“Conocí” a Pérez Reverte al tener la suerte
de leer -recuerdo que estaba en Gipuzkoa cuando detecté aquella novela- La tabla de Flandes. Me gustó mucho y
fui –para decirlo como si yo fuera un gachupín- “a por” El maestro de esgrima y luego “a por” El Club Dumas. Cuando leí La
Reina del Sur le comenté a mi gran amigo mexicano Mario Armando Luna cuanto
me había gustado la manera como un español había escrito sobre México –como si
fuera un cuate-le dije, y en sus páginas estaba el simpático detalle de cada
capítulo con un título musical. La Reina era su novela No 13 publicada
en 2004 y de esto, recién me entero ahora que decido redactar esta crónica para
mi blog lapesteloca.
Después, aunque nuestro gran amigo guipuzcoano Eduardo no era, no es ni ha sido nunca, fan de Pérez Reverte, yo “no le paré esféricas” (Mota´s dixit) y seguí leyéndolo y más me gustaría en La carta esférica que me hacía pensar en Conrad y supongo que le diría a Eduardo que esa novela era” cojonuda”-o quizás nunca le dije nada más sobre el tipo- Leería luego El pintor de batallas reflejando sus duras experiencias bélicas, para posteriormente disfrutar con El tango de la guardia vieja y toda una historia sobre los jugadores de ajedrez… Después he leído Sidi y recientemente El problema final, antes de poder comprar- justamente en México-, su libro del 2022 Revolución.
La
historia de La Reina del Sur
comienza en Culiacán (Sinaloa-México) donde Teresa es novia de el Güero,
que fue asesinado y Don Epifanio Vargas, la envía a Melilla, ciudad española
en la costa norafricana, y luego en Madrid se une a Santiago López Fisterra, un
narcotraficante que
pilota lanchas para introducir la droga desde Marruecos protegidos
por un militar de ese país, pero la policía española sigue su pista y acaba por
detenerla. En la cárcel de El Puerto de Santa María conoce a Patricia
O'Farrel y cuando salen, inician un negocio de drogas que se consolida hasta
que Teresa Mendoza después vuelve a México para enfrentarse a su pasado.
Según el autor, escribir
una novela es disfrazarse de revolucionario, de vaquero, de espadachín, de
astronauta, de marino o de lo que sea y consideró importante que el escritor
sea siempre capaz de escribir como si jugara e invite al lector a jugar con
él. "Cuando el escritor pierde la capacidad de jugar está muerto",
observó.
La
reciente novela mexicana “Revolución” es la historia de un hombre, tres mujeres
y una revolución. Un viaje al corazón humano y a la aventura en
tiempos de Emiliano Zapata y Francisco Villa. La novela trata de un tesoro de
quince mil monedas de oro de a veinte pesos de las denominadas “maximilianos”,
robadas en un banco de Ciudad Juárez el 8 de mayo de 1911, donde el
protagonista es un hombre que se llamaba Martín Garret Ortiz, un joven
ingeniero de minas español.
Revolución es mucho más que una novela sobre los acontecimientos que
sacudieron la república mexicana en el primer tercio del siglo XX. Es un relato
de iniciación y madurez a través del caos, la lucidez y la violencia donde se
percibe el asombroso descubrimiento de las reglas ocultas que determinan el
amor, la lealtad, la muerte y la vida. Según el autor: “Toda la vida escuché en mi casa
la historia de aquel amigo de mi bisabuelo, era ingeniero de minas y trabajó en
México en plena revolución. Ese recuerdo remoto me ha aproximado a mi propia
relación con la aventura y me ha llevado a escribir esta historia”.
También hay mujeres protagonistas en la novela Revolución; hay una periodista
norteamericana, Diana Palmer,
una aventurera indescifrable que sigue de cerca cada capítulo en aquellos días;
también “una soldadera” Maclovia Ágeles, mujer con pistolón siempre al cinto,
de mirada dura y pocas palabras y existe una jovencita Yunuen Laredo, mestiza
de alta cuna, de la que Garret se enamorará…
Han dicho que desde cuando empezó a escribir su
novela, Revolución (Alfaguara, 2022) el escritor tenía en mente una
historia que redactó en sólo un año y medio, pero que seguramente, dice él
mismo, había empezado a escribirse mucho antes. También se ha dicho
que los escritores, especialmente los llamados “escritores de bestsellers”,
tienen que convivir con el mal necesario de las presentaciones de sus libros que
conlleva sentarse frente a “banners” y posar junto a una portada
estratégicamente dispuesta, o detrás de libros sobre una mesa, para luego
dedicarse a responder, preguntas que se parecen todas; pero esos son gajes del
oficio…
Entre asociaciones e inspiraciones, Revolución, se
consolida con el recuerdo del ingeniero de minas que a través de cartas le
contó a su bisabuelo el México de 1911 a 1913 y quizás seguramente con las películas de vaqueros y sin duda
que contribuirían también el recuerdo de las revoluciones que el autor viviría
como corresponsal de guerra, lugares donde estuvo y hombres a los que
conoció...
El escritor español en su vida como periodista estuvo en
revoluciones como las de El Salvador, Rumania y la de Nicaragua y en conflictos
armados en el Golfo Pérsico, las
Malvinas o en Bosnia, por lo que ha dicho el mismo Pérez
Reverte, Revolución es
una novela “falsamente histórica”, donde “todo suena a que pudo haber sido
así”.
El novelista español
recordó que en 1979 cruzó la Plaza de Managua con los sandinistas y
entró en el búnker de Somoza y lamentó en lo que se convirtió aquella rebelión
romántica. "Todo eso para que ahora Daniel Ortega tenga una finca que
se llama Nicaragua como Fidel
Castro tuvo una finca que se llama Cuba. Con eso en la
cabeza, al trabajar con Villa y Zapata, me he sentido angustiado de verdad, me
he sentido muy amargo"…
Así concluyó Perez Reverte una de sus
intervenciones ante periodistas y con esta importante declaración, finalizo también
este resumen de mi conexión literaria con mi admirado escritor español Arturo Pérez
Reverte.
En
Maracaibo, el día martes 26 de marzo del año 2024
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