ONIRICO
Creo
despertarme, pero no estoy seguro, acaso sigo aquí y es preferible, me lo digo sin
voltear hacia atrás, lo siento, voy desesperadamente resbalando entre el lodo y
estos cráteres, son unas tronchas, huecos inmensos… Entiendo que fueron producidos
por el fuego, nacido de algún obús, silban y descienden del cielo, me yo aferro
al suelo, apretar las manos llenas de tierra, cerrar los ojos… Presiento que
estoy en el solar de la casa, busco afanoso el matapalo y su sombra protectora,
pero no lo veo, así pues, me deslizo, resbalo, ruedo hasta verme cayendo por una
profunda brecha, un zanjón, y temo, siento miedo, tan solo pido a Dios cuando yo muera, aunque todo me parece un
desatino, nueva explosión, en tiempo de
guerra cualquier hueco es trinchera… Desde allí, casi sumergido, veo
acercarse amenazadora la pezuña férrea de los tanques de guerra, son monstruos
de acero, se acercan, van crujiendo, con chillidos metálicos, chirridos
crispantes, y al instante huelo la lluvia, sé que se aproxima, le atiendo a los
tanques y percibo el viento y como chispean las gotas, me salpican la cara, el
agua hará cañaítas, lo pienso y ahora escupe con mas saña, se formarán
chorreras, goterones, es un un aguacero lo que cae sobre mí, me remoja y pronto
se van llenando las charcas, como una creciente, y mientras… Lo sé, se avecinan
las tanquetas, las diviso llenas de remaches, ¿tal vez si rezo?, ¿en vez de una oración sobre mi tumba?,
el último, debe ser, es uno de nosotros, cae de bruces, va deslizándose,
sumergiéndose en el gran hoyo, a lo lejos retumban cañones antiaéreos, estamos
en una fosa, y se han hundido, ¿es común?, mis compañeros quenes la habitan, me
digo, les digo, adiós muchachos,
yacen eviscerados, hay cascadas de sangre, fluyen formando pequeños lagos, un manantial
bermejo, un jagüey lleno de detritus, quisiera
escuchar el croar de los sapos, ver las libélulas danzantes, sentir gotas de
lluvia limpia, pero no lo logro. Solo hay despojos, humanos… Mejor soñar,
dormir, quizás morir, morir es nacer,
¿por qué pienso en el nacionalismo egipcio?, los tanques cada vez más cerca,
crujen y salpican, están casi encima, el cañoneo ahora es lejano. ¡Que ridícula
situación ésta! Envueltos en una humarada pícrica, nos ahogamos, ¿quiénes?, los
que aún respiramos, seguramente, se nos ha emponzoñando el aire, aspirar,
toser, ¿estamos muriendo?, ¿de amor?,
humo gris amarillo y verdoso, remolinos amostazados, y permanezco metido en el
fango, flotando en mostaza, ¡esto es ridículo!, si he de morir en Madrid que me entierren en Sevilla… Entre la
niebla cenicienta veo a mis otros compañeros, ¡es por joder!, aún lejanos, ellos vienen acercándose, cada vez más
nítidos, me muevo unos milímetros, luego unos centímetros, no suelto el arma, ¡es miarma!, ni loco, ¡perderla!… Me
sumerjo por segundos, luego respiro rápidamente, un totalsilencio y súbitamente
un gran vacío, de segundos, momentáneamente, nuevamente los diviso, ellos
vienen vivaqueando entre el fango, los veo emerger en el blanco de la línea más
lejana, es el límite de los arrozales, y noto como saltan, van salpicando lodo
y sangre, y se hunden en los pozos turbios, todo es un tremedal, y ellos chapotean,
pero no llegan... Detecto como se crean ondas. Cualquier chispita se multiplica
en círculos concéntricos. Recuerdo algo sin sentido, Camilo se está muriendo, volteo y lo percibo, es su dolor
crispante, penetrante y ácido como este olor, aún boquea y se produce una gran
burbuja atornasolada, refleja su rostro todo, y crece y crece en su boca y
nariz hasta explotar en salpicaduras sangrientas.
