P/Swift-Tuttle (acoplado con el de Júpiter, apodado el rey de los cometas), de su gran inclinación y de su órbita retrógrada, este cometa pasa muy cerca de la Tierra. Se estima que en 2126 atravesará las inmediaciones de la órbita terrestre a finales de julio, solo 15 días antes de que la Tierra pase por aproximadamente la misma zona, así que se espera que los cálculos del período sean muy precisos o que entonces exista algún ser que repita lo que ya hiciera Bruce Willis en la película se 1998 Armageddon. Aunque los cálculos invitan a la tranquilidad ya que no hay peligro de que ambas órbitas coincidan en los siguientes milenios, no podremos decir, ya veremos que sucederá…

Lo que si sabemos con precisión es que en el entorno del Swift Tuttle se genera una nube de partículas de polvo, agua y hielo que permanece en la retaguardia del cometa, tiempo después de este pase por un lugar. Las Perseidas o Lágrimas de San Lorenzo son fundamentalmente granos de polvo, del tamaño de granos de arena, que entran en la atmósfera a velocidades extremadamente altas, de 10 a 50 kilómetros por segundo. Tal es así, que la fricción del gas de la atmósfera las calienta, las desintegra y las hace brillar. Esto ocurre a una altura de entre 80 y 100 kilómetros, cerca de la línea Karmán, que es el límite a partir del cual la atmósfera se hace más densa.

La mayoría de los cometas de período corto se originaron en el disco disperso de la nube de Oort interior, también llamada nube de Hills, pero se cree que, aun existe un gran número de ellos que tienen su origen en la nube de Oort exterior, que tiene forma esférica. ​A pesar de que tanto el cinturón de Kuiper como el disco disperso se han estudiado bien, sabemos que en la nube de Oort existen cinco posibles miembros: (90377) Sedna, (148209) 2000 CR, (308933) 2006 SQ, y 2008 KV todos ellos están en la nube de Oort interior.

Un objeto transneptuniano u objeto transneptúnico (abreviado como (OTN) es cualquier ente del sistema solar cuya órbita se ubica parcial o totalmente más allá de la órbita del planeta Neptuno. El 10 de noviembre de 2015, la revista Nature publicaba anunciando el descubrimiento de un nuevo objeto transneptuniano localizado en los márgenes inferiores de la nube de Oort. Dicho objeto sería el más lejano del sistema solar, un récord que antes ostentaba el planeta enano Eris o (136199).

Eris que es un planeta enano del sistema solar, es el objeto transneptuniano más masivo, el segundo más grande después de Plutón y el cuerpo más grande del sistema solar que no ha sido visitado por una sonda espacial. Tiene un diámetro de 2326±12 km, ligeramente inferior a los 2377±2 km del de Plutón. En cambio, solo representa el 0,27 % de la masa terrestre. Fue descubierto en enero de 2005 por un equipo del observatorio Palomar y su identidad fue verificada más tarde ese mismo año. Eris es un objeto transneptuniano (TNO), y posee un satélite llamado Disnomia.

En febrero de 2016 su distancia al Sol era de 96,3 ua, alrededor de tres veces la de Plutón. Con la excepción de algunos cometas, Eris y Disnomia eran por entonces el segundo objeto natural más lejano del sistema solar​ (el más lejano era V774104 descubierto en noviembre de 2015 a 103 ua).

Puesto que Eris parecía ser más grande que Plutón, la NASA lo consideró inicialmente como el décimo planeta del sistema solar, al igual que sus descubridores y los medios de comunicación. La perspectiva de que en el futuro se descubriesen otros objetos de tamaño similar, motivó a la Unión Astronómica Internacional (UAI) para definir el término «planeta» por primera vez mediante una resolución el 24 de agosto de 2006. Asimismo, la Asamblea determinó que Eris era un planeta enano, junto con Ceres, Plutón, Haumea y Makemake, por lo que se reducía el número de planetas conocidos del sistema solar a ocho, la misma cantidad que existía antes del descubrimiento de Plutón.

Maracaibo, domingo 27 de agosto del año 2023

 

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