lunes, 25 de septiembre de 2023

Recreando un ensayo…


Carlos Yusti (Valencia, Venezuela,1959) es pintor, y ha realizado alrededor de 40 exposiciones individuales e intervenido en 20 exposiciones colectivas de pintura. Como editor, fue cofundador de la revista Zikeh y del grupo literario Animales Krakers en Valencia y formó parte del equipo de la revista cultural Predios. Tambien fungió como director editorial de las revistas impresas Fauna Urbana y Fauna Nocturna. Como escritor ha publicado los libros Pocaterra y su mundo (1991), Vírgenes necias (1994), Cuaderno de argonauta (1996), De ciertos peces voladores (1997), Los sapos son príncipes y otras crónicas de ocasión (2006), Dentro de la metáfora: absurdos y paradojas del universo literario (2007), Para evocar el olvido y otros ensayos inoportunos (2007) y Poéticas del ojo (escritos sobre arte).

Nos recordaba Carlos Yusti en un ensayo literario publicado en la revista “Carcavas” (Año I, Número 2 -2021), algunos detalles sobre los últimos días en la vida del filósofo Friedrich Wilhelm Nietzsche (1844-1889) y de cómo iría a terminar “en una habitación de manicomio comiendo sus propios excrementos”.

Aquel radical planteamiento de Nietzsche el filósofo, de que “Dios ha muerto”, y la importancia de la voluntad del poder y del superhombre, no impedirían que Friedrich Wilhelm Nietzsche cayese bajo los embrujos seductores de Lou Salomé (1861-1913). La joven rusa, ante las propuestas de Nietzsche y de Rée, les plantearía a los tres que viviesen en una comuna célibe intelectual, discutiendo filosofía, literatura y arte.

Nietzsche, inicialmente, entusiasmado con lo que llamó "una santísima trinidad", aceptó sus razones y viajarían con ella por Italia, Suiza y Alemania los dos amigos y la madre de Salomé. Nietzsche volvió a proponerle matrimonio, pero Salomé le dijo que, no se casaría con él ni en ese momento ni en el futuro. Para no perderla por completo Friedrich Wilhelm sugirió que se tomaran una foto que se volvió famosa.

En 1887, la convivencia llegó a su fin debido a un hombre llamado Friedrich Carl Andreas, y la mujer que le había dicho "no" a Nietzsche y a varias de las mentes más destacadas de la época, le dijo "" a Andreas, un profesor de estudios orientales con la condición de que jamás tuvieran relaciones íntimas entre ellos y así fue. Se convirtió en Lou Andreas-Salomé quien vivió con él hasta el día de su muerte, en 1930.

En 1988 Nietzsche escribió cinco libros basados en sus voluminosas notas que pensaba reunir bajo el título de La voluntad de poder. Su salud pareció mejorar y aquel verano estuvo de buen humor. Pero hacia finales de 1888, sus escritos y cartas empezaron a revelar una sobreestimación patológica de su estatus. Desde 1867, Nietzsche venia siendo tratado por una infección sifilítica que finalmente lo llevaría a la crisis mental de enero de 1889, la cual a la postre terminaría con de la vida pensante del filósofo, aunque viviría, perdido en sí mismo, hasta 1900.

El 3 de enero de 1889 Nietzsche sufrió un colapso mental en Turin… Yusti brevemente se refirió a la crisis nerviosa de Nietzsche del 7 de abril de 1888 en plena calle y de cómo Davenport al trascribir las impresiones del filósofo sobre la ciudad de Turin, “una urbe luminosa y de apariencia aristocrática”.

Guy Davenport, se refiere a la claridad de la ciudad, aquella que nace de esa especie de la “luz metafísica en Turín”, donde precisamente “toda la ciudad es amarilla o café rojizo”. Y en aquel entorno luminoso de la ciudad, “habría de ser en la propia Turin, donde un inesperado final llega para Nietzsche el 3 de enero de 1889, cuando en la plaza Carlo Alberto vio cómo golpeaban cruelmente a un viejo caballo de tiro y el trató de defender al caballo, abrazándolo y llamándolo hermano, y seria en ese momento cuando su mente se oscureció para siempre”.

De este trágico incidente, el director húngaro de cine Béla Tarr y Ágnes Hranitzky, filmarían la película El caballo de Turín (A Torinói ló, 2011) la película dirigida fue premiada con el Gran Premio del Jurado en el Festival de Berlín de ese mismo año, y ganaría el Premio Internacional de la Crítica Fipresci. El filme de Béla Tarr no sigue la trayectoria de Nietzsche, sino del caballo y de su dueño durante seis días.

Yusti nos relata la manera como el cineasta a través de la vida del caballo, del cochero y de su hija, nos muestra otro incidente, de cuando un individuo que llega pidiendo aguardiente a la casa, se sienta a discurrir en una perorata sin interrupción que dura casi seis minutos ofreciendo un discurso que recuerda al Zaratrusta de Nietzsche. La película termina así, sin que aparentemente haya sucedido nada, aunque “en verdad ha pasado algo vital, profundo, terrible e intangible”…

Carlos Yusti señalaba en su ensayo, como la luz “lógica y geométrica de Turín se contrapone a la oscuridad borrosa por la brisa y el polvo de la película de Béla Tarr”, para finalmente, citar un interesante texto del libro “Formas breves” de Ricardo Pligia donde dice que: “…la llamada locura de Nietzsche que, como el suicidio de Sócrates, es un acontecimiento inolvidable en la historia de la razón occidental. Lo increíble es que la escena es una repetición literal de una situación de Crimen y castigo de Dostoievski, cuando Raskólnikov sueña con unos campesinos borrachos que golpean un caballo hasta matarlo. Dominado por la compasión, Raskólnikov se abraza al cuello del animal caído y lo besa. Nadie parece haber reparado en el bovarismo de Nietzsche que repite una escena leída”.

Para concluir tras asimilar todo los relatado en este ensayo, al leerlo es posible asumir parafraseando a Yusti, que es prácticamente imposible “no sentirse atrapado como una mosca en esa gran telaraña de la literatura”…

Maracaibo, martes 26 de septiembre del año 2023

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