sábado, 30 de julio de 2022

Guillermo de Ockham (1)



El principio de economía, o principio de parsimonia (lex parsimoniae) es un principio metodológico y filosófico atribuido al fraile franciscano, filósofo y lógico escolástico Guillermo de Ockham (1280-1349), según el cual «en igualdad de condiciones, la explicación más simple suele ser la más probable». Esto implica que, cuando dos teorías en igualdad de condiciones tienen las mismas consecuencias, la teoría más simple tiene más probabilidades de ser correcta que la compleja. El principio conocido como “Principio de la Parsimonia”, también es denominado como “La navaja u Hojilla de Occam” y nos conduce a que, ¨Las entidades no deben multiplicarse innecesariamente¨.

Guillermo de Ockham (c.1280/1288-1349) un fraile franciscano, filósofo y lógico escolástico inglés oriundo de Ockham, un pequeño pueblo de Surrey cerca de East Horsley, fue miembro de la Orden Franciscana, y dedicó su vida a la pobreza extrema. Se le conoce principalmente por “la Navaja de Ockham”, un principio metodológico, que en ciencia se utiliza como una regla general para guiar a los científicos en el desarrollo de modelos teóricos, más que como árbitro entre los modelos publicados.

En el método científico, la navaja de Ockham no se considera un principio irrefutable y ciertamente no es un resultado científico. Según el principio de Ockham «La explicación más simple y suficiente es la más probable, mas no necesariamente la verdadera». En ciertas ocasiones, la opción compleja puede ser la correcta. Su sentido es que en condiciones idénticas se prefieran las teorías más simples. De acuerdo con este principio, no debería preferirse una teoría simple pero con pocas evidencias sobre una teoría compleja pero con mayores pruebas.

Lo que ha de tenerse en cuenta para medir la simplicidad, es una cuestión ambigua. Quizás la propuesta más conocida sea la que sugirió el mismo Ockham: cuando dos teorías tienen las mismas consecuencias, debe preferirse la teoría que postule la menor cantidad de (tipos de) entidades. Otra manera de medir la simplicidad, sin embargo, podría ser por el número de axiomas de la teoría. La navaja de Ockham se aplica en casos prácticos y específicos. Se engloba dentro de los principios fundamentales de la filosofía de la escuela nominalista que opera sobre conceptos individualizados y casos empíricos.

Ockham entró muy joven en la Orden Franciscana, y se educó en el convento de los franciscanos en Londres y luego en Oxford. Habiendo entrado a la Orden Franciscana, para 1306 es ordenado subdiácono; los Estatutos de la Orden Franciscana exigían para ello una edad mínima de veintidós años, de no mediar dispensa. Los franciscanos que llegaron a Inglaterra se mostraron particularmente severos respecto al asunto del voto de pobreza absoluta que profesaban, lo que influyó notablemente en Ockham y en la postura que más tarde sostendrá en las polémicas con diversos representantes de la Iglesia y de su Orden. No completó sus estudios en Oxford, pero durante este periodo y en los años siguientes, escribió la mayoría de las obras filosóficas y teológicas sobre las que descansa su reputación. Enseñó en la Universidad de París, y fue mentor del filósofo escolástico francés Jean Buridan. Cerca del año 1340, tuvo divergencias con Buridan en las posiciones nominalistas, que fueron claves en el surgimiento de un tipo de “escepticismo relativo” a la religión que no debe confundirse con ateísmo y es el llamado escepticismo religioso, que está descrito como una "duda respecto de los principios religiosos básicos tales como la inmortalidad, la providencia, la revelación o, la existencia de la deidad”.

El comienzo del siglo XIV marca el fin del ideal teocrático; se da el enfrentamiento entre Bonifacio VIII y Felipe IV de Francia por las querellas de las investiduras; el drama del cautiverio babilónico de Aviñón (1309-1377) y las disputas con Roma por el poder pontificio que termina con el Cisma de Occidente, el derrumbamiento del ideal imperial con la muerte de Enrique VII (1313); la peste negra que diezma sensiblemente la población europea; el comienzo de la llamada Guerra de los Cien Años entre los reyes de Francia e Inglaterra (1337-1453); el conflicto alrededor de la pobreza que enfrentó a la Orden Franciscana y al Papado; la desintegración y lucha en la sociedad y en las instituciones eclesiásticas y la pérdida de hegemonía de las grandes síntesis medievales de un Tomás, un Buenaventura y un Scoto. Todas estas circunstancias históricas influyeron inevitablemente sobre la reflexión filosófica-teológica-política de Guillermo de Ockham.

Guillermo fue convocado a Aviñón en 1324 por el Papa Juan XXII quien había canonizado a Tomás de Aquino un año antes de la llegada de Ockham, y supuestamente Ockham, sería acusado de herejía. Se cree que pasó cuatro años en Aviñón bajo arresto domiciliario mientras sus enseñanzas y escritos eran investigados. En realidad, Ockham pudo haber sido enviado a Aviñón en 1324, para enseñar filosofía en la prestigiosa escuela franciscana, y de ese modo iría a ganarse enemigos entre sus competidores académicos, especialmente los seguidores de Tomás de Aquino alguno de los cuales habría acusado a Ockham de enseñar herejías. En 1324, en un ambiente de ruptura entre la Orden Franciscana y el Papa Juan XXII, Ockham recibe la orden de comparecer ante el tribunal eclesiástico en la corte papal de Aviñón, por lo que se traslada al convento franciscano de esta ciudad. De hecho no le es otorgado el título de doctor, pese a que había completado el ciclo de estudios requeridos. Su título de Inceptor o bachiller se debe al hecho de que nunca llegó a enseñar como doctor.

En Londres, el día sábado 30 de julio del año 2022

No hay comentarios: