Mensaje para Antonio Cabrera de León
Me he tomado la libertad de escribirte
porque ya que estuviste una vez en Venezuela y tuviste la oportunidad de
conocernos, aunque ahora nos veas como monstruos, o peor, como pobres seres,
bastante estúpidos, espero entiendas mi posición, aunque sinceramente, dudo que
estés en capacidad de aceptar la verdad de los hechos...
Leí y releí con atención tu
lamentable diatriba publicada en Facebook e intitulada “Petrozuela”, en la cual afirmas que “no es posible entender que alguien se atreva a negar que es necesaria
otra fuerza política que gobierne” al país “para que alivie la tensión social y recupere la economía”.
Comienzas con una frase precisa y razonablemente lógica, mas sin embargo, al
parecer no ves las noticias, o no quieres enterarte de la realidad, o no le conviene
a tus criterios, saber realmente lo que ocurre en Venezuela. Quizás pensarás que
escribiendo lo que se te ocurra, podrás hacerle creer a la gente que todo lo
que sucede es fabricado por laboratorios, tal vez falseando fotos con photoshop
o con videos falaces… Recuerda que hay un refrán muy español, que señala que “no hay peor ciego que el que no quiere ver”.
Te niegas a creer que ese bravo
pueblo, el pobre pueblo hambreado, desnutrido, enfermo y sin medicamentos (te
lo dice uno que como tú, es médico, y te habla con la verdad), ese pueblo
depauperado y desnutrido que no ha podido largarse para acompañar a más de tres millones de familiares que
se han lanzado a pie o con grandes penalidades por los caminos de América del
sur buscando un mejor destino, es el pueblo venezolano que apoyó a Chávez en su
ascenso al poder cuando creían que un líder mesiánico, por lo carismático y
militar vendría a salvar al país de los desmanes de los políticos de turno. Ellos
y nosotros todos, vimos ascender al caudillo y por igual a los precios del
petróleo hasta límites impensables y mientras tanto, Chávez iba desensamblando
la industria petrolera y destruyendo el aparato productivo del país siguiendo
las instrucciones precisas de Fidel Castro. Los números que cuantifican los
enfermos de paludismo, de sarampión, de SIDA, o de cáncer y otras enfermedades
crónicas tan sencillas como la hipertensión arterial, siguen sin medicamentos,
así como los millones que escaparon del país hacia el sur, y todos esos números
contrastan con algunas de las cifras que mencionas. Te refieres a un cuarto de millón de militares, al
que le sumas sonriente como si fuese algo legal o para vanagloriarse, que hay otros dos millones (puedo imaginar la
fuente de tus datos), de “partidarios
armados” sabiendo que te refieres a las llamadas milicias como expansión de
los círculos y/o los colectivos armados, entre civiles engañados y pareces
regocijarte al afirmar que se “podrán
contar los muertos cuando empiece el tiroteo”.
Suenan tristes tus planteamientos
seguidos del comentario sobre “los 100.000 cadáveres enterrados en las
cunetas”, como si nos tocara a los venezolanos pagar un precio por la
tragedia de la guerra civil española… Recuerdo en 1994 cuando unos amigos canarios
primovisitors de nuestro país se asombraban de las obras de ingeniería, los
túneles de la autopista y de los hoteles de la Conahotu en los Andes y nos
decían que en los años 50 o 60 cuando todo aquello se había construido, ellos
aún andaban en burro. Aquella Venezuela que los recibiera amorosamente, como a
tantos otros emigrantes y se transformara en la octava isla canaria, ahora te
permite peyorativamente hablar de “la
antigua clase media que añora su Venezuela”. Si esa clase media trabajadora,
esa misma fue la que recibió y con ellas se fundió el crisol de muchas familias
de canarios, que dejaban las islas por la hambruna y fueron acogidos en el país
para que sus familias pudiesen perpetuarse en sus descendientes.
