martes, 14 de junio de 2022

Volando con música y sapos.

 Volando con música y sapos.

En aquel avión, venía regresando de un largo viaje, cuando escribí el borrador de estas cosas, algunas de ellas referidas en mi novela La Entropía Tropical donde escribí:   “Tan solo eras un muchacho… Con tus audífonos ahora, estás viendo tu película musical en el Baralt, y Zizi baila ballet vestida de rojo sangre, ella gira, y luego regresa en puntas de pie. Hoffman resuena profundamente”.  Regreso a la página 254 de La Entropía Tropical, y leo… “Tú has venido escuchando los Cuentos de Hoffman, de Offembach, en tus audífonos personales, los del 727, sin mucho volumen, has oído cantar a Joan Sutherland y a Plácido Domingo, has cerrado los ojos

Era que estabas en otra cosa, andabas viajando sobre el Danubio, pensando en las extrañas circunstancias de la vida que te habían aventado hasta la Viena de Strauss, donde habías presentado un trabajo sobre las lesiones producidas en el cuello uterino por el virus del papiloma humano, y ahora, con las notas de la barcarola de Weber estás siendo transportado a tu juventud, a épocas de escolar, adolescente tal vez, y puedes ver la gran lámpara facetada de vidrio y barras de plomo en el centro del techo de multicolores retazos, puro Art Déco, lo que señala que estás en el Teatro Baralt, y con las notas  musicales de Hoffman, escuchas su barcarola y  vuelves a ver a Zizi JeanMarie, bailando.



Ella danza, baila ballet en el escenario y todo esto aflora desde lo profundo de tus circunvoluciones cerebrales, donde de momento te encuentras, en el aire, sobre el océano Atlántico, en un avión suizo, de regreso después de seis días de trabajo, pero tan solo eres un muchacho, con tus audífonos ahora, estás viendo tu película musical en el Baralt, y Zizi baila ballet vestida de rojo sangre, ella gira, y luego regresa en puntas de pie, Hoffman suena profundamente”. 

Aunque regresas con tus recuerdos, no entiendes por qué veías bailar a Zizi con unas zapatillas rojas si en el mismo teatro Baralt, vos la habías visto bailar representado a Doro en el film sobre Hans Christian Andersen protagonizado por Dany Kaye. No estaba la bailarina francesa danzando en el film homónimo, “Las zapatillas rojas”, aquel, del año 48, el filme donde sobre un cuento de Andersen bailaría incansable Moira Shearer bajo la dirección de Michael Powell. Powell dirigiría en 1951 otro film de factura inglesa, precisamente titulado “Los cuentos de Hoffman”... (https://bit.ly/3MQOYsi) ¿Casualidades? … “Será en el Acto Tercero, cuando se escuchará “Belle nuit”, la barcarola de Offembach que te transportó a tu infancia en el teatro Baralt de Maracaibo”.

Ahora sabes que no era la barcarola de Carl Maria von Weber, la que escribiera para su ópera “Oberón”, ni era la famosa, la Barcarola en fa sostenido mayor para piano de Frédéric Chopin. La que escuchabas en tus audífonos era la música de Offembach en los cuentos de Hoffman, y al reflexionar, años después, no entiendes por qué veías bailar a Zizi con unas zapatillas rojas si en el mismo teatro Baralt.

En una ópera cómica, en “Los cuentos de Hoffman”, veremos aparecer al personaje, un brujo interesado en la ciencia, uno que construye muñecas mecánicas y curiosamente se llama Spelanzani, así, con una sola ele; No es el cura  (https://bit.ly/3NPpGfA) Lazzaro Spellanzani quien realizaba experimentos con sapos Bufus marinus sobre quien el escritor brasileño Rubem Fonseca había publicado una excelente novela negra, con el título deBufo & Spallanzani (https://bit.ly/3f4dOUB), eBufo & Spallanzani, Rubem Fonseca reflexiona sobre la escritura de las novelas, para hablarnos de lo que va a ocurrir, ya que según él, toda novela sufre una maldición, la de terminar siempre de mala manera.

Pero el Spelanzani de los cuentos de Hoffman, con la ayuda del malvado Copelius, y orquestado por la música de Offembach, ha creado a Olimpia, un maniquí mecánico y Copelius le venderá gafas mágicas a Hoffman para que vea en Olimpia a un ser humano, aunque de pronto cantando se detenga y Spelanzani tendrá que correr a darle cuerda. Como en las zapatillas rojas de Andersen, Olimpia canta y baila sin parar, pero Hoffman pierde las gafas y comprende que Olimpia de quien él se ha enamorado, no es humana. Cuando Copelius decide destruir a Olimpia, los invitados de Hoffman se burlarán de él por el engaño. Será en el Acto Tercero, cuando se escuchará “Belle nuit”, la barcarola de Offembach que te transportó a tu infancia en el teatro Baralt de Maracaibo.

Maracaibo, martes 14 de mayo, del año 2022

 

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