¡Con
pedófilos hemos topado, Pancho!
Pero como este tema “pica y se extiende”…
Al decir esto recordé a “El Premier”, locutor de radio-perifoneador les decíamos cuando de niños le oíamos narrar los juegos
de pelota- en Maracaibo, quien curiosamente se llamaba exactamente igual al
famoso obispo de las diócesis de Maracaibo de 1910 a 1919, Arturo Celestino
Álvarez: él decía cuando algún roletazo era disparado desde cajón de bateo, “la bola
pica y se extiende en consideraciones”… Así, este es un asunto
muchísimo más extenso y creo que se puede tratar, con o sin consideraciones; pero
solo hablaré de la diócesis de Boston, en USA y de la película que divulgó la
lucha de un periódico local para decir la verdad.
En las décadas de 1820 y 1840 y a
inicios del siglo 20, llegaban oleadas
de inmigrantes a Boston, muchos de ellos eran irlandeses católicos, y los
protestantes reaccionaron con hostilidad. Floreció una prensa anti-católica.
Enfrentados a la discriminación y rechazados por las instituciones de la
ciudad, dominadas por protestantes, los católicos de Boston desarrollaron
intensos lazos con sus sacerdotes, quienes ayudaron a los nuevos inmigrantes a
pagar arriendos, postular a la ciudadanía y crear sindicatos. Boston se
transformaría en “la más católica de las grandes ciudades del
país”. Un diario de Minneapolis, dijo: “Boston es para la iglesia lo que
los Yankees de Nueva York son para el baseball, lo que Carnegie Hall es para la
música, lo que Broadway es para el teatro.” Sin embargo, en las décadas
previas a la Segunda Guerra Mundial, la suerte de los católicos de Boston
cambió. Si la historia de la iglesia en
Boston era una historia de éxito, se encontró con un giro en la década de los
sesenta.
En
1984, el Obispo Bernard Law se convirtió en el arzobispo de Boston. Reemplazó
al Cardenal Humberto Medeiros, quien había alejado a los fieles católicos al
apoyar un programa de transporte escolar para obligar a la integración racial
en las escuelas. Law era conocido por su rígida adherencia a las enseñanzas de
la iglesia y por su tradicionalismo respecto de temas sociales como el aborto,
estuvo en los titulares de diarios por haberle prohibido a una niña con alergia
al trigo usar una galleta de arroz durante la comunión. A Law y al Cardenal
John Joseph O’Connor, de Nueva York (también designado en 1984) se les conocía
como “Ley y Orden”. Ambicioso y cómodo tanto en el sur de Boston como en Roma,
un conservador en una época conservadora, Law se convirtió en un líder
nacional. Se hizo amigo del Presidente George H.W. Bush, con quien conversaba
todos los meses… En 1989, Law condenó como “calumniosa” una denuncia del Globe
de que él había llegado a un acuerdo con el Presidente Bush.17 Según el Globe,
Law había accedido a guardar silencio respecto de la inacción de Bush en torno
al asesinato de seis jesuitas y dos mujeres en El Salvador. A cambio, Bush
avanzaría en temas de importancia para católicos conservadores, como el aborto,
las oraciones en las escuelas y el apoyo gubernamental para programas de
guarderías de niños de la iglesia. El caso del padre Porter en 1992 sólo
exacerbó la hostilidad entre el diario y el cardenal.
En
1993, desde el púlpito, con ojos centelleantes y vehemente discurso el cardenal
Bernard Law, jerarca de la Iglesia Católica en Estados Unidos, casi que invocaba la ira divina contra los periodistas
de Boston, y fustigaba la "obsesión" de los medios, sobre todo del
diario Boston Globe, con el caso del sacerdote James Porter, sentenciado
a 20 años de prisión por el abuso sexual de 28 niños en la diócesis de Fall
River. Si había un lugar en
Estados Unidos donde una gran investigación sobre la Iglesia Católica podría
causar conmoción pública era Boston.
El
Cardenal Law había asumido en Boston mucho después del retiro de Porter, pero
el escándalo reventó durante su periodo. Cuando el caso se hizo público, Law
dijo que el crimen de Porter era “un acto aberrante”. Los críticos afirmaron que Law tenía
demasiada simpatía por Porter, citando la siguiente declaración del cardenal: “Seríamos
menos que esa comunidad de fe y amor que somos llamados a ser… si no
intentáramos responder tanto a la víctima y al traidor con verdad, amor y
reconciliación.” El Cardenal Law
se negó a responder a las preguntas del Globe sobre Porter y en
respuesta a su agresiva cobertura, dijo: “Por todos los medios, llamamos a que el
poder de Dios caiga sobre la prensa, especialmente el Globe.”
