martes, 2 de febrero de 2016

Elogio a las letras de hispanoamérica ( II )





ELOGIO A LAS LETRAS DE HISPANOAMÉRICA ( I I )

… Olvidamos a Santos Luzardo(23) y casi ni queremos saber de Robinsones(58) ni de Urogallos(59), porque ahora se trata de que nos debemos sentir avergonzados de Los amos del Valle(60), pero no es mal de morir, presiento que estas tormentas son cosas pasajeras, sin duda alguna, no es lo mismo la desgracia de una solapada dictadura, que la literatura, y siempre será mejor vivir en democracia, aunque aves agoreras presagien negras nubes de desgracia.

            Por todas estas cosas de las que te he venido hablando es que quisiera que compartiésemos más el gusto por la relectura de los textos literarios y para ello he tratado de referirme a nuestros autores, los más  cercanos a lo nuestro, y no es que me haya metido a indigenista, pero vale la pena releer a Arguedas y que te haga sentir las profundas corrientes de los quechua(38), o a Rulfo que te dio a conocer a Anacleto Morones y a Lucas Lucatero(61), si así lo quieres, cabalgarás como un jinete insome por las riberas del lago de Chaupihuaranga(62) y te detendrás en el pueblo de Rancas, quien sabe si para visitar a Chacón(63) y sabrás por boca de Scorza del guerrillero Nicolás Centenario(64), y si de guerrillas te hablan, siempre te acordarás de la mujer habitada en Nicaragua(65) y del tiempo aquel del fulgor(66) en la tierra de Darío cuando se invocaba el castigo divino para los envenenadores(67), o de la figura del dictador y Chepito sin tenerle miedo a la sangre(68), todas estas historias relatadas por Sergio quien ha revivido a la hija del sabio Debayle(69), seguro estoy de que al leerlas, en el alma sentirás una alondra cantar; su acento y volverás a pensar que vale la pena a Margarita, contarle un cuento(70).

             Dime si conociste a Jorge Amado… Es que recuerdo una vez en Salvador, Bahía, cuando visitamos su casa y revivimos la magia de Gabriela(71) y de los maridos de Doña Flor(72) y nos provocó cabalgar por las tierras del sin fin(73), tan vastas como el Gran Sertón de Guimaraes(74), tan plenas de contrastes como las hemos visto en las producciones de O´Globo, esas, las inmensas planicies brasileñas y sus gentes que parecieran estar listas para iniciar una guerra en el final del mundo(75). Pero una cosa nos ha faltado, si de guerras y de de guerrillas hablamos, ¿Por qué no repasamos las atrocidades de los gobiernos populistas, literariamente hablando, digo, tal vez eso que tan bien ha desnudado Tomás Eloy(76), en la Argentina de Eva Duarte (77) o del régimen de los militares y del horror de sus iniquidades(78), los héroes y las tumbas que nos mostrara Sábato incluyendo su informe sobre los ciegos(79), tan impresionante como la ceguera blanca que inventó Saramango(80). Sobre estos temas, del vecino país largo de Don Pablo, una mujer pequeña de estatura crearía desde esta tierra de gracia, grandes novelas sobre otra terrible dictadura militar austral(81,82). Lo interesante de todo esto que te digo, es que si te dejas llevar por la magia de nuestros escritores, disfrutarás cual si estuvieras bajo el cielo de Ixtab y sin mucho esfuerzo lograrás ver jaguares danzando (83,84) y sabrás como unos años después de haber inventado los días(85), cuanto se padeció bajo nuestra dictadura dictadura de los cincuenta bajo la luna caraqueña(86). Ya lejanas, las ásperas hojas secas (87), reverdecerán en una eterna primavera(88) porque Milagros habrá matado al caracol(89) más no su vena de escritora, y de ellas, estoy aquí obligado a recordarte el perfume de Laura(90) y las cartas de María Eugenia Alonso(91) y como Antonia la genial maestra de Calicanto, nos mostró a una niña decente(92). ¡Que te puedo decir sobre la experiencia hermosa de conocer la poesía en prosa con la mano en el timón del barco(92) bajo un cielo de esmalte(93) pleno de estrellas en fuego transformadas por Ramos Sucre(94), y ver caer sus chispas en las aguas del Caribe para crecer esponjadas cual Madréporas(95) en versos, y ondular con la brisa, como un soplo dorado sobre un campo de girasoles(96).

