En
1940 Estados Unidos parecía salir, por fin, del largo período en el que se
hallaba sumido en sombras desde el crack de la bolsa de Nueva York. Para
entonces, el programa de reformas puesto en marcha por Roosevelt, a través del
“New Deal”, había perdido su impulso inicial, y la corrupción volvía a extender
sus tentáculos por todo el país, cuando el presagio de una segunda guerra
mundial dejaba poco espacio para la esperanza o el optimismo que la
recuperación económica parecía prometer.
Era
el ámbito cinematográfico, donde The Roaring Twenties (1939) y High Sierra estrenada en España como El
último refugio,, o Su último refugio en México
y Altas sierras en Argentina (1941)
parecían haber escrito el epitafio definitivo del cine de gángsteres y
particularmente del personaje protagonista de este cine-negro y no se divisaba
otro arquetipo que pudiera sustituirlo en la pantalla.
Los
tiempos de Contra el imperio del crimen (1935), no daban para formular
denuncias del tipo de la Furia (1936). Ambos filmes, habían
cumplido una determinada función que ya había desaparecido bajo un futuro
incierto y justo en la mitad de esta encrucijada cinematográfica, John Huston,
acababa de participar como coguionista de El último refugio, cuando recibió la
oferta para llevar a las pantallas El halcón maltés.
La
novela de Dashiell Hammett ya había sido objeto de dos adaptaciones anteriores
-El
halcón (The Maltese Falcon, 1931; dirigido por Roy del Ruth) y Satan
Met a Lady (1936; con William Dieterle como director)- con sendos
fracasos de taquilla. George Raft y Geraldine Fitzgerald no aceptaron los
papeles principales de la película, y Humphrey Bogart y Mary Astor ocuparían
sus puestos. John Huston levantara vuelo con El halcón maltés,
inaugurando así el período clásico del cine negro (https://surl.li/lohjmf).
La
trama de la narración -que sigue fielmente (salvo en su desenlace) el texto
original de Hammett- gira alrededor de la búsqueda de la preciada estatuilla,
engarzada de joyas, que da título al filme y en la que participan personajes
tan diversos como un detective -Sam Spade (Humphrey
Bogart)-, una aventurera -Brigid O'Shaughnessy (Mary Astor) y un grupo de
delincuentes: Kasper Gutman (Sidney Greenstreet), Joel Cairo (Peter Lorre) y
Wilmer Cook (Elisa Cook, jr.).
Humphrey DeForest Bogart (1899–1957). Fue el mayor de los tres hijos del matrimonio del
cirujano angloholandes Belmont DeForest Bogart (1867-1934), y la artista
gráfica Maud Humphrey (1868-1940),
directora gráfica de la revista The Delineator y sufragista militante;
como ilustradora muy reputada. Humphrey se hizo actor de cine y teatro estadounidense
quien se caracterizaría por el estilo cínico y
moralmente dudoso de muchos de sus personajes. Bogart, de elegancia perpetua,
con un eterno cigarrillo siempre entre sus dedos, era un galán poco convencional
es recordado hoy en lapesteloca.
La vida de Humphrey cambió cuando, en el internado
de la Academia Philips de Massachusetts,
conoció a su amigo William Brady, hijo del productor de teatro William A.
Brady, quien lo animó a hacerse actor de teatro. Al no encajar en la Academia y
fue expulsado, aunque todas estas cosas parecieran estar relacionadas con el
desapego hacia el destino que se había delineado para él.
En la primavera de 1918 se alistó en la Marina para combatir en la I Guerra Mundial y fue destinado como
marinero al buque USS Leviathan. En 1918 el barco fue
atacado por submarinos y un torpedo lo
alcanzó, sin lograr hundirlo. De regreso desde Europa, encontró a su padre
enfermo y su acaudalada familia casi estaba arruinada. Su carácter ya se había
configurado tras el paso por la Marina y se convirtió en un liberal. Tras su
servicio naval, trabajó como vendedor de bonos, y se unió a la Reserva de la
Guardia Costera.
En
apenas cuatro años (1944-1948) Bogart enlazó cuatro obras maestras del cine negro,
todas ellas coprotagonizadas por Lauren Bacall: Tener y no
tener (To Have and Have Not, 1944), Al borde del abismo / El gran sueño (The
Big Sleep, 1946), La senda tenebrosa (Dark
Passage, 1947) y Caayo Largo / Huracán de pasiones (Key
Largo, 1948). Pero la que destacó realmente fue El tesoro de Sierra Madre (The
Treasure of the Sierra Madre, 1948), un nuevo trabajo con su descubridor,
el director John Huston.
Amante
del mar, Bogart compró el Santana, un yate de vela de 55 pies (17m) al
actor Dick Powell en 1945. En el mar encontraba
el refugio que necesitaba: pasaba unos treinta fines de semana al año en el
agua, con una afición particular por navegar alrededor de Isla Santa Catalina (California).
Bogart
llevó una poco saludable vida de fumador y bebedor compulsivo como cofundador y
miembro del grupo de actores juerguistas que Lauren Bacall bautizó como Rat Pack.
Tal vez por ello falleció prematuramente en 1957 en Hollywood,
devastado por la metástasis de un cáncer de esófago. En el momento de su muerte
pesaba solo 36 kg. Tenía 57 años recién cumplidos pero aparentaba más mayor. Ya
que su amigo Spencer Tracy, a quien se lo encomendó la viuda
Bacall, estaba demasiado afectado, John Huston fue
el que pronunció el elogio fúnebre. Él
mismo no se tomaba nunca demasiado en serio, al contrario que su trabajo. Había recibido el mejor regalo de todos, el
talento. El mundo entero lo reconoció, la vida le dio todo lo que soñaba y más;
no debemos sentir pena por él, sino por nosotros que lo perdimos. Es
absolutamente insustituible. Nunca habrá otro como él.
Maracaibo,
sábado 26 de abril del año 2025
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