jueves, 3 de marzo de 2016

La corriente de la conciencia y Faulkner




La corriente de la conciencia y Faulkner

La vida no es más que un cuento contado por un idiota lleno de ruido y de furia sin ningún significado… William Faulkner tomaría el título para su más famosa novela “El ruido y la furia”, extraído de un verso del Acto Vto, en la Escena Vta del drama “Macbeth” de William Shakespeare.
(Tomorrow, and tomorrow, and tomorrow/ Creeps in this petty pace from day to day/ To the last syllable of recorded time./ And all our yesterdays have lighted fools/ Life´s but a walking shadow, a poor player/ That struts and frets his hours upon the stage,/ And then is heard no more. It is a tale/ Told by an idiot, full of sound and fury. / Signifying nothing.)  

El tema viene a mi memoria porque al referirme la semana pasada a Toni Morrison, la escritora norteamericana laureada con el Pulitzer (1988) y el Nobel de Literatura en 1993, señalé lo narrado por el Gabo al visitar a Bill Clinton cuando almorzaron en la Casa Blanca el año 1994 y su anécdota, que mostraba al presidente Clinton capaz de recitar de memoria el fluir de la conciencia del idiota Benjy, en la novela “El ruido y la furia”, asunto por demás extremadamente difícil. La novela de Faulkner precisamente se inicia con el fluir de la conciencia de un idiota, Benjy, sordomudo, con grandes dificultades de comunicación y limitaciones físicas quien al cumplir 33 años, en 1928 tratará de revivir a través de sus recuerdos de olores, de ruidos y escenas con sonidos monosilábicos sin permitir aclarar completamente la historia trágica de lo que aconteció con su familia, los Compson, casi 20 años atrás, en particular entre 1905 y 1910 cuando ya adolescente sería castrado “para evitar males mayores”, el mismo año cuando se suicidó su hermano Quentin y dos años antes de la muerte del padre, el Señor Compson.

No pretendo analizar las novelas de Faulkner de las cuales “El ruido y la furia” es la tercera de las cinco que conforman el llamado ciclo de Yocknapatawpha. Me referiré al uso de la técnica narrativa del “fluir de la corriente de la conciencia”, utilizada por el escritor tras su viaje a Europa para contactar a James Joyce, con quien hablaría en París hasta entusiasmarse con el llamado monólogo interior, o corriente del pensamiento. La técnica consiste en ofrecer una riada de ideas traducidas al lenguaje escrito donde palabras y frases pueden parecer dispersas y sin sentido, sin embargo, representan un discurso interno dirigido por el inconsciente que se rige por asociación de ideas. No debemos olvidar que el cerebro es como una máquina que mientras estemos vivos, no cesa de trabajar, ni siquiera cuando dormimos y una prueba de esto son los sueños. El cerebro estará siempre hablando y no podremos hacerlo callar. Para muchos lectores norteamericanos esta innovación en la novelística de Faulkner resultó demasiado confusa y quizás por esa razón, luego de los tres capítulos de monólogo interior (Benjy, Quentin y Jason) el escritor prefirió tomar su condición de omnisciente y redactar el cuarto capítulo en tercera persona para dejar claros muchos aspectos ofrecidos en el fluir del pensamiento de los hermanos Compson.

 En otra oportunidad algo más diremos sobre los Compson, y quizás sobre Quentin estudiante de Harvard, el más inteligente y brillante de la familia Compson y de su problemática con el tiempo. Cuando su padre le regaló un reloj, le dijo “Te lo entrego, no para que recuerdes el tiempo, sino para que de vez en cuando lo olvides por un instante y no agotes tu fuerza intentando someterlo. Porque nunca se gana una batalla. Ni si quiera se libran. El campo de batalla solamente revela al hombre su propia estupidez y desesperación, y la victoria es una ilusión de filósofos e imbéciles”. Quentin en su reloj verá que el tiempo es indetenible, tal y como entenderá que avanza la destrucción moral de la familia Compson, la pérdida de la virginidad de su hermana Caddy y todo un cuadro desolador que lo llevará al suicidio.
 
Otros escritores también como Joyce, Faulkner, Luís Martín Santos, Miguel Delibes, y Virginia Wolf utilizaron con excelencia la técnica de la corriente de la conciencia, con grandes ventajas. No solo logran una mayor verosimilitud del texto, sino que permiten crear un nexo entre el escritor y el lector a través de la vida interior de sus personajes, en ocasiones a través de la existencia de curiosos registros lingüísticos que son adecuadamente utilizados en la mente de cada sujeto. Si de monólogo interior hablamos, la máxima expresión de este técnica narrativa en Faulkner se da en la novela “As I lay Dying” donde existen sesenta soliloquios que representan el fluir de la conciencia de al menos trece de los personajes de una novela que sencillamente narra el cumplimiento de la promesa que Anse Burden le hiciera a su esposa Addie, de llevarla a enterrar en el cementerio de Jefferson la capital del Distrito de Yocknapatawpha. De tal modo que todo sucederá durante seis días llenos de vicisitudes del viudo y sus hijos transportando la urna en un carruaje tirado por caballos a través de las montañas y los ríos del norte de una región del sur de los Estados Unidos, nacida de la imaginación de Faulkner quien como Sinclair Lewis, Pearl S Buck, TS Eliot, John Steimbeck Ernesto Heminway, Eugene O´Neil, Saul Bellow, Isaac Bashevis Singer y Toni Morrison, también recibiría el Premio Nobel de Literatura.

Maracaibo 3 de marzo del año 2016


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