Cartas prohibidas
Tchaikovsky, el compositor de El lago de los cisnes fue
un hombre cuya vida estuvo envuelta en un halo de misterio. Casi como sus hermosas
composiciones, la vida de Piotr Ilich Tchaikovsky se difumina vaporosa y
evanescente, como si estuviese oculta tras la niebla. De personalidad nerviosa,
la pérdida de su madre cuando sólo tenía 14 años y su relación platónica con
las mujeres, fueron elementos que marcaron e influenciaron las bellas obras del
músico que nunca fue capaz de reconocer su homosexualidad, hoy día
señalada en diversos documentos que certifican la atracción que el destacado
músico sentía por los hombres.
Tchaikovsky
manifestó en innumerables ocasiones a lo largo de su vida, ser un enamorado de
su madre, y también es bien conocido que fue un incomprendido dentro de
su propio país. Si bien es cierto que Piotr Ilich Tchaikovsky logró
crear composiciones de las más recordadas en la historia de la música, y sus
armonías han quedado para siempre en el imaginario colectivo, cuando las
compuso, no lo hizo pensando en Rusia, ni sintiéndose particularmente ruso, y quizá
por eso logró conquistar los corazones de tantos países
extranjeros, e igualmente convenció a su mecenas Nadezhda von Meck quien seguramente
enamorada de él lo sostenía desde la distancia.
En contra de los deseos de su familia, decidió
seguir una carrera musical y en 1862 accedió al Conservatorio de San
Petersburgo,
graduándose en 1865. La
formación que recibió, estaba orientada al estilo musical occidental, lo cual lo apartó del movimiento contemporáneo nacionalista conocido como el “Grupo de los Cinco” (https://bit.ly/2SDCqvG) conformado por un grupo de jóvenes compositores
rusos, con quienes Tchaikovsky mantuvo
una relación profesional y de amistad a lo largo de su carrera. A pesar de su talento musical, Piotr
Ilich nunca tuvo mucha confianza o
seguridad en sí mismo y su vida estuvo salpicada por crisis personales y
periodos de depresión. Como
factores que quizá contribuyeron a esto, pueden mencionarse su homosexualidad
reprimida y el miedo a que se revelara su condición, su desastroso matrimonio y
el repentino colapso de la única relación duradera que mantuvo en su vida
adulta: su asociación de trece años con la rica viuda Nadezhda von Meck.
Rusia ha sido uno
de los países más homófobos que existen en Europa. Hoy el país sigue sin poder
asumir que uno de sus creadores más grandes sintiese atracción sexual por otros
hombres. Sin embargo, ya nadie puede obviar la realidad. Piotr Ilich Tchaikovsky
no tuvo la valentía de asumir públicamente su orientación sexual, pues en
Rusia, las represalias que podían recaer sobre él le obligaron a vivir
en el miedo y guardando siempre las apariencias. Su matrimonio con una de sus antiguas estudiantes
de composición, Antonina Miliukova fue desdichado. El poco tiempo que duró con su mujer lo
llevó a una crisis emocional, seguida de una estancia en Suiza para descansar
y recuperarse. Durante
su vida escribió numerosas cartas donde se revelaba el trasfondo de aquella
parte de él que permanecería oculta durante mucho tiempo. Sus cartas reflejan sus
sentimientos y desvelan las decepciones con sus amores imposibles.
Los papeles de Tchaikovsky publicados por la universidad de Yale, se transforman
en un libro que está compuesto por la correspondencia del autor. En el
pasado las cartas de Piotr Tchaikovsky ya habían sido publicadas pero muchas de las evidencias sobre su
conducta personal fueron eliminadas a consecuencia de la censura a
la que las sometieron las autoridades rusas. En la publicación
de Los papeles de Tchaikovsky de la Universidad
de Yale, se reconoce al verdadero Piotr quien se deshace de todos los prejuicios
y escribe sin miedo sobre sus verdaderas inclinaciones, sobre sus deseos por otros hombres, algunos de sus amigos de clase
alta. La realidad que fuera silenciada en Rusia sistemáticamente,
hoy día sigue siendo un tema espinoso. La vergüenza que se produce en Rusia a
este respecto es tal, que tratan de reinventar la vida del compositor para
poner en duda la veracidad de esas cartas.
La correspondencia
total está conformada por más de 5.000 cartas conservadas dentro de la Casa
Museo Estatal Tchaikovsky en la zona noroeste de Moscú. En las cartas se revelan
muchos detalles, como pudiesen ser los del voyerismo que disfrutaba con su amigo
Petashenka espiando juntos por la ventana a los cadetes formando filas en su
cuartel. Dentro de la recopilación también se pueden encontrar sus
conversaciones con su hermano Modest (también homosexual) así como los
mensajes que intercambiaba con sus amantes (conquistas, como él les llamaba). Se
sabe que el músico tuvo una relación con un miembro de la nobleza rusa, de la
cual él mismo hacía parte. El compositor también estuvo enamorado de su propio
sobrino, Vladimir Davydov, a quien le dedicó la Sinfonía Patética de 1893, y de
varios pupilos jóvenes. Lo cierto
es que el último movimiento de la Sexta Sinfonía de Chaikovski, más conocida como la Patética,
refleja la progresiva desesperación del autor ante la hostilidad de su entorno
social y anuncia acaso su suicidio,
camuflado bajo el manto de una enfermedad autoinducida, nueve días después de
su estreno.
El
Ministro de la cultura de Rusia, Vladimir Medinsky, declaró reiteradamente que
no existen pruebas de que Tchaikovsky fuera homosexual. Hace algunos años, se
filmó una película biográfica del autor ocultando su vida sexual, algo que
tiene sentido ya que películas o contenidos relacionados con la homosexualidad
en Rusia, atacaría frontalmente sus leyes contra la propaganda homosexual, complicando
la financiación de los proyectos por vía estatal. El presidente de
Rusia, Vladimir Putin, aprovechó para restarle importancia a la nueva ley en
una entrevista reciente. “Puede que haya
sido homosexual –comentó–, pero en
todo caso acá amamos a Tchaikovsky por su música, el resto no importa”.
Lo cierto parece ser que las musas no entienden de
sexos o de sexualidades a la hora de conceder sus favores. Sólo la libertad de
mente y la belleza de espíritu las conquista. La belleza y el arte en nada se
dejan influenciar por la sexualidad y esta no parece ser muy importante en la
mayor o menor predisposición al arte. La sexualidad que un artista tenga o deje
de tener no influye en la capacidad creativa o en el genio, ya que el arte es
hijo de la libertad, de la valentía y del dolor. Libertad para crear lo que el
alma exija. Valentía para asumir las consecuencias y el necesario dolor para
vivirlas.
Maracaibo, miércoles 19 de febrero, 2020
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