Elvira Navarro nos muestra su
decálogo
Quiero señalar dos cosas: 1- que este decálogo ya lo puse en este blog
el 6 de febrero del año 2016, y 2do: que no estoy hablando de Julia Navarro, (Madrid 1953),
periodista y brillante escritora novelista con títulos como “La hermandad de la sábana
santa”, “La biblia de barro”, “La sangre de los inocentes”, y “Dime quién soy o
Dispara, yo ya estoy muerto”, novela comentada previamente en este blog en
marzo, 2015 ( https://bit.ly/1I7yoOi ).
Elvira Navarro es una joven escritora nacida en Huelva en 1978, que vive en Madrid y
es también autora de los libros “La ciudad en invierno”(2007) y “La ciudad
feliz” (2009) ganadora es año del XXV
Premio Jaén de Novela y del IV Premio Tormenta al mejor nuevo autor. En
diciembre del año 2013, la escritora Elvira Navarro quien en 2010 fue incluida
en la lista de los 22 mejores narradores en lengua española menores de 35 años
de la revista Granta, publicó un “decálogo” sobre el tema de cómo no caer en ciertas trampas al escribir novelas. El artículo sobre “El Decálogo”, apareció en
la víspera de la publicación de su novela “La trabajadora” (Penguin Random
House) en enero 2014 elegida por El Cultural del diario El Mundo como uno de
los mejores libros en lengua española publicados ese año 2014.
Resumo pues, aquí y nuevamente, las trampas de
Elvira Navarro : en el asunto de escribir una novela, quien opina sin caer en
trampas que es necesario conocerlas, por ello, la primera trampa, dice:
1- Si quieres escribir una novela, ensaya
primero con el cuento: ¡No! El cuento y la novela son
universos distintos, con lógicas a veces antagónicas. Meterlos en el mismo saco
nos condena a que las novelas sean cuentos alargados y a que los cuentos sean
novelas comprimidas.
La segunda trampa plantea que:
2- Las novelas (la literatura) no ofrece
respuestas, tan sólo plantea preguntas. Las novelas obligan al lector a buscar las fórmulas para responderle
mentalmente al escritor sobre todo lo que él vaya planteando, de eso se trata.
Navarro pone el ejemplo de Crimen y castigo, de Dostoievski donde el estudiante Raskólnikov,
decide matar a la vieja usurera convencido de que su acto es bueno y una vez cometido el crimen, dudará al no estar
seguro del significado de su acción. El lector le seguirá los pasos e irá
confrontando las respuestas.
3-Tercera trampa: el escritor siempre sabe
hacia dónde va. No empieces a escribir hasta que no lo tengas todo planeado. No siempre es así. Cada novela responderá la
intención personal de querer decir algo que tiene que expresarse poniéndole
mucha imaginación, de manera que cada novela debe reflejar el inconsciente del
escritor. Un determinado asunto que revolotea en la mente del escritor y que le
lleva a batir las alas de su imaginación puede tener un final impreciso. Serán
muchas veces los personajes quienes van llevando el hilo conductor de la novela.
4- Cuarta trampa: piensa bien el tono y el punto de vista. “Mientras caminas no te paras a
reflexionar qué pierna debes adelantar. El tono y el punto de vista son las
piernas de una narración.” Irán
saliendo…
5-Quinta trampa: hay que
pensar en el lector. No se escribe para un lector. Este no existe. Hay muchos lectores con
gustos e ideas contrapuestas sobre lo literario. “Estar pensando en un tipo
determinado de lector, para gustarles o disgustarles conduce es castrar lo que
se escribe”.
6-Sexta trampa: no hay que pensar en el lector.
Entonces,
¿se escribe para uno mismo? No, evidentemente, se escribe porque habrá algún
lector que podrá compartir o disentir de lo que el escritor ha plasmado en la
novela. Como dice Cercas, hay tantas novelas como lectores de las mismas
existan. Navarro opina que. “El escritor no podrá evitar la impresión de que no
está solo en su cuarto cuando escribe. No podrá, en suma, no pensar en ciertos
lectores”.
7- Séptima trampa: el narrador debe intervenir
lo menos posible a la hora de abordar a los personajes. Estos deben presentarse
solos. Sobre esta
trampa dice Elvira Navarro textualmente: “esta
indicación es apropiada para un tipo de relato de carácter escénico, pero ahí
debemos pararnos, o de lo contrario evidenciaremos lo poco y mal que hemos
leído”.
8-Octava trampa: las descripciones no son
necesarias porque ya existe la fotografía, la televisión e Internet. Este argumento olvida que las
descripciones son visiones de realidades trasladas al texto e igualmente las
ficciones que no son realidades, se trasladan al lenguaje y terminarán todas
por darle a la lectura “ese aire emocional que el libro respira”.
9- Novena trampa: si se quiere ser actual no hay que hacer tramas con
planteamiento, nudo y desenlace. La
trama de las novelas se vinculará con la organización estructural de las
mismas. Será como una urdimbre donde la manera de cruzar los hilos, enfrentar
nudos e inventar el laberinto por donde transcurrirá la historia es potestativo
del escritor. Los episodios podrán aparecer anticipados, en prolepsis
narrativa, o contados hacia atrás, en analepsis, especie del llamado flash-back
del cine, y así él podrá iniciar una historia por su final, de atrás hacia
adelante, de manera circular, en monólogo interior o por la mitad, etc.
10-Décima
trampa: hay que innovar. La innovación es a menudo un efecto colateral que surge de buscar soluciones
narrativas a problemas o incapacidades del autor. Cuando se logra, a veces ni
el propio autor es consciente de su conquista. Antes de morir, Kafka quien no
parecía atribuirle valor a sus escritos, le pidió a Max Brod que los destruyera
cosa que afortunadamente para la humanidad no hizo. ¿Cómo es eso de innovar?
Sabemos que en la novela, siempre regresaremos a Cervantes.
Mississauga, noviembre, 19 o 20 del año 2018
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