El
6 de diciembre el año 2015 en un texto con el título de Sobre la lectura y la relectura en la literatura, tres “turas” juntas como para enfatizar que
era sobre premoniciones de lo que deseaba conversar. Ahora que he regresado a
leer ( a re - leer que siempre es útil ) lo publicado hace ya una década en
este blog lapesteloca, y se me
ocurrió volver a tocar el tema de la literatura y las premoniciones.
Al
referirme en 2015 a la novela de Paul Auster -La noche del oráculo- donde el autor hablaba de la literatura como
premonitora de acciones futuras, discutiría, superficialmente sobre el tema ya
mencionado. En la novela de Auster, su personaje, el señor Sydney Orr recordaba
haber conversado sobre un poeta quien escribió sobre un niño ahogado, a quien
unos meses después se le ahogó su hija. El personaje Sydney, para quien era
absurda la relación entre lo escrito y la realidad, explicaba lo sucedido
diciendo que “vivimos en el presente, pero el futuro está siempre en nosotros”.
Sobre
este tema, tengo una experiencia personal que detectaría muchos años después,
lo que llaman “a posteriori”, y que tiene que ver con mi novela “Para subir al
cielo…” que no he querido comentar en detalle, pero mucho de lo descrito se
habría de parecer a un futuro de realidades…
Regreso
a comentar como en aquel artículo del 2015, relataría que el año 2012, la Editorial Elotro@elmismo
en el Estado Mérida había publicado la novela “El año de la lepra” y ya finalizando el año 2015, tras haber
escrito algunos artículos en mi blog sobre tema de escribir novelas dentro de otras novelas y sobre el cine y las
novelas policiacas, releería los comentarios de Alejo Plumacher uno de mis personajes
de la novela del 2012. Así he vuelto a releer algunas publicaciones en mi blog y
hoy me he sentido más coherente. Hoy, en 2025, 10 años después, sigo creyendo
que los comentarios quizás hechos un poco como al azar, son valederos y que
existe el fenómeno premonitorio en la literatura…
A ver si me explico: decía que había re leído a
Paul Auster en ―La noche del oráculo- pero hoy, me encontré releyendo lo que decía
Plumacher en mi novela de “la lepra”… “El 31 de
diciembre del año 2011, ya tras los sucesos cruciales, acepté la realidad de
los hechos y decidí que era necesario poner por escrito todo cuanto sucedió y quizás
esta técnica me pudiese ofrecer mejores dividendos que el llamado sistema
confesional. Lo de crear una historia dentro de otra historia, es algo así
como escribir mientras uno parece estar como el perro que se muerde la cola”.
Me puse a pensar y recordé que ya Ednodio lo había
hecho magistralmente en “Mariana y Los Comanches”. Yo siento que
no puedo ser tan claro, ni tan preciso… Esto lo decía así, puesto que todo habría
de presentarse como una novela, aunque la verdadera historia, la auténtica
porque, ha sucedido y por tanto siendo única, sin duda podría habitar dentro de
otras historias. ¿Cohabitar?… Eso me gusta. Es como para disimular…
La literatura puede ser utilizada por todos como un medio para escapar
de la realidad. “La noche del oráculo” dije que nos
hablaba de la literatura como premonitora de acciones futuras. Un hecho que puede
sonar disparatado, pero quien escribe lo ha percibido con cierto dramatismo…
¿Puede acaso la literatura incidir en situaciones que se trasportan al futuro?
Vivimos el presente, pero el futuro estará siempre con nosotros pues lo
podemos torcer. El pasado, regresa, y para muchos, ya hace tiempo que
desapareció. ¿El futuro?, algunas veces conocemos las cosas antes de que estás
ocurran y ellas se darán, aunque no queramos. Tal vez esto tenga que ver con la
intuición, la premonición, o con aquello de que “la historia es cíclica y
repetitiva”.
Rosa Montero en “La loca de la casa”
señalaba que… “El narrador
intenta ordenar el caos y atisba el dibujo final del laberinto. Las novelas
como los sueños, nacen de un territorio profundo y movedizo que lo que soñamos
para que sea posible intuir que tenemos otras existencias, ¿vidas paralelas?,
las reales y las del sueño. Cuando nos dormimos y empezamos a soñar, entramos
en realidad en otra está más allá de las palabras”. Luego,
nuevamente Rosa Montero nos dirá... “Basta con pensar en vida, en una existencia paralela que guarda su
propia memoria, su continuidad, “su causalidad enrevesada”.
Estas cosas las escribí un 6 de diciembre ya hace 10 años y hoy regreso
a traerlas de nuevo pues me parece que, a mi edad, este tipo de consideraciones
razonadas, deberían tener algún significado. Recuerdo a mi amigo Hernando quien
me hablaba de la incontinencia de su máquina de pensar pues soñaba mucho, y siempre,
y le preocupaba entender que ese territorio inmenso de su mente estaba fuera de
su control…
Desde la
antigüedad, la precognición se ha asociado con estados de trance y sueños involucrados
en fenómenos como la profecía y la adivinación,
así como las premoniciones de vigilia. Estos fenómenos fueron ampliamente
aceptados y los informes han persistido a lo largo de la historia, con la
mayoría de los casos apareciendo como sueños premonitorios. El término "precognición" apareció por primera vez en el siglo XVII, pero
no se volvió de uso común entre los investigadores hasta mucho más tarde. Una
de las primeras investigaciones sobre afirmaciones de precognición fue
publicada por el misionero P. P. Boilat en 1883 cuando afirmó haber formulado
una pregunta tácita a un médico brujo africano de quien desconfiaba y
contrariamente a sus expectativas, el médico brujo le habría dado la respuesta
correcta sin haber escuchado la pregunta.
La precognición que
también es llamada presciencia o premonición, es la supuesta
capacidad psíquica para
conocer o ver eventos en el futuro. Al igual que con otros fenómenos paranormales, no hay evidencia científica de que
la precognición sea real y no obstante se la considera “pseudociencia” cuando es
presentada como fáctica. La precognición también violaría el principio de
causalidad el cual plantea que “un efecto no puede ocurrir antes de su causa”.
Las afirmaciones de ver el futuro han
tenido sus críticos escépticos. Aristóteles llevó a cabo una investigación sobre sueños
supuestamente proféticos en su tratado De la adivinación por el sueño donde afirmaba
que, si bien aceptaba que: "es
bastante concebible que algunos sueños puedan ser símbolos y causas [de eventos
futuros]", también creía que "la
mayoría de los sueños supuestamente llamados proféticos, deberían clasificarse
como meras coincidencias..." Mientras que Demócrito había sugerido que las emanaciones de eventos
futuros podrían enviarse de vuelta al pasado hasta el soñador. Aristóteles
propuso que, más bien, fueron las impresiones sensoriales del soñador las que
llegaban al evento.
A
principios del siglo XX, JW Dunne, un ingeniero aeronáutico británico,
experimentó varios sueños que consideró premonitorios. Desarrolló técnicas para
registrarlos y analizarlos, identificando cualquier correspondencia entre sus
experiencias futuras y sus sueños registrados. Informó de sus hallazgos en su
libro de 1927 Un experimento con el tiempo,
donde alega que el 10% de sus sueños parecía incluir algún elemento de
experiencia futura.
En 2011, el psicólogo Daryl Bem, profesor emérito
de la Universidad Cornell, publicó hallazgos que
muestran supuesta evidencia estadística de la precognición en un diario
científico de alto nivel, la Revista de Personalidad y Psicología
Social. El artículo fue muy criticado y la crítica se amplió
para incluir la revista en sí y la validez del proceso de revisión por pares en
la misma. La controversia
pública sobre el artículo continuó hasta que en 2012 se publicaron los
resultados de un intento independiente de reproducir los resultados de Bem, los
cuales fueron negativos. Pues como decían antes… Saque usted sus propias conclusiones…
Mañana
extenderemos este asunto del “pre” al tema de “los sueños”
Maracaibo
jueves 17 de abril del año 2025
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