LAS ABEJAS Y EL PROPÓLEO
La palabra "propóleo" no es aceptada
por la Real Academia Española (RAE), aunque es la más utilizada para definir
una "sustancia cérea con que las
abejas bañan las colmenas o vasos antes de empezar a obrar". Se trata,
de un material resinoso que tiene su origen en los brotes del álamo y de las
coníferas, y que es obtenida por el ser humano de las colmenas de las abejas.
Las abejas recogen los componentes de los propóleos de las plantas y los
utilizan para sellar los agujeros en sus panales, para suavizar las paredes
internas y de paso para cubrir los cadáveres de los intrusos muertos. Las abejas
sin aguijón recubren todo el nido de las crías con un involucro, especie de
láminas fabricadas concerumen que es una mezcla de propóleos y cera. Las
aberturas donde confinarán la colonia en el interior de los troncos las sellan
con betumen, que es una mezcla de propóleos pegajosos mezclados con barro
también y que es también denominado geoprpóleos. Cuando el néctar y el polen
son poco abundantes, las abejas recolectan esta resina de las cortezas de los
árboles para de esta manera endurecer las paredes interiores de la colmena. Así
reparan las brechas, protegiendo la colmena de gérmenes (hongos y bacterias) y
de intrusos peligrosos. El propóleo es un producto difícil de recolectar y
resulta costoso, especialmente porque el própolis está presente en pequeñas
cantidades en la miel. El propóleo presenta una
composición química compleja en la que han sido identificados más de 300
componentes, muchos de ellos con actividad biológica. El uso de esta sustancia
resinosa como antiséptico se remonta unos 2300 años atrás, tanto que se dice
que los antiguos egipcios lo utilizaban en el proceso de momificación para
evitar la descomposición de los cadáveres.
Las
abejas obreras son las abejas hembras infértiles. Una
colmena tiene normalmente de 30.000 a 80.000 individuos de los cuales casi su
totalidad son obreras. Las obreras son hembras más pequeñas que la reina y sus
aparatos reproductores se encuentran atrofiados de modo que sólo en algunos
casos de orfandad, las obreras ponen huevos de los que saldrán los zánganos,
que serán de tamaño más pequeño que los puestos por la reina. Desde la puesta del huevo fecundado, una
obrera tardará 21 días en nacer. Los huevos permanecen durante 3 días, a
continuación eclosionan y surge la larva ápoda y ciega que será alimentada con
jalea real durante tres días consecutivos. A partir del 3.er día, las larvas se
alimentan con una mezcla de polen y miel durante otros 3 días más, y después se
sella la celdilla y se trasforma en una celdilla operculada mientras la larva
sufre la metamorfosis. Cuando nace, la abeja es pequeña, peluda, blancuzca,
torpe e inofensiva. Los insectos en su
fase adulta tienen una vida corta, que se limita a una determinada época del año,
generalmente a la primavera y el verano; viven 65 días de promedio. En otoño e
invierno las obreras viven de 90 a 120 días. Podemos decir que la vida media de
las abejas obreras en general es de 85 días. Las abejas, tienen una mayor
longevidad que otros insectos; la duración de su vida depende de factores como
el sexo y la actividad desempeñada.
Sobre
estas actividades debemos decir que las abejas obreras
realizan distintas tareas según su edad. Hasta los 21 días no salen de la
colmena, son consideradas obreras de interior y allí deberán realizar
diferentes funciones:1-Limpiadoras:
se encargan de mantener limpios los panales de cera y toda la colmena. 2-Nodrizas: comienzan a desarrollar
sus glándulas hipofaríngeas productoras de jalea real. 3-Cereras: desarrollan las glándulas cereras y construyen los
panales de cera. 4-Almacenadoras:
son las que reciben el alimento de las abejas pecoreadoras y lo colocan en los
panales.5-Guardianas: cuidan en la
piquera que no ingresen abejas de otras colmenas ni avispas. 6-Ventiladoras: generan una corriente
de aire con la finalidad de deshidratar el néctar.
Obreras
pecoreadoras: A los 21 días se les atrofian las
glándulas cereras por lo que ya salen de la colmena. Pasarán a ser obreras de
exterior y se denominan pecoreadoras con las siguientes funciones: a) recolectan el
néctar,b) recolectan el polen, c) recolectan el propóleo, d) acarrean el agua.
No todas las abejas cumplen estos trabajos, así como también las hay que llegan
a pecoreadoras sin haber realizado las actividades anteriores. Algunas, abejas
parecen madurar prematuramente, y otras en determinadas condiciones pueden
rejuvenecer. Las obreras tienen características específicas; su tamaño es más
pequeño que el de los demás componentes de la colmena y su abdomen también es
más corto. Además, poseen un aparato bucal muy desarrollado con una lengua muy
larga que les permite obtener el néctar que almacenan en el buche melario para
transportarlo a la colmena. Para este trabajo tienen una visión muy
desarrollada y la necesitan para la recolección y la localización del néctar.
