martes, 8 de octubre de 2024

Bonpland ( 1 )


Bonpland, fue el pseudónimo de un naturalista, médico y botánico francés, quien se llamaba Aimé Jacques Alexandre Goujaud quien nació en La Rochelle el 28 de agosto de 1773 y se haría célebre por la expedición a América que realizó junto a su amigo, cuatro años mayor que él, el barón Alexander von Humboldt.


En diciembre del año 2015 escribí un par de artículos en mi blog lapesteloca sobre este emblemático personaje y recuerdo que comenté sobre el libro de Ibsen Martínez, “Humboldt y Bonpland taxidermistas” texto que nunca pude leer y que es también una obra de teatro. Me he atreví a conversar sobre Aimé Bonpland y la información fue tan abundante que decidí dividir el relato en dos partes, que resultarían como dos largas vidas en América de Aimé Bonpland.


El padre de Bonpland era Simon-Jacques Goujaud, médico y jefe de cirugía en el hospital de La Rochelle y su madre Marguerite-Olive de la Coste. En 1791 Aimé comenzó a estudiar Medicina en París y desde aquel entonces se interesaría especialmente por la botánica. En 1796 se inscribió en la Escuela Naval de Medicina en Rochefort y ejerció varios meses en el servicio de los hospitales marítimos de Tolón, como cirujano y como ayudante en el vapor Ajax. Un año después, obtuvo su doctorado en París, y continuaría sus estudios de ciencias naturales en el Jardín des Plants al lado del botánico Antonio Jussieu, quien recomendará a ambos, Aime y su amigo y colega Alejandro de Humboldt para una expedición científica a Sur América organizada por el gobierno francés.

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Alexander von Humboldt, había vivido su infancia en compañía de su hermano Wilhelm en un castillo de la familia en Prusia que era un reino al sur del mar Báltico, con varios principados. Wilhelm y Alexander tenían 11 y 9 años cuando murió su padre, el mayor Alexander von  Humboldt. La viuda confió a la educación de sus hijos a Christian Kunth, un joven de 20 años hijo de un pastor e instruido en historia y matemáticas, un divulgador del pensamiento liberal de Rousseau quien orientaría a los jóvenes hermanos Humboldt en la observación de la naturaleza, el estudio del cálculo y los idiomas. Humboldt a los 21 años había aprendido de sus profesores, Willdenow botánico, Fischer matemático, Loffler filólogo y Engel el filósofo. Vivian cerca de Berlín, en el castillo de Tegel, entre mapas geográficos del mundo de 1798, se exaltaban con los relatos delos viajes de Byron, y los de Cook por los mares del sur, mirando los barcos zarpar desde el puerto en La Rochelle hacia otros continentes.


Los amigos naturalistas se habían conocido en París. El barón halló a Aimé en una bohardilla parisina “muy ocupado con una señorita”, y ambos terminarían en una disputa. El francés y el alemán eran jóvenes con intereses similares y terminarían en una inquebrantable amistad. Humboldt quería ser parte de la expedición científica a Egipto organizada por Napoleón, pero esperaba hacer la travesía con el Capitán Baudin en el buque sueco hasta Argelia, y sin embargo, no se pudo y los amigos, Bonpland y Humboldt decidieron viajar a España, donde recogerían numerosas muestras vegetales y especímenes animales, estudiarían las piedras y hasta el cielo de las mesetas españolas pues lograron mediciones magnéticas, geográficas y meteorológicas.


En diciembre de 1798, se embarcaron desde La Coruña en la corbeta Pizarro confiando en seguir la misma ruta del almirante Colón en su tercer viaje y harían una escala en las islas Canarias antes de llegar a la Tierra de Gracia en la mañana del 16 de julio de 1799 en el puerto  de  Cumaná. Estaban en la Capitanía de la Nueva Andalucía. Tras atravesar la llanura del Salado llegaron a Cumaná, la ciudad primogénita de América. Años después, Humboldt relataría: “La resolución que tomamos del 14 al 15 de julio tuvo una influencia feliz en la dirección de nuestros viajes. En lugar de algunas semanas nosotros residimos un año entero en la Tierra Firme; sin la enfermedad que reinó a bordo del Pizarro, no hubiéramos jamás penetrado el Orinoco, el Casiquiare y hasta los límites de las posesiones portuguesas del Río Negro”.

En septiembre de 1799 partieron los dos exploradores hacia el sur, internándose en la frondosa selva tropical suramericana con una vegetación que como urdimbre cerraba el cielo y solo los gritos de los pájaros escuchaban entre guirnaldas de flores nunca antes vistas y enormes paredes rocosas de la que brotaban fuentes de agua. Llegaron hasta Caripe y Humboldt celebró sus treinta años con Bonpland, recogerían el léxico de los indígenas chaymas, y en las montañas encontraron la renombrada cueva de los guácharos, llamados así por los indios que los sacrificaban a garrotazos para alimentarse de ellos. Desde Caripe, donde hallaron un monasterio, regresarían a Cumaná, y luego de sufrir un asalto que dejaría a Bompland herido de un garrotazo en la cabeza. Ambos vivirían la experiencia de un terremoto que destruyó muchos ranchos en Cumaná.


