Bonpland, fue el pseudónimo de un
naturalista, médico y botánico francés, quien se llamaba Aimé Jacques Alexandre Goujaud quien nació en La Rochelle el 28 de
agosto de 1773 y se haría célebre por la expedición a América que realizó junto
a su amigo, cuatro años mayor que él, el barón Alexander von Humboldt.
En diciembre del año 2015 escribí un par de artículos en mi blog lapesteloca sobre este emblemático
personaje y recuerdo que comenté sobre el libro de Ibsen Martínez, “Humboldt y
Bonpland taxidermistas” texto que nunca pude leer y que es también una obra de
teatro. Me he atreví a conversar sobre Aimé Bonpland y la información fue tan
abundante que decidí dividir el relato en dos partes, que resultarían como dos
largas vidas en América de Aimé Bonpland.
El padre de Bonpland era Simon-Jacques Goujaud, médico y jefe de cirugía en el hospital de La Rochelle y su madre Marguerite-Olive de la Coste. En 1791 Aimé comenzó a estudiar Medicina en París y desde aquel entonces se interesaría especialmente por la botánica. En 1796 se inscribió en la Escuela Naval de Medicina en Rochefort y ejerció varios meses en el servicio de los hospitales marítimos de Tolón, como cirujano y como ayudante en el vapor Ajax. Un año después, obtuvo su doctorado en París, y continuaría sus estudios de ciencias naturales en el Jardín des Plants al lado del botánico Antonio Jussieu, quien recomendará a ambos, Aime y su amigo y colega Alejandro de Humboldt para una expedición científica a Sur América organizada por el gobierno francés.
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Alexander von Humboldt,
había vivido su infancia en compañía de su hermano Wilhelm en un castillo de la
familia en Prusia que era un reino al sur del mar Báltico,
con varios principados. Wilhelm y
Alexander tenían 11 y 9 años cuando murió su
padre, el mayor Alexander von Humboldt. La viuda confió a la
educación de sus hijos a Christian Kunth, un joven de 20 años hijo de un pastor
e instruido en historia y matemáticas, un divulgador del pensamiento liberal de
Rousseau quien orientaría a los jóvenes hermanos Humboldt en la observación de
la naturaleza, el estudio del cálculo y los idiomas. Humboldt a los 21 años
había aprendido de sus profesores, Willdenow botánico, Fischer matemático,
Loffler filólogo y Engel el filósofo. Vivian cerca de Berlín, en el castillo de
Tegel, entre mapas geográficos del mundo de 1798, se exaltaban con los relatos
delos viajes de Byron, y los de Cook por los mares del sur, mirando los barcos
zarpar desde el puerto en La Rochelle hacia otros continentes.
En diciembre de 1798, se embarcaron desde La Coruña en la corbeta
Pizarro confiando en seguir la misma ruta del almirante Colón en su tercer
viaje y harían una escala en las islas Canarias antes de llegar a la Tierra de
Gracia en la mañana del 16 de julio de 1799 en el puerto de Cumaná.
Estaban en la Capitanía de la Nueva Andalucía. Tras atravesar la
llanura del Salado llegaron a Cumaná, la ciudad primogénita de América. Años
después, Humboldt relataría: “La resolución que tomamos del 14 al 15 de
julio tuvo una influencia feliz en la dirección de nuestros viajes. En lugar de
algunas semanas nosotros residimos un año entero en la Tierra Firme; sin la
enfermedad que reinó a bordo del Pizarro, no hubiéramos jamás penetrado el
Orinoco, el Casiquiare y hasta los límites de las posesiones portuguesas del
Río Negro”.
En septiembre de 1799 partieron los dos exploradores hacia el sur,
internándose en la frondosa selva tropical suramericana con una vegetación que
como urdimbre cerraba el cielo y solo los gritos de los pájaros escuchaban
entre guirnaldas de flores nunca antes vistas y enormes paredes rocosas de la
que brotaban fuentes de agua. Llegaron hasta Caripe y Humboldt celebró sus
treinta años con Bonpland, recogerían el léxico de los indígenas chaymas, y en
las montañas encontraron la renombrada cueva de los guácharos, llamados así por
los indios que los sacrificaban a garrotazos para alimentarse de ellos. Desde
Caripe, donde hallaron un monasterio, regresarían a Cumaná, y luego de sufrir
un asalto que dejaría a Bompland herido de un garrotazo en la cabeza. Ambos
vivirían la experiencia de un terremoto que destruyó muchos ranchos en Cumaná.
Para avanzar hacia el alto Orinoco, la idea les obligó ir primero a
Caracas donde supieron del fracaso de la conspiración de Gual y España.
Habían llegado cuando Simón Bolívar partía a estudiar en la
academia
militar de San Fernando en Madrid.
Los amigos recibieron el cambio de siglo, en diciembre de 1799, y con 18
esclavos que cargaban el instrumental y las viandas ascenderían
a La Silla de Caracas acompañados de un joven caraqueño de 19 años llamado
Andrés Bello. Luego se dirigieron a los valles del Tuy visitaron Antímano, La
Victoria, Turmero, Maracay, Valencia, Guacara, Las Trincheras y Puerto Cabello,
ocupándose de estudiar la flora y fauna, los minerales, ríos, suelo, fenómenos
meteorológicos, y tomarían nota de las costumbres indígenas y las del
resto de la sociedad. Aimé Bonpland era el encargado de recolectar las plantas,
la mayoría de ellas desconocidas por la ciencia de la época, y luego habría de
colaborar con Humboldt en la redacción posterior de los informes.
