miércoles, 28 de noviembre de 2018

¿Reputaciones consagradas?




¿Reputaciones consagradas?

Un análisis acerca de la condición humana de los venezolanos, nos llevará a una relación directa con la cultura nacional, y seguramente terminaremos por hablar del estado mental de muchos de nuestros coterráneos. Este ejercicio, quizás podrá servirnos para explicar en parte la terrible desgracia que pesa sobre nosotros y el país. Cualquiera podría presuponer que existe un problema funcional en la personalidad del venezolano. ¿Será, algo que permanece incrustado en sus neuronas, alguna proteína anormal conformando neurofilamentos que nos induce a percibirnos como ineptos, torpes o incompetentes para ciertas actividades y que a la vez nos lleva a presentarnos como seres risueños, jactanciosos, petulantes, prepotentes y en ocasiones hasta agresivos? Pudiese ser un fenómeno mutacional, quizás inducido a través de la repetición mediática de mensajes, algunos no tan subliminales, durante los últimos 20 años, o quizás desde antes… (¿ ?)
 
Manuel Vicente Romerogarcía, fue un escritor venezolano quien desde muy joven se integró a las actividades políticas de su época, y quien en 1890 publicó la novela Peonía que cristalizaría el “criollismo” en la literatura venezolana. Romerogarcía recorrería el país enfrentándose a la realidad cultural y política nuestra y estas evidencias le llevarían a acuñar una frase: “Venezuela es el país de las nulidades engreídas y las reputaciones consagradas” la cual fue publicada en el año 1896 en la Revista El Cojo Ilustrado de Caracas. 

Luis José Uzcátegui, quien es médico psiquiatra y antropólogo, hoy 28 de noviembre, señalaba por internet (http://www.gentiuno.com/03/12/2017/luis-jose-uzcategui-), como a 121 años de aquel “retrato literario” de Romerogarcía, la forma estúpida de ser y de pensar de los venezolanos persiste, pudiendo percibir él mismo, que el problema ha crecido hasta convertirse en una endemia. Yo diría que de epizootia, ha pasado a ser una epidemia… Recordaría entonces a otro médico psiquiatra, uno muy diferente, porque, hasta, ¡había sido el terapeuta personal de tres expresidentes!,-Jaime Lusinchi (1984-1989), Rafael Caldera(1969-1974 y 1994-1999) y del propio Hugo Chávez Frías (1999-2013). Un médico quien además, había sido rector de la Universidad Central de Venezuela y fundador del Colegio de Psicólogos, con especializaciones en neuropsiquiatría en Cambridge, Oxford y en Marsella… Sin duda aquel individuo resultaba ser un ejemplo paradigmático de lo que conocemos como una reputación consagrada, pero él, terminó evidenciándose como un enfermo mental y un perturbado asesino (Sangre en el diván: en el libro de I. Pacheco, representado en el teatro por H.Manrique). La sociedad pareció estar engañada por su reputación, y para muchos, parecía que aquello era una mentira, casi una conspiración… Era una triste realidad. 

Para no horrorizarnos, o sentirnos urgidos de exorcismos de película, ante ejemplos de conciudadanos tipo-Hannibal Lecter, que quizás permanecen ocultos, podemos examinar cual será el esquema mental de las “Nulidades engreídas”, y entender que ellas puede estar presente en los habitantes de muchos países del mundo. Pero debemos también aceptar que está descrito y se sigue viendo con asquerosa frecuencia en nuestro país. En Venezuela son como demasiados los malos ejemplos. Cuán difícil es en estos tiempos, no encontrarse en el día a día, en los mensajes de las redes sociales, en lo que queda de la prensa escrita o a través de los escasos medios de comunicación, con individuos engreídos que son simplemente nulidades y de quienes son desvelados a diario vergonzosos intríngulis, donde las más consagradas reputaciones perecen en medio de corruptelas inimaginables, y salen a la luz pública en el mundo de la política, o en las páginas de los sucesos criminales. No podemos pasar por alto que estamos viviendo, a casi 20 años del engañoso proceso degenerativo socio-cultural engendrado para crear la distorsionada ínsula-barataria de un dame-2 socialista, que se supone ahora existe flotando en el supuesto “mar de la felicidad”. Resultan ser, como demasiados, los ejemplos... ¿Verdad? Se diría que, pululan cual gusanera en la grave herida infectada en que han transformado a la nación. 

En un momento tan desastroso para el país nacional, parece ser obligatorio recordar a Romerogarcía, quien tristemente no logró proseguir sus inclinaciones literarias, pues la acción política dispersó sus esfuerzos. En 1892, bajo las órdenes de Cipriano Castro llegaría a ser jefe de Estado Mayor en la campaña de los Andes, y cuando Castro llegó al poder en 1899, ocupó los cargos de oficial mayor de la división Táchira y de administrador de aduana hasta nuevamente ir a la prisión, para luego ser ascendido a general del Ejército y participar en las campañas militares contra los enemigos del presidente Castro. En 1902, romperá con Castro, lo combatirá y se exiliaría en Estados Unidos, en Perú, y en Trinidad, llevando una vida de privaciones y desempeñándose en modestos oficios, hasta 1909, cuando regresó a Venezuela, y al atacar por escrito a los funcionarios gubernamentales del nuevo dictador, se verá obligado a salir de nuevo al exilio. En 1915 viajó a Colombia, e instalado en Aracataca, ¡el pueblo del Gabo!, se dedicaría a la destilación de licores y a la agricultura, mientras soñador aún, conspiraría con un grupo de exiliados venezolanos…  Entonces, es como para preguntarnos, si será acaso ese el destino de quienes denunciamos las mutaciones sostenidas que han llevado, o arrastrado al país hasta esta situación. Dígamelo usted mismo, estimado compatriota… Por favor, piense y dígame si acaso será posible…

Mississauga, Ontario, 28 de noviembre de 2018

2 comentarios:

Unknown dijo...

Excelente resumen, recomiendo adicionalmente leer las ideas del trujillano en su obra Mensaje sin destino de Mario Briceño Iragory, y de Rodolfo Quintero la Cultura del Petróleo. Síganme en mi canal de Youtube. El petrolaberinto venezolano.

Arcord dijo...

Cuanto le estarán pagando a este jala bolas?