Pude percibir un vaho
metálico en su estertorosa respiración, ahora se me ocurre creer que es por la
metralla, por las esquirlas, me lo digo, sí, de la granada, tierra soñada por mí, humus férrico, es
lo que resta de Camilo, plantación
adentro camará. Después de los Camilos vino Ernesto, vino y se fue,
prefirió largarse, nos dejaron solos, eran los humocaros del abandono, aún no
terminaron de convencerme, todas aquellas explicaciones, ¿y los muchachos?, peinados
de perfil, casi todos, ellos... Años más tarde se les uniría el catire, esa fue
otra masacre, rabia y dolor, lo digo para mí… Luego pienso, son excusas. Sí,
las oigo, farfullan, ahora cuando vienen aullando, chillan como locas, cual radiopatrullas
histéricas, mintiendo, agudamente o con falacias quejumbrosas, solo cenizas, carros de bombero
humeantes, las oigo invocaciones plañideras, falsas promesas de perras
rabiosas, ululantes, alucinantes, les creerán, como otrora, y morirán, ese es
el plan... Se acercan gimientes, si no fuese porque encharcados estamos, ellos,
las que acarrean son de legítimo stainless
steel, armas de guerra, las propias, ahora son… ¿Para que fingir más?, sencillamente,
son o es, el enemigo y eso basta, son bestias, son los contrarios, los contra, y
ríos bermejos volverán a circundarnos, los que me impiden salir de mi empantanada
guarida, sin saber si podré…, sin poder calcular si, acaso llegaré a la meta, revolucionarios,
¿de novo?, ríos de sangre, ¿cuantos planes se habrán de frustrar? A mi lado veo
su cabeza llena de crespos y coágulos de sangre, ya negra, reseca, ¿eras
Elpidio? Burbujea una resaca espumante, circunvala la periferia de cada poza, ya
no llueve, son burbujeantes bordes, como si fuese cerveza, pero tibia, germana
quizás… Todo se oscurece, ¿quizás será Alipio?, nos protegió, como el famoso
Chacumbele, se lanzó sobre ella, ahora tan solo las coplas preciosas, cual ramo de rosas, tierra ensangrentada,
el humo y el olor… Nuevamente las bocas de hierro están vomitando plomo
derretido, fuego que tizna la madera agujereada de la gran puerta, triunfo
seguro, el electorado, plomo y plomo, péndulo, ¿cuál reloj?, se van tornando
blancos los cañones, no marques las horas,
palidecen de lo puro rojos, blancos y creo que quieren decirme rojo para exorcizarme,
no lo lograrán, lo sé, rojo y falso, ¿naranja?, como en agente… Si se puede, y así
hasta hacerse incandescente y el tableteo continuo, ininterrumpido,
interminable, quosque tándem?, plomo
y plomo, dormir, morir, descansar, sin soñar, que digan que estoy dormido, que murmuren, serán pendejadas, si
muero lejos de ti, ya no me importará, digan lo que digan, ¡los demás! Han reiniciado la escupidera, es fuego el de los
obuses, celestial, lo digo para mí, ahora si está mucho más cerca, el cañoneo,
digo, y creo recordar, si te mueres
primero yo te prometo, que no es verdad, me lo digo yo mismo, es acaso, ¿el
momento?, ¡con tinta sangre del corazón!
Las luces centellean ante nosotros, son de las rockolas y noto que te ríes a
carcajadas, laten espasmódicas, roja, verde, azul, se enciende la amarilla, se
apaga la magenta, ¿hilario?, oreja a oreja, late roja, ¡es fucsia!, yo, caray
es… Yo la quería más que a mí vida, ¡es
él quien me lo cuenta!, ¿la has de perder para siempre?, tú también, ¿y él?,
“et tu Brute” me dice y retumba... Ella viene desde aquel recodo, tras la curva
enmontada en el camino de mi adolescencia, va girando la última curva, ¿éramos estudiantes?,
no me interesan esos regresos, me lo dices, y cual ritornello, yo te lo repito,
¿por eso buscas la muerte?, la sangre corre, veo dibujos de moaré violáceos, mientras
fluye tibia. ¿Cómo era su piel? Calorcito, bajo sus largas pestañas, su mirada,
no regresa, todo es frío, solitario, ahora, ya sin poder sentir nada, no hay
dolor, es insensibilidad, ese aroma, creo que viene con ella, se acerca...
Ahora creo saberlo, es la abuela, suena la tela crujiente de su faldón,
envuelto en su perfume y en la boca percibo el gusto de la Emulsión de Scott, mamá,
abuelita, aquí viene el hombre del bacalao, un purgante delicioso te va a mejorar,
debe ser de noche porque no veo nada. Noche,
muere junto conmigo... ¿Nos iremos?
Desperté sobresaltado, y noté que estaba
sudando...
Maracaibo 13 de agosto, 2018
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