El expresionismo
alemán en el cine
El
expresionismo es una
corriente artística que apareció en los últimos años del siglo XIX y los primeros del siglo XX. Con la Primera Guerra Mundial comenzó el derrumbe de la civilización occidental del siglo XIX; una civilización capitalista, liberal y burguesa,
con adelantos alcanzados en ciencia, conocimiento y educación, avanzadas de
progreso material y moral. La apertura violenta del nuevo siglo, devino en el
comienzo de la crisis que originó el expresionismo y este aparece
como un movimiento
de vanguardia. Su
nacimiento se da al finalizar la Primera Guerra Mundial y quedar Alemania en un
estado de incertidumbre política y moral, agravado por una fuerte recesión
económica. En aquel contexto de negatividad, surge el expresionismo que
llegó a dominar las artes plásticas, la música y la literatura y estuvo también
presente en la mayoría de las producciones cinematográficas alemanas de esa
época.
Cine expresionista alemán será el nombre otorgado a algunas producciones
cinematográficas con ciertos aspectos en común. Un estilo de hacer cine, que tenía su correspondencia con la corriente expresionista, llamada
así por contraste con la corriente pictórica impresionista del siglo XIX. La
nueva pintura, recurría a colores hirientes, a ritmos lineales fuertes y echó
raíces fundamentalmente en Alemania. Al cine, el expresionismo llegará, de forma tardía, pero se da como
consecuencia de las medidas de organización adoptadas por las autoridades
alemanas. El pueblo alemán entendió que existían filmes antigermanos en los
países extranjeros, y reconocieron la insuficiencia de producción local, por lo
que comenzaron a producir gran cantidad
de películas de inferior calidad, en relación a otros países.
Conscientes de esta peligrosa situación, el
gobierno fundó en 1916, la Deulig
(Deutsehe Liehtspiel Gesellsehaft), una compañía cinematográfica dedicada a la
publicidad del país, en el extranjero y en la propia Alemania. En 1917, le siguió Bufa (Bild- und Filmamt); organismo gubernamental que abastecía a las
tropas, en los frentes de batalla, con salas de proyección, con los
documentales que registraban las actividades militares. Así sucedió que el
número de compañías, de 28 en 1913 llegó a 245 en 1919, años en los que se consolidó una potente
industria. El cometido oficial de la
Bufa era hacer propaganda en favor de
Alemania, de
acuerdo con las directrices gubernamentales.
Tras la entrada de Estados Unidos en la
guerra, las películas norteamericanas se expandieron por todo el mundo,
inculcando con fuerza el odio a Alemania. Los
dirigentes alemanes llegaron a la conclusión que sólo una enorme organización
podría contraatacar esa campaña, y el gerenal Ludendorff tomó la
iniciativa recomendando la unión de las principales compañías cinematográficas
para canalizar fuerzas en pro del interés nacional. Una resolución del Alto
Mando Alemán de noviembre de 1917, en
contacto con financieros, industriales y armadores, la Messter Film, la Union de Davidson y compañías controladas por la Nordisk se fundieron en una nueva empresa: Ufa
(Universum Film A. G.), cuyo cometido oficial era hacer propaganda en favor de Alemania, de
acuerdo con las directrices gubernamentales.
Cineastas alemanes como Ernst Lubitsch, Fritz Lang, Robert Wiene y Friedrich Murnau, entre
otros, formaron parte del movimiento expresionista que
guardaba gran relación en estética y temática con la obra gráfica y pictórica
propuesta por sus fundadores antes y después de la guerra. El cine de posguerra
pareció insistir en acentuar su carácter enigmático, macabro, siniestro y
mórbido. La anormalidad escenográfica de este cine, con chimeneas oblicuas,
reminiscencias cubistas y
ventanas con forma de flecha, con una función meramente dramática y
psicológica, es parte clásica del expresionismo del cine germano.
Uno de los films precursores fue El gabinete del doctor Caligari, película inspirada en una serie de crímenes que tuvieron lugar en Hamburgo, Alemania. Narraba
los estremecedores crímenes que cometía Cesare, bajo las órdenes hipnóticas del
doctor Caligari, que recorría las ferias de las ciudades alemanas exhibiendo a
su sonámbulo. Robert Wiene, añadirá
dos nuevas escenas al guion, al principio y al final, y lo convertirá en el
relato imaginario de un loco que cree ver en el director del hospital psiquiátrico
en el que se halla, al terrible doctor Caligari. El gabinete del doctor Caligari será, junto al personaje de Charlot, el
primer gran mito de la historia del cine. Wiene quien
dirigirá varias obras más en años sucesivos, jamás conseguirá alcanzar el éxito
ni la calidad artística de Caligari. Con la llegada de los nazis al poder,
decidiría exiliarse y falleció en París en 1938.
La Kammerspielfilm
abandonará los temas fantásticos y los decorados expresionistas, para
buscar una aproximación al drama cotidiano, y adquirirá aquí un carácter
claustrofóbico. Murnau, de quien ya hablamos a propósito de Nosferatu,(
https://bit.ly/2V9rwwn ) y el austriaco Fritz Lang, son
maestros de la escuela expresionista. La película más antigua de Lang es Die Spinnen de 1919, pero alcanzará el éxito con Der müde Tod (1921) (La muerte cansada o Las tres
luces), donde narra la lucha entre el amor y la muerte. Los nibelungos, resultará una
exaltación aria, con los hunos presentados como raza inferior, que será
premonitoria de los tiempos que en pocos años llegarán, y con Metrópolis, 1927,
Lang logrará imágenes que pasarán a la historia del cine al mostrar el opresivo
mundo subterráneo, el relevo de turno de los obreros, la inundación, y el
pánico en la ciudad, donde Metrópolis
representará el apogeo del expresionismo de orden arquitectónico, como Caligari lo fue en el pictórico.
Mississauga, Ontario, sábado 6 de
abril del 2019
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