63 modelo para
armar
Esta es una historia que para mí comenzó hace 55
años en Maracaibo y que tiene como antecedentes el aislamiento del virus que
provocó una epizootia de equinos en 1938 y al cual Kubes y Rios denominaron
virus de la encefalitis equina venezolana (EEV). En 1952 se describió una
epizootia y epidemia de EEV en El Espinal, en Colombia y años más tarde en 1959
en Maracaibo el doctor Américo Negrette describiría casos de encefalitis por lo
que perdió su cargo como médico rural tras denunciar una encefalitis epidémica
en su ciudad. Al año siguiente, en 1960 publicaría sus hallazgos en su Revista
Investigación Clínica. Dos años más tarde, en 1962 se desató una epizootia de
equinos y una epidemia de EEV en la Guajira colombo-venezolana. En Julio del
año 1963, al graduarme de médico-cirujano en la Universidad del Zulia(LUZ)
comencé a trabajar en el Servicio de Anatomía Patológica de hospital
Universitario de Maracaibo(HUM) que dirigía el doctor Franz Wenger, en realidad
me dieron un cargo de médico pasante sin sueldo y allí me entrenaría en
Anatomía Patológica y tendría oportunidad de ver y autopsiar fetos y recién
nacidos de madres indígenas venidas de la Guajira quienes habían padecido con
clínica de encefalitis y cuyos hijos nacían con lo que el doctor Wenger
denominaría “necrosis cerebral masiva”. En el diario Panorama aparecería la
noticia el miércoles 8 de mayo de 1963 indicando que la EEV provocaba “recién
nacidos sin cerebro”, y comentando que este virus, que es un Arbovirus de la
Familia Togaviridae y del género Alfavirus A, hacía cosas como la Talidomida e intrauterinamente,
dañaba el cerebro del feto.
En febrero del siguiente año, 1994, en vista de
que no tenía cargo en el HUM, el doctor Wenger a través del Rotary Club de
Wisconsin, me consiguió una beca para irme a estudiar en los Estados Unidos.
Para ese entonces había realizado unas 60 autopsias con su estudio microscópico
y del ardiente clima de Maracaibo fui a parar a la Universidad de Wisconsin en
Madison con temperaturas de 20 y 30 grados C bajo cero. Una diferencia grande
que me permitió dedicarme a estudiar y aprender con la buena suerte de poder usar
un microscopio electrónico (ME) comenzando a hacer investigación con el doctor
Enrique Valdivia experto en patología experimental pulmonar y la doctora
Gabrielle ZuRhein neuropatóloga que había descubierto el virus de la PML(leucoenfefalopatía
multifocal progresiva) con en ME y trabajaba en encefalitis virales. Cuatro
años después, en 1967 el doctor Pedro Iturbe, padrino de nuestra promoción
médica, me propuso telefónicamente hablase en Chicago con el doctor Fernández
Morán para conseguir su asesoramiento e instalar un ME en el Sanatorio
Antituberculoso de Maracaibo. En enero de 1968 ya estaría de vuelta en Maracaibo
y al año siguiente 1969, habíamos instalado un ME de alta resolución en el Sanatorio
y estábamos comenzando a hacer investigación. Cuando en 1971 Fernández Morán personalmente
nos visitó, ya teníamos fotografías de muchas cosas interesantes como el virus
de la EEV y de la rabia, de amibas en el cerebro, de tricomonas, de cáncer del
cuello uterino, y de otros
tumores. La idea de reproducir un modelo experimental para provocar lesiones
intrauterinas similares a las que habíamos hallado en la epidemia del 63 ya
estaba en nuestra mente confiando poder algún día demostrar
como el virus de la
EEV era capaz de provoca la necrosis cerebral in útero.
