miércoles, 24 de febrero de 2016

Francois Rebelais





François Rabelais  
 
        No sabía yo mucho sobre Rebelais más allá de recordarlo por su obra de los gigantes Gargantúa y Pantagruel. Inolvidable me resultó siempre el comentario de Eduado Liendo en uno de sus talleres de narrativa, hace ya más de 20 años cuando dijo… “¿Ustedes se emocionan con el realismo mágico? Rebelais utilizaba esos recursos hace unos cuantos años, muchos antes de nacer Alejo, y Aracatá tampoco había visto balbucear al Gabo”… Pues, a Rebelaís yo no lo imaginaba médico, ni sabía que esencialmente había sido un monje franciscano y luego, benedictino. Así que estos detalles sobre Rebelais quien era conocido como “El cura de Medon”, porque tuvo a su cargo las iglesias de Saint Martin de Medon y Sanit Christophe du Jambet y que dejó  sus hábitos monacales para ejercer la medicina en Montpellier y en Lyon y publicó varios trabajos sobre medicina y traducciones, además de su obra maestra, todo esto era novedosos para mí  Por estas y otras razones, pensé que valía la pena revisar brevemente su vida y su obra literaria ya que está conectada con el Quijote de Cervantes y la picaresca española. Mijaíl Bajtín crítico soviético de literatura quien escribiera un verdadero tratado sobre  La cultura popular en la Edad Media y el Renacimiento, consideró la obra de Rabelais, como el equivalente francés de Cervantes y de Shakespeare.

      François Rabelais fue hijo de Antoine Rabelais y nació en La Devinière en 1494. Rabelais habría sido novicio hacia fines de 1510 en el monasterio franciscano de Cordeliers de la Baumette en Angers. Recibió formación teológica y más tarde en 1520, marchó al convento franciscano de Puy-Saint-Martin en Fontenay-le-Comte, donde llegó a profesar como monje hacia octubre de 1520. En 1523, tras escuchar los comentarios de Erasmo sobre el texto griego de los Evangelios, la Sorbona intentará impedir el estudio del griego. En esta tónica y tras los reproches de los superiores franciscanos acerca de sus lecturas, Rabelais presentó en 1924 una petición al Papa, motivándola en la excesiva austeridad de la regla de San Francisco, molesto con los superiores de su orden y decidido cambiarse a la orden de los benedictinos. Fue nombrado secretario del obispo Geoffroy d’Estissac quien le acogerá en su abadía de Maillezais, y a quien  acompañará en el curso de viajes de inspección de sus tierras y abadías. Rabelais no se plegaba fácilmente a las reglas monacales, de manera que hacia 1528 se secularizará con la intención de dirigirse a diversas universidades y así fue como en París comenzará sus estudios de medicina. En  1530, se inscribe en la escuela de medicina de Montpellier, y será nombrado bachiller al año siguiente.  A partir de 1530, como alumno, la facultad de medicina de Montpellier, y a pesar de no tener el título de médico, ya se le reconocían grandes méritos. Atravesó entonces un período de dificultades económicas que lo indujeron a trasladarse a la ciudad de Lyon, donde también ejerció como médico, aunque no estaba todavía titulado. En 1532, Rabelais se instalará en Lyon, y en noviembre será nombrado médico del hospital de Notre-Dame de la Pitié du Pont-du-Rhône en Lyon. Enseñará medicina y publicará unos estudios críticos sobre tratados médicos de la Antigüedad. En 1532 publica los Aforismos de Hipócrates y el primer libro de su novela humorística Pantagruel, al que le seguirá Gargantúa en 1534.

     Rabelais publicará “Las grandes e inestimables crónicas del gran gigante Gargantúa” bajo el anagrama de Alcofribas Nasier y supuestamente inspirándose en un texto anónimo, después del éxito de Pantagruel, Rabelais quiso reescribir a su manera la historia de Gargantúa, y le escribirá a Erasmo animado por el éxito, pero siempre utilizando el mismo seudónimo de Alcofribas Nasier como precaución, ya que todos sus libros eran enseguida condenados por la Sorbona. La secuencia de la publicación de su obra literaria será : Pantagruel (1532). La vida inestimable de Gargantúa, padre de Pantagruel  en 1534. El tercer libro de Pantagruel en 1546, y dedicado a Margarita de Navarra, libro que fue condenado como herético por La Sorbona, que lo incluyó en el Índice de los libros prohibidos, junto con Gargantúa. El cuarto libro de Pantagruel  en 1552. El Quinto Libro no se publicó hasta nueve años después de la muerte de Rabelais en 1562,  e incluye mucho material claramente copiado de otros, aunque algunas partes del Libro Quinto son dignas de Rabelais, la autoría de este último volumen es cuestionada.

