sábado, 3 de noviembre de 2018

La Psicocirugía y Fernández Morán




La Psicocirugía y Fernández Morán

Con la finalidad de divulgar el excelente artículo del Dr. José Esparza recientemente publicado en la Revista Investigación Clinica (Vol 59(3): 278 - 290, 2018) y para ampliar el conocimiento sobre la vida del Dr. Humberto Fernández Morán, me atrevo a mostrar parcialmente, en este, mi blog, para hacerle llegar a ustedes una parte de la historia de la psicocirugía y de su aplicación en Maracaibo, en el año 1946.

Por psicocirugía se entiende cualquier procedimiento que remueve, destruye o interrumpe la continuidad de tejido cerebral normal con el propósito de alterar el comportamiento o tratar una enfermedad mental. Las intervenciones para corregir alguna patología cerebral, tal como para el tratamiento de la enfermedad de Parkinson o la epilepsia, o para remover un tumor, son procedimientos neuroquirúrgicos que no se consideran como psicocirugías. La psicocirugía se comenzó a desarrollar a finales del siglo XIX, con avances significativos después de 1930, cuando se comienza a tener un mayor conocimiento de la anatomía y fisiología del cerebro, aunado a mejores técnicas quirúrgicas y a la experimentación en animales. Sin entrar en muchos detalles, el paso más importante en el desarrollo de la psicocirugía lo dio en 1935 António Egas Moniz (1874-1955), un reputado profesor de neurología en la Universidad de Lisboa, quien ya había desarrollado en 1927 las técnicas de angiografía cerebral con contraste. Como Egas Moniz no era cirujano, se asoció con el neurocirujano Almeida Lima (1903-1985) para inyectar alcohol en el lóbulo frontal del cerebro de pacientes con el objeto de destruir la sustancia blanca de las fibras nerviosas sin dañar la sustancia gris de las células cerebrales, y eso lo hacía basado en la hipótesis de que dicho procedimiento resultaría en la mejoría de las enfermedades mentales. Más tarde Egas Moniz modificó esa operación y desarrollo la leucotomía (del griego “leukos” por blanco y “tome” por cortar) llamada así porque la sustancia blanca era seccionada. La leucotomía también era llamada lobotomía, sobre todo en los Estados Unidos.

Los procedimientos iniciales de lobotomía implicaban el trepanar pequeños orificios en el cráneo del paciente por donde se introducía un instrumento cortante llamado lobótomo hasta el lugar adecuado en el cerebro, procediéndose entonces al corte de las fibras nerviosas en diferentes lugares del lóbulo frontal. En ocasiones, tal como lo realizó Egas Moniz, se inyectaba también pequeñas cantidades de líquidos necrotizantes, tales como alcohol o formol. En realidad, se describieron muchas variaciones de esos procedimientos quirúrgicos siendo el más importante la lobotomía transorbitaria inicialmente desarrollada por el italiano Fiamberti en 1937 y modificada y popularizada por Walter Freeman. Freeman, eran un médico estadounidense que después de obtener un PhD en neuropatología se convirtió en jefe del Departamento de Neurología de la Universidad George Washington. Angustiado por el pobre pronóstico de los enfermos mentales, Freeman se convirtió en un admirador de Moniz y en el campeón internacional de la práctica de la lobotomía. Ya para 1945 había practicado unas 150 lobotomías y en 1946 comenzó a practicar las lobotomías transorbitarias en las que posteriormente entrenó a muchos seguidores, incluyendo a Fernández-Morán. En resumen, con la lobotomía trasorbitaria se podía llegar a los lóbulos frontales a través de un pequeño orificio hecho en el techo de la órbita ocular. Este era un procedimiento muy sencillo que permitía practicar la operación en las consultas de psiquiatría, sin requerirse de la experiencia de un neurocirujano o el acceso a un pabellón quirúrgico.

Al regresar a Venezuela cerca de julio de 1944, recién graduado de médico, Fernández-Morán se preparó para presentar en 1945 la reválida de su título, lo cual le requería estudiar medicina tropical y quizás otras materias del pensum de estudios de la Universidad Central de Venezuela que no hubiese cursado en Alemania. Una pista sobre qué otra cosa lo hubiera podido mantener ocupado profesionalmente en Caracas durante ese año nos la da el mismo Fernández- Morán en el preámbulo del artículo donde describe las lobotomías que practicó en 1946 en Maracaibo (Fernández-Morán H. Leucotomía e inyecciones en los lóbulos prefrontales por la vía transorbitaria. Estudio de 25 intervenciones. Arch Venez Soc OtoRino Laringol,  Oftal y Neurol 1946; 7:109-192.). Fernández-Morán agradece al “Dr. Carlos Ottolina, precursor de la psicocirugía en Venezuela (por) el interés que ha demostrado por este trabajo”.

Por el agradecimiento en su artículo sobre las lobotomias (procedimiento que Fernández-Morán continuaba denominando como leucotomías), es evidente que, a su regreso de Alemania en 1944, Fernández- Morán conoció al Dr. Carlos Ottolina quien creemos lo introdujo al entonces promisorio campo de la psicocirugía. Carlos Ottolina, quien en 1928 se había graduado de médico en la Universidad Central de Venezuela había estudiado en Alemania y hablaba fluidamente ese idioma, lo cual pudo haberlo acercado a Fernández-Morán cuando este regresó a Venezuela. En 1937 Carlos Ottolina practicó las primeras alcoholizaciones de los lóbulos frontales en pacientes del Hospital Municipal Psiquiátrico en Caracas, y en 1942 practicó lobotomías prefrontales siguiendo las técnicas de Moniz y de Freeman, para un total de 18 pacientes, cuyos resultados publicó en 1944 (Ottolina C. La psico-cirugía en Venezuela; resultados obtenidos en 18 casos operados en el Servicio de Neuro-Cirugía del Hospital Municipal Psiquiatrico. Arch Venez Soc Oto-RinoLaringol, Oftal y Neurol 1944; 5:43-83.). Uno de los colaboradores de Ottolina fue Jesús A. Mata de Gregorio (1916-2002), quien, en 1942, aprovechando la experiencia al lado de Ottolina, aceptó una beca ofrecida por el Dr. Freeman y se entrenó con él por dos años. En 1945 el Dr. Mata de Gregorio asumió la jefatura del Servicio del Dr. Ottolina y continúo practicando lobotomías por algunos años. Por lo antes descrito, y aunque no hemos obtenido confirmación documental al respecto, creemos que el Dr. Ottolina recomendó o facilitó el viaje de entrenamiento de Fernández-Morán al servicio del Dr. Freeman.


Maracaibo 3 de noviembre 2018

1 comentario:

Hector Pons dijo...

Hoy parece prehistoria, una salvajada, una de las víctimas del procedimiento fue el abogado Ramón Pons Romero hermano de Adolfo Pons, una vez, el cardiólogo Ramón Paris me comentó que de Argentina había venido um especialista a practicar las lobotomias, resultó que no era médico sino un paciente 'medio cuerdo' que había ayudado a un cirujano argentino. Nunca encontré que nadie confirmara la historia. Oíste eso alguna vez?