martes, 15 de agosto de 2017

Budapest: el extraño mundo magiar



Budapest: el extraño mundo magiar

Supe de una historia sobre el físico italiano Enrico Fermi(1901-1954), premio Nobel de Física 1938 y creador del primer reactor nuclear, quien era amigo de las preguntas difíciles de responder, había inventado la llamada “Paradoja de Fermi” (o principio de Fermi) que consistía en la cuestión de si el Universo posee formas de vida inteligente más allá de la Tierra. Decía que una vez, le comentaría a Leo Szilard(1898-1964) su gran amigo y colaborador, un físico húngaro nacionalizado estadounidense con quién había creado la primera pila atómica, sobre la posibilidad de que los humanos hubiésemos sido colonizados por seres más inteligentes venidos de otros planetas. A su curiosa pregunta Leo Szilard le respondió afirmando que sí. Sencillamente, que sí: “los húngaros” le dijo, y le recordó entonces a Fermi como había existido toda una pléyade de hombres especiales; nacidos en Hungría a finales del XIX o comienzos del siglo XX, que podrían confirmar su carácter extraterrestre. Su extraña respuesta la resumiré para ustedes a continuación: 

Moritz Kaposi, (1837-1902) Nació en Kaposvár, Hungría. Fue un importante médico, doctorado en la Universidad de Viena en 1859 descubridor del tumor de piel que lleva su nombre ( Sarcoma de Kaposi). Albert Szent-Györgyi, (1893-1986) Nació en Budapest, Hungría. Bioquímico estudió medicina en Budapest y Cambridge. En 1937 premio Nobel de Fisiología y Medicina por el descubrimiento de la vitamina C y sus trabajos sobre los procesos de combustión de nutrientes intracelulares. Leo Szilard (1898-1964) Nació en Budapest, Hungría. Físico que estudió la reacción de los rayos gamma sobre el berilio, para producir neutrones y con Fermi estudió la fisión del uranio y trabajó en la construcción de la primera pila atómica. Georg von Békésy, (1899 -1972) Nació en Budapest, Hungría. Biofísico del Instituto Karolinska, de la Univ. Harvard y de Hawai. En 1961, Premio Nobel de Fisiología o Medicina por su investigación de la función de la cóclea en el órgano auditivo de los mamíferos. Denis Gabor (1900-1979) Nació en Budapest, Hungría. Físico premio Nobel de Física en 1971. Inventor de la Holografía y trabajos científicos sobre la teoría de la comunicación, óptica física y la televisión en color. Eugene Paul Wigner (1902-1995) Nació en Budapest, Hungría. Físico y matemático. Premio Nobel de Física en 1963 (con J. Hans D Jensen y Maria Goeppert-Mayer) por la teoría del núcleo atómico y de las partículas elementales, y el descubrimiento y aplicación de los principios de simetría. Edward Teller (1908- 2003) Nació en Budapest, Hungría. Físico naturalizado estadounidense con el sobrenombre de padre de la bomba H. Trabajó 10 años con Enrico Fermi en Proyecto Manhattan; Premio Albert Einstein, Premio Enrico Fermi y Medalla Nacional de Ciencias. Arthur Koestler (1905-1983). Nació en Budapest, Hungría. Novelista, ensayista, historiador, periodista, político y filósofo social de origen judío. 


He tenido la buena fortuna de haber visitado tres veces la capital de Hungría, Budapest, y apoyándome en recuerdos y en textos de mi novela “La Entropía Tropical”, en  septiembre del año 2014 escribí en mi blog Contrapunteo en Budapest” donde decía: Esa noche al regresar, la luna riela sobre el Danubio y desde las colinas de Buda, Rodrigo divisa la ciudad dormida en el lado de Pest. Moisés a su lado conversa amigablemente. Cuentan los puentes hasta donde lo permite la noche, reconocen el edificio del Parlamento y tratan de identificar otros sitios. Los amigos examinan a Budapest entre las sombras. Este paisaje, amigo Gartan, le dice Moisés Pollack, es único, y hace de esta, una noche muy difícil de olvidar. El joven Rodrigo medita emocionado y dice para sí que nunca ha de olvidar a Budapest en la noche y que siempre la asociará con su nuevo amigo, el doctor Moisés Pollack”. En enero del año 2016 recordando mi primera visita a Hungría titulé un retazo de mi novela “La Entropía Tropical” cómo, Uno en Budapest donde decía: “…por vez primera, para afirmar sin atisbo alguno de vergüenza, que uno está en la ciudad más hermosa del mundo, y se imagina uno lo que sería con un poco de mantenimiento, de pintura, de cariño, la ciudad luz se te ha quedado atrás, sinceramente, eso es lo que uno piensa frente al río que corre bajo los grandes puentes...”.  

Con el título de Apuntes de viajero, el miércoles 13 de enero 2016, le dedicaría a Clarita Finlay, hija de mi recordado amigo colombiano Hernando Salazar, otra relato en el blog, intitulado “Otro viaje a Budapest” donde rememoraba las incidencias de: “viajar a Budapest desde Viena por el Danubio azul es algo fascinante, una nota como dirían los chamos de ahora”.A una velocidad de 150 kilómetros por hora, traspasarán la cortina de hierro sobre el agua, flotando en un colchón de espuma. Así no hay telón galvanizado que nos detenga, lo pensaste y unos minutos después de zarpar dejando atrás las aguas austríacas te percataste de lo increíble que resulta tener en la margen derecha a Checoslovaquia y en la margen izquierda al país de los magiares, ¡las llanuras de Panonia! Recordaste al singular Atila con sus hordas de bárbaros, los Hunos y los otros, que eran los romanos, enfrentados ejércitos para dejar correr la historia y terminar con los alemanes, luego los rusos y los aliados y tanques y obuses y todos los horrores de las guerras que durante siglos habrán de ver al pueblo magiar defendiendo sus valores, sus costumbres, sus creencias ante las hordas de invasores”. De aquel viaje tengo un juego de ajedrez de madera que quizás mis hijos o quizás nietos usarán un día, sin saber que fue un regalo de Hernando, amigo y colega colombiano…
 
Otro recuerdo imperecedero es para mí, saber que en mi segundo viaje a Hungría, presenté en un Congreso Internacional de Neuropatología varios trabajos, y que uno de ellos estaba titulado: “Efecto del etanol in útero sobre el desarrollo pondoestaural y del sistema nervioso central de la rata”, estudio este que se logró gracias a las coautoras quienes fueron cinco niñas estudiantes de bachillerato que me ayudaron durante varios meses para darle con sonda gástrica una dosis precisa de etanol a 20 ratas preñadas, con unos resultados interesantísimos, que les valieron a ellas para graduarse de bachillerato y a mí para ser felicitado por quienes estaban en la presentación... Finalizo esta extraña suerte de revuelto de ideas con cosas que me unen a Budapest, en este momento, lo que comenzara a propósito de conversaciones amistosas de unos afamados físicos, algunos copartícipes del proyecto Manhattan, o de recuerdos de médicos e investigadores que por alguna carambola de la vida nos tocó visitar la capital de Hungría en eventos relacionadas con la investigación, y en más de una ocasión.

Maracaibo, 15 de agosto de 2017

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