       Rabelais nos habla de dos gigantes bondadosos y glotones, Pantagruel y Gargantúa, y nos relata su vida desde el nacimiento hasta su madurez. El recurso de los gigantes, logra que la obra de Rabelais, utilizando un estilo grotesco y a través de la exageración de las características de sus personajes, constituyese un éxito. Con su lenguaje escatológico, con frecuentes referencias a las excretas humanas y a los órganos sexuales, con un permanente humor y exageraciones desmedidas, creadas según él para hacer reír a los enfermos, así logrará Rebelais a través de un sentido picaresco sostenido y gracias a su erudición, fundir la cultura humanística con las tradiciones y el lenguaje popular. El gigantismo de Rabelais está impregnado de esos festines burlescos de su época, simboliza el ideal del renacimiento: con aquel inmenso apetito intelectual que termina en él por fundirse con la tradición popular y la sabiduría. La glotonería de estos gigantes, provoca numerosos episodios cómicos expresados con el estilo grotesco del autor quien no cesa de representar la cultura popular considerada por muchos como carnavalesca.

     Gargantúa, hijo de Grandgousier y de Gargamelle es un gigante de apetito voraz, pero de temperamento bondadoso. El primer grito de Gargantúa al nacer fue "¡A beber, a beber!". El pacífico gigante recibirá una educación que demostraba las ventajas de la pedagogía racional de los humanistas sobre los métodos tradicionales de la Sorbona. En recompensa de las hazañas de Gargantúa durante la guerra, uno de sus compañeros, fray Jean de Entommeures, recibirá la abadía de Thélèma, donde jóvenes de ambos sexos habrán de vivir en armoniosa comunidad, gozando de todos los placeres del cuerpo y del espíritu. En la Abadía de Thelema, se criticarán las prácticas docentes de la época, sugiriendo la libre escolarización, más cercana a la naturaleza humana. En aquella especie de comunidad ideal, a diferencia de la corrupción existente en los ámbitos monásticos de su tiempo, Gargantúa nos ofrecerá en Thélema una vida libre de frenos autoritarios. Como lo hiciera Thomas Moro en su Utopía, Rebelais creará con la Abadía de Thélema, una especie de  mundo ideal que contrataba con la mediocridad del mundo real. En esa fantasía y en el amor profesado a la naturaleza que se percibe en ella, seguramente influiría la formación franciscana  de Rabelais, quien  proponía un sistema de educación novedoso no sólo para formar el cuerpo sino también el espíritu, y su programa pedagógico conllevaba una serie de ejercicios físicos, echando un lado la enseñanza teórica para centrar el aprendizaje en la práctica y la experimentación. Su metodología se basaba en aprender a través de la diversión.

       Pantagruel narra la vida del hijo de Gargantúa. En él se satirizan las instituciones y costumbres francesas y parodiando las novelas de aventuras, sus personajes llegan al Atlántico y a las Antillas y finalmente hasta viajan a la Luna. Al aparecer, el Pantagruel resultó todo un éxito; su vis cómica se impuso por su novedad, pero su mensaje humanista, no resultó muy convincente para las mentalidades serias, desconcertadas por aquella burla  populachera, que llevó a la Facultad de Teología, a condenar el libro aduciendo su obscenidad. En octubre de 1534, los adversarios de la misa católica colgaron hasta en los apartamentos del rey un libelo provocador; «L’affaire des Placards», que desencadenó una represión: Un movimiento de reforma religiosa ilustrado por el humanismo, hasta entonces bien visto que resultó siendo amenazado. Por todas estas circunstancias, la personalidad de Rabelais siempre suscitó grandes debates entre historiadores y críticos por las acusaciones de ateísmo formuladas en su contra él las cuales habría probablemente que verlas en el contexto de su época. El tercer libro trata de Pantagruel y su amigo Panurgo es un truhan, libertino, y cobarde. A lo largo de todo el libro, el tema regresa a si debe casarse o no y al final, la pregunta queda sin resolver. El libro acaba con el comienzo de un viaje por mar en busca del oráculo de la divina botella para que resuelva de una vez el problema del matrimonio. El cuarto libro, se ha descrito como el más satírico, y en este, Rabelais critica la arrogancia y la riqueza de la iglesia católica, de las figuras políticas de la época, habla sobre las supersticiones populares y trata varios temas religiosos, políticos, lingüísticos y filosóficos. Todo el cuarto libro puede verse como una parodia cómica de la Odisea o, de la historia de Jasón y los Argonautas. El tipo de personajes y la sátira caricaturesca que maneja el autor, nos recuerda a Cervantes y al inmortal Don Quijote, pero así como el Quijote es una novela cohesionada y unitaria, las obras de Rebelais hacen énfasis en el aspecto irónico del texto, con capítulos cortos y fragmentarios, creando un tipo de narración que busca impactar puntualmente al lector con las bromas, la sátira, la denuncia y las exageraciones que desde una óptica cuestionadora le valdrán para criticar aspectos de la sociedad de su tiempo.

      La obra de Rabelais ha considerada ór algunos críticos como la más difícil de la literatura francesa junto con la de Mallarmé. Durante dos siglos, nadie consideró la obra literaria de Rebelais aunque los escritores románticos Victor Hugo, Balzac y después Flaubert la resucitarán con su pasión enciclopédica, de manera que su genio traspasaría las fronteras de su tiempo y su influencia sobre otros grandes escritores franceses se puede ver en La Fontaine, Moliére, Voltaire, Swift, Balzac, Víctor Hugo y Gautier. Podríamos concluir con una frase de Milan Kundera “Hermosos los tiempos de Rabelais: la novela alza el vuelo llevándose en su cuerpo, cual mariposa, los jirones de la crisálida”.

Maracaibo 23 de febrero de 2016

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