Para avanzar hacia el alto Orinoco, la idea les obligó ir primero a Caracas donde supieron del fracaso de la conspiración de Gual y España. Habían llegado cuando Simón Bolívar partía a estudiar en la  academia militar  de  San  Fernando  en Madrid. Los amigos recibieron el cambio de siglo, en diciembre de 1799, y con 18 esclavos que cargaban el instrumental y las viandas ascenderían a La Silla de Caracas acompañados de un joven caraqueño de 19 años llamado Andrés Bello. Luego se dirigieron a los valles del Tuy visitaron Antímano, La Victoria, Turmero, Maracay, Valencia, Guacara, Las Trincheras y Puerto Cabello, ocupándose de estudiar la flora y fauna, los minerales, ríos, suelo, fenómenos meteorológicos, y tomarían nota de las costumbres indígenas y las del resto de la sociedad. Aimé Bonpland era el encargado de recolectar las plantas, la mayoría de ellas desconocidas por la ciencia de la época, y luego habría de colaborar con Humboldt en la redacción posterior de los informes.


En febrero del año 1800 partieron hacia el suroeste pensando poder llegar hasta el sitio de donde nacen las aguas del río Orinoco. Cruzaron cañaverales y cafetales en los valles de Aragua. En el lago de Valencia bebieron y describieron el llamado “árbol de la leche” (el Brosimum utile de Pittier). El  12  de marzo  ya cerca de Calabozo, se encontraron con una inmensa  llanura  que al decir de Humboldt, "daba  la  impresión de  ser  un océano cubierto de algas", donde había caimanes moviéndose entre cientos de cabezas de ganado dispersas, en un paisaje reverberante y caluroso y con decenas de garzas sobrevolando el cielo. Prefirieron avanzar de noche y se asombraban ante los meteoritos cruzando en el negro firmamento tachonado de estrellas entre el rutilante brillo de las luciérnagas que salpicaban los esteros. El  27  de  marzo llegarían a San  Fernando donde  los capuchinos  tenían un monasterio.


Los indios les techaron con palma la popa de una amplia canoa de palo brasil donde llevarían pollos vivos, plátanos, mandioca, cocos, naranjas y los aparatos científicos para remontar el Apure  hasta desembocar en el soberbio Orinoco y siguiendo hacia el sur contra la corriente  llegarían hasta  las  cataratas o rápidos de Atures y Maipures, donde las  tortugas  llegaban  a desovar entre la arena y las comunidades indígenas se disputaban los huevos que convertían en aceite. En sus notas afirman que los jesuitas quienes habían sido expulsados de los dominios hispanos en 1773, controlaban para que  los  indios dejaran  una  parte de huevos  en  la  arena y fomentar así la preservación de la especie. Bonpland vio cómo el viento le arrebataría el  primer tomo del “Genera  Plantarum” de Schreber que se perdería en las aguas del Orinoco.


En Pararuma los frailes misioneros les vendieran unas canoas más angostas para superar los rápidos del Orinoco y alcanzar el río Negro hasta llegar tras varios días de navegación al Brazo Casiquiare donde establecieron la latitud y longitud desde más de 50 puntos en esas tierras desconocidas conectando las vertientes del Amazonas y el Orinoco y obtuvieron numerosas lecturas magnéticas y barométricas Regresarían con una colección de más de 12.000 plantas, muchas de ellas desconocidas, y recolectaron huesos piedras y huesos humanos y  de una variedad de mamíferos, aves, peces e insectos novedosos de la selva suramericana. Al arribar por el Orinoco a la ciudad de Angostura, Humboldt, Bonpland y un mulato que los acompañaba desde Cumaná cayeron gravemente enfermos de fiebre tifoidea. Bonpland estuvo a punto de morir por una disentería recurrente durante varias semanas. Humboldt le escribiría a su hermano. "Jamás confié en reunirme de nuevo con un amigo tan leal, valiente y trabajador". 

Afortunadamente se recuperarían para continuar atravesando los llanos y el 23 de julio llegaron a Nueva Barcelona, desde donde tomaron un barco hacia Cumaná, pero los asaltaron piratas y los rescataron barcos británicos, que los trasladaron en agosto de 1800 a Cumaná. El gobernador de la Guayana quien les atendió como a huéspedes de honor. El 24 de noviembre Bonpland y Humboldt zarparían hacia Cuba donde verían a John Fraser afamado botánico escocés y decidirían regresar a la tierra firme viajando hasta Cartagena de Indias.


Penetrarían por el río Magdalena hasta ascender por los Andes durante una travesía que los llevaría hasta el Ecuador y llegarían a Quito el 6 de enero del año 1802. Por Pichincha y el Chimborazo ascenderían hasta los 5.878 metros, algo nunca descrito en América. Descenderían por afluentes de Amazonas y llegarían hasta Lima y luego al Callao.


Por mar llegarían desde Perú hasta México donde habrían de residir durante un año. Exploraron México y la isla de Cuba y ya en viaje de regreso, se dirigieron a Filadelfia y a Washington, invitados por el presidente Jefferson con quien entablarían interesantes discusiones de temas científicos. Al regresar a Europa, el 3 de agosto de 1804, entregaron al Museo de París cuarenta y cinco cajones con unos 60.000 ejemplares de plantas herborizadas, muchas de las cuales eran de géneros y especies hasta entonces desconocidas por la ciencia. Humboldt señaló que ese enorme herbario había sido hecho por Bonpland, quien había descrito más de sus cuatro quintas partes. Fueron acogidos con gran respeto por los círculos científicos.


En diciembre de 1804 Josefina viuda de Beauharnais será coronada emperatriz de Francia por su segundo y último esposo, el emperador Napoleón Bonaparte. Josefina transformaría su mansión de Malmaison en el más bello y curioso jardín de Europa, con flora y fauna de animales exóticos trabajo en el que la ayudó el botánico Aimé Bonpland, quien se transformaría también en el amigo personal de la emperatriz de Francia.

 

NOTA: esta historia continua y finalizará mañana.

Maracaibo, martes 8 de octubre del año 2024

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