domingo, 6 de marzo de 2016

Las abejas y el propóleo




LAS ABEJAS Y EL PROPÓLEO

La palabra "propóleo" no es aceptada por la Real Academia Española (RAE), aunque es la más utilizada para definir una "sustancia cérea con que las abejas bañan las colmenas o vasos antes de empezar a obrar". Se trata, de un material resinoso que tiene su origen en los brotes del álamo y de las coníferas, y que es obtenida por el ser humano de las colmenas de las abejas. Las abejas recogen los componentes de los propóleos de las plantas y los utilizan para sellar los agujeros en sus panales, para suavizar las paredes internas y de paso para cubrir los cadáveres de los intrusos muertos. Las abejas sin aguijón recubren todo el nido de las crías con un involucro, especie de láminas fabricadas concerumen que es una mezcla de propóleos y cera. Las aberturas donde confinarán la colonia en el interior de los troncos las sellan con betumen, que es una mezcla de propóleos pegajosos mezclados con barro también y que es también denominado geoprpóleos. Cuando el néctar y el polen son poco abundantes, las abejas recolectan esta resina de las cortezas de los árboles para de esta manera endurecer las paredes interiores de la colmena. Así reparan las brechas, protegiendo la colmena de gérmenes (hongos y bacterias) y de intrusos peligrosos. El propóleo es un producto difícil de recolectar y resulta costoso, especialmente porque el própolis está presente en pequeñas cantidades en la miel. El propóleo presenta una composición química compleja en la que han sido identificados más de 300 componentes, muchos de ellos con actividad biológica. El uso de esta sustancia resinosa como antiséptico se remonta unos 2300 años atrás, tanto que se dice que los antiguos egipcios lo utilizaban en el proceso de momificación para evitar la descomposición de los cadáveres. 

Las abejas obreras son las abejas hembras infértiles. Una colmena tiene normalmente de 30.000 a 80.000 individuos de los cuales casi su totalidad son obreras. Las obreras son hembras más pequeñas que la reina y sus aparatos reproductores se encuentran atrofiados de modo que sólo en algunos casos de orfandad, las obreras ponen huevos de los que saldrán los zánganos, que serán de tamaño más pequeño que los puestos por la reina.  Desde la puesta del huevo fecundado, una obrera tardará 21 días en nacer. Los huevos permanecen durante 3 días, a continuación eclosionan y surge la larva ápoda y ciega que será alimentada con jalea real durante tres días consecutivos. A partir del 3.er día, las larvas se alimentan con una mezcla de polen y miel durante otros 3 días más, y después se sella la celdilla y se trasforma en una celdilla operculada mientras la larva sufre la metamorfosis. Cuando nace, la abeja es pequeña, peluda, blancuzca, torpe e inofensiva.  Los insectos en su fase adulta tienen una vida corta, que se limita a una determinada época del año, generalmente a la primavera y el verano; viven 65 días de promedio. En otoño e invierno las obreras viven de 90 a 120 días. Podemos decir que la vida media de las abejas obreras en general es de 85 días. Las abejas, tienen una mayor longevidad que otros insectos; la duración de su vida depende de factores como el sexo y la actividad desempeñada.

Sobre estas actividades debemos decir que las abejas obreras realizan distintas tareas según su edad. Hasta los 21 días no salen de la colmena, son consideradas obreras de interior y allí deberán realizar diferentes funciones:1-Limpiadoras: se encargan de mantener limpios los panales de cera y toda la colmena. 2-Nodrizas: comienzan a desarrollar sus glándulas hipofaríngeas productoras de jalea real. 3-Cereras: desarrollan las glándulas cereras y construyen los panales de cera. 4-Almacenadoras: son las que reciben el alimento de las abejas pecoreadoras y lo colocan en los panales.5-Guardianas: cuidan en la piquera que no ingresen abejas de otras colmenas ni avispas. 6-Ventiladoras: generan una corriente de aire con la finalidad de deshidratar el néctar.

