…y
los
Reyes de España se denominaron “Católicos”
Finalizando La edad Media, y en los
albores de la Edad Moderna, Granada era el último reducto musulmán de la
Península ibérica. La conquista de Granada había sido pospuesta durante los reinados
de Juan II y Enrique IV, y los Reyes Isabel y Fernando la considerarían necesaria
luego de la caída de Constantinopla en 1453, cuando el emir de Granada Muley
Hacén, decidiera apoderarse de varios bastiones en la frontera cristiana, entre
ellos Zahara, donde esclavizó y exterminó a los defensores negándose a pagar el
tributo estipulado. El Papa Sixto VI apoyó la empresa militar de los Reyes de
España instituyendo una Cruzada. Sería la última Cruzada del Occidente
cristiano. La asistencia financiera procedía de la nobleza, del alto clero y de
las comunidades judías, y fue prorrogándose cada dos años hasta 1492, cuando alcanzaría
a 500 millones de maravedíes.
El rey de Granada era conocido como
Muhámmad XII miembro de la dinastía nazarí, llamado por los cristianos Boabdil y
conocido como “el Desdichado” en el habla granadina cuando su apodo sonaría
como Bu Abdil-lah, y de ahí el nombre castellano Boabdil, apodado "el
Chico", quien había despojado del trono a su padre, Muley Hacén y durante
un tiempo estuvo en disputa por este, tanto con él, como con su tío, “el Zagal”.
Los cristianos tenían superioridad numérica y la moral de su lado, pero durante
seis años alargaron una guerra de asedios y escaramuzas, una estrategia militar,
combinada con un sistema de fiscalidad y administración, que los reyes de la
Casa de los Austrias emplearían para lograr la hegemonía en toda Europa.
Granada, en los albores del descubrimiento de América, fue el inicio de ese sueño
imperial. Entre 1482 y 1484, las actuaciones aisladas de nobles andaluces, marcaron
el ritmo, hasta una segunda etapa, donde los ejércitos de Isabel y Fernando conquistaron
los valles de Ronda, Loja, Marbella, y de Málaga, puerto imprescindible para la
recepción de suministros y refuerzos desde el Norte de África.
En 1482 El emir Muley Hacén había sido
destronado desde el año 1482 por su hijo Boabdil, quien a través de su amigo y
confidente Gonzalo Fernández de Córdoba, mantenía contacto en secreto con los
Reyes de España. En esas fechas la asociación de los Reyes con Boabdil, “El rey
chico”, dividiría al bando musulmán, pero Boabdil era esclavo de sus
circunstancias. Su poder era muy precario como para salir con vida si rendía la
ciudad sin combatir. Él les había prometido a Isabel y Fernando entregar el
reino en cuanto su tío hubiera muerto o salido del país, pero Hacén y su
hermano Ibn Sad, “El Zagal”, se unieron para combatir a Boabdil, mientras paulatinamente,
la ciudad de Granada fue llenándose de refugiados radicalizados.
Las acciones de 1490 demostraron lo
precario de la defensa granadinas. Hernán Pérez del Pulgar, entró de noche en
Granada con 15 de los suyos, clavó con su daga el Avemaría en la puerta de la
mezquita mayor y al salir incendió el mercado de la ciudad. En esas mismas
fechas fracasó un intento para liberar a 7.000 cautivos cristianos que estaban
encarcelados en las prisiones granadinas. La mayor parte murió de hambre
durante el asedio. En el verano de 1491
la construcción del campamento de Santa Fe, frente a Granada, se creó para el
asedio y sin artillería pues no pretendían los Reyes destruir la ciudad.
El 25 de noviembre de 1491, los
Reyes firmaron con Boabdil el acuerdo definitivo para rendir la ciudad, donde los
monarcas se comprometían a respetar los bienes y las personas que vivían en
Granada, a garantizar la libertad de culto, y que se siguiera empleando la ley
coránica para dirimir conflictos entre musulmanes. Las capitulaciones, incluían
la promesa de que no habría castigo para los tornadizos, elches y marranos
refugiados en Granada, a quienes se facilitaría el traslado al Norte de África.
A cambio de este acuerdo tan benigno, “El Rey chico” consistió entregar Granada
en un plazo de dos meses, una condición complicada de llevar a efecto a causa
de la amenaza de un motín generalizado contra el último rey de Granada, por lo
que con el permiso del emir, una avanzada cristiana ocupó la Alhambra,
adelantándose a cualquier reacción violenta del pueblo, lo que fue seguido por
la entrega de la ciudad.
En Roma, el final de la Cruzada fue
celebrado con campanadas, encierros y corridas de toros. Los conquistadores
recibieron la calificación de «atletas de Cristo», y los Reyes el título de “Católicos” con el que hoy son
conocidos en los libros de Historia. No es casual por tanto que Isabel y Fernando
eligieran Granada para el reposo de sus restos en la Capilla de los Reyes de la
Catedral. El último emir siguió viviendo en la Península, en un territorio
asignado por los Reyes en las Alpujarras. Durante su exilio alpujarreño, en la
población almeriense de Laujar de Andarax en 1493 falleció Morayma, la última
sultana de Granada, esposa de Boabdil, quien ese mismo año, abandonará la
península con destino a Fez tras recoger los restos de sus antepasados en
Mondújar, junto a Talará (Granada) y vender a los Reyes
Católicos los derechos de su señorío.
Mississauga,
2 de enero del año 2017
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