En las patas posteriores, poseen una modificación denominada corbícula, especie
de cestilla que les permite transportar el polen y el propóleo. Poseen un
cepillo de pelos donde quedan recogidos los granos de polen, de manera que
cuando ese cepillo está lleno, pasan el polen a los cestillas y lo transportan
a la colmena. Las abejas pecoreadoras, absorben con su lengua el néctar de las flores
que visitan, lo introducen en su buche y vuelven a la colmena, donde se lo
entregan a las obreras jóvenes que encuentran más cercanas a la piquera;
volviendo a salir en busca de más néctar, tan pronto han pasado la carga a sus
hermanas. Las abejas del interior rápidamente se ponen a trabajar para
transformar el néctar en miel, ya que hay que rebajar el porcentaje de humedad,
desde un 60 % con el que entra el néctar en la colmena, hasta un 16 ó 18, que
tiene la miel cuando las obreras la operculan en las celdillas. El proceso
puede durar varios días, dependiendo en gran medida de dos factores: la humedad
y temperatura exterior. Miles de abejas jóvenes, que todavía no han salido de
la colmena, se pasan el néctar enriqueciéndolo al mismo tiempo con enzimas, que
ellas mismas segregan. Cuando los aportes de néctar son muy elevados, las
gotitas de néctar son depositadas sobre los panales, ya que las abejas no
disponen de tiempo para procesarlo. Por la noche, cuando todas las abejas se han recogido dentro de la
colmena, las abejas jóvenes, nodrizas y pecoreadoras acaban de procesar los
excedentes de néctar que entraron durante el día. El néctar es depositado en
las celdas de los panales, donde todavía seguirá perdiendo humedad, hasta
alcanzar el grado de maduración perfecto, en torno al 18 %. Cuando las abejas
comprueban que la miel esta lista para ser guardada, sellan la celda con una
fina capa de cera, proceso este que se
llama el operculado de las celdas y es la señal, que les indica a los
apicultores que la miel está lista para ser recogida de las colmenas. Durante
todo el proceso de deshidratación del néctar, la pérdida de humedad es
aprovechada por las abejas para refrigerar la colmena, creando corrientes de
aire entre los panales por cientos de abejas ventiladoras, que consiguen bajar
la temperatura interior de la colmena en más de 15 grados y de esta forma
logran mantener constante la temperatura del nido de las crías, que siempre
ronda los 36 grados. Una vez operculadas las celdas repletas de miel, esta
puede mantenerse en perfectas condiciones de consumo durante muchos años.
La recolecta- Cuando no tienen miel o polen a su disposición en
el campo, las abejas pecoreadoras
recogen el propóleo. También hay una época de máxima recolección que es en
otoño, cuando se acercan los primeros fríos, emplean los días templados en
acarrear a la colmena grandes cantidades. Cuando las abejas encuentran el
propóleo en una yema de árbol, tratan de desprenderlo valiéndose de sus
mandíbulas y con ayuda de su primer par de patas. Esta labor es bastante dura,
pero la secreción de las glándulas mandibulares que contienen ácido 10-hidroxi-2-decenoico,
permite el ablandamiento del propóleo. Luego la abeja tritura con sus
mandíbulas el pedazo arrancado y, utilizando una de las patas del segundo par,
lo transfiere a la cestilla de la pata posterior del mismo lado; esta operación
puede realizarla estando aún sobre la yema o en pleno vuelo. A continuación
llena la cestilla de la otra pata. Para llenar los dos cestillos, la abeja
empleará de 30 a 60 minutos, dependiendo
de la temperatura ambiente. Si el día es caluroso, la abeja podrá manipular
mucho más rápido las resinas balsámicas.