El padre John J. Geoghan,
había sido retirado en 1993 luego de 28 años como sacerdote. Entre 1996 y 2000,
70 personas acusaron al padre John J. Geoghan de abusos sexuales. Para el
verano boreal de 2001, las demandas habían conducido a cargos criminales y 84
juicios civiles, 70 de ellos presentados por sus presuntas víctimas y los demás
por sus familiares. La iglesia prácticamente reconoció su culpabilidad cuando
lo expulsó del sacerdocio en 1998 (la sanción más severa de acuerdo a las leyes
canónicas). No obstante, en la lectura de cargos en 1999, Geoghan se declaró no
culpable. La columnista McNamara volvió al ataque a mediados de julio de 2001.
El Globe ya había reporteado que Geoghan se iba reiteradamente con
“licencia médica” antes de reaparecer en otra parroquia, y en junio de 2001,
durante la fase de presentación de evidencias previo al juicio, Law había
presentado un documento que incluía una admisión: en septiembre de 1984 ( antes
de ocurridos los presuntos crímenes) había sido alertado sobre Geoghan. Sin nombrar
la fuente, Law reconoció haber recibido una carta que señalaba que Geoghan
había abusado a siete niños.
El
22 de julio, McNamara escribió: ¿Se le permitirá al Cardenal Bernard F. Law
jugar a las escondidas indefinidamente? ¿Alguien le exigirá al jefe de la
Arquidiócesis de Boston que explique cómo fue que pastores, obispos, arzobispos
y cardenales---arzobispos que supervisaban a Geoghan nunca enfrentaron, o acaso
sospecharon, sus presuntos abusos de niños en cinco parroquias distintas a lo
largo de 28 años? En uno más de
sus mea culpa, el cardenal ha entregado a las autoridades estatales los
nombres de entre 60 y 70 sacerdotes acusados de abusar de niños en los últimos
40 años. Líderes católicos de Boston, han entregado los nombres de una docena
de sacerdotes más, acusados de abuso sexual. Según el Boston Globe, la
cifra total puede llegar a 80; la mayoría de los cuales no han sido enjuiciados
aún.
Recién finalizó la cumbre de la Iglesia Católica hace
un mes este año 2019 sobre la pedofilia, con un discurso de clausura donde el
papa Francisco llamó a encontrar soluciones a la "monstruosidad" de
los abusos a menores dentro de la institución. Ciento noventa miembros de la jerarquía católica buscaron
soluciones a la "monstruosidad" de los abusos a menores. El italiano
Francesco Zanardi, presidente de la Red de Víctimas del país, consideró que el discurso
del papa Francisco en su opinión, estuvo cargado de frases genéricas y mil
veces repetidas, en vez de proponer "procedimientos concretos, de dimisiones de
obispos, de denuncias a la magistratura". El español Miguel
Hurtado, criticó al papa argentino y puntualizó: "no ha hablado de entregar a
la Justicia a los responsables, de entregar los documentos a la magistratura y no destruirlos como desveló uno de los obispos, no ha dicho que los responsables de los abusos van a
perder su puesto de trabajo, ni de indemnizar económicamente a las víctimas...
No pone ninguna medida en la mesa".
Spotlight (En primera plana) es una
película del 2015, dirigida por Thomas McCarthy y escrita por McCarthy y Josh Singer, con Mark Ruffalo, Michael Keaton, Rachel McAdams y Brian d'Arcy James. El filme cuenta la historia
de cómo los investigación del periódico Boston Globe, ("Spotlight") desenmascaró un escándalo
en el que la Iglesia católica de Massachusetts ocultando abusos sexuales perpetrados por distintos sacerdotes de Boston, por el cual el Boston Globe ganó el Premio Pulitzer en la sección servicio público de 2003. Nominada a seis Premios Óscar y solamente ganó 2 por Mejor película y Mejor guion original en la 88°
ceremonia de entrega de los Óscar celebrada el 28 de febrero del 2016. Fue la sexta
película en la historia de los premios en conseguir solamente dos estatuillas
incluyendo Mejor Película, como sucedió en el caso de El espectáculo más grande del mundo, y ya de esto hace más de 60 años. No tantos como cuando el Quijote le
advirtió a Sancho, que se habían topado con La Iglesia…
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