Inicias luego un prolegómeno para
despepitar una prédica clásica. Cual fanático enardecido que se revuelve contra
“el imperio”, contra los gringos, porque hay que quedar bien con lo que supuestamente
se lleva por dentro aunque bilioso, y uno piensa entonces que esos gringos del
imperio, algo muy malo deben haberle hecho, a los españoles y canarios, porque
en la guerra cuando la Alemania nazi y la Italia fascista se rindieron, ellos
regresaron a su país en América, y cuando Pearl Harbor con su secuela de Hiroshima
y Nagasaki se dieron, tampoco tomaron un pedazo del Japón. Supongo que el
fanatismo te llevará a jurar que se vive mejor y más libremente en Corea del
Norte que por debajo del paralelo 38, y fíjate que Guantanamo sigue en Cuba sin
ningún tropiezo expansionista gringo y el régimen cubano es de todos conocido
como una dictadura criminal que está tan solo a 45 millas de la Florida, que se
ha sostenido gracias a los rusos y después a transformarse en el puticlub de los
españoles y claro está, todo eso hasta que llegó al petróleo de Venezuela. Lo
digo aunque exista gente que no le gusten las verdades y prefiera vivir rumiando
consignas procomunistas de fanatismo trasnochado.
No eres musulmán, pero tu
fanatismo es cuasi religioso y te lleva a medio defender a Obama, tal vez por
su color, aunque afirmas que “solo
mantuvo las sanciones, pero el Calígula (me imagino que debe ser el
emperador Donald) ha estado intentando la
agresión desde el minuto uno”; afirmación que si a Venezuela se refiere es
ofuscadamente falsa, pero no te importa, ya que es como si decir esas cosas te
da puntaje y hasta cachet ante tus admiradores izquierdosos. Lo más lamentable
de todo esto, querido Antonio es que las palabras escritas no se las lleva el
viento “verba volant scripta manent”. Si algunas ideas previamente has
logrado garrapatear con cierta lucidez, se marchitan al verte adoptando una
postura falaz, cuasi histérica, casi desencajada, que te presenta fanáticamente
mediatizado, al intentar lucirte adentrándote superficialmente en el tema de tu
octava isla para defender a una cáfila de hampones que comandan una más que probada
narcodictadura que ha venido permeando en Venezuela a conocidos elementos de la
subversión, los narcoterroristas de la FALN y el ELN protegidos por el gobierno
de Cuba. Todo esto lo haces a sabiendas que contradices a la mayoría de los países
democráticos de América y muchos de la Unión Europea, incluyendo el tuyo, el español
de tu presidente del PSOE.
El golpe de Estado en Venezuela (la frase es tuya), lo perpetró Hugo Chávez contra
un gobierno democrático y legítimamente elegido por los venezolanos, aunque tu
desconcierto te lleva a hablar de “un
golpe de Estado bajo el mandato del emperador Bush II”; para finalizar
afirmando una verdad; “lo de hoy no es un
golpe todavía, pero… Después del pero, te lanzas en una diatriba de corte
reporteril y de apariencia pseudohistórica, que más bien pareciera histérica
pues mencionas a Libia, Siria, Egipto, Irak y hasta sacas a relucir al difunto
Sadam, y es impresionante, cual si fueras un experto en el tema, dices conocer
la prensa libre que peca por omisión. En el caso que nos ocupa y desatendiendo
la opinión de la mayoría de los países de América- no solo los sudacas, también
incluye a gringos y canadienses- y mencionas a el Uruguay y México, para
calificarlos como que esos sí, “están llenos
de dignidad”…
Todavía Antonio, habrías de
cerrar con broche de oro. No puedo dejar de llamar tu atención usando un viejo
aforismo médico, muy conocido entre los patólogos, “Primun non nocere”, y es
que si acaso no te importa dañar conciencias falseando la verdad, quizás el
peligro lo llevas encerrado en ti mismo, al fin y al cabo aceptarás que “Homo homini
lupus este”. La perla la colocas al traer a la palestra a tu impresentable
expresidente de los españoles, el innombrable Rodríguez Zapatero, defensor a
ultranza de la narcodictadura de Maduro y sus secuaces… Leer tu “petrozuela” en Facebook, más que
molestia me ha provocado preocupación y tristeza al ver de lo que es capaz de
hacer el fanatismo con un sujeto inteligente, y como se puede dejarse dominar
por viscerales falencias hasta desconocer lo que brilla ante sus ojos. Por eso
repito lo que he dicho en ocasiones, yo con fanáticos, sean del Opus night o
del Raspin fly, no llego ni a esquina.
En Canadá aún, escrito un 4 de enero del año 2019
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