La sesión estaba ya fijada en el calendario desde hace meses, pero había cobrado actualidad después de que Kennedy sembrara el caos en el mayor organismo de investigación médica de Estados Unidos, los Centros para el Control de Enfermedades (CDC), al despedir a su directora, Susan Monarez, por desacuerdos sobre la política de vacunas. En una muy contenciosa sesión de control en el Comité de Finanzas de la cámara alta estadounidense ante quienes el secretario de Salud ha comparecido en el Senado tras despedir a la directora de los Centros de Control de Enfermedades por desacuerdos sobre las inyecciones…
La marcha de
Monarez precipitó la de otros altos cargos de los CDC y una carta de apoyo de
nueve de sus predecesores, remontados hasta la era de Jimmy Carter (1977-1981).
Ella, quien ha presentado una demanda para conservar su puesto y no se
considera cesada, sostiene que Kennedy dio el paso porque ella no quiso aceptar
cambios en la política de vacunas que cree contrarios a la ciencia.
El secretario de
Salud ha sembrado la polémica desde que asumió el cargo a principios de este
año. Un escéptico sobre la validez de las vacunas, ha cancelado en
torno a 500 millones de dólares en fondos para la investigación sobre
tecnología de ARN mensajero, ha promovido restricciones en las
recomendaciones de la autoridad para la Alimentación y
los Medicamentos sobre quién debe recibir dosis de recuerdo de la vacuna contra
la covid.
Robert Kennedy, ha
reemplazado a todos los miembros del comité asesor sobre vacunación para
colocar en su lugar a personas de su agrado, incluidos notorios miembros del
movimiento antivacunas. Ese comité tiene prevista una reunión los próximos 18 y
19 de septiembre, en la que podría emitir nuevas recomendaciones sobre quiénes
deben recibir esas inmunizaciones o su calendario.
Además, en parte
debido a las posiciones
del Departamento en Washington, el Estado de Florida se convertía el miércoles
en el primero que
se desmarca de la obligatoriedad de vacunar a los niños para
que puedan ir a clase. La comparecencia del alto cargo de Salud ante el comité
se mantuvo en esa línea. Kennedy acusó a los CDC del número de muertes en
Estados Unidos durante la pandemia de covid, cerca de 1,2 millones de
personas.
También Robert
Kennedy, se declaró más que escéptico sobre los datos que demuestran que las
vacunas de ARN mensajero salvaron millones de vidas tanto en el país como en el
exterior, tras haber recibido un fuerte impulso de la primera Administración
Trump en la llamada Operation Warp Speed (Operación Velocidad
del Rayo). Un estudio publicado en The Lancet calcula que esas
inmunizaciones salvaron más de 14 millones de vidas en todo el mundo.
El secretario de
Salud Kennedy, también ha sostenido que ninguna de sus medidas, hacen más
difícil que el público tenga acceso a las vacunas, aunque tras la emisión de
las nuevas directrices sobre la covid,
dos grandes cadenas de farmacias han dejado de tener disponibles las nuevas
dosis en sus establecimientos en más de una docena de Estados. El alto cargo también ha negado,
erróneamente, que la ambiciosa ley presupuestaria de Donald Trump que aprobó el
Congreso de Estados Unidos, de mayoría republicana, este verano y conocida
oficialmente como la “Ley Grande y Bonita”,
contuviera recortes a la
cobertura de salud pública para los más desfavorecidos, Medicaid.
La posición de
Kennedy puso en una situación complicada a los legisladores republicanos, entre
la espada de arriesgarse a contradecir a Donald Trump -que ha dejado claro que
mantiene toda su confianza en su responsable sanitario- y la pared de respaldar
una política antivacunas con la que ni ellos, ni la mayoría de los
estadounidenses según los sondeos, está de acuerdo. Pese a ello, varios
decidieron sumarse a los demócratas en su tunda verbal al alto cargo.
Fue el caso del
senador por Luisiana Bill Cassidy, un ferviente defensor de las vacunas, pero
que trata de alinearse con Trump. “Yo sí diría que, efectivamente, estamos
negando vacunas a la gente”, espetaba a Kennedy. Cassidy, médico de profesión,
emitió el voto decisivo para confirmar a Kennedy en el Senado en febrero, tras
haber condicionado su “sí” a que el sobrino del presidente John F. Kennedy no
impidiera el acceso de los ciudadanos a las vacunas.
Otro republicano,
John Barrasso, de Wyoming y también médico, se sumó a las posiciones de
Cassidy. “En su confirmación, prometió respetar los estándares más altos para
las vacunas, pero desde entonces me he quedado cada vez más preocupado”. “El
público ha visto brotes de sarampión, cómo los directivos de los Institutos
Nacionales de Salud ponen en duda las vacunas de RNA mensajero y el cese de la
directora del CDC recién nombrada”, ha agregado el senador.
Kennedy también adoptó una actitud desafiante sobre su despido de
Monarez, y apuntó la posibilidad de despedir a aún más personal en una entidad
sanitaria a la que acusó de haber mentido a los ciudadanos estadounidenses al
recomendar el uso de mascarillas, la distancia social y la vacunación como
modos de combatir la pandemia de covid.
“Tengo que despedir a alguna de
esta gente y asegurarme de que eso no vuelve a ocurrir”, sostuvo el
secretario de Salud. También refutó las declaraciones de Monarez, y negó que le
hubiera exigido dar su visto bueno por adelantado a las recomendaciones del
comité de vacunas.
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Maracaibo, miércoles
5 de noviembre del año 2025
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