sábado, 28 de enero de 2017

Franz Wenger, patólogo y músico



FRANZ WENGER PATOLOGO Y MUSICO 


Franz Wenger Roth nació en la Viena del Imperio Austro húngaro el 11 de junio del año 1913. Su padre era un  médico gineco-obstetra que cantaba como barítono, conocía de memoria muchas óperas y tocaba el piano, instrumento también del dominio de su madre, quien cantaba y era una admiradora del gran Gustav Mahler, en aquel tiempo, el director del Teatro de la Ópera de esa ciudad. Franz estaba listo  para entrar a estudios superiores de música cuando se decidió su inscripción en la Escuela de Medicina. Allí descollaría entre sus condiscípulos, adelantando a algunos en meses y a otros en años. Wenger cursaba el tercer año cuando ingresó voluntariamente al Servicio de Patología dirigido por el famoso Jacob Erdheim (1874-1897) quien marcó al alumno con su disciplina. Ya graduado de médico, en febrero de 1937 ingreso al Instituto Universitario de Patología dirigido por el profesor H. Chiari. El 12 de marzo de 1938, Austria fue anexionada por la Alemania nazi y Hitler entrará en Austria, triunfalmente… Ante el futuro que le deparaba su condición de judío, Franz Wenger  optará  por  el exilio, y huyendo de Austria llegará a Lisboa, donde trabajará, entre julio y diciembre de 1938, con los Dres. Pereira y Friedrich Joachim Wohlwill (Hamburgo1881-USA 1958). Se hospedaba en una pensión de Lisboa y tocaba piano para sobrevivir cuando conoció a un amigo también músico, quien le hablo de las posibilidades de trabajo en Bolivia.

Después de un intercambio epistolar con el Dr. Aniceto Solares, rector de la Universidad Mayor Real y Pontificia San Francisco Xavier de Chuquisaca, en Sucre, Bolivia, Wenger viajó  en 1939 en el buque británico “Alcántara” y llegó a Buenos Aires, desde donde partió en tren hacia Bolivia. Estaba contratado como Técnico del Laboratorio de Anatomía Patológica y encargado de los estudios histopatológicos.  El 12 de abril de 1939, el rector Serrano lo encargó de la cátedra. Organizó un buen servicio de su especialidad y, haciendo uso de una norma vigente según la cual todos los fallecimientos intrahospitalarios debían terminar con una autopsia, practicó muchas, ejerciendo la docencia que, además de la siembra de  conocimiento “teóricos”, era apoyaba en una constante práctica de necropsias. Un autor boliviano lo llamó “Maestro” y “profesor emigrado”: “La claridad de exposición y sobre todo el tratar de hacer comprender al  estudiante cómo actúa la noxa  para llegar al daño definitivo de los tejidos o en el órgano, fue su inigualable método de enseñanza que dejó, seguramente, en el entendimiento de todos los alumnos una claridad en el pensamiento y una apreciación objetiva de las muchas enfermedades que acechan a la salud del hombre”( Hurtado Gómez Luis. “Semblanza de un Maestro: Franz Wenger”. Arch. Bol. Hist. Med. 1(2):291-220; 1.995). Wenger hizo interesantes observaciones sobre lo que entonces en ese país era un problema nacional de salud: la tuberculosis, reactivada en los jóvenes indígenas combatientes de la Guerra del Chaco. El tema le llamó la atención desde temprano  y  lo estimuló a profundizar en la patología regional. Estas producciones, de la Universidad Francisco Xavier, se encuentran disponibles en el  Museo Nacional de Etnografía y Folklore de Bolivia.  En 1940, el ex rector de la Universidad  Dr Guillermo Francovich, con el Dr Franz Wenger,  y el Dr Herman Hirsh, concibieron solicitar equipos para dotar a un Instituto que llevaría el nombre del  Dr Cupertino Arteaga en el interés de luchar por lo pacientes con cáncer. Ellos crearía las bases para el INCCA (Instituto Nacional del Cáncer) de Bolivia.

