miércoles, 23 de octubre de 2024

Hildegarda de Bingen


Hildegarda de Bingen (1098-1179) fue una alemana una santa abadesa benedictina y polimata, compositora, escritora, filósofacientíficanaturalistamédica, mística, líder monacal y profetisa durante la Edad Media, ​ quien fue conocida como la sibila del Rin y la profetisa teutónica. Hildegarda fue asimismo una de las compositoras más famosas de monofonía sacra, la más grabada en la época moderna, reconocida además por muchos expertos como la madre de la historia natural.

 

Considerada una de las personalidades más influyentes, polifacéticas y fascinantes de la Baja Edad Media y de la historia de Occidente, Hildegarda de Bingen  es una de las figuras más ilustres del monacato femenino, quizás quien mejor ejemplificó el ideal benedictino, al estar dotada de una inteligencia y cultura fuera de lo común, comprometida con la reforma gregoriana​ y por ser una de las escritoras de mayor producción de su tiempo.

 

Hildegarda nació en Bermersheim, en el valle del Rin durante el verano de 1098,​ en el seno de una familia noble alemana acomodada. Fue la menor de los diez hijos de Hildeberto de Bermersheim, caballero al servicio del conde de Spanheim, y de su esposa, Matilde de Merxheim-Nahet. Considerada según la mentalidad medieval, como el diezmo para Dios, fue entregada como oblata y consagrada desde su nacimiento a la actividad religiosa. ​Fue entregada para su educación a la condesa Judith de Spanheim, hija del conde Esteban II de Spanheim, ​ quien la instruyó en el rezo del salterio, en la lectura del latín, en la lectura de la Sagrada Escritura y en el canto gregoriano.


 

La historia de su canonización es compleja, y diversas ramas de la Iglesia la han reconocido como santa durante siglos; el 7 de octubre de 2012, en la XIII Asamblea general ordinaria del sínodo de los obispos, el papa Benedicto XVI le otorgó el título de doctora de la Iglesia junto a san Juan de Ávila, en reconocimiento de “su santidad de vida y la originalidad de sus enseñanzas”.

 

La inspiración sobrenatural de las experiencias visionarias, de Hildegarda ha provocado gran interés e investigación incluso durante la vida de la abadesa. Una de las fuentes más importantes sobre el origen y la descripción de sus visiones se encuentra en la carta con la que Hildegarda respondía a los cuestionamientos epistolares hechos en 1175 por el flamenco Guibert de Gembloux en nombre de los monjes de la abadía de Villers. Por esas respuestas se sabe que las visiones comenzaron desde su muy temprana infancia y que en ellas no mediaba el sueño, ni el éxtasis, ni la pérdida de los sentidos.


“No oigo estas cosas ni con los oídos corporales ni con los pensamientos de mi corazón, ni percibo nada por el encuentro de mis cinco sentidos, sino en el alma, con los ojos exteriores abiertos, de tal manera que nunca he sufrido la ausencia del éxtasis. Veo estas cosas despierta, tanto de día como de noche”.  En comunicación de Hildegarda al monje Guibert. Ep. CIII.  Tales visiones siempre se acompañaban de manifestaciones lumínicas, de hecho, los mandatos divinos que recibía provenían de una teofanía luminosa a la que nombra «sombra de la luz viviente» (umbra viventis lucis) y es esta luz a la que nombra en la introducción del Scivias y del Liber divinorum operum como la que toma voz para ordenarle poner por escrito cuanto experimenta.

 

Esta luz divina le mostraba las visiones que describe en sus obras y que posteriormente fueron ilustradas, las cuales han llegado hasta el presente gracias a los manuscritos sobrevivientes, que muestran un simbolismo cuya interpretación no resulta tan obvia. Luego pasa a explicar su significado profundo y las enseñanzas derivadas de tales visiones, las cuales venían acompañadas de trastornos físicos para la abadesa como debilidad, dolor y, en algunos casos, rigidez muscular.

 

Lo anterior ha llevado a algunos estudiosos a buscar causas neurológicasfisiológicas e incluso psicológicas para las visiones, siendo una de las respuestas médicas más difundidas que sufría un cuadro crónico de migraña, teoría esta última propuesta por el historiador de la medicina Charles Singer y popularizada por Oliver Sacks.

 

El valor teológico de las enseñanzas de Hildegarda ha sido reconocido por la Iglesia católica en una tradición continuada hasta el presente. Muestra de ello fue la inclusión de su vida y obras en el famoso compilado histórico de teólogos publicado en 1885 por Jacques Paul Migne, la Patrologia Latina, que dedica su tomo CXCVII a esta escritora. A ello se aúna su estudio y consideración modernas, de lo que es prueba su mención en declaraciones públicas y homilías de Benedicto XVI, así como su reconocimiento como Doctora de la Iglesia.

 

La concepción hildegardiana de Dios no es diferente de las concepciones teológicas católicas medievales, matizadas por las peculiaridades propias de sus visiones. Como en la restante cultura teológica medieval, Hildegarda considera al hombre como el centro del mundo creado por Dios y partícipe de la obra redentora. Según el Liber divinorum operum, el hombre, hecho a semejanza de Dios, posee parecido con otra de las grandes obras del omnipotente: el cosmos.


La abadesa del Rin comparte la visión patrística de la Iglesia como nueva Eva salida de la costilla de Cristo, custodia de la salvación en el mundo y prefigurada en la virgen María. Se opone a la Sinagoga, que representa a los enemigos de la fe y de Dios. ​ En las visiones descritas en el Scivias, la Iglesia es figurada como una «mujer inmensa como una ciudad», coronada y vestida con resplandor, con el vientre perforado por donde entran una multitud de hombres con piel obscura que son purificados al salir por su boca.

 

La iglesia parroquial de Eibingen, donde reposan las reliquias de esta santa, fue reconstruida en gran parte en 1932 tras un incendio, luego de lo cual fue adaptada a un estilo más contemporáneo por los hermanos Rummel. El altar principal se encuentra adornado por un mosaico que reproduce la visión de Hildegarda sobre la Trinidad. En la población de Bingen am Rhein se ha dedicado un museo a la vida y obra de esta santa, donde se exponen documentos contemporáneos suyos, así como algunos restos de las construcciones lideradas por la abadesa.

 

En la cinematografía, la película A Beautiful Mind, ganadora del Óscar a la mejor película en 2001, utilizó una de las canciones de Hildegarda titulada Columba aspexit dentro de la banda sonora, por la cual también obtuvo una nominación a dicho galardón. En 2009, la directora alemana Margarethe von Trotta filmó la película Visión: La historia de Hildegard von Bingen (Vision. Aus dem Leben der Hildegard von Bingen), basada en la vida de esta santa, interpretada por la actriz alemana Barbara Sukowa. Fue estrenada en español el 27 de agosto de 2010. En una película italiana de 2009 Barbarossa (traducida al inglés como Sword of War), basada en la vida del emperador Federico Barbarroja, Hildegarda de Bingen tiene una aparición, en la cual es interpretada por la actriz española Ángela Molina.


La escritora cubana Daína Chaviano dedicó su novela El hombre, la hembra y el hambre (Premio Azorín de Novela 1998) a esta monja, cuya figura juega un papel fundamental en la trama. Aunque la novela gira en torno a una jinetera o prostituta cubana, la interacción de este personaje con una monja amiga sirve de base para comentar la vida mística de Hildegarda y sus aportes y finalmente el cráter lunar Hildegard lleva este nombre en su memoria desde febrero de 2016.

 

Maracaibo, miércoles 23 de octubre del año 2024

 

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