domingo, 6 de noviembre de 2016

Escribeme, un bolero, y Guasina, una prisión.




Escríbeme, un bolero y Guasina, una prsión.



Esta que traigo aquí, es una historia que seguramente es ya de todos conocida, pero me parece que nunca es tarde para recordar a Sadel y para escuchar su voz a través de la magia de youtube, de modo que me apoyaré en una publicación aparecida hace seis años en un blog, para escribir esto:  el domingo, 12 de septiembre de 2010 Fernando Miranda,  escribió en su blog, la “Historia (real) de una canción, para hablarnos de “Escríbeme” esta maravillosa composición musical en la voz de Alfredo Sadel …

Guillermo Castillo Bustamante nació en Caracas el 25 de junio de 1910 y falleció el 6 de octubre de 1974. Padre de dos hijos, compositor y pianista, escribió más de trescientas canciones en su mayoría boleros. El más conocido es el bolero “Escríbeme”, que fue interpretado por numerosos cantantes como Alfredo Sadel, Lucho Gatica, Javier Solís, Los Cuatro Hermanos Silva, Rosita Quintana, Ortiz Tirado, Roberto Yánez, Simón Díaz y otros. “Escríbeme” fue estrenada por Alfredo Sadel, en el Show de Víctor Saume, programa de televisión que se trasmitía a las 12 del día y hay que señalar, que en aquellos tiempos arriesgarse a hacer esto era algo temerario, pues se corría el peligro de ir a hacerle compañía al autor, tan solo por nombrarlo.     “Escríbeme” dice así:
Son tus cartas mi esperanza / mis temores, mi alegría
y aunque sean tonterías / escríbeme, escríbeme.**
Tu silencio me acongoja / me preocupa y predispone
y aunque sea con borrones / escríbeme, escríbeme**
Me hacen más falta tus cartas / que la misma vida mía
lo mejor morir sería / si algún día me olvidaras**
Cuando llegan a mis manos / su lectura me conmueve
y aunque sean malas nuevas / escríbeme, escríbeme…

“Guillermo Castillo Bustamante fue militante de Acción Democrática, luchó contra la dictadura de Marcos Pérez Jiménez y fue precisamente esa militancia política y lucha, la que lo llevó a las cárceles de la dictadura y luego al destierro. Estando en Guasina se le informó a modo de tortura, que Inés, su mujer también estaba presa en la cárcel de mujeres de San Carlos, y es por esto que su hija era quien podía tratar de hacerle llegar alguna carta. Precisamente será a su hija a quien le dedicaría esta canción. Al contrario de lo que se cree, Castillo Bustamante nunca tuvo un piano para componer esta canción, y el papel que usaba para escribir era el de los cigarros que no se fumaba. En la isla de Guasina, había que ingeniárselas para pasar una carta, pues esto estaba muy restringido y que además los secuestrados de la dictadura, eran sometidos a trabajos forzados todos los días, lo que solo le dejaba la penumbra en la noche, para intentar escribir alguna carta o canción. En Guasina, tocado su espíritu superior por esos momentos de sublime inspiración que fluye en los poetas y genios, Castillo Bustamante logró componer la preciosa melodía titulada “Escríbeme”,  joya musical muy expresiva que con el tiempo se ha hecho famosa en el mundo de habla hispana. Es un legado lírico a la cultura musical venezolana”.
 
En su libro “Guasina así ocurrió” Juvenal Romero, se refiere a esta obra de la siguiente manera: “En Ciudad Bolívar, por gestiones de Monseñor Bernal quien nos visi­taba con alguna frecuencia, se logró la introducción al pabellón carcelario en donde estábamos, de un viejo piano para Guillermo Castillo Bustamante. Con este instrumento a su disposición, muy pronto comenzó a producir algunas composiciones. Entre ellas, la que se hizo más popular entre nosotros: “Escríbeme”, en la cual plasmó la congoja, melanco­lía y temores que eran comunes a nosotros.”  Simón Ferrer Arévalo, compañero de infortunio en el campo de concentración del delta del Orinoco, señala en su libro: “En Guasina, tocado su espíritu superior por esos momentos de sublime inspiración que fluye en los poetas y genios, Castillo Bustamante logró componer la preciosa melodía titulada “Escrí­beme”,  joya musical muy expresiva que con el tiempo se ha hecho famosa en el mundo de habla hispana. Es un legado lírico a la cultura musical venezolana.”