Franz Wenger también describiría una afección en los nativos de aquella zona de Bolivia al observar la elevada  frecuencia del dolicosigma (“Racial differences in the colon in natives of Bolivia”.  Amer. J.  Physical Anthropology. 1(4):313-323; 1.943). En relación a esta condición estudiada en 1941  (Molina G. “Morfología del asa sigmoidea en nuestro medio y su relación con la frecuencia del vólvulo”. Tesis Doctoral. Sucre, Bolivia. Universidad de Sucre, 1.941), y  atribuida antes a la persistente masticación de coca, opinó que siendo un rasgo de los indios, mestizos o descendientes de ellos, parecía ser algo hereditario con características dominantes. En 1943 hizo dos publicaciones al respecto. (Wenger F. “La situación del colon ileopélvico y su relación con el vólvulo”. Gac. Méd. Quir. Bolivia,  1(2):84-88; 1.943.; Wenger Franz. “Racial differences in the colon in natives of Bolivia”.  Amer. J.  Physical Anthropology. 1(4):313-323; 1.943). Viviendo en Bolivia realizó  una pasantía de posgraduado durante varios meses en el Instituto de Patología de la Universidad de Concepción, bajo la coordinación de Ernesto Herzog Clos, profesor  alemán con estudios en Heidelberg, Würzburg y Erlanger.  Por decisión de la Sociedad Filármónica Sucre en carta del 7 de junio de 1.944, el pianista Franz Wenger se desempeñó como director de la Academia de Música, cargo al cual renunció en diciembre de 1.945 cuando dejaría el país para emigrar nuevamente.  En programas de esa sociedad, actuó como pianista acompañante de personajes como los violinistas Ricardo Odnoposoff y Oswaldo D’Amore, y el laudista Paco Aguilar junto con el recitador Joaquín Gantier, en la “Cantata para Verso y Laúd de Rafael Alberti”.  Wenger trabajó en Sucre desde marzo de 1939 hasta diciembre de 1945. El año 1942 había contraído matrimonio con la hija de un distinguido médico, escritor y político sucrense. La precariedad económica que reinaba entonces en aquellas tierras lo hizo pensar en trasladarse a algún sitio con más próspera  economía y movilidad social. Entonces se estableció el contacto con el Dr. Jaffe, en Caracas. 

El Club Rotario de Maracaibo, le ofreció un contrato en carta del 2 de agosto, 1945. A Maracaibo llegó Franz Wenger el 26 de enero de 1946, destinado a  trabajar en el Hospital Quirúrgico, pero las condiciones de éste no eran aceptables y los equipos fueron llevados al Hospital Central donde Wenger comenzaría las tareas del Laboratorio de Anatomía Patológica. En Maracaibo hasta entonces, el ejercicio de la Patología se limitaba a esporádicas necropsias forenses y a su llegada, Wenger fue designado Patólogo Forense. Como forense y judío, fue también designado por el Cónsul de Alemania Occidental Kurt Nagel, como perito evaluador de los daños producidos a personas en la Segunda Guerra Mundial. En  1949 Wenger será nombrado profesor de Anatomía Patológica, cargo que ejercería hasta 1952, cuando sería reemplazado por Gerhard Franz y él pasaría a encargarse de la Cátedra de Histología y Embriología de la Facultad de Medicina.  En 1950 Wenger se encargó como  director de  la Clínica de Tumores, con sede  el Hospital Quirúrgico de Maracaibo. La Sociedad Anticancerosa del Estado Zulia, que dio origen al Servicio de Oncología del Hospital Quirúrgico de Maracaibo y se trasladado al nuevo Hospital Universitario. En noviembre de 1958 el doctor Wenger revalidó su título de médico. Los primeros años en Maracaibo fueron de marcado infortunio. Su esposa, procedente de Bolivia, sufrió  una afección psicótica que hizo obligatoria su hospitalización permanente y, con el tiempo fue repatriada y murió. Wenger volvió a casarse y la nueva esposa murió con una incontrolable hemorragia en el segundo parto. Entonces se le ofreció la oportunidad de una beca en el Hospital Memorial para Cáncer, en Nueva York. Wenger se entrenó en Nueva York, se informó de las últimas tendencias en cáncer y practicó en el laboratorio de George Papanicolau, el difusor del método en escala mundial. Luego fue a  Boston, con el famoso Joe Vincent Meigs y su equipo ya conocedores de la importancia de la citopatología.  Allí comenzaron a formarse citotecnólogos  bajo la guía de Ruth Graham quien escribió uno de los libros para aquella época más influyentes en la difusión del método; al volver de su viaje, Wenger regresó cargado de nuevas ideas sobre la práctica en el ejercicio de la citopatología, con notables mejorías en la lucha anticancerosa, y convencido de la necesidad del trabajo de grupo entre citotecnólogos y patólogos para la aplicación masiva  en el despistaje del cáncer del cuello uterino. Se intensificó el  trabajo citológico en el Hospital Universitario y se crearía una Unidad para despistaje Citológico. Desde 1954  Wenger será igualmente profesor de Anatomía Patológica en la Facultad de Odontología. Fue jubilado el 1 de octubre de 1.976, pero continuó colaborando con la docencia, como también le nombrarían “Asesor ad honorem” de la cátedra de Anatomía Patológica en el hospital Universitario. Sobre el cáncer oral se interesó Wenger especialmente  quien también era Jefe de la  Cátedra de Histología de la Facultad de Odontología. Examinó y publicó trabajos sobre las lesiones del paladar asociadas al hábito tabáquico invertido, «fumar con la candela pa dentro» que era popular entre la población femenina de edad avanzada. 

