Esta es la historia del ADN humano
más antiguo y le corresponde a la secuenciación del genoma mitocondrial de un Homo
heidelbergensis de 400.000 años hallado en Atapuerca, un hecho que vino
a complicar el dibujo de la evolución humana en Europa.
Es que a veces, los mayores descubrimientos
científicos pueden encontrarse en las pruebas más pequeñas, y la paleontología
es un ejemplo constante de esta realidad. De manera que el que bien pudiera ser
uno de los mayores hallazgos científicos de la década, nace a partir de dos
gramos de polvo de hueso, que cabne en una cucharadita de café enrasada.
Con esta cantidad de material del fémur de un
Homo heidelbergensis de hace 400.000 años que fue hallado en la Sima
de los Huesos de Atapuerca, científicos españoles y alemanes han logrado
secuenciar el ADN humano más antiguo obtenido hasta ahora .
Además de un logro técnico sin precedentes, los resultados sitúan de forma
inesperada a estos homínidos como parientes de los denisovanos, una enigmática
rama extinta de nuestra familia humana hallada hace cinco años en Siberia, y no
de los neandertales, como se esperaba.
La Sima de los Huesos de la Sierra de Atapuerca, en Burgos, es el enclave más importante del mundo en fósiles humanos del Pleistoceno Medio, con al menos 28 esqueletos excavados y reconstruidos desde 1976. El yacimiento de Atapuerca, codirigido por los investigadores Juan Luis Arsuaga, José María Bermúdez de Castro y Eudald Carbonell , incluye otros enclaves donde se han encontrado restos de importancia científica mundial, como el Homo antecessor del Pleistoceno Temprano, que fue un ancestro de la línea evolutiva de Homo heidelbergensis y neandertal.
En 2006, los investigadores de la Sima de los
Huesos desenterraron los restos de un
oso de las cavernas que vivió hace 430.000 años. A partir de los huesos del
animal extrajeron pequeños fragmentos de su ADN mitocondrial, una cadena de ADN
circular que no está incluida en los cromosomas, sino en múltiples copias de
mitocondrias de las células del oso que se heredan solo por vía materna. El ADN
estaba roto en pedazos muy pequeños, inferiores a los 50 pares de bases pero
gracias a la colaboración del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva en
Leipzig (Alemania), el centro donde se gestó la secuencia del genoma
neandertal, los científicos lograron reconstruir y leer el genoma mitocondrial del oso .
El trabajo se publicó en septiembre de 2013 en la
revista PNAS y partiendo de esta proeza técnica, los investigadores de
Atapuerca y del Max Planck se plantearon secuenciar el genoma mitocondrial de
un Homo
heidelbergensis de 400.000 años de antigüedad. Para ello se
pulverizaron dos gramos del Fémur XIII, un hueso del muslo de uno de los
esqueletos encontrados en la Sima de los Huesos. De este material se extrajo el
ADN mitocondrial que, como en el caso del oso, solo contenía fragmentos de un
tamaño máximo de 45 pares de bases. Pieza a pieza, los científicos consiguieron
recomponer un puzle de 15.800 pares de bases, lo que corresponde al genoma
mitocondrial casi completo de este antiguo homínido.
El fémur XIII, es el hueso de Homo heidelbergensis
del que se obtuvo el material para la extracción del ADN mitocondrial, y el
mensaje que encierra esta proeza técnica va dirigido, en palabras de Juan Luis
Arsuaga, uno de los firmantes del artículo de Nature, a todos los
científicos que se encuentran con pequeños fragmentos de ADN prehistórico: “El
mensaje es, no tire usted sus fragmentos pequeños de ADN, porque los puede
usar”.
La secuencia de este ADN mitocondrial y su
interpretación se publican en la revista Nature .
Sin embargo, y además del incuestionable avance técnico, los resultados ofrecen
desconcertantes conclusiones que no encajan fácilmente con el perfil disponible
hasta ahora del Homo heidelbergensis. Se suponía, que esta especie del Pleistoceno Medio estaba “en la línea evolutiva de los neandertales”,
tal y como indican sus características morfológicas. Sin embargo, la secuencia
de ADN analizada sugiere que el homínido
de la Sima de los Huesos compartió hace 700.000 años un ancestro
común con los denisovanos, un grupo que vivió hace 40.000 años y que fue
descubierto en 2008 en una cueva del sur de Siberia. Aquel descubrimiento había
sacudido los cimientos de la paleoantropología.
“El
hecho de que el ADN mitocondrial (ADNmt) del homínido de la Sima de los Huesos
comparta un ancestro común con el ADNmt de los denisovanos, en lugar de los
neandertales, es inesperado, ya que los restos de su esqueleto tienen rasgos
derivados de los neandertales”, dice Matthias Meyer, el autor principal del
estudio. Los denisovanos ocupan una rama evolutiva paralela a la de los
neandertales. Ambos compartieron un ancestro común hace unos 640.000 años, y
este a su vez divergió de la línea del Homo sapiens hace unos 800.000 años.
Se
ha propuesto que los denisovanos
proceden de un grupo que abandonó África en una migración más temprana que la
que dio lugar a los neandertales y a los humanos modernos. El genoma de esta especie revela que
tuvo descendencia común con neandertales y sapiens. Su huella genética hoy se conserva sobre todo en la etnia melanésica.
Sin embargo, sus rasgos morfológicos son un misterio, ya que hasta ahora solo
se han recuperado dientes y pequeños fragmentos de dedos.
EL hallazgo “fue
todo un shock una sorpresa que no esperábamos y para la que aún no tenemos una
explicación clara”. Es posible, asegura el codirector de Atapuerca, “que hace 400.000 años, aunque aquellos
homínidos fueran incipientemente neandertales, conservaran por herencia materna
un ADN mitocondrial arcaico que aún se transmitía. Es decir, quedaban linajes
mitocondriales más antiguos en mujeres que ya morfológicamente eran parecidas a
los neandertales. Andado el tiempo, esos rasgos se perdieron y solo quedó el
ADN neandertal”.
Otra posible explicación sería, “que ese ADN mitocondrial no fuera suyo, y
que se lo pasara una población arcaica que aún no conocemos y que se hibridara
con heidelbergensis. Hay fósiles en varios yacimientos europeos que podrían ser
los de esa población a la que me refiero. Serían los últimos o supervivientes
de Homo antecesor, de poblaciones residuales muy antiguas que vivían en Europa
al mismo tiempo que los neandertales evolucionaban”…
“Nuestros resultados muestran que ahora podemos
estudiar ADN de ancestros humanos de cientos de miles de años de edad”, destaca Svante
Pääbo , director del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva. “Esto abre la perspectiva de estudiar los
genes de los ancestros de neandertales y denisovanos. Es tremendamente
emocionante”.“Este resultado inesperado apunta a
un complejo patrón evolutivo en el origen de los neadertales y los humanos
modernos”. “Solo hay progreso en el conocimiento cuando se encuentra lo
inesperado. Todo apunta a una complejidad mayor de lo que se suponía en el
Pleistoceno Medio. Esperemos que futuras investigaciones aclaren las relaciones
entre los fósiles de la Sima, los neandertales y los denisovanos”.
Los investigadores ahora confían en
recuperar ADN mitocondrial de más individuos de la Sima de
Atapuerca, así como abordar la extracción de ADN nuclear, más compleja debido a
que solo existe una copia por cada célula.
Maracaibo, domingo
27 de abril del año 2025
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