lunes, 19 de noviembre de 2018

Elvira Navarro nos muestra su decálogo



Elvira Navarro nos muestra su decálogo

  Quiero señalar dos cosas: 1- que este decálogo ya lo puse en este blog el 6 de febrero del año 2016, y 2do: que no estoy hablando de Julia Navarro, (Madrid 1953), periodista y brillante escritora novelista  con títulos como “La hermandad de la sábana santa”, “La biblia de barro”, “La sangre de los inocentes”, y “Dime quién soy o Dispara, yo ya estoy muerto”, novela comentada previamente en este blog en marzo, 2015 ( https://bit.ly/1I7yoOi ).  

Elvira Navarro es una joven escritora nacida en Huelva en 1978, que vive en Madrid y es también autora de los libros “La ciudad en invierno”(2007) y “La ciudad feliz” (2009) ganadora es año del  XXV Premio Jaén de Novela y del IV Premio Tormenta al mejor nuevo autor. En diciembre del año 2013, la escritora Elvira Navarro quien en 2010 fue incluida en la lista de los 22 mejores narradores en lengua española menores de 35 años de la revista Granta, publicó un “decálogo” sobre el tema de cómo no caer en ciertas trampas al escribir novelas.  El artículo sobre “El Decálogo”, apareció en la víspera de la publicación de su novela “La trabajadora” (Penguin Random House) en enero 2014 elegida por El Cultural del diario El Mundo como uno de los mejores libros en lengua española publicados ese año  2014.

Resumo pues, aquí y nuevamente, las trampas de Elvira Navarro : en el asunto de escribir una novela, quien opina sin caer en trampas que es necesario conocerlas, por ello, la primera trampa, dice: 

      1- Si quieres escribir una novela, ensaya primero con el cuento: ¡No! El cuento y la novela son universos distintos, con lógicas a veces antagónicas. Meterlos en el mismo saco nos condena a que las novelas sean cuentos alargados y a que los cuentos sean novelas comprimidas.
 La segunda trampa plantea que: 
     2- Las novelas (la literatura) no ofrece respuestas, tan sólo plantea preguntas. Las novelas obligan al lector a buscar las fórmulas para responderle mentalmente al escritor sobre todo lo que él vaya planteando, de eso se trata. Navarro pone el ejemplo de Crimen y castigo, de   Dostoievski donde el estudiante Raskólnikov, decide matar a la vieja usurera convencido de que su acto es bueno y una  vez cometido el crimen, dudará al no estar seguro del significado de su acción. El lector le seguirá los pasos e irá confrontando las respuestas.
     3-Tercera trampa: el escritor siempre sabe hacia dónde va. No empieces a escribir hasta que no lo tengas todo planeado. No siempre es así. Cada novela responderá la intención personal de querer decir algo que tiene que expresarse poniéndole mucha imaginación, de manera que cada novela debe reflejar el inconsciente del escritor. Un determinado asunto que revolotea en la mente del escritor y que le lleva a batir las alas de su imaginación puede tener un final impreciso. Serán muchas veces los personajes quienes van llevando el hilo conductor de la novela.
     4- Cuarta trampa: piensa bien el tono y el punto de vista. Mientras caminas no te paras a reflexionar qué pierna debes adelantar. El tono y el punto de vista son las piernas de una narración.” Irán saliendo…
      5-Quinta trampa: hay que pensar en el lector. No se escribe para un lector. Este no existe. Hay muchos lectores con gustos e ideas contrapuestas sobre lo literario. “Estar pensando en un tipo determinado de lector, para gustarles o disgustarles conduce es castrar lo que se escribe”.
     6-Sexta trampa: no hay que pensar en el lector. Entonces, ¿se escribe para uno mismo? No, evidentemente, se escribe porque habrá algún lector que podrá compartir o disentir de lo que el escritor ha plasmado en la novela. Como dice Cercas, hay tantas novelas como lectores de las mismas existan. Navarro opina que. “El escritor no podrá evitar la impresión de que no está solo en su cuarto cuando escribe. No podrá, en suma, no pensar en ciertos lectores”.   
     7- Séptima trampa: el narrador debe intervenir lo menos posible a la hora de abordar a los personajes. Estos deben presentarse solos. Sobre esta trampa dice Elvira Navarro textualmente:esta indicación es apropiada para un tipo de relato de carácter escénico, pero ahí debemos pararnos, o de lo contrario evidenciaremos lo poco y mal que hemos leído”.
     8-Octava trampa: las descripciones no son necesarias porque ya existe la fotografía, la televisión e Internet. Este argumento olvida que las descripciones son visiones de realidades trasladas al texto e igualmente las ficciones que no son realidades, se trasladan al lenguaje y terminarán todas por darle a la lectura “ese aire emocional que el libro respira”.
     9- Novena trampa: si se quiere ser actual no hay que hacer tramas con planteamiento, nudo y desenlace. La trama de las novelas se vinculará con la organización estructural de las mismas. Será como una urdimbre donde la manera de cruzar los hilos, enfrentar nudos e inventar el laberinto por donde transcurrirá la historia es potestativo del escritor. Los episodios podrán aparecer anticipados, en prolepsis narrativa, o contados hacia atrás, en analepsis, especie del llamado flash-back del cine, y así él podrá iniciar una historia por su final, de atrás hacia adelante, de manera circular, en monólogo interior o por la mitad, etc.
     10-Décima trampa: hay que innovar.  La innovación es a menudo un efecto colateral que surge de buscar soluciones narrativas a problemas o incapacidades del autor. Cuando se logra, a veces ni el propio autor es consciente de su conquista. Antes de morir, Kafka quien no parecía atribuirle valor a sus escritos, le pidió a Max Brod que los destruyera cosa que afortunadamente para la humanidad no hizo. ¿Cómo es eso de innovar? Sabemos que en la novela, siempre regresaremos a Cervantes.

Mississauga, noviembre, 19 o 20 del año 2018

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