En febrero del año 1800 partieron
hacia el suroeste pensando poder llegar hasta el sitio de donde nacen las aguas
del río Orinoco. Cruzaron cañaverales y cafetales en los valles de Aragua. En
el lago de Valencia bebieron y describieron el llamado “árbol de la leche” (el Brosimum
utile de Pittier). El 12 de marzo ya
cerca de Calabozo, se encontraron con una
inmensa llanura que al decir de
Humboldt, "daba la impresión
de ser un océano cubierto de algas", donde había
caimanes moviéndose entre cientos de cabezas de ganado dispersas, en un paisaje
reverberante y caluroso y con decenas de garzas sobrevolando el cielo.
Prefirieron avanzar de noche y se asombraban ante los meteoritos cruzando en el
negro firmamento tachonado de estrellas entre el rutilante brillo de las
luciérnagas que salpicaban los esteros. El 27 de marzo
llegarían a San Fernando donde los
capuchinos tenían un monasterio.
Los indios les techaron con palma
la popa de una amplia canoa de palo brasil donde llevarían pollos vivos,
plátanos, mandioca, cocos, naranjas y los aparatos científicos para
remontar el Apure hasta desembocar en el soberbio Orinoco y
siguiendo hacia el sur contra la corriente llegarían
hasta las cataratas o rápidos de Atures y Maipures, donde
las tortugas llegaban a desovar entre la arena
y las comunidades indígenas se disputaban los huevos que convertían en aceite. En
sus notas afirman que los jesuitas quienes habían sido expulsados de los
dominios hispanos en 1773, controlaban para
que los indios dejaran una parte de
huevos en la arena y fomentar así la
preservación de la especie. Bonpland vio cómo el viento le arrebataría
el primer tomo del “Genera Plantarum” de Schreber que se
perdería en las aguas del Orinoco.
En Pararuma los frailes misioneros
les vendieran unas canoas más angostas para superar los rápidos del Orinoco y
alcanzar el río Negro hasta llegar tras varios días de navegación al Brazo
Casiquiare donde establecieron la latitud y longitud desde más de 50 puntos en
esas tierras desconocidas conectando las vertientes del Amazonas y el Orinoco y
obtuvieron numerosas lecturas magnéticas y barométricas Regresarían con una
colección de más de 12.000 plantas, muchas de ellas desconocidas, y
recolectaron huesos piedras y huesos humanos y de una variedad de
mamíferos, aves, peces e insectos novedosos de la selva suramericana. Al arribar
por el Orinoco a la ciudad de Angostura, Humboldt, Bonpland y un mulato que los
acompañaba desde Cumaná cayeron gravemente enfermos de fiebre
tifoidea. Bonpland estuvo a punto de morir por una disentería recurrente
durante varias semanas. Humboldt le escribiría a su hermano. "Jamás confié en reunirme de nuevo con
un amigo tan leal, valiente y trabajador".
Afortunadamente se recuperarían
para continuar atravesando los llanos y el 23 de julio llegaron a Nueva
Barcelona, desde donde tomaron un barco hacia Cumaná, pero los asaltaron
piratas y los rescataron barcos británicos, que los trasladaron en agosto de
1800 a Cumaná. El gobernador de la Guayana quien les atendió como a huéspedes
de honor. El 24 de noviembre Bonpland y Humboldt zarparían hacia Cuba donde
verían a John Fraser afamado botánico escocés y decidirían regresar a la tierra
firme viajando hasta Cartagena de Indias.
Penetrarían por el río Magdalena
hasta ascender por los Andes durante una travesía que los llevaría hasta el
Ecuador y llegarían a Quito el 6 de enero del año 1802. Por Pichincha y el
Chimborazo ascenderían hasta los 5.878 metros, algo nunca descrito en América.
Descenderían por afluentes de Amazonas y llegarían hasta Lima y luego al
Callao.
Por mar llegarían desde Perú hasta
México donde habrían de residir durante un año. Exploraron México y la isla de
Cuba y ya en viaje de regreso, se dirigieron a Filadelfia y a Washington,
invitados por el presidente Jefferson con quien entablarían interesantes
discusiones de temas científicos. Al regresar a Europa, el 3 de agosto de 1804,
entregaron al Museo de París cuarenta y cinco cajones con unos 60.000
ejemplares de plantas herborizadas, muchas de las cuales eran de géneros y
especies hasta entonces desconocidas por la ciencia. Humboldt señaló que ese
enorme herbario había sido hecho por Bonpland, quien había descrito más de sus
cuatro quintas partes. Fueron acogidos con gran respeto por los círculos
científicos.
En diciembre de 1804 Josefina viuda
de Beauharnais será coronada emperatriz de Francia por su segundo y último
esposo, el emperador Napoleón Bonaparte. Josefina transformaría su mansión de
Malmaison en el más bello y curioso jardín de Europa, con flora y fauna de
animales exóticos trabajo en el que la ayudó el botánico Aimé Bonpland, quien
se transformaría también en el amigo personal de la emperatriz de Francia.
NOTA:
esta historia continua y finalizará mañana.
Maracaibo,
martes 8 de octubre del año 2024
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