Alfonso de Borbón y Battenberg (1907-1938)había nacido en 1907 y al hacerle la circuncisión, cuando era un bebé, -costumbre que se practicaba en la Casa Real española desde mucho antes de los Reyes Católicos-, sangró sin parar y copiosamente como su primera manifestación de la enfermedad que heredaría a través de su madre, la Reina Victoria Eugenia de Battemberg (1887-1969). Su hermano Gonzalo había fallecido prematuramente por la misma causa. Su hermano menor era Don Juan de Borbón, conde de Barcelona, abuelo del actual monarca español, don Felipe VI.
El príncipe Alfonso fue creciendo en un palacete de la Quinta, situado entre Madrid y El Pardo donde ocuparía su tiempo dedicado a la avicultura y a la cría de cerdos, cuidado cual si fuera un príncipe de cristal. El 14 de abril de 1931, se inició La República y el príncipe de Asturias padecía por una importante recaída y en camilla del Palacio Real fue llevado al tren con la familia real al destierro y Alfonso fue enviado poco después a un hospital de Lausana, Suiza, con 24 años recién cumplidos, no conocía nada de la vida y era un poco infantil.
En 1931, Alfonso, el príncipe de Asturias, en un hospital de Suiza y allí conoció a la cubana Edelmira Sampedro Robato, por la que decidiría abandonar su título de príncipe de Asturias y su derecho a la Corona de España. cuando conoció a aquella joven cubana de 25 años, uno más que él, de una familia adinerada con negocios de la caña de azúcar. Edelmira también estaba ingresada. Padecía una tos persistente pero cuando mejoraba le encantaba bailar y disfrutar en las playas del Lemán. Edelmira representaba todo aquello que el príncipe de Asturias no había podido tener en su vida de algodones. Muy pronto se enamoró de ella y ella, de él y fue así como Alfonso de Borbón y Battenberg decidió casarse con ella.
El matrimonio de Alfonso con una “plebeya” suponía para el príncipe de Asturias renunciar a sus derechos sucesores al Reino de España para sí y para sus descendientes según la Pragmática Sanción de 1776, en una Ley promulgada por Carlos III –de obligado cumplimiento entonces para todos los miembros de la Casa Real– la cual prohibía que los príncipes españoles se casaran con otros que no fueran sus iguales y que, de hacerlo, quedarían excluidos del orden sucesorio( un obstáculo que ya no existe).
Fue así como al entonces príncipe de Asturias no le quedó de otra y el 11 de junio de 1933 renunció a todos sus derechos a la Corona para ser un ciudadano normal. La boda se celebró en Lausana el 21 de junio y a la ceremonia acudió su madre, la Reina Victoria Eugenia, y las infantas Beatriz y Cristina, no así su padre, Alfonso XIII, quien no aprobaba aquella unión, y su hermano, Jaime, se convirtió automáticamente en príncipe de Asturias, pero como era sordomudo, entre ellos, estaba Gonzalo quien murió prematuramente -también padecía de hemofilia– y el Rey le obligó a Alfonso a renunciar a sus derechos dinásticos en favor de Juan, su tercer hijo varón vivo
De esta forma, fue como la dinastía del conde de Barcelona ocupó la Corona de España primero en la persona de Juan Carlos I y ahora en la de Felipe VI. Pero para finiquitar la historia de los recién casados, ellos viajaron a París y Edelmira no perdió ocasión de retratarse y de hacer declaraciones, ante la prensa internacional. Ella era menuda y morena fina. La historia de Alfonso de Borbón fue el precedente más inmediato de la renuncia de Eduardo VIII al trono del Reino Unido de la Gran Bretaña. Ocurrió tres años más tarde. Y por la misma razón: por querer casarse con la también plebeya –y divorciada– estadounidense Wallis Simpson
La nueva pareja adoptó el título ficticio de condes de Covadonga, pero pocos meses transcurrieron para que Edelmira se fuera después de una discusión por lo mucho que derrochaba. Luego de una separación temporal se reunieron en Nueva York y de allí en barco se fueron a Cuba. Se divorciaron en La Habana en mayo de 1937 y menos de dos meses más tarde, Alfonso contrajo un nuevo matrimonio con otra cubana, Marta Rocafort y Altuzarra, que trabajaba como modelo de alta costura. Una segunda unión duró apenas sesenta días. A comienzos de 1938, el hijo mayor del Rey Alfonso XIII consiguió el divorcio y se fue a vivir a Miami donde conoció a su tercera y última mujer, una cigarrera de cabaret llamada Mildred Gaydon, conocida con el sobrenombre de “la alegre”.
Alfonso, el 6 de septiembre de 1938, con 31 años, 3 meses y 27 días, perdió la vida en un accidente cuando su vehículo se estrelló contra un poste telefónico y él murió desangrado, tal y como sus padres siempre habían temido que ocurriera, sin posibilidad de ser salvado por ser hemofílico. El 25 de abril de 1985, y por orden de su sobrino, el Rey Juan Carlos I de España, sus restos fueron trasladados al Panteón de Infantes del monasterio de El Escorial, donde desde entonces reposan.
En Madrid el día jueves 18 del mes de agosto del año 2022
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