Del Maracaibo de ayer…
¿Sabéis
una cosa? Hablando del lago y de la ciudad, acaso viviendo un ataque de
nostalgia, me pregunto si sabréis vos acaso, que en las riberas del lago
marabino, por allá, hacia la parte sur de la ciudad, esas playas estaban
sembradas en sus orillas de mansiones, de grandes casas... Eran los hatos. ¿Te
cuento? Por ejemplo, la casa de los Roncajolo en Los Haticos, era uno de esos
caserones (ver foto)... Figurate vos que durante el año 1913, la alquilaron y
se volvió la sede de la Caribbean Petroleum Company. Estas casas que te digo,
las mansiones pues, al comienzo, eran principalmente habitadas por los
alemanes, por muchos alemanes. La mayoría eran comerciantes. Los tipos se
vestían de dril blanco, inmaculado y allí vivían con sus familias. Aquellas
casas situadas a orillas del lago estaban en el sector de Los Haticos, sí. Como ya te
dije, el Palacio de los Roncajolo, luego le fue arrendado a la Shell Caribbean
Petroleum, que era una empresa angloholandesa la misma que en 1914 había
descubierto el pozo Zumaque 1 en Mene Grande, bueno pues, a que los Roncajolo
funcionaría su sede principal en el Zulia, y, digamos que cerca, pues al fin y
al cabo era en Los Haticos, allí, por arriba, te puedo contar que en un lugar
del cerro de Los Haticos conocido como La Cruz, estaba el Acrópolis. Ese era un
singular local diseñado con influencia de Art Deco y de Art Noveu. Había
abierto sus puertas a finales de 1940 para aprovechar el “boom” petrolero, y
allí se encontrarían mujeres francesas, belgas, holandesas y de otros países de
Europa Occidental, catiras la mayoría y traídas exclusivamente para trabajar en
este local. El Acrópolis contaba con alfombras en los pisos, un bar
organizado en forma angular donde se podían sentar más de 20 personas, muebles
importados estilos Luis XVI, sillas de Viena, un tocadiscos Phillips para
escuchar la mejor música de esa época en discos de acetato de 75 y 33 rpm.
Estaba dotado además de 8 habitaciones pequeñas con camas, lavabo, servicio de
barman y ventiladores en los techos. El Acrópolis fue probablemente el burdel más
elegante en la Maracaibo de los años 40 y 50, y era frecuentado por gente de
rial, petroleros, invitados extranjeros, artistas y los altos funcionarios
militares y civiles que gobernaron el país bajo la dictadura del general Marcos
Pérez Jiménez, era un sitio donde los agentes de la llamada Seguridad Nacional
en el Zulia dirigidos por el “Negro Sanz” estaban presentes con sus esbirros
para comprobar si había en el local opositores a la dictadura.
Si, ya sé
que te interesa más la música, y que de lo que te cuento, hace más años que el
siruyo, y es que no hay gaitas que hablen de estas cosas del pasado, es como
que el tiempo las hubiese borrado. Quizás es mejor así… Mirá, te propongo que
recordemos al parroquiano, la gran Astolfo Romero con sus andanzas allá por
Santa Lucía (ver mi pintura)… Como me respondiste “va pago”, aquí te las pongo,
“diuna” vez, la que llaman, “Vamos todos pa' que Luis”. Después te sale “el
barbero”…
“Vamos todos pa´que Luis allá por Santa
Lucía, la cerveza está bien fría y de allí te vais feliz, en la esquina de san
Luis, te espero de noche y día. Tiene un viejo mostrador, ratones y telarañas,
poco arroz y mucha caña que es la que le da el sabor. Cabilla y Nelson Romero
beben ron y lo que sea, cogiendo tremenda pea pa el sector con el fiestero...
Pepitonas y diablitos ya todos están comiendo y aquel estómago ardiendo y aún
me faltan los bollitos… Vamos todos pa'
que Luis allá por Santa Lucía, la cerveza está bien fría y de allí te vais
feliz en la esquina de san Luis te espero de noche y día.
Como estamos
en El Empedrao, “diunavez” como decías vos mismo, así que aquí tenéis, la otra:
“En mi barrio El Empedrao Parroquia Santa
Lucía, había una barbería que era muy populachera, te lavaban en ponchera, la silla se reclinaba
y Luis El Perro pelaba al son de una periquera. Tenía gansos y patos, diez
palomas y gallinas, tres loros en la cocina, dos perros y cuatro gatos. La
gente pasaba al patio a sentarse en las banquetas, jugaban rifa y dupletas y se
pasaban los datos. En mi barrio El Empedrao Parroquia Santa Lucía, había una barbería
que era muy populachera, te lavaban en ponchera, la silla se reclinaba y Luis
El Perro pelaba, al son de una periquera. -
Ni El Barbero de Sevilla, El Maneto y Tagarín se dieron ese postín de pelar con
una hojilla; el propio Jesús Delgado de la calle Soledad vio aquella modalidad
de Luis El Perro asombrado, y cuando Luis te afeitaba en todo te complacía, al
igual que Zacarías que hasta perfume te echaba, lo único que pasaba con la
máquina de mano, que se amellaba mi hermano y a templones te pelaba. En mi barrio El Empedrao Parroquia Santa Lucía había
una barbería que era muy populachera; me pasáis el alcoholado por detrás de las
orejas; te pelaban la cabeza y tres
brochazos te daban y Luis El Perro pelaba al son de una periquera”.
Dedicado a quienes gozaron de
nuestras gaitas zulianas, ya que en el pasado diciembre, poca oportunidad
tuvimos de cantar.
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