Obreras pecoreadoras: A los 21 días se les atrofian las glándulas cereras por lo que ya salen de la colmena. Pasarán a ser obreras de exterior y se denominan pecoreadoras  con las siguientes funciones: a) recolectan el néctar,b) recolectan el polen, c) recolectan el propóleo, d) acarrean el agua. No todas las abejas cumplen estos trabajos, así como también las hay que llegan a pecoreadoras sin haber realizado las actividades anteriores. Algunas, abejas parecen madurar prematuramente, y otras en determinadas condiciones pueden rejuvenecer. Las obreras tienen características específicas; su tamaño es más pequeño que el de los demás componentes de la colmena y su abdomen también es más corto. Además, poseen un aparato bucal muy desarrollado con una lengua muy larga que les permite obtener el néctar que almacenan en el buche melario para transportarlo a la colmena. Para este trabajo tienen una visión muy desarrollada y la necesitan para la recolección y la localización del néctar. En las patas posteriores, poseen una modificación denominada corbícula, especie de cestilla que les permite transportar el polen y el propóleo. Poseen un cepillo de pelos donde quedan recogidos los granos de polen, de manera que cuando ese cepillo está lleno, pasan el polen a los cestillas y lo transportan a la colmena. Las abejas pecoreadoras, absorben con su lengua el néctar de las flores que visitan, lo introducen en su buche y vuelven a la colmena, donde se lo entregan a las obreras jóvenes que encuentran más cercanas a la piquera; volviendo a salir en busca de más néctar, tan pronto han pasado la carga a sus hermanas. Las abejas del interior rápidamente se ponen a trabajar para transformar el néctar en miel, ya que hay que rebajar el porcentaje de humedad, desde un 60 % con el que entra el néctar en la colmena, hasta un 16 ó 18, que tiene la miel cuando las obreras la operculan en las celdillas. El proceso puede durar varios días, dependiendo en gran medida de dos factores: la humedad y temperatura exterior. Miles de abejas jóvenes, que todavía no han salido de la colmena, se pasan el néctar enriqueciéndolo al mismo tiempo con enzimas, que ellas mismas segregan. Cuando los aportes de néctar son muy elevados, las gotitas de néctar son depositadas sobre los panales, ya que las abejas no disponen de tiempo para procesarlo. Por la noche, cuando  todas las abejas se han recogido dentro de la colmena, las abejas jóvenes, nodrizas y pecoreadoras acaban de procesar los excedentes de néctar que entraron durante el día. El néctar es depositado en las celdas de los panales, donde todavía seguirá perdiendo humedad, hasta alcanzar el grado de maduración perfecto, en torno al 18 %. Cuando las abejas comprueban que la miel esta lista para ser guardada, sellan la celda con una fina capa de cera,  proceso este que se llama el operculado de las celdas y es la señal, que les indica  a los apicultores que la miel está lista para ser recogida de las colmenas. Durante todo el proceso de deshidratación del néctar, la pérdida de humedad es aprovechada por las abejas para refrigerar la colmena, creando corrientes de aire entre los panales por cientos de abejas ventiladoras, que consiguen bajar la temperatura interior de la colmena en más de 15 grados y de esta forma logran mantener constante la temperatura del nido de las crías, que siempre ronda los 36 grados. Una vez operculadas las celdas repletas de miel, esta puede mantenerse en perfectas condiciones de consumo durante muchos años.

La recolecta- Cuando no tienen miel o polen a su disposición en el campo, las abejas pecoreadoras recogen el propóleo. También hay una época de máxima recolección que es en otoño, cuando se acercan los primeros fríos, emplean los días templados en acarrear a la colmena grandes cantidades. Cuando las abejas encuentran el propóleo en una yema de árbol, tratan de desprenderlo valiéndose de sus mandíbulas y con ayuda de su primer par de patas. Esta labor es bastante dura, pero la secreción de las glándulas mandibulares que contienen ácido 10-hidroxi-2-decenoico, permite el ablandamiento del propóleo. Luego la abeja tritura con sus mandíbulas el pedazo arrancado y, utilizando una de las patas del segundo par, lo transfiere a la cestilla de la pata posterior del mismo lado; esta operación puede realizarla estando aún sobre la yema o en pleno vuelo. A continuación llena la cestilla de la otra pata. Para llenar los dos cestillos, la abeja empleará de 30 a 60 minutos, dependiendo  de la temperatura ambiente. Si el día es caluroso, la abeja podrá manipular mucho más rápido las resinas balsámicas.  Cuando la abeja completa su carga o ya no tiene fuerzas para seguir recogiendo, vuelve a la colmena en un vuelo directo e inmediatamente se dirige al lugar donde va a ser utilizado y queda a la espera de que otras abejas le ayuden a desprenderse de la carga. Las obreras propolizadoras, van cogiendo el propóleo de los cestos de la obrera pecoreadora, lo amasan con cera y secreciones propias y van colocándolo en el lugar elegido. El proceso de descarga puede durar entre una y varias horas,  dependiendo de las necesidades en la colmena. Una colonia de abejas puede recoger anualmente entre 100 y 400 gr. de propóleo, dependiendo de sus necesidades, de la raza de abejas y de las condiciones climáticas del año. Lo recolectan principalmente de las sabinas que son los enebros, pinos, álamos, castaños, abedules, robres, alisos, avellanos, encinas, etc.  Las abejas utilizan el propóleo dentro de la colmena para cerrar las grietas que se forman en su interior para evitar las corrientes de aire o el frío, o evitar que se introduzcan o escondan insectos molestos, principalmente hormigas. Lo usan también para reducir al mínimo la entrada de la colmena, denominada la piquera, especialmente en épocas de escasez de néctar, para evitar el pillaje de otras abejas o la entrada de enemigos.   Con el propóleo logran embalsamar los cadáveres de los enemigos que se hayan introducido en la colmena especialmente cuando las abejas no pueden sacarlos por ser demasiado voluminosos o pesados. Estos pueden variar desde polillas de la cera, hasta pequeños mamíferos, reptiles, mariposas y otros. El propóleo, actúa en estos casos como bactericida. Al recubrir los cadáveres o embalsamarlos, las abejas evitan la descomposición dentro de la colmena de esos animales muertos.  Barnizarán de esta manera el interior de la colmena con fines desinfectantes y antifúngicos. Cuando las abejas recién nacidas salen de sus celdas, las  abejas nodrizas barnizan con propóleo la celda de las cría, dejándola así en un ambiente estéril para recibir un nuevo huevo de la reina. El propóleo lo utilizan también para consolidar los paneles en el interior de la colmena, aumentando su resistencia.