Enfrentando epizootias y epidemias de encefalitis equina en los años 1959 y 1962 las primeras observaciones de Wenger, le parecieron difíciles de interpretar por la morbilidad asociada, los niños guajiros  desnutridos, con esteatosis hepática  y severas parasitosis, además de neumonía y otras infecciones, a lo  que sumaba el mal estado de los cerebros, sin conservación previa, al tiempo de la autopsia. Pronto descubriría la necrosis del cerebro fetal en  madres afectadas por la Encefalitis Equina Venezolana (EEV). En las epidemias del noroeste zuliano sus primeras observaciones fueron “Los niños, en su mayoría, nacieron vivos y a término y sobrevivían hasta una semana con signos de grave anoxia; uno nació sin cerebro, y otros fueron mortinatos. La patogenia sugiere la transmisión transplacentaria del virus… Hoy, el virus de la EEV está registrado  como teratógeno, en base a los trabajos de Wenger (Wenger F y col. “Encefalitis Equina Venezolana. Mesa Redonda”. Invest. Clín. 5(1):67-86; 1.963; Wenger F. “Necrosis cerebral masiva del feto en caso de encefalitis equina venezolana”. Invest. Clín. 21:13-31; 1.967; Wenger F. “Venezuelan equine encephalitis”. Teratology 16:359–362, 1.977). Sus trabajos han sido citados y a partir de sus hallazgos se publicarían importantes estudios experimentales sobre EEV (Wenger F. Citado en: Robert Brent, David Beckman: “Environmental Teratogens”. Bulletin of the New York Academy of Sciences. 66(2):123-163; 1.990; London W.T., Levitt N.H.,  Kent S.G., et al. “Congenital cerebral and ocular malformations induced in rhesus monkeys by Venezuelan equine encephalitis virus”. Teratology 16:285-96; 1.977: Jerome Kurrent., John L. Sever. “Infectious Diseases”. En“Handbook of Teratology. General Principles and Etiology”. Springler; capítulo 6, p.p. 225-259); García Tamayo J. “Efecto teratogénico del virus de la Encefalitis Equina Venezolana”. Invest. Clín. 33(2):81-86; 1.992; García Tamayo J y col. “Placental and fetal  alterations due to venezuelan equine encephalitis in rats”. Infection and immunity. 32(2):813-821; 1.981).  Las coincidencias de esta patología intrauterina como causa de abortos y malfomaciones, con las producidas por la rubeola, ambas infecciones por agentes de la familia  Togaviridae, y las recientes epidemias de encefalitis por Chincungunya y especialmente por el virus Zika, han motivado interés en la epidemiologia de estas infecciones virales que dañan al feto y a la búsqueda de diseños experimentales en animales.

Durante la década de los 60, la Revista de la Sociedad Latinoamericana de Patología venía funcionando en Colombia y la Sociedad Latinoamericana de Patología (SLAP) había acordado que su Congreso para el año 1971 debería hacerse en Caracas. Lamentable y tardíamente, los jefes de los Servicios de Patología en la capital venezolana (doctores Leandro Potenza. Alberto Rivero, y BlasBruniCelli,) no lograron ponerse de acuerdo por algunas dificultades primariamente económicas del momento, y ante el paso de los meses y la posible suspensión del evento, surgió Franz Wenger en Maracaibo y le propuso a la SLAP  hacer el Congreso en el Hotel del Lago de Maracaibo, ofreciendo contar con la colaboración de los patólogos y los diferentes médicos especialistas de la ciudad. El VIII Congreso de la SLAP del año 1971 fue un éxito y marcó un hito dentro de los eventos de la Sociedad Latinoamericana de Patología. En Venezuela solo hasta 1986 la SLAP volvería a hacer su evento más importante, cuando se dio el XVII Congreso de la SLAP en Caracas, y así la reunión los patólogos de todos los países del Rio Grande a la Patagonia se lograría 2 veces en Venezuela, eventos estos que serían de gran valor  para el desarrollo de la Anatomía Patológica en el país.