           Mi sana intención con todos estos recuerdos ha sido una propuesta, para que puedas mirar siempre al cielo cuajado de estrellas y divisar un horizonte sin brumas, como una vez lo soñó en el mar de los sargazos el almirante Cristóforo, Cristovao o Cristóbal(97) y bien sea que vayas solo, o con una bruja y amarrado al tronco de un árbol, puedas siempre llegar con la corriente de regreso hasta el mar(98). Aunque venga a tu mente la chichería de la machorra Doña Felipa y resuene la música de un arpista Kimichú(38), aunque recuerdes de las montañas la neblina artera, solo espero que puedas siempre sentir las raíces de tu tierra(100), que percibas como te nutren ellas con la savia de tus ancestros, y entonces habrás de volver a cabalgar, libre, sobre el potro de tu imaginación y emerger entre las letras impresas, galopando hasta el finisterrae mismo de esta patria de gracia tuya, de esta terra nostra de Hispanoamérica.

Referencias.
59-Herrera Luque, Francisco.         Boves El Urogallo.
60-Herrera Luque, Francisco.        Los amos del Valle.
61-Rulfo, Juan.                                 El llano en llamas.
62-Scorza, Manuel.                         El jinete insome.
63-Scorza, Manuel.                         Redoble por Rancas.
64-Scorza, Manuel.                         La danza inmóvil.
65-Belli, Gioconda.                          La mujer habitada.
66-Ramirez, Sergio.                        Tiempo de Fulgor.
67-Ramirez, Sergio.                        Castigo Divino.
68-Ramirez, Sergio.                        Me dio miedo la sangre.
69-Ramirez, Sergio.                        Margarita está linda la mar.
70-Darío, Rubén.                             A Margarita Debayle, en Poema del otoño y otros poemas.
71-Amado, Jorge.                            Gabriela clavo y canela
72-Amado, Jorge.                            Doña Flor y sus dos maridos.
73-Amado, Jorge.                           Tierras del sin fin.
74-Guimaraes Rosa, Joao.             Gran Sertón.
75-Vargas Llosa, Mario.                  La guerra del fin del mundo.
76-Martinez, Tomás Eloy.                 La novela de Perón.
77-Martinez, Tomás Eloy.               Santa Evita.
78-Sabato, Ernesto.                        Abadon el Exterminador.
79-Sábato, Ernesto.                       Sobre héroes y tumbas.
80-Saramango, José.                     Ensayo sobre la ceguera.
81-Allende, Isabel.                          La casa de los espíritus
82-Allende, Isabel.                          De amor y de sombra.
83-Quintero, Ednodio.                    La danza del jaguar
84-Quintero, Ednodio.                    Bajo el cielo de Ixtab.
85-Noguera, Carlos.                       Inventando los días
86-Noguera, Carlos.                       Juegos bajo la luna.
87-Oropeza, José Napoleón.         Las hojas más ásperas.
88-Mata Gil, Milagros.                    Memorias de una antigua primavera.
89-Mata Gil, Milagros.                    Mata al caracol.
90-Antillano, Laura.                         Perfume de gardenias.
91-De La Parra, Teresa.                 Ifigenia.
92-Palacios, Antonia.                     Ana Isabel una niña decente.
93-Ramos Sucre, José Antonio.    La torre del timón.
94-Ramos Sucre, José Antonio.    El cielo de esmalte.
95-Ramos Sucre, José Antonio.    Las formas de fuego.
96-Lossada, Jesús Enrique.          Madréporas.
97-Lossada, Jesús Enrique.          El reloj de los girasoles.
98-Posse, Abel.                               Los perros del paraíso.
99-Donoso, José.                            El obsceno pájaro de la noche.
100-Díaz, Jesús.                              Las iniciales de la tierra.

Esta es la II parte de este trabajo, dividido en 2, que fue escrito por mi hace muchos años y su objetivo fue estimular el interés por la lectura de la literatura hispanoamericana.

Maracaibo 2 de febrero del año 2016


1 comentario:

marleny dijo...

Ah, la lectura, donde todo es posible, soñar, via jar, conocer, aprender, reconocer tus raíces y agradecer por tener esta vía de escape o de Realización? Siento ganas de leer.