Guasina es una isla del Delta del Orinoco, donde funcionó una prisión en el año 1939 bajo el régimen del general Lopéz Contreras durante la segunda guerra mundial como campo de concentración para prisioneros nazi-fascistas, que se clausuró y la isla quedó desierta hasta el año 1943 cuando nuevamente se utilizó para confinar a los inmigrantes que llegaban indocumentados a nuestras costas, hasta 1949, cuando finalmente fueron puestos en libertad. Entre 1951 y el 15 de diciembre de 1952, durante el gobierno de la Junta encabezada por Germán Suárez Flamerich, fueron encerrados en el mismo penal acusados de terrorismo los altos mandos de los partidos Acción Democrática (AD) y del Partido Comunista de Venezuela (PCV). Guasina fue usada por Marcos Pérez Jiménez como campo de concentración, lo que se ha puesto en duda pues al iniciar su gobierno, la cárcel tuvo fue cerrada porque el Río Orinoco hundió el islote donde se encontraba. En la obra “Se llamaba SN”, de José Vicente Abreu, está documentada la existencia de Guasina y sus prácticas violatorias de los derechos humanos durante la dictadura perezjimenista.

Fernando Miranda, escribió sobre la prisión de Guasina en su blog, el domingo 12 de septiembre de 2010…  “La descripción de Guasina por quienes estuvieron allí, es tenebrosa; Simón Ferrer Arévalo la describe así: “Situado en pleno Delta del Orinoco, en el corazón de la selva venezolana, bañada por los caños de Boca Grande, al Norte, y Sacupana del Remanso, al Sur, la isla de Guasina, es quizás, uno de los lugares de la tierra más hostiles a la vida humana. Ubi­cada a muy pocos metros de altura sobre el nivel normal del Orinoco, su territorio —desprovisto en absoluto de las necesarias defensas— es casi completamente inundado por las aguas desbordadas del río cada vez que éste crece, las cuales, al volver a su cauce, lo hacen dejando toda el área con­vertida en una gigantesca ciénega, en un inmenso criadero de larvas. El clima es cani­cular, oscilando de continuo entre los 38° y 40° C. a la sombra. Las vías de comunicación casi no existen, pues el único medio de con­tacto con el exterior lo constituyen las con­tadas barcazas que muy de vez en vez suelen recalar en sus costas. Las endemias, epide­mias y enfermedades en general, son allí un azote permanente para el hombre.” “A esto hay que agregarle los trabajos forzados, las torturas de todo tipo, insectos transmisores de enfermedades, el hambre y la falta de atención médica, todo esto destinado a llevar a los infortunados que estuvieron allí, a la muerte con el mayor sufrimiento posible. ¡Prohibido olvidar! ¿Qué importancia tiene no olvidar? ¿Cuál es el miedo a olvidar? Sencillo es; ¡la historia puede repetirse una vez más! Acaso no es nuevamente “justificado el temor”, a que quienes detentan las armas y ahora adoctrinan a los miembros de nuestras fuerzas armadas, quieran permanecer en el poder indefinidamente”.

Estas palabras escritas por Fernando Miranda hace ya seis años en noviembre del año 2010, nos revelan que sus temores estaban justificados. Venezuela atraviesa actualmente la peor crisis de su historia. Quienes detentan el poder parecieran olvidar el pasado. Sin querer aceptar la realidad persisten en un proyecto irracional bajo la égida de un régimen que violando reiteradamente la Constitución nos ha llevado a estado de inflación, de inseguridad, de carencias alimentarias y asistenciales sin parangón entre las naciones americanas y nos han retrotraído a los venezolanos a los tiempos de presos políticos y de persecuciones por pensar diferente de quienes detentan el gobierno.

Maracaibo, 6 de noviembre del año 2016

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