Debo darle un crédito muy especial al doctor
Luis Carbonell, patólogo que había estado involucrado en la creación del
instituto Anatomopatológico(IAP) de la Universidad Central de Venezuela(UCV) y
quien para la época estaba al frente del IVIC y nos ofreció todo su apoyo con
el respaldo del doctor Gernot Bergold, el virólogo del IVIC quien había
estudiado el virus de la fiebre amarilla con el ME. En el IVIC se formó nuestro
técnico para iniciar lo que pronto dimos en llamar el estudio de la “patología
ultraestrucutural”. Trabajar con la cepa Guajira que es letal, era peligroso,
sin embargo ya con las doctoras Slavia y Elena Ryder en Maracaibo habíamos
iniciado estudios examinando el virus en el ME con tinción negativa(García Tamayo J, Rydes S, Ryder E. Morfología del virus de la EEV
purificado a partir de cerebro de ratón lactante. Rev Micros Electr (Ven) 1:
40-41, 1972; García Tamayo J, Ryder S, Ryder E. Venezuelan equine
encephalomyelitis virus: structural components. Invest Clin 15: 56-61, 1974) y en el IVIC logramos la inoculación de
ratones recién nacidos para demostrar cómo se desarrollaba el virus de la EEV
en el cerebro y luego en el corazón. Estas cosas fueron publicadas en
importantes revistas como Journal of Virology y Archives of Pathology en 1971 y
1973(García Tamayo J. Acid Phosphatase activity in mouse
brain infected with Venezuelan equine Encephalomielitis virus. J Virology 8:
232-241, 1971; García Tamayo J. Venezuelan equine encephalomyelitis virus in
the heart of newborn mice. Arch Pathol 96: 294-297, 1973) En LUZ bajo la dirección de Slavia todo un
equipo humano se dedicaría durante años a estudiar los zancudos trasmisores y
los animales que deberían ser reservorios del virus en la región de la Guajira.
Las cosas comenzarían a complicarse para mí al transformarse el Sanatorio
Antituberculoso en el hospital General del Sur y al dejar el doctor Iturbe la
dirección de hospital para dedicarse con pasión a la Medicina Familiar. El
laboratorio de ME requería de gastos y no existían recursos, ni había lamentablemente, mucho interés por la
patología ultraestructural.
Acepté una oferta para trabajar un año como
neuropatólogo en el hospital Vargas de Caracas aprovechando mi año sabático de
LUZ (era profesor Asistente de Histología y Embriología de la Facultad de
Ciencias Veterinarias), de modo que en 1975 me trasladé a Caracas. Del hospital
Vargas, en 1976 pasé al IAP de la UCV para dirigir la Sección de Microscopía
Electrónica. En ese Instituto pasaría 29 años de mi vida, ascendería a Profesor
Titular y durante 12 años tendría la responsabilidad de ser el director del IAP
de la UCV. Entretanto, con la ayuda del IVIC y de mucha gente, la idea del
modelo experimental para examinar el daño intrauterino comenzaría a consolidarse
y daría sus frutos. Sobre ese modelo trataré de sintetizar lo que hicimos quienes
trabajaríamos durante muchos años en ese complicado asunto. En el IVIC,
encargado de Virología estaba un coterráneo (me refiero a que es maracucho) hábil
y trabajador, el doctor José Esparza quien era ya arbovirólogo (especialista en
los virus transmitidos por artrópodos) y con él fuimos asesorándonos en la
investigación, ya que inicialmente usaríamos conejos, acures, ratones, hamsters
y todos se morían por el efecto letal de la cepa Guajira. Entonces con la ayuda
de Gabriel Carreño un estudiante graduado quien se interesó en el experimento
con las ratas Sprague Dawley, él crearía una especie de unidad de cuidados
intensivos, y logró que algunas de estas ratas albinas sobrevivieran a la
encefalitis. Ya un mes después y más tarde, el estudio de los cerebros de las
ratas sobrevivientes nos mostraría el tipo de daño que les había causado el
virus y ese trabajo sobre la ultraestructura del cerebro de las ratas
inoculadas pero sobrevivientes lo publicaríamos en la revista inglesa, J of
Pathology en 1979(García Tamayo J, Carreño G,
Esparza J. Central Nervous System alterationes as sequelae of Venezuelan equine
encephalomyelitis virus infection in the rat. J
Pathology (GrBr) 28: 87-91, 1979). Ya al saber que las ratas Sprague Dawly sobrevivían a la infección,
comenzaría la carrera para hacerles citología vaginal y conocer los secretos
del estro y de los mejores días para aparearse, de cuánto dura la gestación de
las ratas y de cómo nacen, cuantas son las crías de cada animal y de cómo tratarlas
y cuidarlas, su peso y demás hasta estar seguros en que día de su preñez está
la rata para precisar cuándo haríamos las inoculaciones. En otras palabras, con
la ayuda de grupos de entusiastas jóvenes estudiantes de bachillerato quienes
hacían sus tesis para graduarse, aprendimos todo esto, para concluir que como
la mujer tiene tres trimestres de embarazo, la rata tienes tres semanas de
gestación, y paralelamente examinaríamos el útero y los embriones y los fetos
en las distintas etapas de la preñez de las ratitas. Muchas cosas aprendimos e
hicimos muchos trabajos colaterales, pero ya estábamos encaminados a manejar la
preñez de las ratas y decididos a mirar cual sería el efecto de la inoculación
del virus de la EEV durante las tres semanas de gestación. Propusimos el modelo experimetal en 1981 y se publicó en el AFIP (Garcia Tamayo J, Esparza J, Martinez AJ. Venezuelan equine encephalitis. Animal Model of Human
Disease. Comparative Pathology Bulletin. The Registry of Comp.
