miércoles, 21 de noviembre de 2018

Santa Cecilia, patrona de los músicos



Santa Cecilia, patrona de los músicos

Corre el año 1967 y desde el aire, volando sobre Washington DC, el Capitolio y el Obelisco parecen manchas blancas y pienso en Arlington, busco el cementerio, ¿dónde estará la tumba de Kennedy?, volteo, no la diviso, pasan las nubes y pienso... Fue un veintidós de noviembre en Dallas, lo liquidaron, también es la fecha de mi cumpleaños, curiosa coincidencia, Santa Cecilia patrona de los músicos, eso decía mi madre… 
Santa Cecilia fue una noble romana, convertida al cristianismo y martirizada por su fe en una fecha no fácil de determinar, entre los años 180 y 230. Los católicos incluyen su nombre en una de las plegarias eucarísticas de la misa y los ortodoxos conmemoran su muerte el 22 de noviembre.   
Los cerezos deben estar floreciendo, pero tan solo se ven grises los tejados de las casas. Termina el frío de marzo y comienza el mes de los tontos, April showers bring me flowers... 
 En la Iglesia católica, Santa Cecilia es patrona de la música, de los poetas y de los ciegos junto con santa Lucía de Siracusa. Sus atributos son el órgano, el laúd y las rosas.. 
La primavera llega a Washington antes que a las onduladas planicies de Wisconsin. Yo soy médico r.esidente del Departamento de Patología de la Universidad de Wisconsin y vuelo hasta la capital con pasajes y viáticos pagados por los gringos... ¿Estarán tratando de conquistarme para que me quede a trabajar con ellos? Debo tomar con seriedad sus proposiciones, son como para pensarlas… Eso me digo. Tan solo soy un médico-residente y me han enviado para que presente los resultados de mis trabajos experimentales ante una pléyade de expertos, seguro estoy que en la audiencia estarán los mejores patólogos de Norteamérica, eso me habían dicho... Me han pedido que me quede en Wisconsin y no regrese a mi país, ellos creen que aceptaré, pero yo sé que no lo haré, no puedo, siento que me debo a mi gente... 

La referencia histórica más antigua sobre Cecilia se encuentra el Martyrologium hieronymianum, donde se la menciona con una nota topográfica: «Appiâ viâ in eâdem urbe Româ natale et passio sánctæ Cecíliæ virginia» ("en la Vía Apia  de la ciudad de Roma,  nació y murió santa Cecilia virgen"). La fiesta mencionada el 22 de noviembre, día en que se celebra todavía, fue preservada en el templo y dedicada a ella en el barrio romano del Trastévere.  Las primeras guías medievales de los sepulcros de los mártires romanos señalan su tumba en la vía Apia al lado de la cripta de los obispos romanos del siglo III. En el siglo IV la Iglesia romana ya la conmemoraba.  Venancio Fortunato, obispo de Poitiers muerto en el año 600, en su libro Miscellánea, escribió que en la época del emperador Marco Aurelio (entre 176 y 180), había muerto una Cecilia en la isla de Sicilia. De Rossi (en Sotterránea de Roma) sugiere que la declaración de Venancio Fortunato es la más segura históricamente. Ado de Viena, en su Martiriólogio del año 858, incluye a Cecilia de Roma para el día «22 de noviembre» y sitúa el momento de su muerte en el reinado de MarcoAurelio y Comodo (aproximadamente el año 177). Ninguna de estas opiniones está suficientemente establecida, ya que las Actas de santa Cecilia (única fuente disponible) no ofrecen ninguna evidencia cronológica. La única indicación temporal segura es la localización de la tumba en la catacumba de Calixto, en inmediata proximidad a la cripta de los papas, en la que fueron enterrados los papas Ponciano y Antero, y probablemente también Urbano I. En las firmas del Concilio de Roma del 499 se menciona al templo de Cecilia como títulus sánctæ Cæcíliæ

