Malaria, una vergüenza sanitaria, genes
de zancudos y Patarroyo
La Malaria es una
enfermedad que mata cada año en torno a medio millón de personas, de los cuales
el 80% son niños menores de cinco años del África subsahariana, sin embargo, en Venezuela, país
rico en petróleo y ubicado al norte de la América del Sur, a finales de 2016
los casos de Malaria alcanzaron casi los 350 mil, ya que la cifra
acumulada hasta agosto del año 2016 aumentó 72 % con respecto al mismo periodo
del año 2015, según datos ofrecidos por la ONG Observatorio Venezolano de la
Salud (OVS). “La situación de
la malaria en Venezuela, es una situación de vergüenza nacional”,
dijo en 2016 José Félix Oletta, exministro de Salud de Venezuela quien vive en
Caracas, donde los casos de malaria también están apareciendo ahora. “Yo
veía este tipo de casos cuando era un estudiante de medicina, hace medio siglo.
Esto me duele. Esa enfermedad había desaparecido en nuestro país”. El
doctor Arnoldo Gabaldón nombrado durante el año 1945 para presidir la recién creada Dirección Especial de
Malariología del Ministerio de Sanidad y Asistencia Social asumió la dirección de la lucha
antimalarica y Venezuela se convirtió en el primer estado que organizó una campaña a
escala nacional mediante la utilización del DDT, lo que conllevó a ser
uno de los primeros países en alcanzar la erradicación total de esa enfermedad. Actualmente la
gravedad de la situación continúa. El comunicado
del OVS reza que en Venezuela semanalmente
se reportan entre 3.000 y 5.000 casos de malaria y que 14 de los 24 estados
del país caribeño están en epidemia por la cantidad de diagnósticos acumulados.
Los especialistas de la salud que colaboraron con la publicación, aseguran que
el estado Bolívar (sur) sigue siendo el foco que concentra la mayor cantidad de
malaria en el país, con casi 80 % de los casos, y en lo que va de año 18.805 casos fueron exportados de Bolívar al resto de
Venezuela.
Una de esas iniciativas que puede tener un
impacto en los próximos años es la que han publicado investigadores de la Universidad de California quienes han conseguido crear un
mosquito transgénico resistente a la malaria y que, por lo tanto, evita su transmisión. La manipulación de los mosquitos es una idea que lleva mucho tiempo
intentándose para actuar contra la propagación de la malaria. Iniciativas
previas han intentado, por ejemplo usar, machos estériles. “Como estos mosquitos sólo se aparean una
vez en su vida, si la hembra lo hace con un macho estéril sería incapaz de
tener descendencia y con ello se reduciría la población de mosquitos. Sin
embargo, esta estrategia tuvo un éxito limitado porque para lograr un gran
impacto hay que liberar un gran número de estos insectos en una zona concreta,
medida que no suele ser bien vista por las personas que viven allí. Además, si eliminas los mosquitos, ese nicho ecológico tenderá a ser ocupado por otro animal,
lo que puede generar más problemas", estos
detalles los explicaba Carlos Chaccour, investigador del ISGlobal, experto en malaria,
cuando publicaciones en “Nature”, entre 2000 y 2015,
señalaban
que la prevalencia de la infección por Plasmodium falciparum en África, se redujo a la mitad y más
de dos tercios de ese descenso estuvo relacionado con el control de vectores. Los investigadores de la Universidad de California,
utilizaron
la técnica del corta y pega genético CRISPR de edición genómica- en los mosquitos de la malaria con
resultados publicados en la revista PNAS. Los investigadores insertaron
estos genes con la enzima Cas9 en embriones de estos mosquitos,
dirigiéndose a una zona específica de la línea germinal del ADN para insertar en
ella los genes modificados; además, para evaluar la eficacia de la técnica, se
insertó un gen que daba lugar a que los descendientes de estos mosquitos
presentaran los ojos de color rojo fluorescente si heredaban los genes
antimalaria. Después de que estos mosquitos se desarrollaran y apareasen, se comprobó que el 99,5% de la descendencia
portaba la protección genética frente a la malaria.
Después de cinco años
con la investigación paralizada, el director del
Instituto Inmunológico de Colombia, Manuel Elkin Patarroyo,
retomó el estudio en julio del año pasado (Salud 16 Jul 2016 - 9:55
am). Nacido en la localidad colombiana de Ataco en 1946, Patarroyo se
doctoró en Medicina y Cirugía por la Universidad Nacional de Colombia, en Bogotá,
con estudios en Inmunología y Virología en Estados Unidos y Suecia. Patarroyo
aseguró que en dos años se tendrá una vacuna de la malaria, efectiva. Hace
treinta años Patarroyo se negó a vender su patente a las industrias
farmacéuticas y al respecto manifestó que no tenía ningún interés en ganar
dinero, y se preguntaba "¿Al lado
de quiénes estoy?". Durante cinco años no les permitieron trabajar con
monos porque un grupo de animalistas decidió que se maltrataba a los monos
cuando nunca, aseguró, se mataron ni se dejaron morir. Los monos del Amazonas
tienen un sistema inmunitario muy parecido al del ser humano y por esa razón
era ese tipo de mono "fundamental" para la investigación, explicó
Patarroyo.
La
investigación se reactivó en Julio (2016) pero las personas que les
proporcionaban los monos se habían dispersado, ya que estuvieron cinco años sin
trabajo. El
científico explico que si hubiera donado la patente el precio de la misma
hubiese aumentado a unos 60 o 70 euros y a ese precio "no se va a curar nadie". "En
dos años la vamos a tener pero le ruego a la gente que entienda que estuvimos
cinco años paralizados y que eso es un montón de tiempo", declaró
Patarroyo, que participaba en Tenerife (Atlántico) en el foro CampusÁfrica. “Cuando por fin exista la vacuna” explicaba
que “se distribuirá, en primer lugar, en
los países africanos que tienen un mayor caso de malaria y se entregará gratis
gracias a un consorcio que permitirá que se produzca la vacuna y una vez
producida se donará el producto, "no la patente”- señaló el
investigador colombiano. Apuntó que “si
esto no se ha hecho antes es porque en el mundo de la medicina se da prioridad
a los intereses económicos”. Las industrias farmacéuticas "no son entidades de beneficencia ni
de caridad, y eso lo han dicho ellos", afirmó. Sin embargo, Patarroyo
asegura que él tiene "otros
intereses", como que esa vacuna sea "un beneficio para la humanidad entera", y asegura que no
necesita más reconocimiento que el que le dará aparecer en un libro de las
personalidades que han cambiado el mundo en el siglo XXI. "Soy
riquísimo, tengo el reconocimiento y el cariño de la gente",
proclamo, y añade que ya lo ha ganado todo y que el único premio que le queda
es el Nobel. Asimismo, Patarroyo dice que a través de eventos como CampusÁfrica
se actúa para que se tome conciencia de que las enfermedades "no tienen fronteras, y eso es algo que "no todos los lugares del mundo lo hacen”.
Mississauga, 20 de enero del
año 2017
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