Pathology(AFIP-USA) 13:(2); 2-5, 1981)
Haré una síntesis de lo que encontramos para no
hacer muy larga la historia. Los primero a estudiar fue la histología de
embriones y fetos en cada paso de las 3 semanas de preñez. Muchas muestras del
útero y de sus productos fueron histológicamente examinadas. La inoculación intraperitoneal con la capa Guajira de EEV en
las ratas madres, en la primera semana nos mostró cómo ya 3 a 4 días después el
virus había acabado con la preñez. Entre el día 14 a 18 el examen de fetos y
placentas 3 a 5 días post inoculación, nos mostró que el virus afectaba los
vasos de la placenta y concluimos que estas lesiones eran las responsables del
daño del cerebro a través de trombosis vasculares. En la placenta normal existe
la invasión del trofoblasto que va a cubrir el endotelio de los vasos placentarios.
Demostramos la replicación del virus en el trofoblasto por inmunohistoquímica
señalando que en esos sitios se iniciaba el proceso de la infección. Estos
trabajos los publicamos en Infection and Immunity y en Investigación Clínica en
1981 y 1983(García Tamayo J, Esparza J,
Martinez AJ. Placental and fetal
alterations due to Venezuelan equine encephalitis virus i rats. Infect & Immun (USA) 32: 813-821,1981; García Tamayo J, de García S, Esparza J. Alteraciones iniciales
inducidas en los vasos placentarios de la rata por el virus de la encefalitis equina
venezolana. Invest Clin (Ven) 24: 3-15, 1983). Curiosamente, en 1967, Lucy Rorke y Spiro habían demostrado el
mecanismo de las lesiones cerebrales en la rubeola congénita y era similar a lo
que estábamos observando y los daños en las placentas iguales a los observados
en las ratas habían sido mostrados por Alford desde 1964 en la placenta de
mujeres con rubeola. Estos resultados llevaron a los virólogos a preguntarse
“is rubella an arbovirus?” y a clasificar al virus de la rubeola como
Arbovirus, en un género especial, los Rubivirus, aunque no fuese un virus inoculado
por mosquitos. Finalmente en 1986 publicamos un trabajo usando una cepa menos
letal (TC83 que se usa como vacuna) y la cual en la primera semana provocó
siempre abortos, y mostramos que las ratas inoculadas en la 3ra semana tenían
menos crías, con menor peso y sin lesiones cerebrales (de Freites F, Garcés A, García Tamayo J.
Alteraciones fetoplacentarias inducidas en ratas por la cepa TC-83 del
virus de la Encefalitis equina Venezolana. Investigación Clinica (Ven) 36, Supl
2: 475-495, 1995). Una revisión
del resultado de nuestras investigaciones había sido publicada en Investigación
Clínica en 1995 y coincidió con una nueva epidemia de EEV ese año, con más de
10.000 casos y desde la Guajira llegaron a Maracaibo nuevos casos de madres con
abortos pero ya nada más se publicaría, quizás el último trabajos sobre este
tema lo hicimos desde el IAP, en Caracas con material cedido por LUZ(Valero de Fuenmayor N; García Tamayo J; E de García S; Caleiras E;
Parada D.Importancia de la Microscopía Electrónica de Transmisión en el
diagnóstico de la Epidemia de Encefalitis equina Venezolana de 1995 en la
Guajira Venezolana. Investigación Clinica (Ven) 38: 73-82,1997).
Hago pública esta revisión, porque me han invitado para presentarla, el
2 de mayo de este año 2016, y debo hacerlo en la reunión de la Sociedad de
Patólogos Mexicanos en Guanajuato, León, con el título que lleva este artículo y que
remeda una novela de Cortázar (62 modelo para armar). Me pidieron
que dictase una conferencia sobre el tema que se me ocurriera y espero plantear
este modelo experimental que hemos “armado” durante años, confiando en que ahora cuando estamos padeciendo una grave epidemia
en América con otro Arbovirus (uno del grupo B de los Flavivirus) pueda estimular
la búsqueda de un modelo experimental para examinar la patogenia de la
microcefalia y del síndrome de Guillaim-Barre en la infección con ZIKA.
Maracaibo, 23 de abril del 2016
1 comentario:
Papi ... que interesante ... Me encantaria ver la reaccion de las personas que escuchen la charla ...
Orgullosa de tu trabajo del que se poco ...
Besos
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