El decálogo de Elvira Navarro
Elvira Navarro es una joven escritora nacida en Huelva en 1978, que vive en
Madrid y es también autora de los libros “La ciudad en invierno”(2007) y “La
ciudad feliz” (2009) ganadora es año del
XXV Premio Jaén de Novela y del IV Premio Tormenta al mejor nuevo autor.
En diciembre del año 2013, la escritora Elvira Navarro quien en 2010 fue
incluida en la lista de los 22 mejores narradores en lengua española menores de
35 años de la revista Granta, publicó un “decálogo” sobre el tema de cómo no
caer en ciertas trampas al escribir novelas. El artículo sobre “El Decálogo”, apareció en
la víspera de la publicación de su novela “La trabajadora” (Penguin Random
House) en enero 2014 elegida por El Cultural del diario El Mundo como uno de
los mejores libros en lengua española publicados ese año 2014.
Quiero señalar que no estoy hablando de Julia Navarro, (Madrid 1953),
periodista y brillante escritora novelista con títulos como “La hermandad de la sábana
santa”, “La biblia de barro”, “La sangre de los inocentes”, y “Dime quién soy o
Dispara, yo ya estoy muerto”, novela comentada previamente en este blog en
marzo, 2015 ( bit.ly/1I7yoOi )
Resumo las trampas de Elvira Navarro : en el asunto de escribir una novela,
quien opina sin caer en trampas que es necesario conocerlas, por ello, la primera trampa, dice:
1- Si quieres escribir una novela, ensaya
primero con el cuento: ¡No! El cuento y la novela son universos distintos, con
lógicas a veces antagónicas. Meterlos en el mismo saco nos condena a que las
novelas sean cuentos alargados y a que los cuentos sean novelas comprimidas.
La
segunda trampa plantea que:
2- Las novelas (la literatura) no ofrece respuestas,
tan sólo plantea preguntas. Las
novelas obligan al lector a buscar las fórmulas para responderle mentalmente al
escritor sobre todo lo que él vaya planteando, de eso se trata. Navarro pone el
ejemplo de Crimen y castigo, de Dostoievski
donde el estudiante Raskólnikov, decide matar a la vieja usurera convencido de
que su acto es bueno y una vez cometido
el crimen, dudará al no estar seguro del significado de su acción. El lector le
seguirá los pasos e irá confrontando las respuestas.
3-Tercera trampa: el escritor
siempre sabe hacia dónde va. No empieces a escribir hasta que no lo tengas todo
planeado. No siempre es así. Cada
novela responderá la intención personal de querer decir algo que tiene que
expresarse poniéndole mucha imaginación, de manera que cada novela debe
reflejar el inconsciente del escritor. Un determinado asunto que revolotea en
la mente del escritor y que le lleva a batir las alas de su imaginación puede
tener un final impreciso. Serán muchas veces los personajes quienes van
llevando el hilo conductor de la novela.
4- Cuarta trampa: piensa bien el tono y el punto de vista. “Mientras
caminas no te paras a reflexionar qué pierna debes adelantar. El tono y el
punto de vista son las piernas de una narración.” Irán saliendo…
5-Quinta trampa: hay que pensar en el lector. No
se escribe para un lector. Este no existe. Hay muchos lectores con gustos e
ideas contrapuestas sobre lo literario. “Estar pensando en un tipo determinado
de lector, para gustarles o disgustarles conduce es castrar lo que se escribe”.
6-Sexta trampa: no hay que
pensar en el lector. Entonces, ¿se escribe para uno mismo? No,
evidentemente, se escribe porque habrá algún lector que podrá compartir o
disentir de lo que el escritor ha plasmado en la novela. Como dice Cercas, hay
tantas novelas como lectores de las mismas existan. Navarro opina que. “El
escritor no podrá evitar la impresión de que no está solo en su cuarto cuando
escribe. No podrá, en suma, no pensar en ciertos lectores”.
7- Séptima trampa: el
narrador debe intervenir lo menos posible a la hora de abordar a los personajes.
Estos deben presentarse solos. Sobre esta trampa dice Elvira Navarro
textualmente: “esta indicación es apropiada para un tipo
de relato de carácter escénico, pero ahí debemos pararnos, o de lo contrario
evidenciaremos lo poco y mal que hemos leído”.
8-Octava trampa: las
descripciones no son necesarias porque ya existe la fotografía, la televisión e
Internet. Este argumento olvida que las descripciones
son visiones de realidades trasladas al texto e igualmente las ficciones que no
son realidades, se trasladan al lenguaje y terminarán todas por darle a la
lectura “ese aire emocional que el libro respira”.
9- Novena trampa: si se quiere ser
actual no hay que hacer tramas con planteamiento, nudo y desenlace. La trama de las novelas se vinculará con la
organización estructural de las mismas. Será como una urdimbre donde la manera
de cruzar los hilos, enfrentar nudos e inventar el laberinto por donde
transcurrirá la historia es potestativo del escritor. Los episodios podrán aparecer
anticipados, en prolepsis narrativa, o contados hacia atrás, en analepsis,
especie del llamado flash-back del cine, y así él podrá iniciar una historia
por su final, de atrás hacia adelante, de manera circular, en monólogo interior
o por la mitad, etc.
10-Décima
trampa: hay que innovar. La innovación es a menudo un efecto colateral que surge de buscar
soluciones narrativas a problemas o incapacidades del autor. Cuando se logra, a
veces ni el propio autor es consciente de su conquista. Antes de morir, Kafka quien
no parecía atribuirle valor a sus escritos, le pidió a Max Brod que los destruyera
cosa que afortunadamente para la humanidad no hizo. ¿Cómo es eso de innovar?
Sabemos que en la novela, siempre regresaremos a Cervantes.
Maracaibo, febrero, de 2016
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