Hacia el año 480 aparecieron unas Actas de santa Cecilia anónimas, en latín, en numerosos manuscritos que se tradujeron al griego. Según este texto, Cecilia, virgen de una familia senatorial romana, se había convertido al cristianismo desde su infancia. Solía llevar un vestido de tela muy áspera bajo la túnica propia de su dignidad, ayunaba varios días por semana y había consagrado a Dios su virginidad. Pero su padre, que veía las cosas de un modo diferente, la casó con un joven patricio. Tras la celebración del matrimonio con un noble joven pagano, Valerius, en la cámara nupcial, Cecilia le dijo que ella había entregado su virginidad a Dios y que un ángel celosamente guardaba su cuerpo. “Si me tocas como si fuera yo tu esposa, el ángel se enfurecerá y tú sufrirás las consecuencias; en cambio, si me respetas, el ángel te amará como me ama a mí”.Valerius pidió ver al ángel, después de lo cual Cecilia lo envió a la vía Apia, donde debía encontrarse con el papa Urbano I. Valeriano obedeció y Urbano I, el papa lo bautizó y él regresó como cristiano ante Cecilia. Entonces se apareció un ángel a los dos y los coronó como esposos. Cuando Tiburcio, hermano de Valeriano, se acercó a ellos, también fue convertido al cristianismo. El prefecto Turcio Almaquio condenó a ambos hermanos a la muerte, pero el funcionario Máximo, designado para ejecutar la sentencia también se convirtió al cristianismo y sufrió el martirio con los dos hermanos. Cecilia enterró sus restos en una tumba cristiana. Luego Cecilia fue buscada por los funcionarios del prefecto y condenada a morir ahogada en el baño de su propia casa. Como sobrevivió, la pusieron en un recipiente con agua hirviendo, pero también permaneció ilesa, y el prefecto decidió que la degollasen allí mismo. El ejecutor dejó caer su espada tres veces y como no pudo separar la cabeza del tronco, huyó, dejando a la virgen bañada en sangre. Cecilia pasó tres días entre la vida y la muerte. En ese tiempo los cristianos acudieron a visitarla en gran número. La santa legó su casa a Urbano y le confió el cuidado de sus servidores. Fue sepultada junto a la cripta pontificia, en la catacumba de San Calixto donde se sepultaban a los obispos y a los confesores. La Enciclopedia Católica señala que el relato en sí no tiene valor histórico; es un romance pío, como otros recopilados en los siglos V y VI. En cambio, la existencia de los tres mártires mencionados y la relación entre Cecilia y Valeriano, Tiburcio y Máximo, mencionados en las Actas, tienen algún fundamento histórico. En opinión de Louis Douchesne, aunque se desconoce la fecha en que Cecilia sufrió el martirio,  la octava se celebraba en la catacumba de Calixto (Santa Cecilia fue enterrada allí), y según el hagiógrafo Hippolyte Delehaye, Cecilia de Roma sería “el personaje más enmarañado en la hagiografía romana”.

Tú vas en 1987, sobre el Danubio y regresas de vuelta a la popa, donde el viento sigue siendo el mismo fabricante de heladas agujas. Tú con tu vasito de vino blanco, entonces tarareas, murmuras y cantas... “Mi canción de amor, viene a turbar, la calma y el silencio, y mi pobre voz, alzándose en la noche te despierta”… Es la “Serenata” que aprendiste desde niño… “debes perdonar y comprender mi corazón tan necio, que por arrullar al azul de tus ojos, te desvela”... Hernando entona con mucho sentimiento una canción que te suena muy colombiana, y luego él te dirá que se llama Amapola, y tú estarás sorprendido, pues no sabías que existiese otra Amapola que no fuera la que tú adoras en los hierros de su reja, la que escuchó la triste queja, pero él te explica que es una vieja canción de la época colonial… Él, como tú, a pesar de vivir en el  87, se ha transportado a su infancia lejana, su niñez en Ibagué, y ambos miran a Claudia quien se asoma por la puerta de madera y con su disfraz de húngara parece una verdadera tarjeta postal para estimular el turismo. “Viaje por el Danubio hacia Hungría con Claudia Hirsch”. Ella los ve en cubierta, friolento, y se rie… ¿De cuál signo del zodíaco será esta catirita sangre liviana? Entonces piensas que el 21 de noviembre cumpleaños Hernando. Sagitarios limítrofes los del 22 de noviembre como tú, y analizas el asunto de las coincidencias, si hubiesen sido compatriotas no congeniarían tan bien. La amistad no puede expresarse con palabras, y te parece curioso que sea con un colega del hermano país con quien hayas encontrado tantos puntos de identificación, para colmo, él tiene más de veinte años viviendo en los Estados Unidos, pero es a todas luces más colombiano que el difunto Gaitán, solo tenéis que verlo mijito, y si lo oís, ya no te caben más dudas. Venga le cuento y vea, ¿y como así?, no se lo digo, pero él es un colombiano exiliado, y tú piensas que también eres un exiliado, vives en la capital pero eres de Maracaibo, de la República del Zulia, ¿más cosas en común?, la amistad es también recíproca y por ello estás convencido de que ha valido la pena viajar con Hernando sobre el Danubio azul, rumbo a Budapest.

En 1594 el Papa Gregorio XIII nombró a Santa Cecilia, patrona de los músicos. Se dice que el día de su matrimonio, mientras los músicos tocaban, ella cantaba a Dios en su corazón. Es importante recordar que ella no deseaba casarse. Por otro lado, el Papa Gregorio XIII la nombró patrona de los músicos porque había demostrado una atracción irresistible hacia los acordes melodiosos de los instrumentos. Su espíritu sensible y apasionado por este arte convirtió así su nombre en símbolo de la música.

Mississauga, Ontario, 21 de noviembre 2018

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