Dicken Castro, un
'talento excepcional'
El
arquitecto y decano de los diseñadores gráficos en Colombia falleció a los 94
años. Así lo confirmó su hijo Jerónimo,
presidente de Colfuturo: “Su vida estuvo
llena de alegría, con una capacidad de ver lo bello en lo más simple. Vivió su
vida a plenitud, estuvo siempre rodeado de gente que lo quiso y lo admiró, y
fue un excelente ser humano y un bello papá”. De su matrimonio con Lía Jaramillo también son hijos Cristóbal, artista y herrero; Rosalía, comunicadora social; Pedro, comunicador y desarrollador de
software, y el arquitecto Lorenzo Castro.
A ellos se suman diez nietos.
Aprovecho
esta oportunidad para escribir sobre este famoso arquitecto colombiano, casado
con una prima hermana, Lía Jaramillo
Tamayo, hija con su hermana Alba
de mi tía Albina, la hermana mayor
de mi madre, quien era la menor de las Tamayo
( María Amelia Jacinta mejor conocida
como a Maruja). Mi tía Albina, se casó con don Pedro Jaramillo
Montoya y vivieron en Medellín hace ya mucho tiempo y nosotros, los Garcia Tamayo conocimos a Albita y a Lía en una visita que hicieran a Maracaibo en la década de los 50.
Oriundo
de Medellín (nació en 1922), Dicken Castro
estudió arquitectura en la Universidad Nacional e hizo un posgrado en la
Universidad de Oregon, en Estados Unidos, entre otras actividades que lo
llevaron a convertirse en un referente del diseño gráfico en el país, gracias a
la creación de logotipos y símbolos como el de la caja de compensación familiar
Colsubsidio, el de la moneda de 200 pesos y el del XXXIX Congreso Eucarístico,
celebrado en Bogotá, entre muchos otros de gran trascendencia.
Dicken Castro fue un nadador consumado. En un
texto de esta publicación especializada que compartió con EL TIEMPO, explican
que “en su juventud participó en
importantes campeonatos, y hasta pasados los 80 años seguía haciendo sus
piscinas diarias en el Club de Los Lagartos, donde, precisamente, realizó algunos
diseños arquitectónicos”. Además, era un creador nato, gracias a su gran
capacidad de observación, que conjugaba con su amor por lo autóctono (desde lo
precolombino hasta sus investigaciones sobre la arquitectura popular, como la
que hizo sobre la guadua o sobre la gráfica de las chivas). La vena de
arquitecto de Castro se complementó
con la decanatura del programa de Arquitectura de Interiores de la Universidad
Jorge Tadeo Lozano, en Bogotá, entre 1992 y el 2005. El presidente de la
Sociedad Colombiana de Arquitectos (SCA), lo recuerda como un gran exponente
del oficio, no obstante su reconocimiento como diseñador gráfico. Incluso,
realizó investigaciones importantes sobre la guadua. “Fue maestro de maestros,
de quien aprendimos mucho”, anotó Flavio Romero, quien señaló cómo por su
aporte a la arquitectura, se tomó la decisión de crear, en el 2004, el Premio
Arquitectura de Interiores, que fue identificado como Premio Dicken Castro
Duque. En 1996 DickenCastro fue el
encargado de diseñar el logo de la Bienal Colombiana de Arquitectura, aún
vigente.
Dicken Castro abrió la primera oficina de diseño
gráfico en Colombia tras regresar de Europa, a principios de los años 70. Se
especializó en Planeamiento Urbano en Róterdam (Holanda), lo que lo llevó a
trabajar en la Oficina de Planificación de La Haya. Después regresó a la
Universidad Nacional como profesor de las facultades de Bellas Artes y de
Arquitectura. Su actividad docente fue complementándose con exposiciones, entre
ellas, en 1957, la de acuarelas en el Museo La Tertulia, de Cali. Luego llegaron otras, en 1970, en la
Biblioteca Luis Ángel Arango, donde mostró algunos de sus diseños bajo el
nombre “Símbolos”. En 1976 se consolidó con la exposición “Diseñadores
precolombinos”, en el Centro Colombo Americano, y un año después, una serie de
acuarelas y crayones, lo llevó a la galería de la Sociedad Colombiana de
Arquitectos. Como arquitecto, Castro legó proyectos de gran relieve,
principalmente en Bogotá, como el teatro y el refugio infantil del Club Los
Lagartos (1955), el mercado de Paloquemao (1960), y la plaza de mercado del
barrio Restrepo (1967). A estos se suman, en Ipiales, Nariño, el diseño del
centro de exposiciones y bodegas de Alpopular (1976). Igualmente, Castro promovió la creación del
gabinete de artes gráficas del Museo Nacional.
“No hay que construir solo para
ser famosos ni creerse los mejores arquitectos del mundo”, eran
algunas de las recomendaciones de este profesional colombiano. El uso
del ladrillo a la vista también tiene al arquitecto como referente en Colombia.
“Fue
algo que probé eficientemente en mi casa en Suba, donde pasaba los fines de
semana con mis cuatro hijos, amigos y familiares”, y así la humildad de
los grandes sabios fue algo que siempre sembró en las muchas generaciones de
estudiantes a los que él, de manera generosa, compartía sus conocimientos. “Se
fue el nadador, el arquitecto, el diseñador, el papá, el hombre que gozaba con
todo, el bailarín, el ojo de lo popular, el ser de la Guadua. Estarás siempre
con nosotros. Dicken Castro septiembre 1922 – 21 de noviembre 2016”,
escribió su hija Rosalía Castro en su página de Facebook.
Toronto, 23 de noviembre del 2016
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