Propiedades de prepóleo: El propóleos tiene materias colorantes, los flavonoides como la galangina (Tosi, E; Re, E; Ortega, M; Cazzoli, A (2007). "Food preservative based on propolis: Bacteriostatic activity of propolis polyphenols and flavonoids upon Escherichia coli". Food Chemistry 104: 1025./j.foodchem.2007.01.011), que son las más activas en la función antiséptica. Además de esta sustancia, contiene resinas y bálsamos (un 50%), cera de abeja (un 30%), aceites esenciales (un 10%), polen y diversos materiales minerales: aluminio, plata, bario, boro, cromo, cobalto, estaño, hierro y muchos otros. También contiene provitamina A y vitaminas del grupo B, especialmente B3.Sus diferentes propiedades se basan fundamentalmente en la presencia de flavonoides, compuestos que favorecen las defensas del organismo contra las agresiones múltiples. La cantidad promedio que pueden producir por colmena durante un año depende de la raza de abeja, suele estar entre los 150 g y 300 g. Se recolecta al comenzar la primavera, ya que es necesario en la colmena durante los tiempos fríos. Para la recolección, el apicultor coloca una plancha plástica perforada sobre los cuadros de la colmena; en el momento de recolección, se introduce en un congelador hasta que el contenido se congele y así poder retirarlo más fácilmente; luego se lo introduce en agua caliente para separar el propóleos de la cera, las abejas muertas o restos de otros animales. En este momento el propóleo se presenta como una sustancia similar a una goma de mascar. Luego toma una forma granulosa y floja, de color ligeramente oscuro. Se lo conserva en recipientes de vidrio, nunca de plástico, lejos del aire y de la luz.

Entre las propiedades medicinales que se le reconocen a este producto están: antibióticas (bactericida y fungicida). Antivirales. Antitumorales. Cicatrizantes. Antiinflamatorias. Analgésicas. Antialérgicas. Epitelizantes. Anestésicas. Inmunoestimulantes(Analytical methods applied to diverse types of Brazilian propolis Alexandra C H F Sawaya email, Ildenize BS Cunha email and Maria C Marcucci email Chemistry Central Journal 2011, 5:27doi:10.1186/1752-153X-5-27). Su utilización en seres humanos debe hacerse con reserva (sobre todo en caso de intolerancia o alergia a alguno de los productos de las abejas o a las mismas abejas) y, si no se está en condiciones de administrarlo debidamente, preferentemente con recomendación médica. Históricamente se lo ha utilizado para tratar catarros de las vías respiratorias altas,  gripe común, de cualquier virus y cepa,sinusitis, otitis, laringitis bronquitis, etc hasta el asma y la tuberculosis pulmonar.. También se la utiliza para el tratamiento de sabañones, grietas, infección en la raíz de las uñas, entre otros daños de la piel. Es también eficaz en otros problemas como conjuntivitis, infecciones y llagas bucales, etcétera.  Se conoce que los egipcios utilizaban el propóleos como parte de los ingredientes para conservar lasvísceras de los faraones.  Obviamente, también ha sido utilizada en el tratamiento de animales con fiebre aftosa, necrosis bacilar, mastitis,  entre otras. También se lo utiliza en la confección de finísimas lacas para el pintado de instrumentos musicales de cuerda, dándole gran resistencia a la laca.

Maracaibo, marzo, 2016

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