Al formar parte de la Universidad del Zulia, pronto Wenger comenzó a organizar cursos abiertos de apreciación musical y otras actividades y hasta intentó formar una orquesta con los profesores para interpretar música clásica y venezolana. El 29 de septiembre de 1958, una reunión efectuada en  la Escuela de Música del Estado Zulia, Centro Vocacional Octavio Hernández, comenzaría a funcionar con personalidad jurídica la Sociedad Sinfónica de Maracaibo: asociación civil cuya finalidad era trabajar en pro de la fundación de una orquesta  para la ciudad. La historia de la Sociedad Zuliana de Conciertos (SZC) lleva sin lugar a dudas, el sello distintivo de Wenger, el médico patólogo, austro-venezolano.  Una gran  proporción del total de los conciertos de la SZC realizados en sus 22 años, se dio en los dos períodos presidenciales del doctor Wenger. Cuando no estaba en la junta directiva, él actuaba como contacto interinstitucional con la prensa y las probables empresas patrocinadoras. Wenger creó  una compañía encargada  de  traer artistas para presentarlos en Maracaibo; actividad esta que terminó cuando estando ya listos para actuar Los Niños Cantores de Viena en el Teatro de BellasArtes, se presentaron manifestantes, grupos organizados verbalmente agresivos a exigir la entrada libre, y seria este el último eslabón de una cadena de pérdidas monetarias. El año 1967, la Sociedad Zuliana de Conciertos en su audición 306 y  la Casa Americana de Maracaibo, rindieron un homenaje al matrimonio Wenger  por 20 años de contribución a la cultura zuliana. Tocaría  para ellos el “Quinteto de Cobres Eastman”, del Conservatorio de Música de Eastman, de Rochester, Nueva York.  

Franz Wenger, fugitivo de las riberas del Danubio y enraizado  en Maracaibo, murió en esta ciudad  el 11 de marzo de 1988. Por su labor como médico dedicado a la investigación y al duro trabajo de la anatomía patológica merece el reconocimiento de muchas instituciones que se beneficiaron con su empeño en trabajar  y  luchar por causas que parecían imposibles de sacar adelante, el Instituto Nacional de Cáncer de Bolivia, la Sociedad Latinoamericana de Patología, la Universidad del Zulia y en su actividad como músico, el eterno agradecimiento de la ciudad de Maracaibo por haber sido, además de médico y patólogo un gran promotor de la cultura musical en el Zulia.

Sinopsis de la vida del Dr Wenger hecha por  Rafael Molina Vílchez y Jorge García Tamayo.
Maracaibo, 28 de enero de 2017

3 comentarios:

Ana dijo...

Excelente.!!!

Henry Javier De Alba Caldera dijo...

Fue creador del Centro Musical Lamas. Muy concurrido en Mcbo desde los años 1978 al año 1986. El fue su Propietario y Director desde su inicio hasta el año 1983. Escuela deusica en la Cual se destacaban profesores como Lía Araujo, Eva De Hermano, Prof. bourbon. Bocena Galazca. Entre otros. Solo profesores Europeos de Primera Línea.
Está institución Estaba Ubicada en la Calle 73 (Bolivia) con Av 16B. Frente a las Residencias Puerta del Sol.

Gabriela Lorizio dijo...

Hay un error, la que murió fue su segunda esposa que deja una hija, luego el contrae terceras nupcias con María Chiquinquirá Bohorquez Urrutia, del cuál nacen dos hijos, el se convierte de judío al católica para casarse con María Bohorquez, teniendo feliz matrimonio. Ella queda como viuda del Dr Franz Wenger. María Wenger le decían la nena Wenger, ella acompañó en Maracaibo al Dr. Wenger, regresaron a Austria para vivir año y medio, mientras estaban en esa estadía María estudió canto siendo soprano, acompañó en Piano muchas veces a mi tío, soy sobrina de María Wenger.