Cuando la abeja completa su carga o ya no tiene fuerzas para seguir
recogiendo, vuelve a la colmena en un vuelo directo e inmediatamente se dirige
al lugar donde va a ser utilizado y queda a la espera de que otras abejas le
ayuden a desprenderse de la carga. Las obreras propolizadoras, van cogiendo el
propóleo de los cestos de la obrera pecoreadora, lo amasan con cera y
secreciones propias y van colocándolo en el lugar elegido. El proceso de
descarga puede durar entre una y varias horas,
dependiendo de las necesidades en la colmena. Una colonia de abejas
puede recoger anualmente entre 100 y 400 gr. de propóleo, dependiendo de sus
necesidades, de la raza de abejas y de las condiciones climáticas del año. Lo recolectan
principalmente de las sabinas que son los enebros, pinos, álamos, castaños,
abedules, robres, alisos, avellanos, encinas, etc. Las abejas utilizan el propóleo dentro de la
colmena para cerrar las grietas que se forman en su interior para evitar las
corrientes de aire o el frío, o evitar que se introduzcan o escondan insectos
molestos, principalmente hormigas. Lo usan también para reducir al mínimo la
entrada de la colmena, denominada la piquera, especialmente en épocas de
escasez de néctar, para evitar el pillaje de otras abejas o la entrada de
enemigos. Con el propóleo logran
embalsamar los cadáveres de los enemigos que se hayan introducido en la colmena
especialmente cuando las abejas no pueden sacarlos por ser demasiado
voluminosos o pesados. Estos pueden variar desde polillas de la cera, hasta
pequeños mamíferos, reptiles, mariposas y otros. El propóleo, actúa en estos
casos como bactericida. Al recubrir los cadáveres o embalsamarlos, las abejas
evitan la descomposición dentro de la colmena de esos animales muertos. Barnizarán de esta manera el interior de la
colmena con fines desinfectantes y antifúngicos. Cuando las abejas recién
nacidas salen de sus celdas, las abejas
nodrizas barnizan con propóleo la celda de las cría, dejándola así en un
ambiente estéril para recibir un nuevo huevo de la reina. El propóleo lo
utilizan también para consolidar los paneles en el interior de la colmena,
aumentando su resistencia.
Propiedades de prepóleo: El propóleos tiene
materias colorantes, los flavonoides como la galangina (Tosi, E; Re, E; Ortega, M; Cazzoli, A (2007). "Food preservative based on propolis:
Bacteriostatic activity of propolis polyphenols and flavonoids upon Escherichia
coli". Food Chemistry 104:
1025./j.foodchem.2007.01.011), que son las más activas en la función
antiséptica. Además de esta sustancia, contiene resinas y bálsamos (un 50%),
cera de abeja (un 30%), aceites esenciales (un 10%), polen y diversos
materiales minerales: aluminio, plata, bario, boro, cromo, cobalto, estaño,
hierro y muchos otros. También contiene provitamina A y vitaminas del grupo B,
especialmente B3.Sus
diferentes propiedades se basan fundamentalmente en la presencia de
flavonoides, compuestos que favorecen
las defensas del organismo contra las agresiones múltiples. La cantidad
promedio que pueden producir por colmena durante un año depende de la raza de
abeja, suele estar entre los 150 g y 300 g. Se recolecta al comenzar la
primavera, ya que es necesario en la colmena durante los tiempos fríos. Para la
recolección, el apicultor coloca una plancha plástica perforada sobre los
cuadros de la colmena; en el momento de recolección, se introduce en un
congelador hasta que el contenido se congele y así poder retirarlo más
fácilmente; luego se lo introduce en agua caliente para separar el propóleos de
la cera, las abejas muertas o restos de otros animales. En este momento el
propóleo se presenta como una sustancia similar a una goma de mascar. Luego
toma una forma granulosa y floja, de color ligeramente oscuro. Se lo conserva
en recipientes de vidrio, nunca de plástico, lejos del aire y de la luz.
Entre las propiedades medicinales que se le reconocen a este producto
están: antibióticas (bactericida y fungicida). Antivirales. Antitumorales.
Cicatrizantes. Antiinflamatorias. Analgésicas. Antialérgicas. Epitelizantes.
Anestésicas. Inmunoestimulantes(Analytical
methods applied to diverse types of Brazilian propolis Alexandra C H F Sawaya
email, Ildenize BS Cunha email and Maria C Marcucci email Chemistry Central
Journal 2011, 5:27doi:10.1186/1752-153X-5-27). Su utilización en seres
humanos debe hacerse con reserva (sobre todo en caso de intolerancia o alergia
a alguno de los productos de las abejas o a las mismas abejas) y, si no se está
en condiciones de administrarlo debidamente, preferentemente con recomendación
médica. Históricamente se lo ha utilizado para tratar catarros de las vías
respiratorias altas, gripe común, de cualquier virus y cepa,sinusitis,
otitis, laringitis bronquitis, etc hasta el asma y la tuberculosis pulmonar..
También se la utiliza para el tratamiento de sabañones, grietas, infección en
la raíz de las uñas, entre otros daños de la piel. Es también eficaz en otros
problemas como conjuntivitis, infecciones y llagas bucales, etcétera. Se conoce que los egipcios utilizaban el
propóleos como parte de los ingredientes para conservar lasvísceras de los
faraones. Obviamente, también
ha sido utilizada en el tratamiento de animales con fiebre aftosa, necrosis
bacilar, mastitis, entre otras. También se lo utiliza en la confección de
finísimas lacas para el pintado de instrumentos musicales de cuerda, dándole
gran resistencia a la laca.
Maracaibo,
marzo, 2016
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